La noche del 18 de julio del 2022, durante el Régimen de Excepción, soldados y policías rodearon la casa de Uziel de Jesús Pineda, de 25 años, lo capturaron a pesar de las súplicas de su madre, Vilma Pineda, quien pedía piedad para su hijo que padece de insuficiencia renal desde que era un adolescente. En las redes sociales, según los familiares, circulaban imágenes de Uziel junto a seis vecinos de la comunidad El Jobal de la isla El Espíritu Santo, y se les acusaba de pertenecer a estructuras criminales, a pesar de que la comunidad asegura que en esa isla no ha habido pandillas, algo que algunas autoridades del lugar confirman. La captura de Pineda ocurrió como cientos otras durante el Régimen: la Policía no explicó en el momento la razón de la captura, aunque luego les acusaron de colaborar con las pandillas. Uziel se unió a los otros 21 isleños capturados días atrás. Esa misma noche fueron llevados a las bartolinas de la PNC de Usulután, donde Uziel y otro vecino de la isla permanecieron debido a padecimientos de salud.
Uziel obtuvo una carta de libertad bajo medidas sustitutivas en una audiencia celebrada el 29 de julio en el Juzgado Especializado de Instrucción de San Miguel, pero, debido a las vacaciones de agosto y a la burocracia, estuvo 19 días más en las bartolinas de Usulután. Antes de la audiencia había estado tres días en el hospital debido a una crisis renal que lo puso al borde de la muerte y terminó con él de emergencia en el Hospital Nacional General San Pedro de Usulután. En esos tres días pudo reposar su espalda en una colchoneta y no tuvo que dormir con las piernas de un compañero de celda en medio de las de él debido al hacinamiento. 'A pesar de la crisis, estar en el hospital fue mejor que seguir en una bartolina donde dormíamos en el suelo junto a otros enfermos en una misma celda, y en donde tenía que usar las camisas como colchón', dijo.
El 16 de agosto, Uziel fue liberado. Al regresar a la isla fue recibido por sus vecinos como un familiar al cual tenían mucho tiempo de no ver. Alguna gente lloró al verlo, lo abrazaron y hubo en su casa una bienvenida, una fiesta por volver a ver a uno de los 22 capturados en El Jobal.
'Anoche no pude dormir nada recordando los días que pasé encerrado, y creo que eso es algo que nunca voy a olvidar, porque mi familia y yo hemos luchado mucho por mi vida. ¿Se imagina si me hubiera pasado algo peor allá adentro? No es justo. También recuerdo a las personas buenas que estaban adentro, con los que nos apoyamos mutuamente para aguantar el encierro, a los otros enfermos y con los que tuve que compartir comida porque su familia no sabía dónde estaban detenidos. Ahora quiero tratar de olvidar y de vivir lo mucho o lo poco de vida siendo buena persona como siempre lo he sido y como en mi familia me enseñaron', dijo tras la primera noche en libertad.
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
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