Un día antes de las elecciones, nadie en Tegucigalpa daba un centavo porque el final de los comicios generales de Honduras fuera pacífico. Las calles se llenaron de negocios que cubrieron sus ventanas con placas de metal y madera. Algunas personas fueron a las gasolineras a llenar los tanques y algunos galones extra que compraron en recipientes plásticos. Académicos, periodistas y líderes sociales daban por hecho que el margen sería muy estrecho y no se imaginaban que ninguno de los dos principales contendientes cediera un centímetro de terreno.
La mañana del domingo 28 de noviembre, día en que los hondureños acudieron a las urnas a elegir a todos los cargos de elección popular en su país, parecía darle la razón al pesimismo: antes de las once de la mañana, a media jornada electoral, tanto Libre, el partido opositor, como el oficialista partido Nacional, ya se habían declarado en ventaja a través de sus redes sociales, argumentando, unos y otros, que sus encuestas de salida de urna les daban ya tendencias claras. Y el final de la jornada no disminuyó la tensión: pese a los ruegos del Consejo Nacional Electoral, que pidió en reiteradas ocasiones a los candidatos y a los partidos que no manejaran cifras hasta no haber concluido el conteo de votos, ambos se declararon ganadores. El primero fue el partido Nacional, que publicó en su cuenta de Twitter, 43 minutos después del cierre oficial de las urnas, un lapidario “GANAMOS, TENEMOS PRESIDENTE”, acompañada de una fotografía de Nasry Asfura. 5 minutos después, el expresidente Manuel Zelaya, líder indiscutible del partido Libre, y esposo de la candidata Xiomara Castro, publicó en la misma red social: “¡GANAMOS! La Alianza de oposición… convoca a conferencia a las 8:00”. Y todo quedó en suspenso.
Alrededor de las seis de la tarde, algunos seguidores de Libre comenzaron a concentrarse frente a la sede del partido. En los altoparlantes sonaban los hits de campaña: el repetitivo y pegajoso “se van, se van, se van”, una cancioncilla que no hace más que repetir eso, y el bailable que asegura que “Juanchi (el actual presidente Juan Orlando Hernández) va para Nueva York, los gringos lo están esperando”, una cumbia que hace alusión a los señalamientos de fiscales y testigos en el juicio estadounidense que relacionan al mandatario con el tráfico de cocaína a gran escala.
A las 8:37, el Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció sus primeros resultados: con el 16.1 % de actas contadas, anunciaron que Libre aventajaba en 20 puntos al partido oficial. Una fanfarria. La página del CNE transmitía en vivo el avance del conteo. El porcentaje de actas subía: con el 19 % la distancia se mantenía, y también con el 22 %, y con el 29 %. Entonces apareció Xiomara Castro, que fue anunciada como la presidenta electa de Honduras. Hay que decir que si los resultados se mantienen estables, ella sería la primera mujer en la historia de los países del Triángulo Norte centroamericano en convertirse en presidenta, en 200 años de historia.
Su discurso contenía algunas promesas muy destacables: “Vamos por una democracia directa y participativa”; “fuera la guerra, el odio, los escuadrones de la muerte, la corrupción, el narcotráfico, fuera las ZEDES”. Esta última promesa toca un tema muy sensible en honduras, las ZEDES (zonas de empleo y desarrollo económico), o “Ciudades Modelo”, son una de las medidas más polémicas de la gestión del presidente Hernández: básicamente son parcelas de territorio hondureño autónomas en términos económicos y jurídicos, en los que se otorgan amplísimas libertades a inversionistas extranjeros. Prometer deshacerse de ella no es una promesa menor.
Castro también se esforzó por desterrar cualquier matiz revanchista y repitió que su gobierno tendería la mano a sus contendientes: “Tiendo la mano a mis opositores, no tengo enemigos, todos somos hondureños”. Esa idea contrasta directamente con una campaña muy polarizada en la que su partido ha generado la idea –tal como lo dice en su jingle de campaña– que harán pagar al Gobierno de Juan Orlando Hernández por sus corruptelas y por sus supuestos vínculos con el narcotráfico.
