En diciembre pasado, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) demostró que tenía los pies firmemente plantados en Guatemala: ocurrió la captura de 12 personas, una estructura que, según los ministerios Público, de Gobernación y Defensa, funcionaba al servicio de ese cártel mexicano para el trasiego de cocaína en el país desde al menos 2018, cuando comenzaron a seguirle la pista. El CJNG ya no es un rumor que baja desde la frontera con México. Es un hecho en Guatemala.
Entre los detenidos destacan tres militares: el mayor de Aviación Carlos Enrique Durán Cáceres; el capitán segundo de Material de Guerra Ángel Eliberto Vargas Urízar, y el teniente de Infantería Walter Vinicio Contreras Munguía. Estas capturas apuntan a que el CJNG en relativamente poco tiempo cooptó autoridades en el país, después de surgir de una fractura en el Cártel de Sinaloa en 2010, y alcanzar fuerza en México en 2015. Actualmente, su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, alias El Mencho, es el criminal más buscado en México, y uno de los más buscados por Estados Unidos. Comenzó su trayectoria delictiva hace casi 40 años, cuando pasó la segunda mitad de los años 80 en California, y en Texas, donde cumplió una condena de cárcel por trasiego de heroína. En los años 90 se empleó como policía municipal en Jalisco, para acabar la década como narcotraficante y gatillero del Cártel Milenio, luego transformado en el Cártel Jalisco Nueva Generación, según Michael Vigil, un ex agente de la DEA (agencia antidrogas de Estados Unidos). Para 2010, este nuevo cártel ya estaba en ciernes.
Mientras tanto, hace dos meses y a raíz de las capturas, el CJNG pasó de manifestarse en hechos aislados en la frontera con México, negados por las autoridades guatemaltecas, a tener operaciones confirmadas en siete departamentos del país y militares a su servicio.
El CJNG opera en Centroamérica, especialmente en Guatemala, donde hace tiempo tiene una base, y también Honduras, según Vigil, quien se retiró de la DEA hace casi dos décadas, cuando El Mencho ya sumaba al menos 15 años de carrera criminal, y sentaba las bases del CJNG. No hay información disponible acerca de la presencia del cártel en otros países centroamericanos. Sin embargo, Vigil, quien ha seguido la evolución del narcotráfico como analista, afirma que este cártel opera en todos los continentes, menos en Antártica, sólo porque no hay infraestructura. Aunque advierte que es difícil que controle un país por completo, explica que se expandió con rapidez considerando que el CJNG se formó unos 20 años después que el Cártel de Sinaloa.
“El Jalisco se comenzó a expandir rápidamente usando la violencia”, dice el exagente de la DEA. “Su base central es Jalisco, pero funciona en 28 de los 32 estados de México. De Veracruz comenzó a moverse a diferentes países, porque aprendió bastante de las relaciones que desarrolló en Colombia, donde ‘El Mencho’ adoptó las tácticas de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia). En México, las fuerzas de seguridad le tienen mucho miedo”, explica Vigil.
En la primera semana de este mes, el CJNG inició un combate contra un grupo que se escindió en el Estado de Colima, en la costa Pacífica del centro de México. Producto de las balaceras y los más de diez asesinatos, la principal universidad y las escuelas cerraron clases presenciales.
En 2019, un año después de que la Fiscalía de Narcoactividad comenzó a investigar a la estructura del cártel en Guatemala, el CJNG apareció en boca de un actor inesperado: Mario Estrada, el presidenciable del entonces partido Unión del Cambio Nacional. Estrada fue grabado en una reunión con quienes él creía eran miembros del Cártel de Sinaloa, pero resultaron ser policías guatemaltecos encubiertos trabajando con la DEA.
El candidato les ofreció luz verde para traficar drogas a cambio de $12 millones para su campaña. En el curso de la conversación, Estrada presumió haber sido abordado por el Cártel Jalisco Nueva Generación con los mismos intereses. El entonces presidenciable fue capturado en abril de ese año en Miami y luego una corte de Nueva York lo condenó por narcotráfico a 15 años de cárcel, sin que la fiscalía de esta ciudad o la DEA divulgaran si su mención del CJNG fue comprobada.
