En marzo de 2018, tras la derrota electoral de las elecciones municipales y legislativas, Fidel Fuentes, alcalde de San Marcos, fue de los primeros en salir a decir que no había que “perder el tiempo” para corregir los errores del partido FMLN. Aquella fue considerada, hasta este 3 de febrero, como la peor derrota electoral en la historia democrática del principal partido de izquierdas: 23 diputados, una bancada intrascendente en la Asamblea Legislativa. Un año después, luego del triunfo de Nayib Bukele en las elecciones presidenciales, Fuentes dice que el FMLN ya estaba advertido, que no cambió el rumbo y que la cúpula es la principal responsable. “Las elecciones nos dejan fracturados, en una crisis bastante seria”, dice.
La dirección del FMLN ya ha anunciado los cambios pero para Fuentes llegan demasiado tarde. Él ahora plantea que el reto es conseguir de verdad nuevos liderazgos para una renovación que corrija los errores de la comandancia. “Aquí mucho se dice que estuvimos en contra de la doctrina neoliberal, pero hemos tenido una conducta más neoliberal que Arena”, cuestiona.
El alcalde advierte que la militancia deberá fiscalizar el proceso que ha sido convocado para el primer semestre de este año. El reto, dice, es impedir que ninguno de los comandantes proponga a un familiar o persona de su confianza en el cargo. “Lo que esperamos es que no vayan a haber propuestas clientelares de los mismos que van saliendo de la dirección, que han tenido un séquito de compañeros y compañeras que han dicho amén a todo”, dice.
Llama la atención que la dirección del partido dio un giro de domingo para miércoles. Primero dejaron solo a Hugo Martínez cuando este salió a aceptar la derrota. Esa noche traté de entrevistar a Medardo González y su respuesta fue: “Yo ya me voy”. Pareció que esa noche no existía la posibilidad de que la dirigencia anunciara su fracaso y su dimisión. ¿Cuándo comenzaron a tomar la decisión?
No puedo puntualizar en qué momento se dio esta decisión. Han pasado casi más de 72 horas desde que perdimos las elecciones. De Hugo Martínez y Karina Sosa hay que reconocer su valentía y desempeño en la campaña. Tuvieron que salir solos a dar una conferencia de prensa sin ninguna dirección acompañándolos. Eso ha sido bastante cuestionado. Ha sido un mal signo. Yo le doy vueltas a las cosas hipotéticamente: ¿Qué tal si Hugo y Karina hubieran ganado? Apostaría lo que fuera a que ahí hubiera estado la dirección a la par de ellos, y no solo hablando, sino que también cantando y danzando. Es lamentable que hayan tenido que salir solos. Eran situaciones que ya estaban anticipadas desde las elecciones de 2018. Esos resultados fueron un campanazo que la población nos dio para que cambiáramos y no se quisieron hacer las cosas.
Ahora bien, ya la Comisión Política ha anunciado su retiro, pero entendemos que no basta para que el partido se renueve.
Hace falta una profunda evaluación sobre los resultados electorales. Deben deslindarse responsabilidades a todo nivel, no solo la que asumió la comisión política, que fue bastante bueno que ellos dijeran que asumían la responsabilidad de la derrota.
¿Qué pasos deberían de darse después del retiro de la comandancia?
La dirección debe elegir una comisión transitoria, imparcial, que garantice la transparencia de los comicios del FMLN. También que conduzca la evaluación que se deberá hacer, no solo de la derrota electoral, sino también de revisar el rumbo del ideario del FMLN en este momento histórico en el que estamos. Eso es lo que también no debe obviarse.
¿Qué conclusiones deberían de sacarse de esa revisión del ideario del FMLN? ¿Esto es cuestión de renovación o regreso a las raíces?
