“A un señor que se estaba embolando con ellos, de repente, lo agarraron a patadas anoche. Hasta pupú se hizo de la verguiada y salió con la mano sangrando, arrastrándose hasta el baño. Gritaba, gran escándalo, y los policías nunca aparecieron”. Es uno de los tres testimonios que El Faro pudo recoger entre las 230 personas retenidas en el Tabernáculo Bíblico, convertido en centro de contención gubernamental. Todas ellas han sido llevadas ahí por la Policía por supuestamente violar la cuarentena. Este medio tuvo también acceso a imágenes de dos de los golpeados. Según dos de los entrevistados, algunos de los agresores se han presentado como pandilleros.
Entre el 10 y 13 de abril, el edificio Gamaliel de la sede central del Tabernáculo, en la 75 avenida sur, se llenó con más de 230 personas detenidas por supuestamente violar la cuarentena. Las autoridades evangélicas prestaron esas instalaciones al Gobierno para que lo convirtiera en centro de contención.
El 6 de abril, el presidente Nayib Bukele apareció en cadena nacional y pidió endurecer las medidas contra aquellos que no respetaran el encierro en casa. Fue en esa conferencia en la que Bukele dijo aquella polémica frase: “He dado la instrucción al ministro de Defensa, al director de la Policía, al ministro de Seguridad, les he dado la instrucción de que sean más duros con la gente en la calle. No quiero escuchar… No me va a importar en redes sociales ‘ay, me decomisaron el carro’, ‘ay, me doblaron la muñeca’, eso es mucho menos a que se muera su familia y la familia de otros. Así que, sí, lo van a detener y lo van a llevar a los centros de contención, y ahí va a pasar 30 días con desconocidos…”.
A principios de abril, la Sala de lo Constitucional prohibió al gobierno detener a gente por supuestamente violar la cuarentena. Le ordenó presentar a la Asamblea Legislativa una propuesta de ley para regular adecuadamente esas retenciones. El Gobierno ha hecho caso omiso.
La tarde de este 1 de mayo, una de las personas dentro del centro aceptó conversar con este medio vía telefónica. Las otras dos dijeron tener temor de que los escucharan y aceptaron contestar vía mensajería instantánea. Los tres aseguran que dentro del centro hay “unos 30 pandilleros” que atemorizan a los demás si no cumplen sus reglas. “A un hombre lo agarraron a pechadas solo porque una de esas noches les pidió que le bajaran a la música de sus teléfonos para poder dormir”, explicó. También les impiden hablar con los policías.
Sin embargo, como contó el hombre por teléfono, en los últimos días la situación se ha salido de control. En particular, la noche del jueves 30 de abril y madrugada de este 1 de mayo.
“Ayer nos dieron un desinfectante de alcohol, y eso lo mezclaron con los jugos que nos dan en la comida y también habían hecho desde antes como una chicha con la fruta. Pero no solo eso, descaradamente fuman piedra que uno trajo. Anoche no dormimos, tomaron como hasta las 6 de la mañana. Pusieron una bocina en el celular. Es imposible que los policías no oyeran”, explicó el hombre. Todo lo que él dijo fue confirmado por los otros dos que vieron la situación desde una posición distinta de la capilla del Tabernáculo, donde está la mayoría de los detenidos, unos 140.
Sin embargo, el ruido no fue ni de cerca lo peor: “Ellos han golpeado a alguna gente porque les pide que se callen o simplemente porque andan bolos. Algunos tienen tatuajes y nos han amenazado diciendo que son de pandillas. Pero anoche, ya de madrugada, a un señor que se estaba embolando con ellos, de repente, lo agarraron a patadas”. Cuenta la fuente que el señor se arrastró al baño, que llevaba su mano ensangrentada e iba defecado. Al salir del baño, se metió en su cama y hoy por la tarde fue atendido por personal médico. Una de estas personas que habló con El Faro envió vía telefónica una imagen de un hombre con su mano ensangrentada. No ha sido posible publicarla porque, debido a cómo fue tomada, podría revelar la identidad de quien la mandó.
En la madrugada de este 1 de mayo, en medio del desorden, un hombre se robó dos teléfonos y escapó por una de las ventanas, cuentan las fuentes. Fue capturado a unas cuadras por policías y devuelto, pero no lo pudieron poner con el resto porque los supuestos pandilleros amenazaron con asesinarlo.