Pocos sabían que, para entonces, el cártel ya estaba en Guatemala, con la posibilidad, según Vigil, de invertir gran parte de los billones de dólares que gana con el narcotráfico en pagar sobornos a políticos y miembros de las fuerzas de seguridad, como lo apunta el caso de los tres militares detenidos en diciembre pasado. Tanto dinero maneja el CJNG que la esposa de El Mencho, Rosalinda González Valencia, quien fue detenida por lavado de dinero en noviembre pasado en Jalisco, utilizaba 73 empresas en México para las transacciones desde al menos 2016.
Pese a que la Fiscalía de Narcoactividad de Guatemala comenzó a seguir la pista al CJNG en este país hasta 2018, las señales contundentes de que operaba en Guatemala aparecieron hasta 2021. No hubo sólo un evento revelador, con efecto Big Bang, como cuando los Zetas irrumpieron en Guatemala y mataron a 11 personas para anunciarlo en 2008.
En junio del año pasado, surgieron los primeros reportes de hombres portando fusiles de asalto, cubiertos con gorros pasamontañas, y observados en al menos dos municipios de Huehuetenango (a 339 kilómetros al noroccidente de la capital). Entre julio y septiembre, hubo al menos tres balaceras en la frontera, del lado de Chiapas, México, y de La Mesilla (en Huehuetenango, Guatemala). Dos de los casos involucraron al menos un vehículo con placas guatemaltecas.
Los hechos asociados a Jalisco Nueva Generación el año pasado también incluyeron ataques armados a transporte de rutas cortas, y la circulación en redes sociales de vídeos de sujetos armados con fusiles de asalto, y gorros pasamontañas, identificándose como miembros del CJNG, y amenazando a quienes se interpusieran en su camino. El mensaje se replicó también en grabaciones de voz, de sujetos con acento mexicano, enviadas vía WhatsApp desde números desconocidos a cuentas particulares y de periodistas en la frontera guatemalteca.
En un vídeo de septiembre de 2021, el interlocutor acusa a varios policías de robar un cargamento de droga en mayo de ese año, en Raxruhá, Alta Verapaz, Guatemala, y les da un plazo para devolverlo, a cambio de no matarlos. Ese mes, el Ministerio de Gobernación y el MP anunciaron que investigarían el hecho. Cinco meses después no han divulgado información al respecto.
Para “El Mencho” y su organización no es novedad amenazar policías. “Circuló una grabación en la que regaña por teléfono a un policía en México por la instalación de un operativo”, narra Vigil. “Le ordena que saque a la gente del lugar si no se quiere morir, y entonces escuchas al policía responderle, ‘sí señor… Ahora mismo los saco… Sí, señor’”. El exagente de la DEA, quien también fue exdirector de operaciones internacionales para esta agencia, dice que el CJNG es el más fuerte rival del Cártel de Sinaloa, dejando atrás otros cárteles menores, y por eso su presencia en Centroamérica no es extraordinaria.
Las capturas de diciembre pasado, en Guatemala, indican que este cártel tenía influencia mucho más allá de la frontera con México. El Centro Internacional de Investigación de Análisis contra el Narcotráfico Marítimo, con sede en Colombia, que cita información del Ministerio de la Defensa en Guatemala, señaló en agosto pasado que el CJNG opera principalmente en el norte de Guatemala. Sin embargo, a juzgar por los lugares de los operativos de la Fiscalía de Narcoactividad en 2021 para capturar a una estructura del cartel, es evidente que el área donde el cártel opera es mucho más amplia: Alta Verapaz, a 270 kilómetros al este de México; en Escuintla, a 340 kilómetros de la frontera, al sur del país, y en Quetzaltenango, a 168 kilómetros de la frontera rumbo al suroccidente de Guatemala, entre otros departamentos. Un mes antes de las capturas, las autoridades incautaron 200 paquetes de cocaína en conexión con este grupo en Quetzaltenango.
