El padre Edwin Román, párroco de la Iglesia San Miguel, en Masaya, cargó una bandera de Nicaragua el 18 de abril, durante la procesión del silencio que se realiza el jueves santo. En la procesión también participaron familiares de los muertos y de los presos políticos. Debido a la labor humanitaria que Román realiza, ha recibido amenazas de muerte, es por eso que desde junio del año pasado posee medidas cautelares por parte de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Feligreses rezan y fotografían el altar del santísimo en la iglesia San Miguel, de Masaya. El padre Edwin Román decoró el altar con la bandera y el escudo de Nicaragua, símbolos utilizados durante las protestas contra el régimen de Ortega. Algunos feligreses aseguran que sufren constante acoso policial y otros dicen que incluso han teido que abandonar sus casas.
200 velas fueron prendidas durante la procesión del silencio. Cada una de las velas tenía el nombre de uno de los 80 presos políticos y de los 36 asesinados por la policía y paramilitares en Masaya. La procesión circulo por las calles que meses atrás estaban bloqueadas por los tranques montados por la resistencia.
Un policía en los alrededores del monumento al boxeador Alexis Argüello, en la ciudad de Managüa. El 17 abril, el gobierno nicaragüense desplegó un fuerte dispositivo policial para evitar que se realizaran protestas conmemorativas al primer aniversario de la crisis que ha dejado ya un saldo de 400 muertos. En diciembre pasado, la CIDH determinó que la policía había reprimido a la población con armas de guerra.
El viacrucis penitencial del viernes santo inició en el colegio Teresiano, en la ciudad de Managua, y finalizó en la catedral. Se convirtió en una oportunidad para algunos nicaragüenses que volvieron a protestar en las calles de la ciudad. Desde que el gobierno declaró ilegales las protestas, en septiembre del 2018, no ha habido marchas masivas, sino apenas concentraciones fugaces de pequeños grupos que gritan un par de consignas y huyen antes de ser apresados por la policía.
Cruces negras con los nombres de algunas de las víctimas fueron utilizadas como forma de protesta durante el viacrucis afuera de la catedral de Managua el viernes santo. Rosa María, que viste del pastor de la abundancia, posa frente a las cruces.
Jóvenes manifestantes (al fondo) y feligreses se resguardan de los ataques de la policía en el interior de la catedral de Managua. Al finalizar el viacrucis del viernes santo algunos de los manifestantes lanzaron piedras a miembros de la policía y estos respondieron con disparos y bombas aturdidoras. La escaramuza, esta vez, no pasó a más.
Alrededor de 20 manifestantes se concentraron en el parqueo del centro comercial San Francisco, el 17 de abril, para realizar un plantón conmemorativo del primer aniversario de la crisis política nicaragüense. Entre los manifestantes que se reunieron en el parqueo se encontraban miembros de la Alianza Cívica, que son parte de la Mesa de Negociación con el gobierno.
Al mismo tiempo que se realizaba el plantón en el parqueo del centro comercial San Francisco, otros más ocurrieron en diferentes puntos de Managua. La policía arrestó a 68 manifestantes, entre ellos el periodista Abixael Mogollón, del periódico digital Articulo 66, quien fue liberado horas después.
Jóvenes manifestantes gritan consignas en el interior de catedral. Hace un año exactamente, policías y turbas de la Juventud Sandinista atacaron a los manifestantes que se encontraban en el interior del recinto. Catedral sirvió para atender conn primeros auxilios a algunos heridos.
Más de un centenar de policías rodearon a los manifestantes de la plaza San Francisco el pasado 17 de abril. La policía lanzó un comunicado un día antes en el que decía que no iba a permitir ningún tipo de protesta, debido a que las personas que habían solicitado el permiso para la manifestación habían estado involucradas en alteraciones al orden público ocurridas semanas anteriores en otros centros comerciales.
Una mujer nicaragüense carga una imagen de la Virgen Dolorosa con una bandera de Nicaragua durante la procesión del viernes santo en las cercanías de la catedral de Managua. La mujer, quien no brindo su nombre por miedo a sufrir represarías de parte del gobierno o de paramilitares, asegura que llevar la bandera a la procesión es un acto de protesta y de fe por el sufrimiento que ha tenido el país en el último año.