La gran sorpresa de las elecciones generales en Guatemala, el pasado 25 de junio, fue el paso a segunda vuelta de Bernardo Arévalo De León, candidato presidencial del partido Semilla, a quien la última encuesta de intención de voto (tres días previo a los comicios) ubicaba en un octavo lugar. La segunda vuelta se realizará el 20 de agosto.
Arévalo fue el segundo presidenciable con más votos (11.8%) después de Sandra Torres (15.7%), de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), ambos con un perfil de centroizquierda. El resultado para Torres fue el único que coincidió con la encuesta. Los datos de la misma fueron recolectados entre el 5 y el 14 de junio.
El presidenciable de Semilla plantea ejes de trabajo en salud, educación, desarrollo y creación de empleos, así como de apoyo al migrante y su integración al esquema político, además de la lucha contra la corrupción.
En una entrevista con Guatevisión, Arévalo anunció que, en la lucha contra la corrupción, su gobierno buscarían la asesoría de la exfiscal general Thelma Aldana (2014-2018), y de otros operadores de justicia criminalizados, como Virginia Laparra (exjefe de la Fiscalía Especial Contra la Impunidad, FECI, en Quetzaltenango). Advirtió que su administración no intervendría en la labor del Poder Judicial en los casos, pero que cesaría la persecución y hostigamiento desde el Ejecutivo. Un día después de las elecciones, Juan Francisco Sandoval, exjefe de la FECI exiliado desde 2021, dijo que agradecía a Arévalo por las muestras de apoyo.
Aldana, una de 22 operadores de justicia guatemaltecos que salieron al exilio en los últimos cinco años, era la candidata presidencial que Semilla pretendía inscribir para las elecciones de 2019. Otros diez operadores, todos fiscales, están siendo procesados en Guatemala, incluida Aldana, a quien la FECI entabló tres acusaciones de corrupción que le impidieron la inscripción y la empujaron al exilio. La exfiscal general, como los demás operadores criminalizados, asegura que las acusaciones son infundadas. También lo dicen 22 periodistas guatemaltecos que están en el exilio, y otros que son criminalizados en Guatemala.
Pese al sorpresivo paso de Arévalo a la segunda vuelta, el porcentaje de votos en blanco (6.9%) o nulos (17.3%) fue más alto que el obtenido por cualquier partido, incluidos Semilla y UNE. Además, hubo un 40% de abstencionismo, un mensaje fuerte, como los votos en favor del presidenciable de Semilla, que apunta a un descontento con la situación actual del país o un desencanto por la clase política dominante.
La directora para Centroamérica, en la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), Ana María Méndez, dijo que el resultado de las elecciones eran una “ventana de esperanza”. “Semilla es un partido no tradicional, que fue construido lejos de la dinámica clientelar y de financiamiento ilícito que definen la mayoría de los partidos políticos (en Guatemala)”, dijo Méndez.
Arévalo es fundador de su partido, fue embajador de Guatemala en España y viceministro de Relaciones Exteriores en los años 90. En su campaña también prometió descriminalizar el uso de la marihuana para usos medicinales, reducir la brecha de la pobreza entre “las dos Guatemalas”. Uno de los únicos puntos en que coincide con Torres y la UNE es en su rechazo al matrimonio entre personas del mismo sexo y al aborto.
Qué ocurrió después de la encuesta
Cuatro días antes de los comicios, el economista y analista Enrique Godoy había hecho una predicción. Los ataques constantes de Torres y de Zury Ríos, presidenciable de extrema derecha de la coalición Valor-Unionista, iban a desgastar a Edmond Mulet, presidenciable centroderecha de Cabal, que la encuesta ubicó en segundo lugar entre Torres y Ríos. Para sustentarlo, Godoy explicó cómo ese desgaste ya se reflejaba en la pérdida para Mulet de diez puntos en intención de voto en las encuestas en el área metropolitana, donde bajó del primer al tercer lugar (aunque todavía ocupaba el segundo lugar a nivel nacional).
