La segunda piel de Byron Alvarado es un escudo de El Salvador tatuado al lado del corazón. Byron nació en Los Ángeles, pero su padre es originario de San Miguel. Dice con orgullo que la patria lo persigue, mientras estira su camisa y apresura el paso para ingresar al Dignity Health Sports Park, en la ciudad de Carson, California, el 21 de agosto de 2021. Esta noche El Salvador juega contra Costa Rica un partido amistoso, con el estadio abarrotado de salvadoreños.
La Barra 503, de Houston, y Bichos Unidos, de Dallas, peregrinan por todo Estados Unidos para acompañar los partidos de La Selecta. Recorren miles de kilómetros en autobús para poner el grito en las gradas y alentar a los jugadores. “Algunos somos indocumentados y corremos el riesgo de viajar a ciudades fronterizas para apoyar. Todo por amor al país”, dice un aficionado que no quiso identificarse.
Miguel Lemus, defensa central de El Salvador, supera la marca del volante costarricense Jewison Bennette, durante el partido del 21 de agosto de 2021, en Carson, California. El partido terminó con un empate sin goles.
Norma Zelaya, de 37 años, es originaria del departamento de Usulután y llegó a Estados Unidos en 1988, cuando tenía cinco años. Vive en Santa Ana, California. Dice que ir a los partidos de El Salvador “es lo máximo” porque los jugadores le traen un pedacito de su tierra cada vez que juegan en su ciudad. Sheriffs del condado de Los Ángeles recorrían el parqueo del estadio durante el partido amistoso ante Costa Rica para brindar seguridad.
Hugo Pérez nació en Morazán y entrena a la Selección salvadoreña, con la que nunca llegó a jugar. Sí fue parte del equipo de Estados Unidos en dos Juegos Olímpicos y en el Mundial 94. Décadas después, es miembro del Salón de la Fama del Fútbol estadounidense y un ídolo en sus dos países.
César y Ana Roldán migraron en los años 80. El fútbol une y divide a la familia al mismo tiempo: Cristian y Alex, sus hijos, son compañeros en el Seattle Sounders FC de la MLS pero contrincantes en la octagonal final de Concacaf, donde Alex viste la camisa de El Salvador y Cristian la de Estados Unidos. Dos banderas ondean en la fachada de su vivienda en Pico Rivera, una ciudad del Este de Los Ángeles.
Giovanni Pérez posa en las instalaciones de Ozzie´s Diner, un bar de carretera en Bells Garden, California. Con su trabajo como camionero sostuvo a sus cuatro hijos, entre ellos el delantero de la selección Joshua Pérez. Giovanni es hermano del entrenador Hugo Pérez, y creció en el centro de Los Ángeles, inmerso en el territorio del Barrio 18, y llegó a jugar en el Club Deportivo FAS. Se retiró del fútbol en 1994.
La familia Alguera Mercado posa frente a su casa en San José, California. Edgar Alguera llegó a Estados Unidos documentado en 1994, pero él y su esposa se beneficiaron del Estatus de Protección Temporal (TPS) después del terremoto del 13 de enero de 2001. Futbolista en El Salvador, ahora tiene una empresa contratista en la rama de la construcción. Edgar es el entrenador personal de Damián, a la derecha con camiseta azul, que con solo 17 años trata de hacerse un puesto como guardameta en la selección de fútbol de El Salvador.
Carlos Zavaleta, padre del defensa central Eriq Zavaleta, volvió a El Salvador después de 48 años para acompañar a su hijo en el partido contra Estados Unidos. Al día siguiente, visitó la que fue su vivienda, sobre la décima calle Poniente y 4° avenida Norte en el barrio San Lorenzo, de Santa Ana, y se encontró con el mismo taller de carpintería y con su tío Héctor Armando Sánchez, de 91 años, al que ya no recordaba. “Este es otro país para mí”, dice Carlos, que en la imagen muestra a su tío un póster de Eriq en el periódico del día.
Desireé Ramírez, de 47 años, junto a su hija Gisselle Calvillo, de 17, en su vivienda en Lancaster, California. Desiré migró en los 80 con seis años. Cruzó de manera ilegal la frontera con su madre y creció en los barrios del centro de Los Ángeles. Ahora es mánager de una escuela. Su hijo Erick, que nació en Estados Unidos, juega desde este año en la selección. “Soy consciente de mi posición en este país en comparación a la de otros migrantes. Mis hijos no son mexicanos, no son salvadoreños; son americanos de papá mexicano y mamá salvadoreña”, dice.
Mario Zúniga huyó de la guerra de El Salvador. Sus padres lo enviaron a Estados Unidos por temor a que el Ejército o la guerrilla lo reclutaran. Ahora es mecánico de aviación. Su hija Stephanie Zúniga, de 25 años, es parte de la selección de fútbol femenino de El Salvador y ha jugado en el Cruzeiro de Brasil y ahora en la Primera División de Fútbol Femenino de Polonia. Las paredes de la casa de la familia, en Pinole, en la Bahía de San Francisco, cuentan la historia de Stephanie, sus logros académicos y deportivos.
Amando Moreno recibe a su abuela y a su madre en el albergue de la Federación Salvadoreña de Fútbol, donde se concentra la Selecta antes del partido contra Estados Unidos el 2 de septiembre de 2021. Sonia es la fan número 1 de su hijo, y combina la agenda deportiva con su negocio de jardinería en New Jersey. Al fondo está Ana María, la abuela , que migró a Estados Unidos en 1989 y en 2003 se escapó a la iglesia de Atiquizaya, en Ahuachapán, para bautizar a Amando: “Ahora sí, ya le dimos energía y todo le irá bien en ese partido”, dicen tras sacarse una foto con él.
Alex Roldán ingresa al estadio Cuscatlán, en San Salvador, para disputar el primer partido de la octagonal contra Estados Unidos, el jueves 2 de septiembre de 2021. Junto a sus compañeros de la Selecta es recibido con aplausos y gritos emocionados de la afición.
Cristian Roldán llega al estadio 20 minutos después que su hermano, y los aficionados alrededor le lanzan insultos, como a todos los jugadores de la selección de Estados Unidos. “Cristian, fucking racist”, gritó un aficionado salvadoreño cuando Roldán se asomó a la puerta del autobús.
Wilma Torres, volante de El Salvador, interactúa con los aficionados en Los Ángeles, tras el amistoso contra Costa Rica el 21 de agosto de 2021. Un jugador que se pone la camisa de la Selecta es un héroe nacional para los salvadoreños en Estados Unidos, sin importar los resultados. Al fondo se eleva una bandera con el rostro de Mauricio Cienfuegos, retirado desde hace 20 años, que por casi una década convirtió al Galaxy de la MLS en un referente para la diáspora salvadoreña.
Damián Alguera hace sus prácticas de rutina en las canchas de la Oak Grove High School, en San José, California, el 24 de agosto de 2021. Su padre, Edgar Alguera, que también jugó como portero en la Liga Mayor de Fútbol de El Salvador en la década de los 80. Damián debutó con la Selección Mayor el 24 de septiembre de 2021, en un partido amistoso contra la selección de Guatemala.
Aficionados se reúnen en una sucursal de hamburguesas In and Out, en Carson, California, cerca del estadio donde la Selecta acaba de terminar su juego contra Costa Rica. Es el único negocio abierto a las 12:30 de la madrugada y los salvadoreños lo abarrotan como unas horas antes abarrotaron el escenario deportivo donde jugó su equipo.