Internacionales / Cultura
Cargar los balones y otras primicias en las canchas de Qatar 2022

Balones con sensores capaces de arrebatar a Cristiano Ronaldo un gol y de sacar a Alemania del Mundial. Partidos de 110 minutos o Francia sustituyendo a la mitad del equipo al verse en desventaja. Un defensor volcado en el césped ante un cobro de tiro libre, el ‘cocodrilo’, como una pequeña señal de que en el fútbol de élite todavía hay queda algo fuera de las manos de los señores de FIFA ni sus patrocinadores.

ADRIAN DENNIS

Fecha inválida
Álvaro Murillo

Antes en un Mundial mayor gol era gol, sin revisiones previas en pantalla, y el director técnico tenía que medir mejor sus cambios de jugadores porque no podía pasarse de tres, incluido dos en otra época. Jamás hubo 26 jugadores a disposición y en el desarrollo del juego perder el tiempo era una estrategia valiosa, porque después de los 90 minutos reglamentarios reponer cinco habría sido una extravagancia del árbitro. O de la árbitra, debemos decir en estos tiempos, en que también debemos aceptar como normal ver a un futbolista tumbarse en el piso junto a los talones de sus compañeros para evitar un gol de astucia en un tiro libre directo a marco.

Pero Qatar 2022 nos cambió las cosas y aquí vemos como el fútbol también se altera en el terreno de juego, no solo en las mesas de negocio. 

Pasados los 50 partidos de la Copa Mundial y a punto de consolidarse la lista de ocho selecciones que disputarán los cuartos de final, ya está claro que con Qatar los juegos mundialistas se desarrollan diferente y esos cambios alteran los marcadores, pueden hacer que sea campeón un equipo que con las circunstancias de cuatro años atrás no lo habría logrado, y obligan a directores técnicos y jugadores a plantearse diferentes formas para competir, de ahora en adelante.

La culpa la puede tener la tecnología o la pandemia, pero también la tendencia de protección física de los jugadores y la de inclusión de la mujer, sin descartar la globalización del fútbol que permite que llegue a las élites los inventos futbolísticos de canchas remotas donde quizás nadie filmó a ese que pensó “me tiraré al piso para que mis compañeros salten despreocupados de que nos metan un gol por tiro rastrero”. Y ahora tendremos que aceptar como normal lo que hicieron en Qatar figuras como el mediocampista inglés Jack Grealish, cuando el tirador camerunés acomodaba la pelota para el cobro de falta en en el partido que dio a los británicos el boleto a cuartos de final.

Sin duda el cambio más fuerte y que llevará horas y horas de discusión cuando acabe esta Copa Mundial, es el de la tecnología y el uso del VAR junto a los balones con chip para marcar si salieron o no del campo, pero incluimos aquí también otras cinco novedades que están ya instaladas en el césped.

¿Están cargadas las bolas?

El uso del Video Assistant Referee (VAR) no es nuevo en una Copa Mundial de fútbol mayor, pues se estrenó cuatro años atrás en Rusia 2018, pero en esta ocasión tiene un componente adicional: la pelota oficial llamada Al Rihla que contiene un chip para enviar información constantemente a una central y complementar lo que ahí determinan reglamentario o no. Por eso la imagen que se viralizó de unos balones conectados a la corriente eléctrica antes de un partido, como si fueran teléfonos celulares. Ya no basta con inflarlos como siempre.

Los jugadores o aficionados no solo debe esperar a que unos árbitros instalados fuera del campo revisen las imágenes de las 12 cámaras que rastrean hasta 29 puntos de datos de cada jugador, 50 veces por segundo, y permiten -teóricamente- indicar si un futbolista está en posición antirreglamentaria o no en una ofensiva de gol. Ahora este señalamiento se hace de manera casi automática al procesarse los datos que llegan desde el esférico a una velocidad de 500 veces por segundo, para determinar con precisión su ubicación en un momento determinado. Todo esto debería reducir los errores arbitrales y quizás también las polémicas que son parte sustantiva de las discusiones posteriores a los juegos, aunque en Qatar nada de esto se ha erradicado, que lo digan los que vieron al uruguayo Edison Cavani furioso lanzando al piso la pantalla del VAR después del juego en el que su selección perdió las posibilidades de acceder a octavos de final.

La jugada más crítica, sin embargo, fue la que permitió a Japón validar su segundo gol contra España, lo cual hizo que Alemania quedara eliminado en fase de grupos. Se trata de la anotación de Ao Tanaka después de que cualquier ojo humano o cámara normal habría detectado que la bola salió del campo por la línea final, pero el árbitro sudafricano Víctor Gomes, echó mano de la tecnología y en esta ocasión el chip del balón fue clave para determinar que no, que todo estaba en regla y que los japoneses podían celebrar felices. Aunque las mil repeticiones televisivas dirían todo lo contrario, Alemania no tuvo opción más que hacer maletas para retornar a casa.