“Por descarte, Mulet es más antisistema que Sandra y Zury, pero no lo ven como alguien antisistema”, decía Godoy. El analista apostaba entonces a que los votos que perdería Mulet beneficiarían a un verdadero candidato antisistema que podría ganarle a cualquiera de los tres punteros, y que estaba más próximo en la encuesta de intención de voto: Manuel Villacorta del partido Voluntad, Oportunidad y Solidaridad (VOS), en la casilla seis. No contaba con que Arévalo podría subir desde la casilla ocho y sobrepasar en esta primera vuelta a Ríos y a Mulet, y a Villacorta.
“El esfuerzo que están haciendo para meter a Zury a la segunda vuelta ha sido desgastante, y eso le ha generado antivoto”, explicaba el analista la semana pasada. Parece comprobarlo la caída de Ríos del tercer lugar en intención de voto al sexto lugar por votos en las recientes elecciones.
Semilla fue fundado en 2017, en el espíritu de las masivas manifestaciones anticorrupción en 2015, cuando el entonces presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti renunciaron y fueron encarcelados al ser acusados en varios casos de corrupción. Desde su creación, el partido ha invocado la tradición democrática de la Revolución Guatemalteca (1944-1954), usualmente descrita como los “Diez años de primavera”, que comenzaron con la presidencia de Juan José Arévalo Bermejo, padre del actual contrincante de Torres.
El sociólogo y académico Virgilio Álvarez señaló que en Villacorta se concentraba la simpatía de los sectores progresistas de izquierda cada vez menos radicalizados, y que era una imagen donde se concentraba la crítica del sistema. Este es un perfil que podría aplicar también a Arévalo.
Respecto a los ataques de Torres y Ríos contra Mulet, Godoy anticipaba que habría un cuarto beneficiado. “No están subiendo ellas”, decía el analista. “Los votos le están cayendo a Villacorta o incluso a Bernardo Arévalo, que en ciudad de Guatemala ya está tercero o cuarto también”. Eso era el 21 de junio cuando, a nivel nacional, Arévalo estaba en octavo lugar en intención de voto, y aparentemente con menos posibilidades que el presidenciable de VOS. Godoy explicaba que las cifras de intención de voto sugerían que los votantes exploraban otras opciones.
“Si revisamos hacia atrás la lógica de que, quien va contra Sandra usualmente gana, lo que estamos esperando es saber quién va a ser presidente”, afirmó el analista antes de las elecciones. Torres perdió en segunda vuelta en 2015 contra Jimmy Morales (2016-2020) y en 2019 contra el actual mandatario Alejandro Giammattei (2020-2024).
Los desafíos de las alianzas en la segunda vuelta
En las dos elecciones pasadas, Torres, cuya fortaleza está en el voto en zonas rurales, perdió porque en la segunda vuelta pesa más el voto de áreas urbanas (el votante rural pierde interés en acudir a votar otra vez porque ya votó por sus alcaldes y diputados). Sin embargo, esta vez, según el exministro de Gobernación (2010-2012) y exasesor de la UNE, Carlos Menocal, las alianzas en el Congreso (incluyendo al partido oficial Vamos) podrían darle a Torres los votos que necesita para ganar en segunda vuelta.
“La UNE es parte de la alianza oficialista, y Sandra ha demostrado que puede negociar y sumar fuerzas en el Congreso, donde hace dos años (la UNE) era casi nada y ahora es la bancada más grande, que debilitó a sus contrincantes”, decía el exministro la semana pasada. En el proceso actual, los resultados podrían indicar que Vamos también será una bancada fuerte.
Sin embargo, el día de las elecciones, Torres acusó al gobierno de usar a la Policía Nacional Civil (PNC) y al Ejército para almacenar y distribuir comida para la compra de votos. Es una posible muestra de que la alianza en el Congreso no se traslada al plano electoral. Restará ver qué valoración hacen Vamos y sus otros aliados de derecha frente a la opción de respaldar a Torres, considerando que Arévalo se perfila como su némesis.