Aquí mucho se dice que estuvimos en contra de la doctrina neoliberal, pero hemos tenido una conducta más neoliberal que Arena. Cuestionamos a los funcionarios de derecha que anteriormente ocuparon cargos por todos los errores que cometieron, y nosotros cometimos los mismos errores o más graves. Hay que corregir todo eso. Hay que corregirlo de raíz. Hay que ser drásticos con aquellos que llevaron al extremo del ilícito su conducta como funcionarios públicos. Y necesitamos, obviamente, reestructurar para el nuevo reto que no es fácil. Vamos a un momento difícil, vamos a ser oposición en las condiciones que las elecciones nos han dejado actualmente, con un amplio rechazo popular en términos electorales.
¿Los miembros de la dirección fueron responsables del fracaso por permitir que se cometieran actuaciones ilícitas?
No quisiera referirme a nombres específicos de compañeros; me voy a referir a todos ellos en un solo cargo. La dirección venía perdiendo el carácter de principio revolucionario, que debe demostrar todo compañero y compañera. Sobre todo a nivel de los cargos que ostentan. Incluso hay algunos compañeros que están siendo cuestionados en probidad, situaciones que son delicadas.
¿Quiénes?
No le voy a decir porque no han sido vencidos en juicio, y yo caería en alguna irresponsabilidad. Pero sí, la gente percibe las cosas y la gente hace sus lecturas del comportamiento de todo funcionario, aunque no haya sido condenado en juicio. Como el caso de Mauricio Funes (expresidente de la República) que está exiliado. Todavía no ha sido condenado, pero, pues sí, anda huyendo. Están capturados algunos de su equipo de confianza (de él). El pueblo no se hace bola en eso.
En 2018 el FMLN recibió un primer golpe, pero el partido parece que no entendió el mensaje. ¿En un año no hubo una discusión sobre el significado de esos resultados, que los relegaron a la intrascendencia en la Asamblea?
Hubo reuniones a nivel de los municipios, de las departamentales. Las evaluaciones fueron superficiales. Fueron, prácticamente, montadas para que muchos compañeros que están en algunos cargos de la dirección terminaran avalando a la CP en sus actuaciones. Al final, la dirección salió con: “no hay cambios en la dirección”. Y lo único que se hizo, pues, fue un pequeño cambio a nivel del ejecutivo de algunos cargos que todos conocemos. Ese fue el reacomodo del ejecutivo. Casi que delegar a Óscar Ortiz la conducción operativa de Casa Presidencial. Cambiar al ministro de Hacienda (Carlos Cáceres), al presidente de Administración Nacional de Acueducto y Alcantarillado (ANDA), (Marco Fortín) cambiar al ministro de Economía (Tharsis Salomón López). No se hicieron otros cambios profundos que quizá se requerían.
¿Cuáles son esos “cambios profundos” que hicieron falta?
La población no solo se quejaba de esas instituciones. Se quejaba de muchas instituciones más. El desempeño de muchos compañeros también era tan deficiente que ya no vale la pena mencionarlos. Ya no vale la pena. Yo los mencioné en aquel entonces. Le pedí a la dirección que hiciera los cambios a nivel de la dirección.
En octubre del año pasado, usted dijo que había dirigentes del FMLN que siguen aferrados a sus cargos, ¿quiénes eran?
Los compañeros que ahora salieron en la conferencia de la prensa (Medardo González, Norma Guevara, José Luis Merino, Zoila Quijada, Lorena Peña, Violeta Menjívar, Santiago Flores, Sigfrido Reyes, Manuel Melgar, Lourdes Palacios, Nidia Díaz, Gerson Martínez, Óscar Ortiz y Salvador Sánchez Cerén) y en listado y orden que lo han manifestado. Yo repito que son compañeros que están, prácticamente, algunos desde 2005 y otros desde antes de 2005, que no han permitido ser relevados para compañeros y compañeras que tienen la capacidad de hacerlo, que pueden representar ese pensamiento fresco, rostros más saludables para la población, que transmitan esa energía a nuestra militancia en términos de conducción. Pero no solo en imagen y apariencia, sino también en principio y conductas.
