El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha dicho que el Producto Interno Bruto de El Salvador va a decrecer -5.4% y el Banco Mundial estima que el PIB decrecerá un -4%. La CEPAL ha advertido que en América Latina 29 millones de personas caerán en situación de pobreza y el BM estima que en El Salvador aumentará 4 puntos la pobreza: son 66 mil hogares los que pueden sumarse a los 491 mil hogares que viven en pobreza, según las últimas cifras publicadas por el Gobierno EN 2018. Ante este escenario, el economista Jimmy Vásquez advierte que el Gobierno debe preparase haciendo compras anticipadas de alimentos, porque El Salvador es un país que importa lo que consume, por lo tanto, ante una caída en la producción internacional de alimentos quedaría como un país vulnerable.
Vásquez es especialista en políticas sociales en UNICEF y formó parte del equipo que lideró la implementación del índice de pobreza multidimensional con el Programa de Naciones Unidas de El Salvador en 2015. Esa metodología mide la pobreza, no solo a partir de los ingresos, sino también a través de la 20 privaciones de las familias relacionadas al acceso a la educación, el acceso a la salud, a los servicios básicos, a la seguridad alimentaria, las condiciones de las viviendas, el trabajo, la seguridad social, y la calidad del hábitat. Frente a la crisis ocasionada por la pandemia del COVID19, considerada ya la peor crisis mundial desde la Gran Depresión de 1929, Vásquez afirma que son los hogares urbanos los que más pueden resultar golpeados y anticipa que el encarecimiento de los alimentos puede provocar un aumento de la pobreza. El economista advierte que el confinamiento puede agravar las privaciones de los hogares más pobres.
'La compra de maíz, frijol y pollo que anunció el gobierno me parece acertada como la decisión de buscar liquidez a través de endeudamiento. Lo que sigue y que en cualquier momento se puede disparar es el hambre', dijo Vásquez. Dice que aunque todavía es temprano para hacer un recuento de daños, debido a las características de El Salvador es posible anticipar que la mayoría de los hogares golpeados por la crisis son los urbanos. Dice que hay que prestar atención a los asentamientos urbanos precarios, porque ahí se concentra un alto porcentaje de los subempleados, la población que trabaja por cuenta propia y que debido a las cuarentenas no están generando ingresos. Según Vásquez, a diferencia de crisis anteriores, esta vez las remesas pueden experimentar una caída drástica, porque Estados Unidos está registrando un récord histórico de desempleo en sectores donde laboran salvadoreños: restaurantes, comercio y construcción. Las remesas, en 2019, representaron el 21.3% del PIB de El Salvador.
El Banco Mundial estima que el PIB de El Salvador se contraerá 4.3% y la pobreza aumentará 4 puntos en 2020. El último dato publicado por el Gobierno, el de 2018, indica que el 26.3% de los hogares viven en condición de pobreza. El COVID19 puede hacer que la pobreza suba al 30% de los hogares salvadoreños.
Antes de conocer cuántos hogares caen en pobreza en 2020 necesitamos conocer el número de hogares pobres de 2019. El año pasado no creo que la pobreza haya ido al alza, porque no hubo golpe en los ingresos. Las remesas aumentaron un 4.3% y la economía creció 2.5%, de 2018 a 2019. Tampoco hubo carestía de alimentos. Puede que el dato base de pobreza antes de los efectos del COVID19 tenga algunos puntos menos. Indiscutiblemente habrá alza.
¿A qué factores hay que ponerle atención?
El costo de la canasta básica estuvo estable en los primeros dos meses de 2020, si lo comparamos con los 2019. Durante el periodo de las medidas para atender el COVID19 -marzo y abril- hubo una fijación de precios de productos de la canasta básica. Es posible que no haya saltos durante este periodo. Pero después de las cuarentenas, debemos poner atención a nivel internacional. Somos importadores netos de los productos que consumimos. Si hay una caída en la producción global de alimentos, la canasta básica va a aumentar. Es necesario que El Salvador haga abastecimiento antes.
El primer escenario es que la producción de alimentos cae, que la canasta básica aumenta de precio y, por tanto, haya más hogares que no pueden comprarla.
Si se cumple ese escenario, aún si los ingresos de la población se mantienen iguales, tendrías mayores niveles de pobreza suponiendo que las actividades económicas inician de manera progresiva en mayo. En algunos países, aunque tienen producción, los cortadores que hacen el trabajo agrícola no están yendo. Si hay menos producción global y si El Salvador no se abastece, más adelante vas a tener mayores niveles de pobreza: una inflación alimentaria.
Pero también pueden caer los ingresos.
