Tegucigalpa, HONDURAS. Las autoridades penitenciarias hondureñas reubicaron este lunes 9 de octubre a un total de 206 presos de la cárcel de San Pedro Sula, un paso imprescindible para clausurar definitivamente uno de los centros penales más peligrosos del país, cierre que está previsto que se realice antes de que finalice octubre.
El subdirector del Instituto Nacional Penitenciario (INP), Germán McNiel, confirmó en rueda de prensa que el traslado de esos 200 reos “tiene que ver con el cierre del centro penitenciario de San Pedro Sula”, que está ubicado dentro de la ciudad y que será demolido después de reubicar a los últimos 1,400 reos que aún permanecen allí.
Fuertes contingentes de militares y policiales sacaron a los presos de la Penitenciaría Nacional de la segunda ciudad del país, situada 180 kilómetros al norte de la capital, donde eran frecuentes los tiroteos que dejaron hasta una docena de muertos.
La peor tragedia en su interior fue en mayo de 2004, cuando murieron 107 pandilleros calcinados en un incendio atribuido a una falla en el sistema eléctrico.
Los presos fueron trasladados a las cárceles de las ciudades de El Progreso y El Paraíso, según confirmó el subdirector del INP.
McNiel informó que también fueron reubicados otros 59 reos de la Penitenciaría Nacional de Támara, situada esta a 15 kilómetros al norte de Tegucigalpa.
En Honduras, unos 18,000 reos están distribuidos en 30 cárceles y en celdas construidas en unidades militares y policiales.
Como dato anecdótico, la penitenciaría de San Pedro Sula es el lugar en el que transcurre la crónica ‘El rey justo de la cárcel del infierno’, publicada en enero de 2014 en la Sala Negra de El Faro, y que fue reporteada y escrita por el periodista José Luis Sanz.
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