¿Hubo algún cambio positivo de marzo de 2018 a febrero de 2019?
Quizá lo único positivo que surgió del mensaje de la población es que se cayó la candidatura de Gerson Martínez, que era la que dirección política del FMLN quería. Cuando se fue al proceso de primarias Hugo surge como el candidato a presidente por el FMLN, y que tuvo el apoyo de casi 70% de todos los militantes del FMLN aptos para votar en primarias. Ese fue el único cambio que realmente permitió la democracia del FMLN. De ahí todo siguió igual.
¿Qué otros errores cometió la dirección?
Le puedo decir que la dirección tuvo una desconexión con el pueblo y una miopía para hacer una lectura adecuada de la situación política de El Salvador con la situación social del país. Todo indica que las apreciaciones fallaron, no solo en términos electorales, sino apreciaciones y percepciones para ver los problemas de este país. Como que se obnubiló. Por ejemplo, ponerse triunfalista y querer inyectar triunfalismo a la militancia. Querer mandar el mensaje de triunfalismo falso al pueblo.
¿Era clave que la dirección dimitiera en 2018?
Lo que no se hizo en el 2018 viene a repercutir gravemente en los resultados de 2019. La dirección no tuvo que haber estado en la posición que estuvo ahora. Lo tuvo que haber hecho en las elecciones pasadas. Dimitir por el mal resultado que se había obtenido. Reestructurar, buscar alianza. Lo que obtuvimos en el año 2014, que fue casi un millón de votos, hoy obtuvimos una quinta parte de votos. Es una cuestión estrepitosa que nos ha relegado a una tercera fuerza. Y que nos deja fracturados. Nos deja en una situación de crisis bastante seria. Ni siquiera pasamos a ser segunda fuerza, sino que pasamos a ser tercera fuerza, después de ser gobierno. No se había visto nunca esto.
¿Perjudicó la ausencia de liderazgo y protagonismo de Sánchez Cerén?
El estilo del profesor Salvador Sánchez Cerén todo lo conocíamos desde que fue candidato. Nadie puede decir cómo debe de ser o cómo debe pararse, por ejemplo. Pero en el ejercicio de gobierno a nosotros nos afectó algo. Este país es presidencialista. Somos de una cultura presidencialista. Se quiere que el presidente mande, que tenga un buen léxico y sea audaz. Y resulta que nuestro presidente no tuvo ese estilo. Eso sí, mandó un mensaje a la gente, pero desgraciadamente le tocó estar ausente en unas cuestiones donde se requiere que la voz del presidente se escuche. Fueron situaciones circunstanciales y momentos en los que no pudo ponerse al frente. Y eso, pues, en el ideario de la gente no cuadra. Por eso es que Nayib Bukele fue acusado de faltarle el respeto, cuando dijo que en El Salvador había un presidente ausente que dañó al FMLN. Fue esa -y otras razones- que lo llevaron a la expulsión. Lo de la manzana fue algo circunstancial con la que se justificó, pero lo que realmente sucedió es que Bukele quería ser candidato a la presidencia y habían muchos que no querían que él fuera el candidato.
Hoy que los comandantes anunciaron su retiro, ¿quiénes están llamados una nueva dirección?
Es muy reciente la noticia para poder opinar sobre eso. Lo que viene de ahora en adelante es lo que irá definiendo quiénes serán esos nuevos liderazgos. No pudiera decir quiénes todavía.
¿Hugo Martínez, Karina Sosa o el alcalde Pereira…?
Hay muchos compañeros y compañeras en el FMLN, como ellos, que también tienen las condiciones para ser propuestos. Ninguno de los mencionados puede descartarse, pero tampoco puede dejarse de pensar que habrá otros. Lo importante es que no serán los mismos entronizados desde hace más de diez años, y que hoy salen cuestionados por la forma que se ha conducido el partido.
¿Y usted?
