Moscú, RUSIA. A partir de su entrada en liza contra Croacia, este sábado en Kaliningrado, la estrella de las Superáguilas no es ni su capitán, John Obi Mikel, ni el crack del CSKA Moscú, Ahmed Musa, sino su llamativa casaca blanca y verde limón, mezclada con vivos blancos y negros.
De la capital nigeriana, Lagos, hasta París, pasando por Londres y Moscú, punto neurálgico del Mundial, el uniforme nigeriano se convirtió en un fenómeno de moda que abarca mucho más que a los fanáticos del fútbol del mundo entero.
Cartelito de ‘Todo vendido’ solamente algunas horas después de su salida al mercado, ya no se encuentra más en el sitio internet de Nike, el gigante de indumentaria deportiva que viste a Nigeria y ha diseñado su casaca.
Incluso en su punto de venta moscovita, inaugurado el lunes en el corazón del parque Gorki, los consumidores tuvieron que conformarse con adquirir elásticas de Brasil o Francia, cuando preguntaban por la nigeriana.
“¡Es fantástico!”, se felicita Bert Hoyt, vicepresidente de Nike a cargo del área de fútbol, quien explica ese éxito por la “capacidad de combinar ‘diseño’ e innovación, y al mismo tiempo conectarlo con la cultura de los jóvenes”.
A la moda en la calle
Pero, ¿cuántas playeras nigerianas ya se han vendido? Antes de su salida oficial a fines de mayo, tres millones de solicitudes se habrían efectuado, según la cadena deportiva estadounidense ESPN, que cita al vicepresidente de la Federación nigeriana, Shehu Dikko.
“No sabemos de dónde vienen esas cifras”, afirma Hoyt. “Solamente sabemos que las ventas han sido un verdadero fenómeno, excepcionales. Pero todavía es demasiado temprano para dar cifras”, añade el responsable del gigante norteamericano.
Además de su diseño con “estilo”, ¿cuáles son las razones más profundas de tal suceso, cuando la mayoría de las personas no es hincha de las Superáguilas?
“Sé que ha sido un éxito enorme en internet, pero eso no tiene que ver sólo con Nigeria. Si la camiseta con estilo hubiera sido la de Senegal, el exitazo hubiera sido la de ellos”, explica Jean-Baptiste, un coleccionista parisino de elásticas, de 27 años.
“Hoy, la casaca de fútbol tiende a usarse en la vida cotidiana, todos los días o fines de semana, con un vaquero. Nike realmente logró imponerla como una vestimenta de moda”, analiza, citando el rotundo suceso que tuvo el verano boreal pasado en suelo francés la camiseta farolera del campeonato tailandés.
Mercado negro e imitaciones
Ante este fenómeno, ¿Nike va a lanzar una nueva producción para satisfacer la demanda? “Potencialmente”, dice evasivo Bert Hoyt.
En Nigeria, réplicas e imitaciones ya están disponibles en el mercado ‘secundario’ en el que el precio es muchísimo más bajo que los 90 dólares de su precio oficial en una tienda.
Un comerciante del mercado de Lagos afirma que vendía camisetas llegadas desde Tailandia por unos 45 dólares, una tarifa de todos modos alta para muchos de los habitantes de la ciudad, donde el salario mínimo mensual ronda los 50 dólares.
“Las que vendo aquí son las de mejor calidad en todo el mercado”, asegura. Este viernes por la tarde “voy a recibir 1 000 piezas más, y de aquí al final de la semana, voy a vender todo”, agrega.
Para aquellos que desean un producto auténtico, tendrán que desembolsar al menos 350 dólares en el mercado negro o sobre las plataformas de reventa. Es que ahora todos quieren la camiseta del “campeón mundial de la moda”: Nigeria.
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