Agentes de la Policía Nacional, fuerzas de choque y miembros de la Juventud Sandinista (JS) reprimieron con palos, tubos y piedras, a jóvenes y adultos autoconvocados en el movimiento #SOSINSS, quienes se reunieron la tarde y noche de este miércoles en Camino de Oriente, una de las principales zonas comerciales de Managua, para protestar por las reformas realizadas por el Gobierno del presidente Daniel Ortega al Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS).
El plantón de jóvenes y adultos inició a las cinco de la tarde. Las primeras personas que llegaron fueron golpeadas por miembros de la JS. Jorge Borge, pensionado que llegó a apoyar la protesta, fue acorralado por las turbas y lastimado con un tubo. Su cabeza presentaba dos grandes heridas. A pesar de que la Policía Nacional estaba en el sitio al momento de la agresión, este no fue socorrido por ellos, sino por otros ciudadanos.
A Jorge lo golpearon sin piedad. No importó que fuera un jubilado o que estuviera solo. Tampoco que sangrara de sus dos heridas en la cabeza y que pidiera clemencia para que le dejaran libre. Si no hubiese sido por la solidaridad de los demás manifestantes, quizás este pensionado hoy estuviera grave en el hospital.
Aunque las heridas que tenía en su cabeza eran de gravedad, Jorge decidió quedarse en la protesta. Su lucha, dijo, estaba con todos los afectados por las reformas. “Es una miseria lo que nos dan, todo está claro y por eso vengo a apoyar lo que es de nosotros. Porque si los jóvenes, si los universitarios están al frente y los canales nos respaldan, entonces tenemos que salir a las calles”, dijo Borge.
En ese mismo momento el fotoperiodista Alfredo Zúniga también fue acorralado por las turbas sandinistas y de igual forma fue golpeado en la cabeza. También le robaron su cámara y varios lentes que usaba para trabajar. La forma de operar fue la misma: se abalanzaron todos contra uno.
“Ellos me agarraron y me golpearon. Yo ando trabajando para una agencia internacional y me agredieron, me rajaron la cabeza, me robaron mi equipo, y la Policía no hizo nada”, expresó molesto Zúniga.
Los ciudadanos que llegaron al centro comercial Camino de Oriente no estaban armados. En sus manos andaban cartulinas que contenían frases que rechazaban las reformas al INSS. Estas las alzaban una y otra vez para que los conductores que pasaban por el lugar las vieran.
Durante el tiempo que los manifestantes estuvieron en este punto, miembros de la Juventud Sandinistas los intimidaron con garrotes y tubos de metal. Algunos andaban palos de golf. Mientras en un extremo de la calle los autoconvocados gritaban “no a las reformas del INSS”, los sandinistas se defendían diciendo “ustedes son ladrones” y “vendidos, vendidos”.
La fuerza de las turbas sandinistas obligó a los demás ciudadanos a moverse a la carretera. En medio de la agresión, un camarógrafo de 100% Noticias fue despojado de su cámara. Un grupo de al menos veinte miembros de la JS, lo emboscaron y con violencia le quitaron la cámara de las manos.
“Me robaron la cámara, se me acercaron y me la quitaron, me agarraron entre todos”, expresó el camarógrafo René Cuadra, un poco asustado.
Las turbas cesaron en su acoso a las 5:40 de la tarde. Los agrupados en el movimiento #SOSINSS aumentaron en número y dejó en desventajas a los miembros de la JS. Entre jóvenes y adultos ya casi eran trescientas personas.
La fuerza que tomó el grupo dio confianza a quienes se sumaban a apoyar. Juntos cantaron “Nicaragua, nicaragüita”. Más bocinas sonaban en la carretera. Las personas que iban y venían en los buses de Masaya y Granada, de alguna forma se sumaron a la protesta. Gritaban cuando miraban a los demás ciudadanos en la carretera. Este fue el primer y único tiempo de tranquilidad en toda la noche.
Bombas, robos y más represión
A las 6:00 de la tarde los jóvenes y adultos autoconvocados superaban en número a los miembros de la JS, que junto a motorizados sumaban alrededor de 150. Parecía que los ciudadanos habían ganado, y por fin iban a poder manifestarse sin riesgos, sin ser lastimados más de lo que ya habían sido. Sin embargo, todo cambió cuando unos doscientos antimotines llegaron a reprimir la manifestación.