Rápida cooptación de autoridades
El apoyo de militares no es un recurso nuevo del crimen organizado en Guatemala, pero Jalisco Nueva Generación lo obtuvo rápidamente en contraste con otros grupos como los Zetas, que también tuvieron vínculos con algunos militares o ex oficiales hace diez años. Así lo demostró además Juan Ortiz López, alias Chamalé, socio del Cártel de Sinaloa, cuando después de su captura en marzo de 2011, telefoneó al entonces ministro de la Defensa, Abraham Valenzuela.
Los oficiales detenidos en diciembre pasado, por ejemplo, tenían relación directa o indirecta con el rastreo de vuelos de aeronaves que transportan cocaína del CJNG hacia Guatemala, y que aterrizaban en Petén (norte del país) o en Retalhuleu (departamento en la costa del Pacífico). Ambos departamentos fueron el principal destino de los narcovuelos entre 2019 y 2021. Según el MP, los militares capturados se encargaban de retrasar los operativos de ubicación de las aeronaves para que los traficantes pudieran huir con la droga antes de que las autoridades les interceptaran.
Tres semanas antes de las capturas, el mayor Durán Cáceres, uno de los capturados, fue fotografiado mientras mostraba al presidente Alejandro Giammattei un dron recientemente adquirido por la Fuerza Aérea Guatemalteca para operaciones antinarcóticas. Después de las detenciones, las fotografías de ambos desaparecieron de todos los sitios oficiales del Gobierno. Tan familiar era Durán para la estructura que hasta tenía un mote designado: “Tambito de Leche”. Otros tenían motes más peliculescos como “Botudo”, “Beba”, o “La Jefa”, según información del Ministerio Público.
El MP reveló que algunos de los 12 detenidos en diciembre se dedicaban a localizar pistas de aterrizaje clandestinas para el cártel, contrataban cuadrillas de trabajadores para descargar la droga y bloquear el paso de las autoridades, además de amenazar y atentar contra quienes intentaran delatar a la estructura. Las capturas ocurrieron en un año cuando la mayoría de la cocaína incautada fue transportada por vía marítima, y un reducido número, por vía aérea, pero también cuando la incautación anual bajó a 10 toneladas de 13, registradas en 2020, según datos de la Policía Nacional Civil.
Inusual identificación
Las últimas veces en que la Fiscalía o el Ministerio de Gobernación identificaron oficialmente a una estructura internacional de narcotráfico en Guatemala, hablaban del Cártel de Golfo y de los Zetas, entre 2012 y 2013, cuando ambas estructuras comenzaban a debilitarse a raíz de la captura o muerte de sus jefes en México. ¿Qué cambió ahora?
“La investigación arrojó la conexión”, dijo Gerson Alegría, jefe de la Fiscalía de Narcoactividad, respecto a las pesquisas que en conjunto se realizaron con autoridades de otros países. El fiscal no ofreció más detalles, pero de las capturas de diciembre se infiere que, como mínimo, hubo coordinación con México y Colombia. La cocaína es producida en ese país sudamericano, aunque algunos de los vuelos despegan desde pistas clandestinas en Venezuela, según el MP.
Pese a que cómplices del CJNG esperaban en Petén y Retalhuleu cargamentos aéreos provenientes de Sudamérica, en Colombia todavía no hay pruebas concretas de que este cártel tenga vínculos con productores de cocaína, según Ricardo Vargas Meza, Sociólogo e Investigador Asociado para la Corporación Viso Mutop y el Transnational Institute.
“Mi percepción es que tienen un trabajo constante en el terreno, aunque no hay evidencia contundente”, dice Vargas. La salida de las FARC de los territorios que antes controlaba (un retiro que fue parte de los acuerdos de paz con el Gobierno de Colombia), y donde suministraban base o pasta de coca para compradores mexicanos, entre otros, obligó a que se cubriera ese vacío para garantizar el envío de la droga. El experto colombiano señala que extraoficialmente se menciona al Cártel de Sinaloa y, recientemente, también al CJNG, aunque sin evidencia contundente. Sin embargo, el vínculo entre “El Mencho” Oseguera y las FARC que menciona Vigil podría explicar que el cártel tenga un papel en la producción.
