El jueves 26 de septiembre, Nayib Bukele acudió al podio de la Asamblea General 74 de las Naciones Unidas, dedicada a promover acciones contra el cambio climático, y en su primer discurso ante la comunidad internacional sacó su teléfono Iphone 11, recién lanzado al mercado, y se tomó otra selfie.
El performance, inusual en un arranque ante la ONU, no es nuevo en el repertorio de Bukele. El 3 de febrero de 2019 inició las celebraciones por el triunfo electoral con el mismo gesto. Ahora, la maniobra le sirvió de preámbulo para un discurso en el que lanzó un alegato a favor de las tecnologías de información, del poder de las redes sociales para cambiar realidades y, según dijo, de la manera 'obsoleta' en la que el concierto de naciones discute los principales problemas del planeta.
Un día antes, Bukele sostuvo un encuentro con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y le llamó un presidente 'very nice and cool' en un contexto en el que su gobierno ha criminalizado a los migrantes salvadoreños, ha separado familias migrantes en las fronteras, enjaulado niños... Trump también ha presionado para que el Triángulo Norte ceda a su política antiinmigantes y contra el asilo de centroamericanos, y ya consiguió que Guatemala, Honduras y El Salvador firmen acuerdos para convertirse en 'países seguros' receptores de solicitantes de asilo que Estados Unidos no quiere en su territorio.
Pero ninguno de estos temas tuvo cabida en el discurso de Bukele.
En su primera intervención ante la comunidad internacional, prefirió hablar del poder de las redes sociales en lugar de hablar de los problemas que más aquejan a El Salvador y a sus ciudadanos adentro y fuera de los fronteras; o de los retos y desafíos que enfrenta una región que ha sucumbido ante la política antiimigrantes de Trump.
No hay libretos para los mandatarios que acuden a la Asamblea de la ONU, pueden llegar a decir lo que sea. Por ejemplo, Fidel Castro, en 1960, pronunció un discurso de más de 4 horas, el más largo hasta la fecha; Hugo Chávez, en 2006, refiriéndose al expresidente George W. Bush, dijo: 'Ayer estuvo el diablo aquí, huele a azufre todavía...'. Sin embargo, ha sido una constante que esta plataforma sea aprovechada para plantear los desafíos que los países enfrentan; promover iniciativas que cambien desigualdades o, en el peor de los casos, presumir logros basados en datos certeros o, incluso, cuestionables.
El mandatario ha demostrado en El Salvador ser un gurú de marketing digital, un rey de los símbolos. Experto en publicidad (su familia dirige una agencia que ganó contratos con el Estado por más de 30 millones en los gobiernos del FMLN), logró con su selfie que los reflectores internacionales prestaran atención a sus críticas sobre el formato del cónclave, cuando dijo que los mandatarios y la ONU debían estar preocupados por el poco alcance que tienen sus mensajes. 'Podemos ocupar esta red no para salvar nuestra relevancia, sino para multiplicarla exponencialmente'.
También dio consejos de uso de redes sociales basado en su propia experiencia: 'La nueva dinámica de la red nos permite a los gobernantes a estar cerca de la gente, responder a sus necesidades y entender e impulsar grandes luchas'; y predicó con su propio ejemplo: esta manera de hacer política (la del uso eficaz de las redes), 'derribó un sistema bipartidista, con hegemonía del poder, desde los Acuerdos de paz', dijo.
En la campaña electoral, Bukele dominó el debate sin la necesidad de multiplicar concentraciones masivas en el territorio. Dedicó sus esfuerzos a potenciar mensajes en redes sociales, que luego eran republicados por cuentas aliadas y portales afines que todavía hoy siguen presentándose como medios informativos. Como también hicieron sus adversarios en la contienda, esos aliados y esas cuentas también diseminaron campaña sucia.
Los temas ausentes
En retrospectiva, el gesto y el discurso de Bukele, tomado como una curiosidad por medios norteamericanos y europeos, dejó fuera tres temas a los que él mismo ha dado volumen en sus primeros cuatro meses de gestión.
Desde su campaña electoral, en los meses previos a su toma de posesión y en sus primeras acciones como mandatario, Bukele convirtió el combate a la corrupción en una prioridad de país. A finales de agosto, lanzó, junto a la OEA, una mesa técnica para conformar una eventual comisión de investigación de carácter internacional. Nada de esto se asomó en su intervención, que duró poco más de 15 minutos. En esta misión, Bukele aprovechó el viaje para sellar un encuentro bilateral con el secretario Antonio Guterres, en el que acordaron más acercamientos que servirían para definir si Naciones Unidas se sumará o no al esfuero de una 'Cicíes'. Esto tampoco tuvo cabida en el discurso.
La implementación de su política de seguridad, que en los primeros meses de su gestión ha coincidido con reducciones históricas en las cifras de homicidios, tampoco apareció en su intervención, que sí estuvo plagada de recomendaciones para un uso efectivo de las redes sociales. Según Bukele hay un 'nuevo mundo', que 'no está en esta Asamblea General'.
'Enviaré esta foto a la red más grande del mundo donde miles de millones de personas están conectadas prácticamente todo el tiempo. La red se vuelve cada vez más el mundo real', dijo.