También tienen esos balones la culpa de que resultara nulo el festejo egoísta de Cristiano Ronaldo del primer gol de Portugal contra Uruguay, porque la pelota registra cada contacto y se comprobó después que el histórico delantero no la tocó ni con un pelo en el centro que hizo su compañero Bruno Fernandes, por lo cual la anotación se le acreditó a este. 

Reposición del tiempo: hasta 10% del total del partido

Para este punto tenemos que recordar a aquel carismático árbitro italiano llamado Pierluigi Collina, actual presidente de la Comisión de Árbitros de la FIFA. Fue él quién salió a explicar a la prensa por qué los tiempos de reposición, inusualmente extensos, que llamaron la atención desde el inicio de la Copa Mundial. “Hemos pedido a los árbitros que sean muy rigurosos y que añadan todo lo que se necesite para compensar las pérdidas de tiempo. Vamos a perseguir a los que intentan engañar, los que fingen buscando un beneficio propio. Es algo inaceptable y no lo vamos a permitir”, dijo Collina en declaraciones que recogió AFP.

Por eso parece que deberemos acostumbrarnos a plazos de compensación largos, tanto como los 24 minutos que se añadieron al juego Inglaterra-Irán o el promedio de siete minutos en los juego de la fase de grupos. 

“Queremos evitar partidos con 42, 43 o 44 minutos de tiempo efectivo. Por eso habrá que compensar los tiempos por sustituciones, penales, celebraciones, asistencia médica o, por supuesto, el VAR', añadió Collina con el argumento de que se trata de respetar a los aficionados. 

La medida puede ayudar a agilizar el juego en su tiempo reglamentario de 90 minutos, pero también puede propiciar un exceso de esfuerzo físico de los jugadores, como se vio con varios casos de calambres en los minutos finales. Además algo que pocas veces de nota: la concentración de un jugador habituado a las acciones durante 95 minutos como mucho, algo que puede ser crítico para el resultado del partido.

Una última del arbitraje: ellas

Hay otra novedad en el arbitraje, aunque esta no debería por qué incidir en el desarrollo del juego o en sus resultados del fútbol masculino mayor. Se trata de la incorporación de equipos arbitrales formados por mujeres, como ocurrió por primera vez este 1° de diciembre en el partido Costa Rica-Alemania. La francesa Stéphanie Frappart fue la jueza central y captó toda la atención en un torneo alojado precisamente en el país Qatar donde las mujeres viven bajo el control masculino.

“Esto es también una fuerte señal de las instancias (deportivas) de que hay mujeres en este país (...) No soy una portavoz feminista, pero sí puede ayudar a las cosas... Sé que a menudo desempeñamos un papel, especialmente en el deporte”, dijo la reconocida árbitra que ya es parte de la escena futbolística en Europa, según AFP.

En esta foto de archivo tomada el 1 de diciembre de 2022, el delantero de Alemania #09 Niclas Fuellkrug (D) espera la decisión del árbitro francés Stephanie Frappart después de anotar el cuarto gol de su equipo durante el partido de fútbol del Grupo E de la Copa Mundial de Qatar 2022 entre Costa Rica y Alemania en el estadio Al-Bayt de Al Khor, al norte de Doha. (Foto de Glyn KIRK / AFP).
En esta foto de archivo tomada el 1 de diciembre de 2022, el delantero de Alemania #09 Niclas Fuellkrug (D) espera la decisión del árbitro francés Stephanie Frappart después de anotar el cuarto gol de su equipo durante el partido de fútbol del Grupo E de la Copa Mundial de Qatar 2022 entre Costa Rica y Alemania en el estadio Al-Bayt de Al Khor, al norte de Doha. (Foto de Glyn KIRK / AFP).

En la teoría, no debería ser diferente que arbitre un hombre o una mujer, aunque el valor simbólico es notable en momentos de fuerte impulso del fútbol femenino, como parte de los esfuerzos de FIFA por ampliar los mercados del balompié en tiempos de fuertes reivindicaciones por la igualdad entre hombres y mujeres. Parecen ir perdiendo el juego las voces que acusan al arbitraje femenino en el fútbol masculino de mostrar posiciones demasiado radicales como una manera de contrarrestar la supuesta intimidación de los futbolistas varones. Al menos en el Costa Rica-Alemania no hubo ni asomo de ello.

Más jugadores por selección

Fueron casi 100 los futbolistas que acudieron a Qatar 2022 y que no lo habría hecho si FIFA no hubiera autorizado ampliar a 26 las listas de convocados de cada selección, con el objetivo de evitar contratiempos por algún contagio de coronavirus, por efectos de las cuarentenas o consecuencias que sobre la condición física de los atletas tuvieron los trastornos de calendarios anuales.