Finalmente, cedió la palabra a los representantes de los otros cuatro partidos políticos que conformaron la alianza opositora, uno de ellos, el primero en hablar fue Salvador Nasralla, compañero de fórmula de Xiomara Castro y excandidato presidencial en 2013. Nasralla todavía asegura que en 2017, cuando él era el candidato a la Presidencia, hubo fraude. De hecho, la OEA, recomendó repetir las elecciones debido a la enorme cantidad de irregularidades que se presentaron. Pero el Gobierno de los Estados Unidos respaldó la elección y el asunto quedó zanjado.
Luego de la conferencia de prensa, el candidato a la vicepresidencia (vicepresidente electo, según su partido), conversó unos minutos con El Faro.
A las 2:40 de la madrugada del día lunes 29 de noviembre, la página oficial del CNE, aseguraba que la votación había sido masiva: casi un 70 % de hondureños acudieron a las urnas. Con el 50 % de las actas escrutadas, Libre mantenía intactos sus 20 puntos de ventaja y en las calles había petardos, pitos de vehículos y fiesta.
En el discurso de Xiomara Castro se ha insistido en tender puentes con sus adversarios, pero sus votantes esperan en gran medida que cumplan con lo que prometieron en campaña: tomar acciones contra quienes han sido señalados por narcotráfico y corrupción del Gobierno actual. ¿Cómo se pueden conciliar ambas cosas?
En este momento, todo lo que tiene que ver con la justicia para quienes han dañado y han robado, no se puede tocar, porque la justicia está en manos del crimen organizado y es precisamente el congreso que se está eligiendo el que va a determinar la nueva Corte Suprema de Justicia, el nuevo fiscal y el nuevo Ministerio Público, que serán los encargados de hacer justicia para todas esas personas que han cometido actuaciones en contra del pueblo.
¿La oferta de diálogo no implica pues que desde el ejecutivo se dejará de tomar acciones contra quienes hayan estado implicados en hechos de corrupción en este Gobierno?
Totalmente, no podemos olvidar ni dejar impune ni el robo ni los asesinatos, ni los mártires que murieron en 2017 cuando ganamos las elecciones también.
¿Entonces qué significa la oferta de diálogo? ¿Cómo se va a cristalizar esto?
Llamando al diálogo y que entiendan que somos un solo pueblo. Lo de hoy no es el triunfo de un partido político sino que es el triunfo de cinco partidos políticos y del pueblo hondureño en contra de quienes han vendido a nuestra nación.
¿Abrirán canales de comunicación con el partido Nacional?
Sí. Dentro del partido Nacional hay gente buena, el problema son los de la banda de Juan Orlando Hernández, que han tomado decisiones que han significado pobreza.
En este período ha habido una explosión de la migración de hondureños hacia el norte. ¿Qué ofertas para esos hondureños tiene la alianza opositora?
Estoy seguro que al igual que me dijeron en 2013, que si yo ganaba la Presidencia no se irían, y los que me dijeron en 2017 que si yo ganaba se quedaban… todos ellos van a tener ganas de volver. Aunque Estados Unidos no lo sepa, ahí hay 1 millón 800 mil hondureños y no el millón que ellos creen, porque diariamente entran un montón de personas. Solamente en los últimos 8 meses han migrado 10,000 personas, que es una cantidad enorme. Les vamos a dar facilidades para que vengan con los emprendimientos que ya tienen en Estados Unidos y que puedan regresar y hacer su vida aquí para crear trabajo.
Por cierto, los Estados Unidos son un tema clave: el respaldo de ellos a Juan Orlando Hernández fue clave para decidir las elecciones que usted insiste que le robaron ¿ha habido comunicación con la embajada, hay una nueva conversación con los Estados Unidos?
El Gobierno de los Estados Unidos nos prometió que se van a respetar los resultados y los resultados muestran abrumadora diferencia a favor nuestro. Ellos saben, no lo dicen, pero saben que en 2017 su encargado de negocios estuvo en el tribunal electoral supervisando órdenes superiores que venían desde los republicanos que dirigía el presidente Trump. Hoy es un Gobierno demócrata en el que están de acuerdo con que Honduras se autodetermine según la voluntad de la mayoría de gente.
¿Han recibido de forma explícita esa promesa de Estados Unidos?
Bueno, eso nunca había pasado, a mí no me ofrecieron eso cuando yo fui participante y gané. Todo este tipo de cosas las han platicado con la señora Xiomara Castro.