Columnas / Cultura

Twitter contra la LGBTIfobia cordial

La homofobia cordial no es explícita, pero es contundente al promover la negación de derechos a las personas LGBTI+, y entre esos se encuentran la vida, la identidad y el control del cuerpo.

Viernes, 28 de junio de 2019
Herman Duarte y Amaral Arévalo

Twitter es una red social privada que se rige por las reglas de la compañía. Una de estas reglas consiste en la prohibición a sus usuarios en esparcir mensajes de odio. De esta forma, aquellos que no cumplan con sus términos y condiciones pueden ser sometidos a sanciones que van desde la suspensión temporal hasta la cancelación de la cuenta. En el mes de abril del año en curso, le tocó a Julia Regina Sol de Cardenal (@Jualiarecardenal) ser suspendida temporalmente durante 5 días, como consecuencia de la denuncia de Sofia Gretti (@SofiaGretti95). El contenido de la denuncia radicaba en que según Gretti -y Twitter así lo confirmó-, De Cardenal habíaa actuado en contra de los términos y condiciones de la plataforma al diseminar mensajes que denigran a las personas lesbianas, gays, bisexuales, personas trans, intersexuales (LGBTI).

Esta columna realizará un análisis que se centra en las ideas y no en la mensajera, a quien respetamos y valoramos como ser humano. En este sentido, es que resulta oportuno extenderle una invitación para celebrar un diálogo abierto de la manera en que ella quiera, para discutir las ideas alrededor de estos temas. Estamos seguros de que podemos construir un puente y reducir la polarización que existen en estos temas, todo bajo la premisa que debemos encontrar espacios en el país para todas las personas.

Ante la sanción de Twitter, De Cardenal consideró “injusto que Twitter restrinja una cuenta por reportes falsos e infundados de personas que promueven el aborto y la agenda LGBTI: lésbico-gay-bisexual-transexual-transgénero-transedad-transespecie-indefinidos, etc., sin antes verificar y asegurase que estas acusaciones sean verdaderas” . Solo en esta primera cita podemos encontrar que hay tres elementos que generan confusión: “transedad”, “transespecie” e “indefinidos”, que siendo interaccionados sin fundamento científico, desvirtúan el legítimo reconocimiento a la identidad de género de las personas trans, y lo confunde con reclamos sin sentido.

Si lo trasladamos a sus columnas de opinión, ella usa una estrategia discursiva que encubre mensajes que denigran a las personas salvadoreñas LGBTI+ por medio de eufemismos como “defender la familia”, “promover la moral” o “proteger los niños”. No obstante, cumplen con su finalidad de infringir daño en lo simbólico, que inexorablemente se manifiesta en lo físico. A la suma de esto lo designamos como homofobia cordial. Debemos recordar que los actos de habla poseen una fuerza simbólica y energética intrínseca, que puede ser utilizada para la construcción o la destrucción. En tal sentido, las palabras nunca son neutrales, pueden ser accionadas selectivamente para preservar o destruir la vida de grupos humanos; creando una clasificación entre las personas con vidas que importan y otras que no.

Las muertes de personas salvadoreñas LGBTI+ promovidas por los crímenes de odio forman parte de una economía política macabra, según la cual dichas muertes amargamente deben continuar para que una sociedad excluyente pueda subsistir o, como la filósofa Judith Butler explica en su libro Marcos de Guerra: las vidas lloradas,“[…] Cuando tales vidas se pierden no son objeto de duelo, pues en la retorcida lógica que racionaliza su muerte la pérdida de tales poblaciones se considera necesaria para proteger las vidas de «los vivos»”; los vivos que importan -acotamos-.

La homofobia cordial, en esencia, promueve este tipo de clasificación de forma velada; no es explícita, pero es contundente al promover la negación de derechos a las personas LGBTI+, y entre esos derechos se encuentran la vida, la identidad y el control del propio cuerpo.

Durante décadas, De Cardenal ha emitido mensajes que objetivamente colocan a las personas salvadoreñas LGBTI+ en una posición de inferioridad, de desprestigio, creando una división entre ciudadanos de primera y segunda categoría, en donde los segundos no seríamos dignos de merecer la protección neutral y equitativa que representa la Ley en un Estado de Derecho. Así que veamos algunos ejemplos:

Una recursiva frecuente es asociar a la homosexualidad con la pedofilia, la zoofilia, necrofilia y otros actos criminales que no guardan relación con la orientación sexual (y que en todo caso, también están presentes en las personas heterosexuales.) Esto se trata de un error frecuente, por lo cual las autoridades mundiales sobre la materia, es decir, la Organización Mundial de Psiquiatria, así como la Asociación Américana de Psicología y la Asociación Americana Psiquiatría establecen que la pedofilia, la zoofilia o la necrofilia no son orientaciones sexuales y estipulan que la orientación sexual en los seres humanos se puede caracterizar como homosexual, heterosexual y hasta asexual, y todo ello se le puede llamar como normal. Algunos ejemplos de estas declaraciones son:

  •  “En otros países ya se está incluyendo la pederastia como normal por ser una orientación sexual más.”
  • “¿Sabes que al redefinir el matrimonio al gusto de los sentimientos de cada cual —según lo exige la dictadura de género lgbti, llamándolo “matrimonio igualitario”— no solo incluiría las uniones del mismo sexo sino de bisexuales, polígamos, pedófilos, incestuosos, zoófilos, necrófilos y no habría límites?”
  •  “La dictadura LGBTI pretende adoctrinar a los niños reinventando el matrimonio a la imaginación de cada cual: entre personas del mismo sexo, entre varias personas, con animales, con fantasmas, consigo mismo… no hay límites.”

