Un grupo de simpatizantes del FMLN fue atacado a balazos en la tarde del domingo 31 de enero, luego de haber participado en el acto de lanzamiento de campaña del candidato a alcalde por San Salvador, Rogelio Canales. Dos personas murieron y tres más resultaron con lesiones graves.
Apenas media hora después de que dirigentes del partido dieran a conocer el hecho en redes sociales, el presidente Nayib Bukele reaccionó en su cuenta de Twitter, insinuando que el FMLN podría haber organizado el ataque contra sus propios militantes para obtener réditos electorales.
“Parece que los partidos moribundos han puesto en marcha su último plan. Qué desesperación por no perder sus privilegios y su corrupción. Pensé que no podían caer más bajo, pero cayeron”, tuiteó y enseguida agregó otro mensaje: “Es increíble el poco valor que le dan a la vida humana. El bien más preciado que tenemos en este mundo. Este gobierno ha luchado por defender la vida, pero parece que hay quienes quieren aferrarse al pasado de muerte. Nuestro pueblo ya no quiere sufrir más”, remató.
El mensaje del mandatario tuvo lugar unos minutos después de que se supiera que una segunda persona había muerto en el Hospital Rosales y antes de que la policía y la fiscalía hubieran elaborado alguna hipótesis basada en sus investigaciones. El mensaje presidencial no incluyó condolencias para las familias de las personas asesinadas, ni unas palabras que buscaran desescalar el tenso ambiente electoral que se vive en El Salvador.
La reacción de Bukele generó indignación entre los dirigentes del FMLN, quienes lo acusaron de ser el responsable de estimular un clima de odio y fanatismo político. Los dirigentes de casi todos los partidos en contienda –salvo Nuevas Ideas y Gana, afines al mandatario– extendieron sus condolencias y condenaron el clima de crispación en el que transcurre la contienda electoral.
“¡No disparen, hay niños!”
Ruth H es una de las personas que se conducían en el vehículo que fue atacado. Estuvo ahí cuando sus compañeros de militancia fueron asesinados. Aceptó a hablar con El Faro casi una hora después del atentado.
Según su relato, una vez que la actividad proselitista terminó, un grupo de militantes abordó un pequeño camión blanco en el monumento a la Constitución, donde había tenido lugar el lanzamiento de campaña del candidato a la alcaldía capitalina, y se dirigieron hacia la sede del partido conocida como 229, ubicada en el centro de San Salvador. El vehículo en el que se conducían estaba decorado con banderas del partido y con imágenes del rostro del candidato.
Cerca de las 6:30 de la tarde, el camión, con 20 simpatizantes del FMLN a bordo, aguardaba sobre la 11 avenida norte para poder cruzar la avenida Juan Pablo II, mientras el semáforo estaba en rojo.
Mientras esperaban, un carro azul tipo sedán se colocó al lado. Comenzó a tirarles agua para hostigarles. Al cambio de luz, el conductor del camión pisó el acelerador para dejar al carro azul atrás. Pero el sedán los siguió hasta interceptarlos.
“Al inicio nos apartamos para que pasaran, nos siguió varias cuadras, pero el hombre se nos volvió a atravesar”, describió Ruth. Tres hombres bajaron del carro, uno de ellos tomó el arma y disparó directo a la pancarta con el rostro del candidato, que cubría el costado izquierdo del camioncito blanco.
“Nosotros les comenzamos a gritar ‘¡No disparen, hay niños, hay niños!’”, recordó Ruth con la voz entrecortada. “Me cuesta hablar”, dijo, tomó aire por unos minutos y continuó su relato. Ruth no recuerda cuánto duró el ataque, solo que luego de ver tanta sangre, supieron que tenían que moverse al hospital Rosales, que se encuentra un par de calles arriba del lugar del ataque. “¡Ochoa, Ochoa! —gritaron al conductor del camión— ¡se está muriendo!”.
Llegaron al hospital Rosales, al área de emergencia. “Nos metimos al Rosales todos”, añadió Ruth. Pese a que en el hospital les atendieron rápido, Ruth cree que uno de los heridos había fallecido ya. “Iba muy mal, era un señor de Soyapango, uno de los veteranos”, dijo.
Ruth ha sido fiel militante desde la campaña de Héctor Silva por la alcaldía capitalina, en 1997.
Discursos de odio
La jefa de fracción del FMLN, Nidia Díaz, fue la primera en condenar el ataque. En sus redes sociales, como en grupos de Whatsapp, comenzó a notificar que había una persona fallecida, alguien más en cuidados intensivos y tres más lesionadas. Minutos más tarde, confirmó un segundo fallecimiento.
