Quedarse en casa se ha vuelto la recomendación número uno durante la pandemia de covid-19. En El Salvador, hay incluso una ley de cuarentena que obliga a la población a permanecer en sus hogares, pero hay quienes no tienen un hogar propio en el cual cumplir la cuarentena.
Estos ancianos sin hogar ya hacían uso de los dormitorios públicos de la Fundación Salvadoreña de la Tercera Edad (Fusate) desde antes de la emergencia, pero ahora deben permanecer en ellos. De dormitorios pasaron a albergues al ritmo de la crisis. Los ancianos antes solo dormían en el sitio y salían de día a trabajar. La permanencia de todas estas personas ha puesto en aprietos a este dormitorio. Todo se multiplicó: la comida, las medicinas y también los temores. Hay 34 ancianos encerrados en este albergue y 45 más en Santa Tecla.