Formados en dos hileras, con escudos protectores, armas equipadas con bombas de gases lacrimógenos y con tubos en la mano, los antimotines bloquearon el paso de los ciudadanos, quienes estaban dispuestos a llegar hasta la rotonda Centroamérica.
Las fuerzas especiales, empujaban con fuerza y golpeaban a las personas. Los antimotines solo daban paso a algunos camiones y vehículos. En esos momentos los ciudadanos intentaban cruzar, pero eran agredidos con los tubos y reprimidos con los escudos.
El equipo periodístico de CONFIDENCIAL logró cruzar las hileras de antimotines, sin embargo, durante la cobertura realizada en esa zona, fuimos golpeados por las fuerzas especiales de la Policía Nacional.
Al camarógrafo Ricardo Salgado lo empujaron con un escudo protector y le lanzaron varios codazos. Al periodista Néstor Arce también lo acorralaron. La Policía Nacional siguió bloqueando la protesta y molestos porque el equipo de CONFIDENCIAL seguía grabando, lanzaron dos bombas sonoras que cayeron cerca de nuestra posición.
El fuerte sonido provocó que otros ciudadanos, que viven en los alrededores de la rotonda, se asustaran y corrieran hacia sus casas. “Esos hijueputas son mierdas, les tiraron la bomba, ellos fueron”, dijo un joven, refiriéndose a que la Policía había lanzado el explosivo.
“Ustedes tienen que estar con nosotros, esto también los afecta”, dijo uno de los manifestantes a un antimotín, que lo empujó con fuerza hacia el resto de ciudadanos. A pesar de las agresiones, los autoconvocados no declinaron. De intentar llegar hasta la rotonda Centroamerica, decidieron recular y marchar por toda la carretera a Masaya, en dirección sur.
Mientras los ciudadanos avanzaban rápido para llegar hasta la rotonda Jean Paul Genie, los antimotines seguían en lo suyo. En ese momento solo las fuerzas especiales de la Policía intimidaban a los jóvenes y adultos. Todavía los miembros de la JS, que se habían quedado en Camino de Oriente, no se entrometían en la situación.
El ataque de la JS y antimotines
A las 6:40 el grupo de protestantes llegó a la rotonda Jean Paul Genie. Todos ingresaron al predio que existe en medio de este punto. Los antimotines cerraron el perímetro. O por lo menos lo intentaron, pues la rotonda es demasiado amplia como para bloquear tal cual lo habían hecho cerca de la Centroamérica.
Gonzalo Carrión, director jurídico del Cenidh, expresó delante de esa barrera de antimotines, que la Policía estaba sirviendo como órgano represor para los ciudadanos que solo querían protestar por unas reformas “injustas” al INSS.
Los miembros de la Juventud Sandinista se sumaron a los antimotines y comenzaron a perseguir a los ciudadanos y medios de comunicación. Aquella escena era propia de una película de Hollywood. Piedras por doquier, personas acorraladas por tres o cuatro sujetos, quienes además de golpearlos, también les robaban. Carrión, los periodistas y los protestantes, literalmente, corrieron por sus vidas.
Los portones del centro comercial Galerías Santo Domingo se cerraron. A pesar de que los jóvenes y adultos pedían a los guardas que abrieran, estos se alejaron y los ciudadanos no tuvieron más remedio que correr hacia una gasolinera que estaba cerca y hacia los predios en construcción que están en la zona.
Otros no atendieron la orden de los guardas de seguridad de Galerías Santo Domingo y subieron por el muro perimetral para poder ingresar al centro comercial. Los que no tenían fuerzas para correr, siguieron corriendo hasta llegar a la gasolinera Uno, en la misma zona.
Una mujer embarazada, que venía huyendo de las turbas sandinistas, logró ingresar a Galerías Santo Domingo bajando un cauce natural. La mujer, asustada, se arrodilló al llegar al supermercado La Colonia. Estaba conmocionada.
Las piedras seguían cayendo e impactaron a varios vehículos que estaban en la gasolinera. Las luces de la estación de combustible se apagaron. Los que lograron llegar hasta ese punto pidieron al guarda de seguridad que los dejara entrar a la estación de servicio. Algunos ingresaron, otros no.