En la actual coyuntura juegan un papel importante las municipalidades, sobre las cuales entraron en franca disputa la UNE y Vamos. Los resultados de las elecciones municipales se publicarán en el resto de esta jornada. UNE inscribió a 335 candidatos a alcalde, de un total de 340 municipios, para elección o reelección.
Menocal recuerda que Vamos, a su vez, persuadió a un gran número de alcaldes de la UNE a buscar la reelección con el partido oficial a cambio de la instalación de comedores solidarios en sus municipios, para ayudarles a ganar más votos y garantizarse la prolongación en el puesto. Si ganan sus candidatos a alcalde, Vamos podría contar con hasta el 70% de las municipalidades.
Álvarez señala que la conquista de municipalidades, por parte de Vamos, fue un golpe político contra Torres. Sin embargo, ante un escenario donde el contrincante es Arévalo, no se puede descartar que una alianza oficialista de derecha apoye a la UNE en la segunda vuelta.
La protagonista tendencia antisistema
Godoy dijo la semana pasada que un candidato antisistema como Villacorta podía ganarle en un escenario de segundas vueltas a Ríos, Mulet y Torres. Arévalo podría estar en las mismas condiciones.
“Sandra Torres acumula sus votos en función del pasado”, explica Álvarez, “aunque cada vez va con una propuesta de gobierno más desteñida, comprometida con el pacto de corruptos; a nivel de los sectores populares aún guarda el impacto de los programas sociales”.Torres estuvo casada con Álvaro Colom (2008-2012), y fue primera dama durante esta administración de la UNE, durante la cual impulsó diversos programas sociales.
Quienes más necesiten la asistencia estatal podrían identificarse más con Torres y una campaña con mensajes como “yo voy a cuidar de ustedes”, según Carmen Aída Ibarra, activista del Movimiento Pro-Justicia. Para la socióloga Claudia Vllagrán, la exprimera dama es la única candidata que puede decirle a los votantes “acuérdense que quien les dio la bolsa solidaria, las remesas condicionadas, fui yo”. Sin embargo, según Álvarez, aunque Torres se ha beneficiado políticamente del impacto de los proyectos sociales que ella impulsó en el gobierno de su exesposo, “el sector duro que aún la apoya” se ha reducido paulatinamente.
La elección del 25 de junio devolvió el proceso de una contienda de rostros conocidos, donde un candidato participa dos y tres veces, hasta ganar, a una donde un rostro nuevo llega inesperadamente a la segunda vuelta. Y la oferta de Arévalo, un candidato primerizo, pareció haber tenido suficiente peso para hacerle rebasar a los principales punteros.
Arévalo también resultó beneficiado por la salida de otros nuevos rostros como Carlos Pineda, expresidenciable de Prosperidad Ciudadana, dejado afuera de la contienda por una supuesta irregularidad en el registro de una asamblea del partido, y Thelma Cabrera, expresidenciable del partido Movimiento para la Liberación de los Pueblos (MLP), quien alcanzó el cuarto lugar en las elecciones de 2019. Cabrera fue excluida porque su candidato a la vicepresidencia, Jordán Rodas, fue denunciado por supuestas irregularidades en su documentación como candidato. Rodas calificó esas denuncias como infundadas.
En 1990, Jorge Serrano Elías irrumpió como rostro nuevo en la política y ganó las elecciones, aunque salió del gobierno dos años antes por imponer un autogolpe de Estado, rechazado por la sociedad civil, la élite empresarial y un sector militar. Jimmy Morales, candidato nuevo en su momento, ganó en 2016, para cuatro años después expulsar del país a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), y contribuir a desechar los avances contra la impunidad y el estado de Derecho obtenidos desde 2007, cuando se instaló la comisión. Arévalo, también candidato primerizo para la Presidencia, de momento, ha entusiasmado a un sector de la sociedad guatemalteca que quiere cambios que consoliden la división de poderes y la persecución de la corrupción.
*Con información de José Luis Sanz y Roman Gressier