Hubo 87 asesinatos en El Salvador entre el 25 y el 27 de marzo de 2022. El sábado 26, con 62 homicidios, es el día más violento del que se tiene registro en el país en lo que va del siglo 21. Un informe del Centro de Información y Control Operativo Policial (COP) detalla que los crímenes del sábado se diseminaron en 43 municipios de 12 de los 14 departamentos del país. Con fuentes policiales y testimonios de personas cercanas a algunas víctimas, El Faro reconstruye la jornada del sábado y las historias de algunas de las personas asesinadas: un surfista, una vendedora de verduras, un zapatero… Según el informe policial, solo 13 de las 62 víctimas pertenecían a una pandilla. Seis, a la MS-13; cinco, al Barrio 18 Sureños; uno, al Barrio 18 Revolucionarios; y uno, a la Mao Mao. Del resto no hay nada en el informe que los relacione con ninguna estructura criminal.
Solo en Morazán y Cabañas no se reportaron homicidios el sábado. Además, solo hubo un caso, en Santa Ana, con más de una víctima en la misma escena.
El costero municipio de La Libertad fue escenario de tres crímenes: uno en la carretera a Surf City, uno en la playa El Amatal y uno en el cantón Santa Cruz. Solo en el municipio de Ahuachapán (5) hubo más víctimas.
Tipos de armas con las que se cometieron los asesinatos.
Es usual en las estadísticas de homicidios que la mayoría de víctimas sean hombres jóvenes. Si bien el sábado la mayoría de víctimas fueron hombres, el promedio de edad de 46 víctimas identificadas fue de 38.7 años
Extremos del rango de edades. 18 y 66.
Lilian del Tránsito Menéndez fue la primera víctima del sábado. De acuerdo con el reporte policial, un grupo de hombres ingresó a su casa y la asesinó a machetazos. Tenía 42 años y trabajaba haciendo oficios domésticos.
Lilian del Tránsito Menéndez fue la primera víctima del sábado. De acuerdo con el reporte policial, un grupo de hombres ingresó a su casa y la asesinó a machetazos. Tenía 42 años y trabajaba haciendo oficios domésticos.
Cinco días después de que Melvin Vásquez fue asesinado y su cuerpo fue encontrado en el puente Chilama, a un costado de la carretera a Surf City, cuatro de sus amigos están reunidos en un negocio de reparación de tablas de surf, en La Libertad. Bebían cerveza en vasos plásticos y escuchaban música de Vico C en una pequeña bocina mientras recordaban historias de Melvin, que para ellos era Melman, o Lomo de aguja. Dicen que, cuando llegaba a este local, los saludaba a los gritos y puteadas desde media cuadra atrás, o que se servía “dos libras de carne, medio pichel de arroz y un gran rimero de tortillas” cuando hacían parrilladas juntos.
Ninguno de los amigos quiere que se publique su nombre. Tienen miedo: la Policía encontró a Melvin a las siete de la mañana del sábado 26 de marzo. Estaba atado de pies y manos y tenía disparos en el rostro. La foto se hizo viral, pero el nombre de Melvin no salió en los medios. Ellos lo reconocieron pronto: vestía un short rojo con rayas blancas y una camisa verde, el mismo atuendo que había usado el día que terminaron juntos de pintar una casa en enero.
Melvin no era pandillero. Tenía 27 años y, según uno de sus amigos, “le entraba a todo”: daba clases de surf por 10 dólares la hora, cobraba para parquear carros de los turistas que visitan el Puerto de La Libertad el fin de semana y, desde hacía unas semanas, colaboraba como asistente de albañilería, o pintando y reparando techos. Era “full extras”, dice el hombre que lo había empleado.
Era local: estudió en la escuela parroquial del Puerto de La Libertad y luego en el Instituto Nacional del Puerto, donde cursó dos años de bachillerato aunque no se graduó. Por lo demás, lo describen como un hombre que disfrutaba la vida en la playa: surfear, fumar, pasar el rato. El 2020 fue duro para Melvin: su madre murió en abril y su abuelo materno en agosto.
