Una de las prioridades del régimen autoritario de Maximiliano Hernández Martínez fue construir la imagen de que en el país reinaba la paz. Para ello, desde sus inicios se preocupó por imponer el discurso oficial en la opinión pública en temas que el régimen consideró suscitarían movilización social. Esto fue facilitado por la colaboración de los directores de la mayoría de diarios de San Salvador, desde diciembre de 1931, y por el uso de diversas tácticas para conminar a los diarios a que se autocensuraran. Lo anterior se puede observar en la forma en que las autoridades incidieron en la cobertura de varias epidemias de 1933 a 1935. La revisión de las noticias publicadas por tres diarios de gran circulación en la época: El Diario del Salvador (documentos 1 y 2), el Diario Latino (documento 4) y El Día (documento 3) ilustra algunas estrategias de control de prensa del régimen.
A la vez que enfrentaba los grandes problemas que marcaron los primeros años de su administración (no reconocimiento de Estados Unidos, rebeliones de 1932, crisis económica), Martínez y sus funcionarios dedicaron energías a controlar los periódicos del país. Desde los inicios, el régimen impuso y mantuvo casi ininterrumpidamente el estado de sitio; reformó la Ley de Imprenta y fundó un suplemento del Diario Oficial. Además, fundó un nuevo periódico, el Diario Nuevo, para difundir la versión gobiernista de los acontecimientos nacionales.
Todos esos hechos buscaban, entre otras cosas, imponer el discurso oficial. Los documentos que presentamos a continuación muestran una táctica a través de la que el gobierno influyó en la cobertura de los diarios para crear la imagen de un gobierno eficiente y así tratar de evitar el descontento. En mayo de 1933, el corresponsal del bisemanario usuluteco La Tribuna, Luis R. Herrera, comenzó a reportar varios casos de viruela en Santa Elena. La difusión de estos reportes fue amplia, la mayoría de diarios de San Salvador los reprodujeron. Ante esto, el director General de Sanidad, Dr. David Escalante, minimizó el problema y, al mismo tiempo, exageró la capacidad del gobierno para enfrentar la enfermedad (documento 1). Escalante era calificado por un colega suyo formado en el exterior como “ignorante en asuntos sanitarios”, que “para sostenerse tenía que usar de la intriga y adulación”.
El corresponsal de La Tribuna, en lugar de callar, reafirmó sus reportes con más datos, insistió en que había viruela y retó al que pensara lo contrario a visitar la localidad (documento 2). El director general de Sanidad le tomó la palabra y visitó Santa Elena. Sin embargo, continuó mintiendo y minimizando el problema.
Esta vez se limitó a decir que “la situación no es tan alarmante” sin detallar el número de contagiados ni las muertes (documento 3). Los periódicos continuaron publicando sobre otras enfermedades contagiosas. El ministerio de Gobernación respondió con una circular para que se autocensuraran sobre esos temas (documento 4). En adelante, los periódicos solo deberían publicar los datos “exactos” que, por supuesto, eran los de la Dirección General de Sanidad. Los informes in situ, a cargo de los corresponsales quedaban desacreditados (documento 4). Los periódicos aprendieron la lección, porque el Diario Latino, el Diario del Salvador y El Día no publicaron cifras de contagios de viruela ni de otras epidemias en ese mes. Incluso, la crisis sanitaria que vivió el país entre 1934-1935 tardó en ser reportada por los diarios. En 1935 la OMS registró 484 contagios de viruela. Las numerosas noticias de las acciones de la Sanidad sugerían que algo grave estaba ocurriendo. Ante la gravedad, el gobierno terminó por confirmar la incompetencia de Escalante, al sustituirlo por Carlos Roberto Lardé, médico con estudios de Sanidad en Estados Unidos. El gobierno, además, aceptaba la necesidad de informar sobre estos temas. El oficialista Diario Nuevo instó al resto de diarios a que reportaran los graves problemas sanitarios que experimentaba el país. Fue así como el Diario Latino comenzó a publicar la existencia de una epidemia de sarampión, el incremento de enfermedades endémicas como el paludismo, pero sin reportar cifras de contagios y muertes.
El gobierno de Martínez trató de manipular la presentación de los problemas nacionales y construir una imagen de eficiencia para consolidarse en el poder y evitar el descontento. Su principal estrategia para lograr este cometido era influir en la cobertura de prensa por medio de un periódico propio, censura y presiones a los periodistas. La colaboración estrecha de los directores de los principales diarios facilitó su labor.
Documento 1
Diario del Salvador, 7 de mayo de 1933, p. 5.
“Viruela no hay sino varicela nos dicen. La sanidad trabaja con actividad en todo el país”
Uno de nuestros reporteros estuvo ayer en las oficinas del Director General de Sanidad Dr. Escalante y en el curso de la conversación el funcionario nos manifestó que las quejas llegadas a su conocimiento por medio […] del Diario del Salvador en que se difunden casos de viruela han sido debidamente atendidos tan pronto como se valoró de ello. Por otra parte, se nos dijo que no es propiamente viruela la que existe, sino varicela, y estos no solamente en los departamentos centrales, occidentales y orientales del país se registran, sino aun en la misma capital. Hay suficiente número de vacunadores diseminados por toda la república con material […] para vacunar a los habitantes. En cuanto a los cordones sanitarios fronterizos tanto con Guatemala como con Honduras han sido reforzados y dotados de mayor cantidad de fluido vacuno, a fin de evitar que la viruela entre al territorio. Pueden estar seguros, agregó que esta Dirección no descansará ni un solo momento en la vigilancia sanitaria en todo el país y en todos sus diferentes municipios.