Ese otro componente tiene seis partes: salarios, ingresos por otras remuneraciones (horas extras, aguinaldo, etc), ingresos por actividades propias (trabajadores por cuenta propia), ingresos por actividades agropecuarias, ingresos por remesas familiares y otros ingresos (donaciones u ayudas del gobierno, bonos o paquetes escolares). Hay que considerar que para se atenúe el COVID19 debe haber una vacuna y eso tarda 12 a 18 meses. La caída de los salarios depende de la capacidad que tengan las empresas, donde trabajan los asalariados temporales, permanentes, los patrones, para mantenerse a flote.
¿Y los informales?
El mercado informal cuenta por un 28.4% del total de ocupados: los cuentapropistas. Puedes esperar ahí un golpe fuerte. El por actividades propias es el típico subempleado, el que sale y hace la cachada. Ese cuando no haya cuarentena puede empezar otra vez, pero la cantidad de recursos de lo que puede vender o lo que va a ganar al día no sé si va a ser igual a lo que vendía en cuarentena. Me da la sensación que no, porque vas a tener menos dinero circulando. Puede que el consumo caiga. Hay que revisar cómo está a el consumo. Luego tienes un segundo ingreso que es muy importante: el ingreso por remesas familiares. Son más de 300 mil hogares, 1/6 de población que reciben remesas familiares.
Con el desempleo que el COVID19 ha generado en Estados Unidos, ¿cómo puede afectar a los hogares salvadoreños?
En las crisis anteriores no han caído tanto las remesas familiares, pero aunque uno puede decir que ese ingreso se mantiene, no es cierto. El efecto de la pandemia es diferente por la cantidad de reclamos de desempleo en Estados Unidos: 21 millones. Dicen que son todos los empleos creados desde la Gran Recesión. La mayoría de reclamos de desempleo es de sectores donde está el empleo hispano: restaurantes, comercio, construcción. Cuando uno comienza a evaluar qué tan rápida será la recuperación de esos sectores, no es tan rápida. La gente va a quedar con miedo de ir a restaurantes y no van a abrir de un día para otro. Esos reclamos incluye a quienes tienen seguridad social. Hay un montón de compatriotas que no la tienen. Ahí hay un golpe que nunca lo hemos visto. Los salvadoreños que no tienen seguridad social. Ahí puede venir un impacto fuerte en la caída de ingresos por remesas.
¿Cuáles son los hogares que van a recibir el golpe más fuerte debido a la crisis del COVID19?
Son hogares urbanos. El 70% de la población vive en lo urbano. Es indiscutible que ahí puede estar el mayor impacto. Ahí está concentrado el subempleo, sobre todo en los asentamientos urbanos precarios. Aunque no lo podría precisar, ahí vive la mayoría de la población subempleada. ¿Cómo lidiamos con los ingresos que dejaron de percibir los que estaban por cuenta propia? Ahí viene un golpe. Los ingresos agropecuarios también pueden caer en la zona rural. Los ingresos por remesas son un golpe mixto, tanto en la zona urbana como en la rural.
¿Cómo evalúa la respuesta del Gobierno a la emergencia con la compra anticipada de frijoles, maíz y pollo?
La compra de maíz, frijol y pollo me parece acertada al igual que la decisión de buscar liquidez a través de endeudamiento. Cada día que esperas… si buscas liquidez y ya estás endeudado sabes lo que significa: va a salir caro y nadie te va a querer prestar. El Gobierno ya hizo la transferencia de $300 a los hogares. Atiendes el efecto consumo, pero lo que sigue y que en cualquier momento se puede disparar es el hambre. Si tu capacidad de hacer transferencias monetarias es limitada, necesitas pensar en un combo de cosas además de productos alimenticios. ¿Cómo logramos hacer una contención de las privaciones? La pregunta no es cuándo termina esto. La pregunta es cómo seguimos.
¿Cuáles son las medidas pendientes?
Tienes que echar a andar dos intervenciones de política pública: la compra anticipada de alimentos y lo segundo es la producción local. El COVID19 no le dijo al cambio climático ahorita es mi turno, vos no sigas. Esto continúa. Los periodos de sequía en El Salvador van a seguir, también los periodos de lluvia masiva y las inundaciones. Eso hay que preverlo y si a eso le sumas que cae la producción de alimentos, abastecerse es fundamental. Tienes que apostar por la producción local. Claro, necesitas cercos epidemiológicos y debes darle la certeza a los productores locales que no se van a infectar. Es un friendly reminder. Está bueno que comprés cosas afuera, pero hay ciertos elementos en los que tienes que ser autónomo. La cosecha del próximo año depende de lo que hagamos ahorita.
¿Qué previsiones debe hacer el Gobierno?