La empresa Swan Bitcoin montó una página para recaudar fondos para Melvin, motivados por Alexandra Dumitru, una bitcoiner estadounidense que publicó en Twitter que era amiga de Melvin y lo describió como “un cachorro grande y amable”. Los fondos serán destinados para la niña de 10 meses que Melvin estaba criando.
Al fondo del local, uno de sus amigos muestra la tabla de surf que usaba, una longboard roja. Mientras la enseña, una tabla se cae a sus espaldas, sin que nadie la mueva. “Bravo está que le estemos tocando su tabla”, dice. Y se despide: “Ya nos vamos, vos”.
Cinco días después de que Melvin Vásquez fue asesinado y su cuerpo fue encontrado en el puente Chilama, a un costado de la carretera a Surf City, cuatro de sus amigos están reunidos en un negocio de reparación de tablas de surf, en La Libertad. Bebían cerveza en vasos plásticos y escuchaban música de Vico C en una pequeña bocina mientras recordaban historias de Melvin, que para ellos era Melman, o Lomo de aguja. Dicen que, cuando llegaba a este local, los saludaba a los gritos y puteadas desde media cuadra atrás, o que se servía “dos libras de carne, medio pichel de arroz y un gran rimero de tortillas” cuando hacían parrilladas juntos.
Ninguno de los amigos quiere que se publique su nombre. Tienen miedo: la Policía encontró a Melvin a las siete de la mañana del sábado 26 de marzo. Estaba atado de pies y manos y tenía disparos en el rostro. La foto se hizo viral, pero el nombre de Melvin no salió en los medios. Ellos lo reconocieron pronto: vestía un short rojo con rayas blancas y una camisa verde, el mismo atuendo que había usado el día que terminaron juntos de pintar una casa en enero.
Melvin no era pandillero. Tenía 27 años y, según uno de sus amigos, “le entraba a todo”: daba clases de surf por 10 dólares la hora, cobraba para parquear carros de los turistas que visitan el Puerto de La Libertad el fin de semana y, desde hacía unas semanas, colaboraba como asistente de albañilería, o pintando y reparando techos. Era “full extras”, dice el hombre que lo había empleado.
Era local: estudió en la escuela parroquial del Puerto de La Libertad y luego en el Instituto Nacional del Puerto, donde cursó dos años de bachillerato aunque no se graduó. Por lo demás, lo describen como un hombre que disfrutaba la vida en la playa: surfear, fumar, pasar el rato. El 2020 fue duro para Melvin: su madre murió en abril y su abuelo materno en agosto.
La empresa Swan Bitcoin montó una página para recaudar fondos para Melvin, motivados por Alexandra Dumitru, una bitcoiner estadounidense que publicó en Twitter que era amiga de Melvin y lo describió como “un cachorro grande y amable”. Los fondos serán destinados para la niña de 10 meses que Melvin estaba criando.
Al fondo del local, uno de sus amigos muestra la tabla de surf que usaba, una longboard roja. Mientras la enseña, una tabla se cae a sus espaldas, sin que nadie la mueva. “Bravo está que le estemos tocando su tabla”, dice. Y se despide: “Ya nos vamos, vos”.
20 homicidios se cometieron o reportaron entre las ocho y las diez de la mañana, el período más violento del día.
20 homicidios se cometieron o reportaron entre las ocho y las diez de la mañana, el período más violento del día.
Sergio Wilfredo Martínez tenía 22 años. Trabajaba con su padre en un puesto de venta de zapatos y sandalias ubicado en la plaza Bendición de Dios, en el centro de Lourdes, Colón. Según la Policía, Sergio atendía a los clientes entre las 8:00 a.m. y 5:00 p.m. El sábado 26 de marzo estaba afuera del negocio cuando un hombre le disparó tres veces. Murió en el lugar.
Sergio Wilfredo Martínez tenía 22 años. Trabajaba con su padre en un puesto de venta de zapatos y sandalias ubicado en la plaza Bendición de Dios, en el centro de Lourdes, Colón. Según la Policía, Sergio atendía a los clientes entre las 8:00 a.m. y 5:00 p.m. El sábado 26 de marzo estaba afuera del negocio cuando un hombre le disparó tres veces. Murió en el lugar.
