En diciembre de 1981, las Fuerzas Armadas salvadoreñas llevaron a cabo la masacre de El Mozote, en la cual fueron asesinadas 989 personas, según cifras oficiales. Este caso está siendo juzgado en la actualidad, pero con serias dificultades para documentar lo sucedido. En este artículo nos propusimos, por un lado, mostrar los datos y las informaciones relacionadas a dicha masacre que constan en la documentación oficial de la Argentina, que puede servir como prueba documental. Dicha documentación proviene del Archivo Histórico de la Cancillería Argentina, del Archivo Histórico de la Cancillería salvadoreña, del Archivo General del Ejército de Argentina, de informes solicitados al Ministerio de Defensa de Argentina, entre otros. Por otro lado, buscamos evidenciar con dichas fuentes el grado de responsabilidad que tuvo la dictadura militar argentina.
En nuestro trabajo concluimos que:
1) Las relaciones diplomáticas entre El Salvador y Argentina presentan una profundización durante 1979 y 1980 y un punto de máximo acercamiento en 1981. El apoyo económico y militar del régimen argentino hacia el gobierno salvadoreño en esos años constituyó una ayuda clave en un momento en que la asistencia norteamericana era vista como totalmente insuficiente en el plano militar. Un aliciente del acercamiento entre ambos países, posiblemente, fueron los meses críticos de fines de 1980 e inicios de 1981 en los que se condensaron la ofensiva final de la guerrilla, el triunfo de Ronald Reagan y la consolidación de la línea dura en la Junta de Gobierno de El Salvador.
2) Además de las misiones diplomáticas que estrecharon lazos entre El Salvador y Argentina, hemos podido documentar una comunicación fluida y sistemática durante 1981 entre el embajador argentino y los militares de la línea dura salvadoreña: el vicepresidente y comandante general de las Fuerzas Armadas el coronel Jaime Abdul Gutiérrez; el ministro de defensa general José Guillermo García; el jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Armada general Rafael Flores Lima; y el director general de la Guardia Nacional coronel Vides Casanova.
3) A través de esos encuentros íntimos y reservados, la embajada argentina recibía información específica sobre el departamento de Morazán, una zona en la que se asentaba la guerrilla y era considerada “subversiva”. Esta información incluía desde la cantidad de efectivos militares hasta de “guerrilleros” que murieron, e incluso el tipo de “operación” realizada, interés que se vio seguramente exacerbado cuando se le notificó sobre las ramificaciones internacionales del plan de los insurgentes y la presencia de guerrilleros argentinos en la región.
4) El conflicto entre El Salvador y Honduras sirvió de justificativo para que Argentina enviara observadores militares de la OEA a la frontera, quienes más que seguir el problema limítrofe, informaron sobre el problema “subversivo”. Tanto los observadores militares como los agregados militares dependían de la jefatura II de inteligencia del Estado Mayor General del Ejército y de la jefatura II de inteligencia del Estado Mayor Conjunto, por lo tanto su misión estuvo relacionada a la inteligencia en una zona lindante al departamento de Morazán.
5) A pesar de toda la información que el personal argentino y la Cancillería tenían sobre las maniobras de las Fuerzas Armadas y de Seguridad salvadoreñas en el departamento de Morazán y en el bolsón de Zazalapa y de haber sido notificados de la solución final que el gobierno salvadoreño quería dar, a sabiendas de las violaciones a los derechos humanos que perpetraron, el gobierno de Argentina apoyó militarmente a las fuerzas represivas de El Salvador. No sólo asistió con cursos de inteligencia brindados por la Secretaría de Inteligencia del Estado, sino también mediante la venta de armas, cuyo financiamiento fue de 20 millones de dólares.
6) Asimismo, apoyó económicamente con cifras de van de 65 a 85 millones de dólares, tanto como lo hizo, casi al mismo nivel, Estados Unidos.
Por dichos motivos creemos que la dictadura militar argentina tuvo cierto grado de responsabilidad en la masacre de El Mozote: en vez de cortar los lazos con un gobierno represivo y que era acusado de violar los derechos humanos, optó no sólo por estrecharlos, sino por apoyarlos.
Extractos del artículo “La masacre de El Mozote en El Salvador: una aproximación a la responsabilidad argentina”, e-l@tina, Revista electrónica de estudios latinoamericanos, vol. 18, núm. 71, 2020. Una entrevista con Julieta Rostica y Lucrecia Molinari coloca a la investigación en contexto.
Este trabajo fue realizado gracias al apoyo de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de Argentina.
*Julieta Rostica, CONICET, Argentina; Melisa Kovalskis, Universidad de Buenos Aires; Lucrecia Molinari, CONICET-UNTREF; y Matías Oberlin Molina, Universidad de Buenos Aires. Lxs autores pertenecen al Grupo de Estudios sobre Centroamérica (IEALC-UBA), [email protected].