Pero la ausencia más evidente en su discurso fue la situación de nuestros migrantes. Hace una semana, su Gobierno firmó con Estados Unidos un acuerdo para convertirse en un país receptor de los migrantes solicitantes de asilo. Pese a las reducciones en los homicidios, El Salvador no cuenta con las condiciones para prevenir la violencia, los desplazamientos forzados, la criminalidad, la migración forzada... mucho menos para recibir asilados, según han denunciado organimos de derechos humanos. Pero Bukele obvió este tema, como lo hicieron en sus respectivos discursos los otros dos presidentes del Triángulo Norte de Centroamérica: Juan Orlando Hernández de Honduras y Jimmy Morales de Guatemala.
Hernández descargó en el cambio climático un detonante de la migración forzada, porque tiene efectos en la producción agrícola y en los desastres. Honduras es uno de los países que más expulsa gente. En 2018, cerró una tasa de homicidios de 41 por cada 100,000 habitantes, una de las tasas más altas del mundo.
Jimmy Morales, por su lado, aprovechó su discurso para despotricar en contra de la ONU y en contra de la Comisión Internacional contra la Impunidad de Guatemala (Cicig), que cerró operaciones a inicios de septiembre. “La Secretaría General de este alto organismo multilateral, polarizó a la sociedad guatemalteca a través de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala”, denunció Morales, que junto a sus familiares y cercanos colaboradores fue investigado por ese organismo.
A diferencia de los tres presidentes del Triángulo Norte, ahora cómplices de la política migratoria de Trump, fue el presidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, el que aprovechó su intervención para hablar sobre la crisis de los migrantes centroamericanos. 'La mejor inversión en materia migratoria es contar con buenos mercados internacionales, justos y bien pagados para los productos agropecuarios que se producen en el área rural centroamericana y así llevar el bienestar a esas zonas”, dijo.
Bukele prefirió hablar de las redes sociales y del impacto que causaría su selfie. Su mensaje, según dijo a declaraciones posteriores a medios salvadoreños, buscaba cambiar los tonos y las maneras. '¿En el caso de El Salvador, qué papel debería de venir a jugar? ¿Venir a pintar un El Salvador que no existía? (...). Yo dije: ¿por qué no poner El Salvador como una voz de cambio?'.
El cambio, según Bukele, pasa por modificar el formato del cónclave de la ONU. En su discurso, el mandatario señaló que era una pérdida de tiempo la reunión de la Asamblea General y mencionó que cada una de las personas reunidas podrían estar haciendo cosas mucho más provechosas si no hubieran asistido a esa cumbre. 'Que las personas que vienen acá no tengan que dejar sus familias, amigos, su vida y quehaceres por venir a una serie de sesiones de las cuales cada vez menos personas están pendientes', dijo.
Este año, el tema principal de la cumbre estuvo dedicado a promover acciones en contra del cambio climático, y tuvo como ponente invitada a la activista sueca de 16 años, Greta Thunberg, quien interpeló con un emotivo discurso a los líderes del mundo por no hacer nada para disminuir las emisiones de carbono. “Han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. La gente está muriendo. Ecosistemas enteros se están derrumbando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva, y de lo único que pueden hablar es de dinero y cuentos de hadas del crecimiento económico eterno”, dijo Thunberg.
El futuro que le preocupa a Bukele, a juzgar por su discurso, es otro: “Quizá en un par de años ya no vamos a venir a este edificio, posiblemente deje de ser una necesidad el viajar miles de kilómetros y los presidentes solo enviaremos un video... esta evolución social es imparable y seguirá exigiéndonos cambiar”, dijo, al tiempo que cuestionó lo invertido en estos encuentros. 'Estas conferencias pudieron costar varios centenares de millones menos. Hubieran tenido el mismo efecto y el mismo impacto'.
Pero esta parte de su discurso constrastó con las intenciones de la comitiva que lo acompañó a esta misión oficial. Desde que arribaron al encuentro, las cuentas oficiales de la Presidencia y del Ministerio de Relaciones Exteriores han destacado la participación del propio Bukele en los foros de la Convención, de la Canciller Alexandra Hill Tinoco; del ministro de Agricultura Pablo Anliker e incluso de la primera dama, que con Layla, su hija recién nacida en brazos, asistió al noveno almuerzo anual de primeras damas, y a la conmemoración del 30 aniversario de la Convención de los Derechos de la Niñez.
'El proceso de esta nueva forma de pensar ya ha comenzado', dijo Bukele. 'Los jóvenes que me estén escuchando, lo están haciendo desde sus celulares, y los que lo tomen en serio estarán pensando cómo hacer para lograr los cambios que nuestro planeta necesita', añadió.
Horas más tarde, publicó la selfie en sus redes sociales. En Twitter, al cierre de esta nota, ya contaba con 25 mil likes y pasaba las 3 mil reproducciones. Un dato alto en la red salvadoreña, pero muy por debajo en otras latitudes. En 2012, por ejemplo, Barack Obama tuiteó 'Four more years', al ganar su reelección. El mensaje alcanzó más de 800 mil retuits y se acerco a los 600 mil likes.
A las 8:00 p.m., la Presidencia de la República convocó a cadena nacional de radio y televisión para la retransmisión de su discurso en el que aboga por las nuevas teconologías de la información. Las cuentas oficiales del Gobierno, en redes (y también las cuentas aliadas) continúan reproduciendo la 'hazaña' de esta otra selfie.