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Un cuarto de siglo

El deterioro de las democracias en Centroamérica ha debilitado las condiciones para ejercer el periodismo con libertad. Lamentablemente, nuestro aniversario llega el mismo día de la última edición de elPeriódico de Guatemala, que cierra operaciones castigado por un gobierno y un sistema político y judicial corruptos, intolerantes con la crítica y profundamente antidemocráticos.
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Lunes, 15 de mayo de 2023
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El Faro cumple 25 años. El camino ha sido intenso y con abundantes desafíos, que nos han llevado a evolucionar, a madurar nuestros procesos editoriales y encontrar también una voz propia para hacer periodismo. En un cuarto de siglo, El Faro se ha convertido en uno de los más dinámicos y reconocidos exponentes del periodismo latinoamericano. Ello solo ha sido posible porque, a pesar de las múltiples amenazas y las asfixiantes condiciones económicas en diversos momentos, ejercemos y hemos ejercido este oficio en libertad. 

El Faro fue uno de los primeros medios nacidos en la era democrática salvadoreña, después de los Acuerdos de Paz, y el único que sobrevive de aquella primera generación de posguerra. No podríamos haber existido antes, durante los años de los regímenes militares o la guerra, en los que el periodismo estaba condenado a servir de altavoz del poder militar o a ejercer en la clandestinidad o el exilio. 

Hemos sido siempre incómodos con el poder, pero los contrapesos necesarios en toda democracia pusieron límites al ejercicio de esos poderes (político, económico, militar), de tal manera que pudimos hacer frente a cada desafío sin sacrificar nuestra independencia o ceder a censuras. No es que no hubiera políticos corruptos, criminales  o autoridades policiales y militares deseosos de silenciarnos. Es que les era mucho más difícil.

El deterioro de las democracias en Centroamérica ha debilitado las condiciones para ejercer el periodismo con libertad. Lamentablemente, nuestro aniversario llega el mismo día de la última edición de elPeriódico de Guatemala, que cierra operaciones castigado por un gobierno y un sistema político y judicial corruptos, intolerantes con la crítica y profundamente antidemocráticos. 

El fundador y presidente de elPeriódico, José Rubén Zamora, lleva ya nueve meses en prisión acusado de lavado de dinero en un proceso viciado desde su inicio. Zamora ha perdido a ocho defensores; cuatro de ellos han sido detenidos. Un juez ha solicitado además abrir investigaciones criminales contra otros nueve periodistas y columnistas que han escrito sobre el caso, la mayoría en ese mismo medio. En el proceso, la fiscalía ordenó el congelamiento de las cuentas bancarias de elPeriódico. Guatemala pierde hoy al medio referente en la lucha contra la corrupción. Es un atentado contra el derecho de los ciudadanos a estar informados. 

elPeriódico nació dos años antes que El Faro. Fue punto de encuentro de generaciones de periodistas guatemaltecos, comprometidos también con la democracia y, por tanto, muy activos en la labor de denunciar la corrupción y la intromisión del crimen organizado en la vida política y empresarial de ese país. 

Su cierre es un golpe para todo el periodismo centroamericano; un retroceso y un anuncio de que la voluntad de silenciar a los críticos no es exclusivo de la dictadura de Ortega en Nicaragua. El pacto de corruptos, ese mismo que impidió las candidaturas de varios opositores para las próximas elecciones presidenciales, ha dado ya suficientes muestras de su afán por enterrar la lucha contra la corrupción y el capítulo democrático en Guatemala. 

En El Salvador nos acercamos también a pasos acelerados a una dictadura, en la que el presidente Bukele controla todos los poderes del Estado y sabe que violar la Constitución no tiene ninguna consecuencia. Nuestra democracia está amenazada de muerte. 

Los primeros cuatro años de Bukele y sus ataques a la democracia, y al periodismo, han sido suficientes para confirmar cuánto requiere la prensa independiente de garantías y contrapesos para ser libre, robusta y fértil. Para cumplir mejor con su responsabilidad de informar. 

Parece, a simple vista, que no hay mucho que celebrar en un entorno como el descrito. Pero sobran motivos para reafirmar el oficio. La generalidad del periodismo independiente guatemalteco ha respondido a la altura de las graves circunstancias, advirtiendo a quienes pretenden seguir lucrándose del estado y concentrando poder que el cierre de elPeriódico no los hará claudicar. Por el contrario, redoblarán esfuerzos para investigar y denunciar. 

Pero los centroamericanos deben saber que, cuando el poder pretende silenciar al periodismo, no es solo la edición de un periódico lo que está en juego, sino nuestra libertad de pensamiento, de expresión y de prensa. Nuestra democracia. 

Cientos de colegas nicaragüenses, también, están dando lecciones de resistencia con su continuado ejercicio periodístico desde el exilio y la clandestinidad, con sus medios cerrados por el tirano. Los aspirantes a dictadores deben tomar nota: no bastan las amenazas ni los abusos de poder para silenciarnos. No basta encarcelar al más visible ni cerrar a los más críticos. Del periodismo centroamericano, independiente y dispuesto a jugársela, tomamos nosotros inspiración.

Veinticinco años después, podemos decir a los lectores de ElFaro que, a pesar de los embates desde el poder, nuestro pensamiento y nuestra pluma siguen libres. Seguimos investigando a ese poder; y eso nos ha permitido confirmar la generalizada corrupción y los pactos criminales del régimen de Bukele, como lo hicimos antes con los gobiernos del FMLN y de Arena. Seguimos también, y seguiremos, invirtiendo muchos de nuestros esfuerzos en contar cómo afectan a los más vulnerables las decisiones de los más poderosos. 

El periodismo es crítico o no es. Interpela al poder o no es. Cuestiona o es propaganda. Propaganda es lo que necesitan quienes quieren silenciarnos. 

Hoy reafirmamos nuestra voluntad de seguir haciendo periodismo, de no capitular ni acomodarnos a los deseos de los poderosos a cambio de tranquilidad o mejores condiciones. Y esto solo tiene sentido porque nos sabemos acompañados de una comunidad de lectores. Caminemos juntos, otros 25 años. 

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CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
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