Documento 2
Diario del Salvador, 14 de mayo de 1933, pp. 1, 5.
“Con tales argumentos uno se inclina ante ellos, dice La Nación. Sin embargo la viruela está en apogeo allá. Un corresponsal de Santa Elena enumera diferentes casos”.
Nos ha extrañado mucho que nos quieran sorprender de manera sugestiva con desmentir nuestras veraces noticias. A nosotros los corresponsales locales por unanimidad velar [sic] también por los intereses generales de la localidad. No hay interés gratuito como nos califica el que nos quiera desmentir, en molestar a ninguna persona y principalmente a los amigos de Sanidad.
Es muy cierto que el señor vacunador Villacorta […] es muy activo vacunador de la municipalidad […] ¿Por qué pues habrá querido desmentirnos el señor vacunador Departamental? Pues ni a él ni a ninguna persona hemos tenido intención de dañar ni en los más mínimo en nuestras referencias beneficiosas. Como para dar a conocer al público en general que el temible flagelo quiere tomar incremento aquí hemos dicho únicamente que hay viruela y es verdad; y que sería conveniente nueva revacunación; por lo cual creemos no haber dañado a nadie y mejor hacemos propaganda sanitaria.
Reafirmamos que hay viruela confluente en esta ciudad y no varicela, así es: tan con firmeza lo decimos que en la casa que habita este mismo corresponsal hay tres atacados juntos: en casa de la señora Carmela Aguila hay otros tres; en casa de la señora Jesús Tévez hay dos; en casa de la señora Emilia Gonzáles hay uno; en casa del señor Martín Flores hay dos […] estos solo en el barrio La Parroquia y seguramente que pasando una revisión minuciosa de casa en casa en todos los barrios, resultaría un número crecido de enfermos con VIRUELA MALA.
Quien quiera persuadirme […] que pase por el domicilio de este humilde pero verídico observador y después a los demás y quedará convencido. Así habla LUIS R. HERRERA
(Cela G. O. Culto)
Documento 3
El Día, 20 de mayo de 1933, pp. 1, 4.
“Regresó de oriente el Director General de Sanidad. Vio complacido que allá secundan la obra del gobierno en cuanto a sanidad e higiene”.
Ayer tarde regresó de oriente el señor Director General de Sanidad, doctor Escalante, a donde había ido con el objeto de darse cuenta personalmente, de lo que la prensa de aquella zona ha venido denunciando con insistencia.
Por las palabras que pudimos oír, la situación no es tan alarmante, o más bien, continúa estacionaria. Nada ha cambiado desde la última gira del Director de Sanidad. Casos de paludismo, la enfermedad crónica del país, es todo lo que pudo observar.
Dio dos conferencias. Una en San Miguel y otra en Usulután, las dos ilustradas con proyecciones cinematográficas.
En San Miguel encontró un ambiente favorable a sus labores: autoridades, maestros y alumnos Delegación de Sanidad y médicos, todos estos secundan la obra del gobierno encaminada al establecimiento de la higiene y la sanidad en nuestro país, en toda su magnitud.
Lo mismo pudo contemplar en Usulután en donde dio una conferencia sobre «LA MOSCA», que causó una profunda sensación entre los oyentes.
El doctor Escalante vino complacido y dispuesto a cumplir con los ofrecimientos que hizo para lo cual no duda será secundado por el gobierno que tan interesado se muestra en estas graves cuestiones.
Documento 4
Diario Latino, 26 de mayo de 1933, p. 5.
“No deben publicarse noticias alarmantes”
San Salvador, 24 de mayo de 1933-Nota circular número 559-Señor director del Diario Latino
-Presente,
Pongo en su conocimiento la circular telegráfica que dice:
“Gobernador-Palacio Presidencial, 23 de mayo de 1933. -Sírvase prevenir a periódicos de su jurisdicción no publiquen noticias alarmantes sobre epidemias sin antes informarse documentadamente a fin de evitar pánico en Departamentos vecinos, lo cual viene a perjudicar extraordinariamente intereses nacionales. -Dirección General de sanidad podrá suministrar a usted datos exactos sobre asuntos sanitarios -Afirmó Maximiliano H. Martínez.
Al transcribir a usted el anterior despacho, es con ruegos de que se sirva tomar nota de sus conceptos y procurar no permitir en las columnas de su prestigioso Diario, las publicaciones aludidas, sin llenar los requisitos a que la circular se refiere.
Atentamente E.J. Paredes, gobernador”.
*Walter René Molina es estudiante del Doctorado en Historia de la Universidad Nacional Autónoma de México.