Otro tipo de mensaje encontrado, también equivocado, consiste en la creación de una separación ilusoria entre “verdaderos derechos humanos” y otros “falsos derechos humanos”, donde los que no tienen derechos son las lesbianas, homosexuales, bisexuales y personas trans. De tal manera que se comete un irreparable error, ya que clasificar los Derechos Humanos de esa manera es ir en contra de la universalidad de los mismos, porque, de mantener ese error, se estaría promoviendo la creación de sociedades que institucionalizaran la desigualdad por medio de la existencia de ciudadanos de primera y segunda categoría. Algunas de sus declaraciones que encajan en esta categoría son:

  • “Irrespeto a los verdaderos derechos humanos”
  • “Se amenaza la familia pretendiendo redefinirla reinventando el matrimonio. Esto se hace como una forma de “tolerancia” malentendida o de caridad con los grupos LGBTI (lésbico-homosexual-bisexual-transexual-indefinidos)… No está bien aceptar cualquier tipo de desorden sexual y mucho menos promoverlo como un derecho humano”
  • se manipula un objetivo justo inventando nuevos derechos que no tienen nada que ver con los DDHH universales.”
  • “…orientaciones sexuales ponía a la par de la heterosexualidad otras opciones sexuales como si fueran naturales y normales, lo cual no es así. La heterosexualidad es el orden de la Ley Natural, el orden natural.”

Para aclarar ese craso error, hacemos nuestra la magistral explicación de Derechos Humanos, orientación sexual e identidad de género realizada por el Embajador de la República Federal Alemana para El Salvador, el honorable Bernd Finke: “la protección internacional de los derechos humanos ha evolucionado con el tiempo, hasta el punto que ahora se puede establecer que la prohibición de la discriminación también incluye la orientación sexual y la identidad de género. En otras palabras: La libertad de orientación sexual se considera un derecho humano fundamental que, como todos los demás derechos humanos, está sujeto a una prohibición incondicional de la discriminación.”

Otro mensaje recurrente consiste en patologizar la homosexualidad y con ello mantener la antigua idea de que era una enfermedad. Esto también ha sido desterrado por las organizaciones líderes en la materia, señalando como prácticas antiéticas las mal llamadas “terapias de conversión”, tanto en materia psiquiátrica como psicológica. Estas “terapias” -que se aproximan más a la tortura medieval-, además de ser consideradas 100 % inefectivas, han generado problemas de denuncias penales por fraudes, ya que en muchos casos cobran cuantiosas sumas de dinero. Por tales motivos, se han prohibido en diferentes países, ya que existe una correlación entre su promoción y la ocurrencia de suicidios.

  • “Hay muchos homosexuales que se han salido de la homosexualidad y que han formado un grupo que se llama 'Courage' y hay otro que se llama 'Éxodo'. En esos grupos hay cantidades enormes de homosexuales que se han salido de ese mundo horrible… Pero eso se puede curar, es como cuando tenés labio leporino.….Nosotros no odiamos a los homosexuales, sino que queremos ayudarles.”

De estos extractos, es posible concluir que la sanción efectuada por Twitter sí se apega a sus términos y condiciones, en la cual se prohibe el esparcimiento de odio. No hace falta que alguien diga algo como “maten a los gays” para promover una muerte civil de una forma cruel, solitaria y de cuenta a gotas, ya que mensajes como los antes señalados han servido para sembrar discordias en familias, promoviendo el asco, rechazo y desprecio a la diversidad de la naturaleza humana, manteniendo y generando un desprecio a la homosexualidad y transexualidad en El Salvador. Nadie debe ser despreciado de esta manera. Es injusto.

Ante la sanción, De Cardenal remató diciendo que: “Ellos piden tolerancia, sin embargo no toleran a nadie que piense diferente”. Si permitimos el desprecio de otros seres humanos nos estaríamos aproximando a un modelo de sociedad instituida en la Edad Media, donde todas aquellas y aquellos que no pactáramos públicamente con el régimen heterosexual obligatorio -independientemente de nuestra orientación sexual o identidad de género- podrían ser aniquilados en nombre de mantener intactas “la moral y las buenas costumbres” (¿las buenas costumbres de quién?). Así de injusto sería vivir bajo esas normas, que ni siquiera permitirán el divorcio, los derechos laborales, la libertad de expresión, la libertad de Cátedra e incluso la libertad religiosa

En este entender, consideramos que la censura a mensajes que buscan disminuir el goce de derechos, reducir selectivamente la ciudadanía de grupos humanos y denigrar a otros y otras, es algo que debe aceptarse en una democracia. La ciudadanía y el goce pleno de Derechos no debe estar nunca a la merced de nadie, no es algo negociable. Dejar que mensajes discriminatorios que atentan al goce pleno de Derechos Humanos se profesen libremente, es como tomar cianuro a cuenta gotas. La raíz del problema usualmente recae en el prejuicio, el cual siempre se construye por la mezcla de la ignorancia, el miedo y la desinformación.

 


*Herman Duarte es abogado y autor del libro '¿Es justificable discriminar?'; actual presidente de Fundación Igualitxs y fundador de Hduarte Legål.
Amaral Arévalo es postdoctorando en el Instituto de Medicina Social/Universidade do Estado do Rio de Janeiro y vicepresidente de la Fundación Igualitxs.

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