No sabemos cuándo habrá otros brotes de COVID19. Corea y Singapur, por ejemplo, tuvieron un primer brote y luego han tenido un segundo brote. Estados Unidos, según Morgan Stanley, puede tener una segunda ocurrencia en el último trimestre de 2020. En El Salvador, el regreso a la actividad económica depende del regreso de los niños a la escuela. Si no, ¿quién te cuida a los niños? Con la cosecha, se debe prever que si no alcanza para el consumo interno, debe traerse productos desde antes. Las búsqueda de recursos debe atenderse desde ya. Es importante que la gente no se enferme, porque el efecto contagio puede llevar a condiciones precarias de salud. Si mantenemos la prevención de los contagios como el pivote principal, sobre él pueden montarse más cosas: las transferencias monetarias para no afectar el consumo, por ejemplo. No somos Noruega. No nos podemos endeudar mucho porque ya tenemos deuda. Si nos endeudamos, nos castigan los mercados. Si ya estás saludable pero no tienes ingreso, lo obvio tienes que ver que no haya hambre. Lo que queda es asegurar que la gente tenga algo de comer.
¿Qué consecuencias ves venir por la caída de los ingresos de la población?
Los ingresos son como el sistema circulatorio. Si deja de funcionar, otros sistemas se empiezan a caer. Por ejemplo, estamos en cuarentena. No hay escuela. La inasistencia escolar se dispara. Muchos hogares pierden su fuente de ingresos y después de la cuarentena puede decidir ya no mandar a los niños a la escuela, porque no tienen cómo pagar el transporte. Las medidas que el Gobierno está implementando tienen efectos intergeneracionales. Cuando prestamos dinero para enfrentar a la pandemia, traemos liquidez al presente, porque es necesario. Esa medida implica estrechez fiscal más adelante: los presupuestos no van a ser vastos en educación y es un área que necesitas para formar capital humano. Cada vez aumenta la automatización, máquinas sustituyen trabajos manuales, y eso va a ir en aumento. Es necesario invertir en los niños y adolescentes para que puedan tener la capacidad de pago y puedan insertarse a ese mundo automatizado. Hay que monitorear las fuentes de ingresos de los hogares junto con otras privaciones: inseguridad alimentaria. Cada vez más hogares van a sentir esas privaciones por el efecto ingreso.
¿Qué país nos puede dejar el COVID19?
Todos somos susceptibles a contagiarnos, pero también todos somos susceptibles a tener cambios en el bienestar nuestro a causa del COVID19. No porque nos enfermemos, pero fruto de las medidas que hay que tomar para prevenirlo. Las lecciones son que los efectos en la caída de bienestar son para toda la población. No se salva alguien con muchos recursos. El impacto en salud mental es para todos. El encierro te toca. Si la saluda mental no era un pilar de la política social, debiera de serlo como tuvo que haberlo sido cuando terminamos la guerra. Pero hay gente que le va a afectar en más variables y a otros en menos variables. Puede que la clase media caiga, porque llevaba un estilo de vida que iba al día, pero una caída de uno o de dos salarios les afecta. Una de las privaciones de los hogares está asociada a la inseguridad, pero ahora como ya la gente no sale de sus hogares el encierro puede hacer que mute a otro tipo de inseguridad: la violencia doméstica hacia las mujeres, los niños y los ancianos. También tienes gente que ya estaba muy empobrecida y que ya no puede estar más empobrecida. Son familias con 16 privaciones a la vez. Son pocas, pero los hay: ¿qué te puede hacer el COVID19? Solo que te contagiés. Pero tienes a otras familias que tenían cuatro privaciones, pero de repente suben a siete privaciones o de 7 a 10 privaciones. La intensidad de la pobreza aumenta a causa del COVID19 y no porque te contagiés. Ahí vamos a tener más o menos una imagen de El Salvador después del virus.
¿Cuáles son las privaciones que pueden aumentar a consecuencia de la pandemia?
Las privaciones de vivienda no se te van a mover: el piso de tierra, los materiales del techo o de pared. La tendencia es que se mantenga el número de hogares que ya tenían esa privación o que aumente ligeramente. Eso depende de inclemencias climatológicas y que no tengas la capacidad de comprar una lámina. La inasistencia escolar esa sí te aumenta cuando pase el efecto de las cuarentenas. Muchos por el efecto ingreso ya no van a tener la capacidad de mandar a sus hijos a la escuela. Dejaste de tener y ahora qué hago. Tienes que tomar decisión. Tienes hijos. Que me ayuden a trabajar. No es porque seas malo. Es porque no tenés ingresos. En algunos casos el trabajo infantil hay que estarlo monitoreando muchísimo. Otras privaciones pueden ser mucho más aceleradas, como la inseguridad alimentaria, debido a la carestía de los alimentos.