Las tres fuentes aseguraron que era imposible que los policías que custodian la entrada de la capilla del Tabernáculo no escucharan la música o los gritos del hombre golpeado. Ellos entran solo en momentos particulares al recinto. Por lo demás, dijeron, se mantienen afuera, a unos seis metros de la puerta principal.
“Ey, no somos presos como para estar viviendo así, con miedo a que nos vaya a pasar algo. Algunos de nosotros fuimos detenidos cuando llevábamos comida a nuestras casas, no es que estuviéramos bolos o vagando. Lo que pasa es que parece que había consigna en esos días de llenar los centros”, dijo la fuente por teléfono. Según esta persona, la razón por la que los policías no interceden por ellos es porque los consideran una especie de “apestados” por haber sido detenidos supuestamente violando la cuarentena.
La tarde de este 1 de mayo, El Faro habló con voceros de la Policía y del Ministerio de Salud y les detalló los hechos. Al no ser un centro de detención, sino un centro de cuarentena, está bajo el control de ese ministerio y bajo la vigilancia de la Policía. La Policía, como es usual, no contestó absolutamente nada. De hecho, ya no contestaron las llamadas. El Faro aclaró a ese encargado de comunicaciones que las personas con las que se habló temían porque algo pudiera pasarles esta noche. El vocero de Salud dijo que había intentado contactar al ministro, pero que no le fue posible. Sin embargo, agregó: “El ministro ya lo ha dicho en algunas ocasiones, que sin la colaboración de la población civil será difícil contener esto. También ha dicho que se están ajustando fallas de logística en los centros de contención. Nunca ha escondido que ocurren algunos problemas”.
La reunión-mirin
El fin de semana pasado en redes sociales circuló un video de una reunión de internos en el Tabernáculo. Las fuentes de El Faro confirmaron que los hechos ocurrieron ahí. “Los que hablan en esa reunión son los que dicen ser pandilleros, los que andan amenazando a la gente aquí, y el que dirige la reunión es el líder. Mírelo, si más parece un mirin de pandillas que otra cosa”, dijo una de las fuentes.
Mirin (meeting) es el término con el que las pandillas definen a las reuniones de sus miembros donde se toman decisiones.
“Cuando se cumplan tus 15 días que han firmado, vos estás consciente que vas a ir para tu casa porque eso es lo que nos dijeron. Ahora vienen y nos quieren decir que son 15 días más… Aquí no podemos estar aguantando casaca de que nos iban a tener sin hacernos una prueba directa. La onda está así, ve, de que ahorita no vamos a tomarnos la temperatura para que ellos vean que con la mente de nosotros no van a estar jugando. De aquí para allá, perritos, la onda está de que nosotros, el que tenga conecte con los medios o ondas legales, me entendés, que comience a movilizar, que los abogados tienen que estar aquí. Tampoco van a estar jugando con la mente de todos cuando tenemos familia”, dice el líder en el video. “Órale”, responden algunos.
“Somos un vergo de gente, aquí nos tienen en hacinamiento, en aglomeración de personas, cuando el presidente dijo que él no quería aglomeración de personas para evitar este virus cerote. ¿Cuántos vivimos en este cuarto? 148 personas. ¿Y adónde está la onda que dicen que no quieren aglomeración de personas?”, continúa el líder de la reunión.
Uno pregunta por el papel de la Policía. Alguien le responde a gritos: “A la verga la Policía de mierda”. “A la verga, a la verga”, apoyan otros. “Anoche un charli (policía) nos ofreció darnos verga a varios que teníamos necesidad de ir al baño…”, dice otro.
La orden final de quien dirige la reunión es que nadie acepte toma de temperatura ni comida. Cuando entraron al centro, explicaron las fuentes, firmaron un papel aceptando su internamiento por 15 días. Aquel viernes cuando se filmó el video, todos habían cumplido sus 15 días, pero les informaron que pasarían 15 más.
El siguiente día, personal médico y policial les informó que harían las pruebas y eso canceló la huelga en el Tabernáculo.
Las pruebas ya fueron practicadas a todos. Sin embargo, no les han informado de los resultados. Las imágenes del video y otras enviadas por las fuentes demuestran que muchos no utilizan mascarillas y que en esos momentos nadie guardó la distancia prudente.
A eso de las 8 de la noche de este 1 de mayo, El Faro contactó vía mensaje a una de las fuentes. Se le preguntó cómo seguía todo. Contestó: “Ahorita siguen tomando la misma bebida”.