Maritza Elizabeth Ramos Carías tenía 40 años. Según dos fuentes policiales vinculadas a la investigación, se dedicaba a vender frutas y verduras en el mercado central de Sonsonate. Uno de sus familiares contó a la Policía que Maritza era madre de dos niñas. El sábado 26 de marzo, a las cinco de la tarde, regresaba de vender y caminó hacia su casa ubicada en el cantón Pushtán, municipio de Nahuizalco, a unos 7 kilómetros de Sonsonate. De acuerdo con el reporte preliminar de la Policía, dos hombres le dispararon cuando estaba a cinco cuadras para llegar a su casa. Sus familiares y amigos realizaron una misa de cuerpo presente en la parroquia San Juan Bautista de Nahuizalco, según reportó La Prensa Gráfica.
Maritza Elizabeth Ramos Carías tenía 40 años. Según dos fuentes policiales vinculadas a la investigación, se dedicaba a vender frutas y verduras en el mercado central de Sonsonate. Uno de sus familiares contó a la Policía que Maritza era madre de dos niñas. El sábado 26 de marzo, a las cinco de la tarde, regresaba de vender y caminó hacia su casa ubicada en el cantón Pushtán, municipio de Nahuizalco, a unos 7 kilómetros de Sonsonate. De acuerdo con el reporte preliminar de la Policía, dos hombres le dispararon cuando estaba a cinco cuadras para llegar a su casa. Sus familiares y amigos realizaron una misa de cuerpo presente en la parroquia San Juan Bautista de Nahuizalco, según reportó La Prensa Gráfica.
El 27 de marzo, el Concejo Municipal de San Sebastián, en San Vicente, publicó una esquela: “lamentamos el sensible fallecimiento de nuestro amigo y compañero Marcilio Rosales”. En la Alcaldía nadie acepta conversar del caso. El alcalde Carlos Barquero pide consultar con la Policía. Una compañera de trabajo se excusó de hablar: “Él era casi un hermano. Está muy reciente esto y no le puedo dar más información”, dijo.
Marcilio era conocido como “Don Chilo” en la Alcaldía y en la colonia donde vivía. Tenía 48 años. Es recordado como alguien muy activo en su comunidad. “A él le gustaba hacer de todo. Jugaba fútbol. Era albañil, electricista y fontanero. Tenía 22 años de trabajar en la alcaldía, donde lo ponían a hacer de todo”, dijo una familiar, quien aceptó hablar durante diez minutos al interior de su vivienda. Tiene miedo y por seguridad pidió no mencionar su nombre. “Él era un soporte para la familia. Nos hace falta”, dijo.
Don Chilo fue encontrado, según un reporte de la Policía, a las 20:00, “con lesiones en distintas partes de su cuerpo” frente a su residencia, que está ubicada al final de una calle cerca de la entrada del municipio. A escasos metros está una cancha de polvo, donde Marcilio solía participar en los torneos navideños de fútbol. En la delegación policial del municipio, a 500 metros de donde encontraron a Marcilio, respondieron que el caso tiene reserva y que no pueden dar información.
El 27 de marzo, el Concejo Municipal de San Sebastián, en San Vicente, publicó una esquela: “lamentamos el sensible fallecimiento de nuestro amigo y compañero Marcilio Rosales”. En la Alcaldía nadie acepta conversar del caso. El alcalde Carlos Barquero pide consultar con la Policía. Una compañera de trabajo se excusó de hablar: “Él era casi un hermano. Está muy reciente esto y no le puedo dar más información”, dijo.
Marcilio era conocido como “Don Chilo” en la Alcaldía y en la colonia donde vivía. Tenía 48 años. Es recordado como alguien muy activo en su comunidad. “A él le gustaba hacer de todo. Jugaba fútbol. Era albañil, electricista y fontanero. Tenía 22 años de trabajar en la alcaldía, donde lo ponían a hacer de todo”, dijo una familiar, quien aceptó hablar durante diez minutos al interior de su vivienda. Tiene miedo y por seguridad pidió no mencionar su nombre. “Él era un soporte para la familia. Nos hace falta”, dijo.