El fotoperiodista Carlos Herrera fue golpeado por varios sujetos de la Juventud Sandinista. A él no le dio tiempo de correr y antes de salir del predio que existe en medio de la rotonda, varios sujetos lo empujaron y cayó al suelo. Fue socorrido por otro colega, quien le ayudó a levantarse y seguir escapando de la violencia de las turbas.
El periodista de Onda Local, Julio López, fue lanzado al suelo y golpeado por más miembros de las turbas sandinistas. El colega fue trasladado al hospital Vélez Paíz en estado delicado. Patricia Orozco, jefa de este medio de comunicación, dijo que Julio no recordaba más que su nombre. Afortunadamente su condición es estable.
La represión de la Policía y los miembros de la JS dispersó a los ciudadanos. Los que no lograron escapar fueron heridos con armas corto punzante y piedras. Adrián Meza fue cortado en su brazo y su espalda. Él contó a CONFIDENCIAL que no tuvo tiempo de huir. “No nos van a callar, vamos a seguir peleando”, dijo el joven, quien mostraba su brazo ensangrentado y una abertura profunda.
La violencia terminó pasada la media hora. Algunos pidieron aventón para salir de la zona de conflicto. Los miembros de la Juventud Sandinista abandonaron el lugar con muchos “premios” como relojes, cadenas, celulares y pulseras. Algunos regresaron a la rotonda Jean Paul Genie.
Los antimotines recularon hasta la rotonda Centroamérica. Cuando parecía que todo había terminado, algunos jóvenes y adultos que todavía estaban en los alrededores, realizaron un plantón frente al centro comercial. La protesta no duró mucho porque los antimotines llegaron otra vez a reprimir a los ciudadanos.
Motorizados en la UCA
Mientras los antimotines terminaban de reprimir el último grupo de ciudadanos que estaban realizando un plantón frente a Galerías Santo Domingo, en frente de la Universidad Centroamericana (UCA), universitarios también protestaban por las reformas al INSS.
Los jóvenes no tardaron mucho en ser reprimidos por miembros de la Juventud Sandinistas y motorizados. Los portones de la UCA se abrieron para resguardar a los estudiantes, quienes iban a ser agredidos con tubos y piedras.
Varios de ellos resultaron con lesiones leves. La infraestructura de la universidad también tuvo algunos daños.
Los guardas de seguridad de la UCA, después de ayudar a los jóvenes protestantes, cerraron los portones de la universidad y retiraron a los estudiantes del sitio. La mayoría se marchó por las otras salidas de este centro de estudios. Otros se quedaron unos minutos más, esperando que el peligro pasara.
Los motorizados continuaron en frente de la UCA hasta casi las 8:25 de la noche. Todos estaban con los cascos puestos en su cabeza y con bates y tubos en sus manos. La orden era esperar por si acaso los jóvenes salían a manifestarse. La calma regresó hasta las nueve de la noche.
Sin embargo, en León, y otros recintos universitarios en las principales ciudades del país, se conoció que los dirigentes de la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua, estaban obligando a los jóvenes de esos centros de estudios a salir de sus cuartos para apoyar una marcha que supuestamente realizarán hoy en varios puntos del país.
Más agresión
Desde temprano las fuerzas policiales y miembros de la Juventud Sandinista estaban en las calles de Managua y de otras ciudades. A mediodía, en la capital, algunos ciudadanos realizaron un plantón en las cercanías del Hospital Monte España, donde está construido uno de los tantos edificios financiados por el INSS.
Los jóvenes con camisetas de la Juventud Sandinista, intentaron golpear a estos ciudadanos y terminaron retirándolos del lugar. El periodista Álvaro Navarro fue perseguido por un motorizado, que intentó quitarle el celular con el que transmitía en vivo a través de Facebook.
En León, otro grupo de personas intentaron realizar otro plantón en rechazo a las reformas del INSS, sin embargo, también fueron reprimidos y golpeados por grupos sandinistas que llegaron a evitar que siguieran con su protesta.
La orden de estos grupos era dividir a los ciudadanos autoconvocados para evitar que siguieran pronunciándose en las calles de la ciudad metropolitana.
Periodistas y un “colaborador del Cenidh que intentaban documentar los hechos fueron agredidos y despojados de sus teléfonos celulares”, reportó el diario La Prensa.