Yo no quiero ser parte. No tengo ninguna aspiración ni pretensión. Nadie me ha propuesto nada. Mi ejercicio de hacer crítica y autocrítica como miembro del partido es porque me considero con la solvencia moral para hacerlo.
¿Con qué filtros debe escogerse la Comisión Política? Ellos pueden decir públicamente que estarán fuera del partido, pero ¿existe la posibilidad de que intenten controlar perfiles, cartas que los representen?
Es que de eso es lo que debemos ser garantes la militancia. Y eso es que debe garantizar una comisión transitoria, porque no puede seguir la dirección siendo juez y parte del proceso de evaluación y del proceso de primarias. Quienes están cuestionados son ellos, quiénes han perdido la solvencia para poder actuar como dirección son ellos, aunque siguen siendo dirección. Pero el proceso orienta a que debe transparentarse todo. Desde la evaluación de los resultados y la responsabilidades, hasta la convocatoria y organización de primarias, sino caeríamos en lo mismo.
¿Ve riegos de aquí a las internas?
Lo que esperamos es que no vayan a haber propuestas clientelares de los mismos que van saliendo de la dirección. Tampoco nepotismo de que “ya no voy yo, pero vienen mis familiares’’. También que no se vaya a pretender imponer a compañeros y compañeras tallados a su medida, porque nuestra dirección ha tenido un séquito de compañeros y compañeras que han dicho amén a todo.
¿Quiénes son esas personas?
No voy a decir tampoco, pero son los que los han envalentonado en todas sus decisiones equivocadas. Eso es lo que no se debe permitirse al interior del partido.
Desde ya, el FMLN está en revisión. Y el presidente electo ha arrinconado todos los partidos con este discurso: quienes nos estén con nosotros, la población les pasará otra factura. ¿Qué tipo de oposición será el FMLN con Bukele, con Gana?
Cuando es oposición se tiene dos caminos: hacer una política correcta o de arribista. Arena con los gobiernos del FMLN, en buena medida, marca algunas decisiones arribistas. Hasta este año aprobaron, por primera vez, un presupuesto del quinquenio. Siempre se opusieron al presupuesto, estuvieron entrampando los préstamos, porque nos debíamos de ahorcar, porque así nos enseñaron ellos… Y eso no le ha traído buenos resultados. Nosotros estamos en la obligación de hacer consenso con en el Ejecutivo en todo aquello que nos lleva a tener una diferencia. Estamos en la obligación de apoyar aquellas medidas o políticas que vayan a favor del pueblo. No podemos estar inventando ponernos en contra por arribismo, revanchismo o personalismo, porque todos sabemos que hay algunos compañeros que tienen resentimiento con el presidente electo (Nayib Bukele). No pueden seguir replicando personalismo en nombre del partido.
¿Cómo ocurrió con la desafortunada declaración –queja- contra los beneficiarios de programas sociales que no votaron por el Frente?
Con el tema de los programas sociales creo que hubo una desconexión y no se entendió que la ayuda a la gente con una necesidad inmediata no los compromete a votar por nosotros. No lo compromete a votar ni a ser fieles al partido de gobierno que ha dado eso beneficios. No podemos estar creyendo y pensando que por dar una pelota de fútbol o láminas porque se le quemó su casa... Esas prácticas son de la ideología derechista que con asistencialismo ganan la voluntad y la dignidad a un salvadoreño. Y eso lo hizo la derecha y nosotros lo cuestionamos. ¡Nosotros cuestionamos eso!
Y lo repitieron.
Y lo venimos a repetir. Lo replicamos. ¿Cómo es eso? Criticamos la vida ostentosa de funcionarios, criticamos la corrupción y resulta que salimos también involucrados en ese tipo de cosas. El presidente Elías Antonio Saca fue condenado por más de $300 millones de dólares, y el que propusimos nosotros para 2009 y 2014 está refugiado en Nicaragua porque ha huido de un juicio, y tiene gente de su entorno presa.