Don Chilo fue encontrado, según un reporte de la Policía, a las 20:00, “con lesiones en distintas partes de su cuerpo” frente a su residencia, que está ubicada al final de una calle cerca de la entrada del municipio. A escasos metros está una cancha de polvo, donde Marcilio solía participar en los torneos navideños de fútbol. En la delegación policial del municipio, a 500 metros de donde encontraron a Marcilio, respondieron que el caso tiene reserva y que no pueden dar información.
• 08 PM
Bukele pide régimen de excepción vía twitter
Nayib Bukele
@nayibbukele
8:04 p. m. · 26 mar. 2022 · Twitter for iPhone
La plenaria inició después de la medianoche y los diputados aprobaron el régimen de excepción solicitado por el presidente a las 3:45 de la mañana del domingo. La Asamblea aprobó extender de 3 a 15 días el plazo que una persona puede estar detenida sin ser presentada a un juez, además de limitar el derecho de reunión y asociación, y facultar la intervención de telecomunicaciones sin autorización judicial.
La plenaria inició después de la medianoche y los diputados aprobaron el régimen de excepción solicitado por el presidente a las 3:45 de la mañana del domingo. La Asamblea aprobó extender de 3 a 15 días el plazo que una persona puede estar detenida sin ser presentada a un juez, además de limitar el derecho de reunión y asociación, y facultar la intervención de telecomunicaciones sin autorización judicial.
Tres días después del día más violento del siglo, la Asamblea hizo otra decena de reformas que aumentan penas por delitos vinculados a pandillas hasta para niños y creó jueces anónimos para que tramiten estos casos. Tras el fin de semana, el lunes 28 de marzo hubo dos homicidios; el martes, ninguno; el miércoles, tres; el jueves, dos, y el viernes, ninguno.
Tres días después del día más violento del siglo, la Asamblea hizo otra decena de reformas que aumentan penas por delitos vinculados a pandillas hasta para niños y creó jueces anónimos para que tramiten estos casos. Tras el fin de semana, el lunes 28 de marzo hubo dos homicidios; el martes, ninguno; el miércoles, tres; el jueves, dos, y el viernes, ninguno.
En la semana siguiente, la cuenta de Twitter del presidente Bukele, a veces llena de mensajes en inglés sobre bitcoin e inversión, se transformó en una cuenta policial, llena de fotos de pandilleros detenidos, golpeados o muertos y burlas y desafíos a instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que reclamaron por la arbitrariedad e ilegalidad de algunas de las reformas aprobadas. En un tuit a las nueve de la mañana del viernes 1 de abril, Bukele se quejó de que un juez “intentó liberar” a pandilleros imputados por delitos de 2019. Por la tarde, el juez fue removido.
En la semana siguiente, la cuenta de Twitter del presidente Bukele, a veces llena de mensajes en inglés sobre bitcoin e inversión, se transformó en una cuenta policial, llena de fotos de pandilleros detenidos, golpeados o muertos y burlas y desafíos a instituciones como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que reclamaron por la arbitrariedad e ilegalidad de algunas de las reformas aprobadas. En un tuit a las nueve de la mañana del viernes 1 de abril, Bukele se quejó de que un juez “intentó liberar” a pandilleros imputados por delitos de 2019. Por la tarde, el juez fue removido.
Nayib Bukele
@nayibbukele
9:03 p. m. · 27 mar. 2022 · Twitter for iPhone
Nayib Bukele
@nayibbukele
6:18 p. m. · 28 mar. 2022 · Twitter for iPhone
Nayib Bukele
@nayibbukele
5:16 p. m. · 29 mar. 2022 · Twitter for iPhone
Nayib Bukele
@nayibbukele
5:56 p. m. · 29 mar. 2022 · Twitter for iPhone