“Esto no ocurriría si no fuera por el ambiente de intolerancia y odio que promueve el gobernante de la nación, que estimula y fomenta el odio”, dijo Díaz a El Faro.
Casi 30 minutos más tarde, el presidente Nayib Bukele reaccionó al ataque sugiriendo que era una especie de complot tramado por sus adversarios.
Afuera del hospital Rosales, a las 9:00 p.m., el FMLN montó una conferencia de prensa. El secretario general Óscar Ortiz fue enfático al manifestar que las víctimas iban desarmadas y calificó lo ocurrido como un hecho político, terrorista, que atenta contra el país y la democracia. Ortiz también consideró que estos ataques son propiciados por los mensajes del presidente Bukele.
“El presidente tiene que saber que este tipo de violencia le va a llegar a él”, dijo Ortiz notablemente enojado. “Yo desconozco al presidente de la República”, agregó.
En esa misma línea, el partido Arena emitió un comunicado en donde manifestaron la urgencia de dejar de lado los discursos de odio y división. “La campaña política debe ser una fiesta democrática, no debe ser manchada con sangre… Estas son las terribles consecuencias”, dijeron.
Erick Salguero, presidente de ese partido de derecha, condenó en un tuit: “La violencia política que atenta contra la seguridad, la vida, la democracia y los derechos humanos. Estas acciones son el resultado visible de las incitaciones de odio, la intolerancia y la división”.
El presidente de la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), Javier Simán, se unió a los señalamientos relacionados a los mensajes de odio generados desde el gobierno de Bukele. “Condenamos cualquier tipo de acto de violencia política, venga de quien venga, y nos solidarizamos con los que ahora sufren por ese cobarde crimen. Bukele debería ser el primero en dar el ejemplo de tolerancia y respeto, pero es el principal incitador del odio y la violencia”, dijo Simán en su cuenta de Twitter.
Ante la oleada de señalamientos, otros funcionarios del gobierno de Bukele se lanzaron al ruedo, convirtiendo un incidente en que dos personas perdieron la vida, en una gresca política en tuiter. El presidente de la Comisión Ejecutiva Portuaria Autónoma (Cepa), Federico Anliker, uno de los funcionarios más cercanos al presidente, escribió “Los mismos de siempre, hoy resulta que después de acabarse al país y llevarnos a la violencia social que ellos mismos la propiciaron y otros incluso son parte de esas mafias, hoy se quieren pintar como blancas palomas. ¡NO JODAN!”. Continuó con ese tono durante varios minutos, tuiteando sobre escuadrones de la muerte y guerrilleros asesinos y con memoria corta. “Huele raro que este lamentable hecho de ahora, este (sic) orquestado con el mismo discurso y ciertos medios de comunicación replicando lo mismito. Esperemos que la verdad salga pronto”, añadió.
Alejandro Muyshondt, asesor en seguridad del gobierno, escribió: “¿Quiénes van bien abajo en las encuestas? ¿A quiénes les conviene actos de violencia? ¿Al gobierno le conviene actos así? ¿Entonces?”. El ministro de trabajo, Rolando Castro, compartió un mensaje en el que insinúa que hay una especie de conspiración entre los voceros del FMLN, de Arena y de la ANEP, debido a que todos acusan al presidente de generar un clima de fanatismo y violencia: “El mismo guion”, escribió, acompañando su mensaje de emoticones.
Dos guardaespaldas del ministro de salud detenidos
A las 9:59 p.m., el fiscal general Raúl Melara confirmó que había tres personas capturadas. “Esto es grave, la contienda electoral no puede convertirse en un baño de sangre”, dijo en uno de sus tuits.
El fiscal Melara se trasladó al hospital Rosales, donde eran atendidas las víctimas del atentado.
Fuentes de la Fiscalía y de Policías que estuvieron en la escena confirmaron que de las tres personas capturadas, dos son agentes policiales asignados a la seguridad del ministro de Salud, Francisco Alabí, y el tercero es un agente de seguridad privada que también presentaba servicios de seguridad en el Ministerio de Salud. Uno de los dos guardaespaldas del ministro Alabí que fueron detenidos también presenta heridas de bala y fue trasladado a un centro asistencial. La FGR se encuentra investigando cómo es que resultó herido.
Luego de la medianoche, militantes del FMLN denunciaron que la policía intentaba sacar del hospital Rosales a uno de sus compañeros que resultó herido de bala en el atentado. La ex diputada Lourdes Palacios escribió: “Treinta agentes de la PNC acosan a víctima de atentado en afueras del Hospital Rosales y lo quieren llevar detenido ¿Qué traman?”.
*Con reportes de Gabriela Cáceres, Nelson Rauda y Gabriel Labrador