La conexión Guatemala-Honduras
Cinco meses después de las señales del CJNG en Guatemala, hechos similares se reportan en Honduras: un vídeo denunciando un tumbe (robo de droga) en conexión con el trasiego aéreo en Olancho, departamento que colinda con Nicaragua. La voz, con acento mexicano, identifica a los sujetos filmados como miembros del CJNG. Como en otro vídeo que circuló en Guatemala, todos portan fusiles de asalto y prometen venganzas al final de plazos determinados, que vencieron sin represalia alguna. Se desconoce si porque la droga fue devuelta o porque se trataba sólo de una amenaza.
En Guatemala, el alcalde de Nentón, Huehuetenango, Rudy Gordillo Velasco, se defendió ante la prensa después que, en un vídeo acerca del robo de droga en Raxruhá, un interlocutor no identificado lo acusara de comprar la droga robada. El alcalde negó su involucramiento, pero además hay duda de la autenticidad del vídeo porque los interlocutores hablan con acento guatemalteco, cuando en otros vídeos y grabaciones de voz el acento de los interlocutores es mexicano.
En Honduras, en el vídeo relacionado con Olancho, el interlocutor reclama droga robada a un tercero, a quien identifica como la persona que recibía avionetas con droga en nombre de “Tony Hernández (condenado a cadena perpetua en EE.UU. por narcotráfico), hermano del expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández (pedido en extradición por EE.UU. por narcotráfico y ya capturado)”.
La policía hondureña, mientras tanto, no confirma oficialmente la presencia del CJNG en su país. En otro vídeo, el interlocutor (con acento hondureño) amenaza a un sujeto que ubica en El Paraíso, Copán, por insultar a un miembro del cártel, y le anuncia “venimos bajando por Petén, Guatemala”. Petén es uno de los lugares donde los militares guatemaltecos detenidos en diciembre intentaban desviar la atención de otras autoridades para el aterrizaje de aeronaves con droga del CJNG.
En los vídeos que circulan en cuentas particulares de redes sociales, y que la prensa hondureña ha replicado, los interlocutores nunca se refieren abiertamente a la cocaína, sino a “las cosas” o a “la carga” robada, pero aclaran que pertenece a “Don Mencho” o que el agravio fue contra “la gente de Don Mencho”.
Similitud de rutas
Al menos una de las rutas de trasiego del CJNG es similar a una que utilizaban los Zetas entre 2011 y 2013, y que, según una fuente militar de Guatemala, involucraron aterrizajes al norte de Honduras, y el traslado por tierra hacia Izabal, desde donde llevaban la cocaína a Alta Verapaz, y después por un breve paso a Quiché para ingresar a Chiapas, México.
En el caso del CJNG, el MP realizó operativos en los departamentos de Guatemala, Sacatepéquez y Quetzaltenango (centro y occidente), Alta Verapaz (norte) y Escuintla (sur), que abarcaron parte de las rutas terrestres después de los aterrizajes en Petén (norte) y Retalhuleu (sur del país).
La Fiscalía no menciona Izabal, aunque en 2021 fue el tercer departamento que reportó más incautación de cocaína después de Petén y Retalhuleu (en un total de incautación nacional de 10 toneladas), así como al menos un aterrizaje de los 17 del año pasado (de los que 15 ocurrieron en Petén y uno más, en Retalhuleu).
En el caso de Izabal, el trasiego ocurrió principalmente en el municipio de Livingston, colindante con Belice, y con costa al Atlántico. El 31 de mayo, la Policía incautó otros 46 kilos de cocaína en una avioneta que se accidentó en la finca El Pilar, en la aldea Cocales Chocón, en ese municipio. Tres semanas antes se había reportado el desalojo forzoso en la comunidad q’eqchi’ Arameo, donde hombres armados con fusiles de asalto y pasamontañas expulsaron a las familias y también incineraron sus viviendas, según reportes de prensa. El Comité de Unidad Campesina (CUC) dijo en un comunicado que los hombres armados además obligaron a siete miembros de la comunidad a firmar un acuerdo de desalojo.