Las consideraciones de FIFA también tienen relación con la alteración del calendario mundialista con la Copa en Qatar, que por primera vez en la historia se programó para noviembre y diciembre en lugar de junio y julio, para evitar las altas temperaturas de mediados de año. Esto obligó a serios ajustes de otras competencias de los clubes, sobre todo en Europa, y a modificaciones en la planificación de la preparación física de los futbolistas, lo que podía incidir en lesiones y afectar de manera más fuerte a los equipos. Con la disponibilidad de más jugadores, hasta 26 en lugar de 23, los directores técnicos podían hallar las soluciones con menos dificultades, como ya se había decidido en otros torneos de confederaciones.

Un ejemplo lo hallamos en Francia con su estrella Karim Benzema, que tras ser convocado se lesionó días antes de comenzar el Mundial y el seleccionador, Didier Deschamps, encaró sin él y sin problemas toda la fase de grupos y octavos de final, pero una posible recuperación lo podría involucrar de nuevo para cuartos de final o eventualmente fases posteriores. 

Quedará por ver si esta decisión de ampliar la cabida a más jugadores se mantiene para mundiales posteriores.

Cambiar a medio equipo en un mismo partido

Otra de las novedades relacionadas a la pandemia fue la habilitación de hasta cinco cambios por cada equipo, en lugar de los tres habituales. La ampliación aprobada en ligas nacionales y torneos regionales desde 2020 se estrenó en Qatar 2022 y no parece que haya vuelta atrás, con la idea de mantener la intensidad física de los partidos pero también de proteger el cuerpo de los jugadores.

Con la ventaja de contar con una plantilla de hasta 26 jugadores disponibles, los directores técnicos pueden ampliar sus opciones en el banquillo y escoger cinco para cambiar casi a la mitad del equipo, pero en tiempos extra se habilita un sexto cambio.

Esto aumenta el margen de maniobra de los técnicos, lo cual añade complejidad también al manejo de los partidos, aunque con algunas limitaciones, pues no se pueden hacer las sustituciones en cualquier momento. FIFA determinó que hay momentos específicos, con el objetivo de no cortar tanto el trámite del juego. Que siga siendo intenso y que no afecte el espectáculo, una prioridad en los manejos de la industria.

Así como Francia en su partido contra Túnez sustituyó la mitad de sus jugadores de campo, porque ya clasificados había empezado sin sus titulares habituales y los tunecinos se habían puesto en ventaja. Entraron entonces Griezmann, Mbappé, Dembelé, Rabiot y Saliba, con el afán de emparejar el marcador. No lo lograron, pero fue innegable que el partido se puso más emocionante.

Más allá de las reglas: 'el cocodrilo'

Quizás había tardado en llegar, pero el fútbol también tiene sus tiempos. Por eso es Qatar 2022 el mundial de fútbol en que vimos por primera vez a un futbolista acostarse en el césped detrás de la barrera de sus compañeros ante el cobro de una falta de tiro directo. De esta manera evita, o al menos dificulta, que el lanzador dispare por debajo de los hombres de la barrera cuando estos saltan pensando en bloquear un posible remate por alto. 

El delantero de Inglaterra #07 Jack Grealish se acuesta detrás de la pared durante el partido de fútbol de octavos de final de la Copa Mundial de Qatar 2022 entre Inglaterra y Senegal en el estadio Al-Bayt en Al Khor, al norte de Doha el 4 de diciembre de 2022 (Foto de Anne-Christine POUJOULAT / AFP).
El delantero de Inglaterra #07 Jack Grealish se acuesta detrás de la pared durante el partido de fútbol de octavos de final de la Copa Mundial de Qatar 2022 entre Inglaterra y Senegal en el estadio Al-Bayt en Al Khor, al norte de Doha el 4 de diciembre de 2022 (Foto de Anne-Christine POUJOULAT / AFP).

Estamos hablando de puro fútbol, cosas que se hacen dentro de lo que las reglas permiten y piensan los jugadores que pueden ayudar a evitar un tanto en contra. Se ha visto en ligas nacionales, en competiciones internacionales y el mismo Messi, en un afán de obrar por el equipo a pesar de su baja estatura, se ha comprado en el piso para dejar que los más altos puedan saltar más tranquilos.

Porque en el arsenal del talento del propio Messi y muchos otros jugadores de pie virtuoso estaba la posibilidad del tiro rastrero cuando todos piensan que era inevitable el lanzamiento colgado por alto para buscar un ángulo superior del arco. Alguien entonces ideó utilizar su cuerpo para hacer una barrera inferior y ese alguien fue el brasileño Ricardinho, al menos en el fútbol profesional, según numerosas publicaciones de medios deportivos, como Olé.

Ricardinho jugaba con el Figueirense contra Palmeiras en la Serie B de Brasil, y para sorpresa de todos se tumbó justo antes de que pateara el chileno Jorge Valdivia, famoso por la eficacia de sus tiros libres por arriba, por abajo, por un lado, por otro, con curva o en raya. Seguro otros lo ensayaron anónimos antes en canchas de barrio, en competiciones no televisadas o torneos de municipio, en un indicio de que en el fútbol todavía hay decisiones fuera de las manos de FIFA o sus patrocinadores.

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