Tegucigalpa, HONDURAS. Este domingo 17 de diciembre, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Honduras declaró oficial la victoria de Juan Orlando Hernández, que ganó la reelección por escaso margen y bajo la sombras de protestas, saqueos y tomas de carreteras. El TSE hondureño inició un recuento de votos presionado y en medio de un toque de queda. El anuncio ha sido precedido por una serie de manifestaciones contra un segundo mandato de Hernández, presidente al que acusan de dictador y de cometer un fraude en contra de Salvador Nasralla, opositor del gobierno que ha llamado a un paro nacional.
Los datos oficiales dan a Hernández el 42.9 % de los votos y a Salvador Nasralla el 41.4 %. Con este margen, el presidente del órgano electoral de Honduras, David Matamoros, declaró que 'El presidente de la República para los próximos cuatro años es el ciudadano Juan Orlando Hernández'.
La misión de obervación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA) hizo público su informe y señaló 'irregularidades, errores y problemas sistémicos observados antes, durante y después' de celebradas las elecciones. Por tanto, concluye el informe, ' la OEA no puede dar certeza respecto al resultado de las elecciones celebradas el 26 de noviembre.'
Para la OEA, 'el único camino posible para que el vencedor sea el pueblo de Honduras es un nuevo llamado a elecciones generales, dentro del marco del más estricto respeto al Estado de Derecho, con las garantías de un TSE que goce de la capacidad técnica y de la confianza de la ciudadanía y los partidos políticos.'
El informe reseña que previo a los comicios hubo 'acusaciones de partidización del órgano electoral'; 'entrega de credenciales partidarias sin nombre a partidos con escasa votación real'; 'cambio del proveedor del sistema de transmisión y procesamiento poco antes de la elección' y 'un simulacro tardío y limitado'. También destacó 'la utilización de una mala práctica, una sentencia judicial para habilitar la reelección presidencial' que 'revivió la polarización generada por el golpe y la crisis política del 2009.'
Durante la jornada electoral, dice el informe hecho público este domingo 17 de diciembre, hubo 'uso de encuestas de boca de urna como elementos de propaganda antes que información'; un 'horario confuso de cierre de mesas' y 'falta de transmisión de datos oficiales hasta la 1:30 am del día siguiente'.
El informe de Observadores de la OEA también señala que después de la jornada electoral se paralizó 'la transmisión de actas en línea'; elno existió protocolos en el manejo de actas, observaron 'maletas sin custodios, abiertas o incompletas' y 'la caída del servidor durante varias horas el día miércoles 29 de noviembre.'.
Hernández, abogado de 49 años, cumplirá un segundo mandato consecutivo como presidente de Honduras, un empobrecido país centroamericano golpeado por la violencia.Para sus opositores, Hernández pudo eludir la prohibición constitucional de la reelección gracias a su capacidad de cooptar los poderes del Estado, incluyendo la justicia -que avaló su candidatura- y el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que proclamó su victoria electoral.
El mandatario fue declarado reelecto en un momento de dolor por la muerte de su hermana Hilda, de 51 años, al estrellarse el sábado un helicóptero en el que viajaba junto a otras cinco personas contra una montaña cercana a la capital. No hubo sobrevivientes del siniestro.Nacido el 28 de octubre de 1968 de una familia rural de clase media baja del departamento occidental de Lempira, JOH, como se le conoce popularmente por las siglas de su nombre, hizo una carrera meteórica en la vida pública hondureña.
Ingresó a la política en 1990 como asistente de su hermano Marco Augusto en la secretaría del Congreso, y desde 1998 se mantuvo como diputado. Dirigió la campaña de las elecciones de 2009 que llevaron a la presidencia a Porfirio Lobo, bajo cuyo mandato ocupó la presidencia del Congreso.
Desde el Congreso promovió la destitución de cuatro de los cinco magistrados de la Sala de lo Constitucional por votar en contra de sus proyectos, entre los cuales figuraba la depuración de la policía. Los cuatro magistrados nombrados de relevo fueron los que posteriormente fallaron a su favor para permitir su actual reelección presidencial.