No existe información oficial que revele el motivo del desalojo, aunque ocurrió en una zona que es corredor de droga. El 5 de septiembre, las autoridades reportaron la incautación de mil kilos de cocaína, cinco fusiles de asalto, 300 municiones, teléfonos satelitales, un sistema de posicionamiento global (GPS), entre otros objetos cerca del caserío Toquelá, en Livingston. El vocero del Ministerio de la Defensa, el coronel Rubén Téllez Cabrera, y el Ministerio de Gobernación informaron que el cargamento provenía de Belice, a pocos kilómetros de Toquelá, a donde los traficantes trasladaron la droga en barco sobre el Río Sarstún.
El 9 de septiembre, las autoridades incautaron 25 kilos en un buque proveniente de Colombia que llegó hasta el Puerto Santo Tomás de Castilla, en Izabal. Salvo por el puerto, los lugares de incautación están cerca de la carretera CA-13 que de Izabal conduce a Petén, y también de la Franja Transversal del Norte, que conduce de Izabal a Alta Verapaz, hasta Huehuetenango y la frontera con México, lugares donde se ha reportado presencia del CJNG.
El fiscal Alegría explicó que el uso de las rutas del narcotráfico por un cártel u otro no está cortado con tijera. Dice que son demasiadas para poder identificar cuántas son utilizadas por cada grupo. “En Guatemala, la orientación de las estructuras de trasiego no es hacia un cártel en particular”, explica el fiscal, quien afirma que estas organizaciones funcionan en una suerte de outsourcing para varios cárteles a la vez, aunque no podía asegurar que las estructuras que trafican para el Cártel de Sinaloa también lo hacen para el CJNG.
Jalisco Nueva Generación funciona sin mucho conflicto donde también opera el Cártel de Sinaloa, que ya tiene rutas establecidas. Está en conflicto donde hay cárteles menores, a los que domina porque no tienen los recursos para enfrentamientos sostenidos a largo plazo. “Mientras que al Mencho le importa poco la violencia, Sinaloa está más enfocado en la distribución de la droga”, explica Vigil. “Ismael ‘El Mayo’ Zambada (sucesor de Joaquín “El Chapo” Guzmán al mando de Sinaloa) es más astuto que cualquier capo y sabe que la violencia y el conflicto no son buenos para el negocio”.
En realidad, es tanta la cocaína que se trafica, particularmente hacia Petén, que las estructuras están más ocupadas en traficar que en pelear rutas. Sólo entre 2019 y el primer trimestre de 2021, y sólo considerando la cocaína incautada (un estimado de entre un 10 % y un 30 % de cuanto se trafica), a Petén ingresó un promedio de un kilo de cocaína cada dos horas y con una diversidad de dueños. Esta característica hace que los mapas de territorios de trasiego en Guatemala ahora tengan fronteras borrosas.
Los grupos traficantes en Guatemala son pequeños en poder en contraste con los mexicanos, pero no por ello son menos clave, ya que por lo menos el 90% de la cocaína incautada en Estados Unidos pasa por territorio guatemalteco, según lo señala el Departamento de Estado estadounidense desde hace al menos cinco años.
Fuera de la expansión de rutas y cooptación de autoridades, Vigil vaticina que, en la medida que el CJNG encuentre oposición y se involucre en conflictos armados, el precio de la cocaína podría subir en Centroamérica porque aumentará el costo de transportarla por un territorio más violento (en Guatemala, según el grado de pureza, y el sitio de venta, el precio del kilo oscila entre $8,000 y $12,000). Ese vaticinio del incremento de la violencia todavía no se cumple en Guatemala, salvo por los hechos armados en la frontera con México en la segunda mitad de 2021. En Guatemala, la cooptación de autoridades les garantiza a los narcotraficantes traficar sin conflictos, que es lo que, según las autoridades, intentaban garantizar en Petén y Retalhuleu los militares guatemaltecos que fueron capturados en diciembre.