José Alfredo Cáceres, de 17 años, viaja casi a diario desde Sonsonate a San Salvador, balón en mano, para ganarse la vida en los semáforos de la colonia Escalón. Su habilidad con la pelota le garantiza mejores ingresos que en su anterior trabajo como ayudante de albañil. “El fútbol es un medio de trabajo y lo que gano me sirve para mis estudios”, dice. Dicen que las comparaciones son odiosas, y he aquí una especialmente cruel: José Alfredo tendría que trabajar 49 años para igualar lo que Cristiano Ronaldo gana en un solo día.