Columnas / Política

Guatemala desafía al sistema

Ahora toca, sobre todo a los empresarios guatemaltecos, serenar a sus aliados más radicales y hacerles ver que cualquier intento por impedir la llegada de Arévalo a la presidencia desatará una crisis interna y un aislamiento de la comunidad internacional que perjudicará a todos y del que tomará muchos años salir, para llegar inevitablemente a este mismo punto.
Carlos Barrera
Carlos Barrera

Lunes, 21 de agosto de 2023
El Faro

Los resultados de la segunda vuelta electoral en Guatemala son una clara expresión del rechazo ciudadano al pacto de impunidad entre las élites políticas, económicas y militares. A pesar de los intentos obsesivos del sistema por impedir la participación del candidato Bernardo Arévalo y su partido Semilla, mediante denuncias legales, amenazas de detención y campañas difamatorias, el candidato anticorrupción arrasó en las urnas. La noche del domingo, miles de personas festejaron en las calles lo que algunos llamaron el fin del pacto de corruptos. 

No será tan fácil ni tan rápido. La lucha contra la corrupción, principal promesa de campaña del ahora presidente electo, parece cuesta arriba. Primero tendrá que lidiar con los esfuerzos por impedir su toma de posesión, que ya emprendió el fiscal especial anticorrupción amenazando con ordenar su captura por fraude electoral. La candidata derrotada, Sandra Torres, y su partido, se niegan a reconocer los resultados mientras la fiscalía no cierre los procesos abiertos contra el ganador. 

El presidente Alejandro Giammatei, en una de las intervenciones más importantes de su mandato, prometió antes de la elección que entregará el poder, tal como establecen las leyes, el 14 de enero al candidato que resultase ganador. Con ello calmó algunos rumores de conspiraciones palaciegas y empujó a los golpistas al margen del discurso oficial. Ahora debe cumplir su palabra. 

Pero las poderosas élites guatemaltecas que conforman el pacto de corruptos tienen mucho que perder con la llegada de Arévalo y muchos recursos para impedir que su gobierno sea verdaderamente eficaz en el desmantelamiento de las redes de crimen organizado y la reconstrucción de las instituciones de procuración de justicia copadas por los operadores del pacto. Con un Congreso mayoritariamente opositor, con diputados corruptos o clientelistas, y con una fiscalía y un grupo de jueces que mantienen secuestrado a todo el aparato judicial, será muy complicado que un nuevo gobierno cumpla sus promesas y retome la transformación del Estado que ya habían iniciado fiscales, jueces y magistrados con el acompañamiento de la CICIG y, sobre todo, de la sociedad civil; y que logró ser revertido por el pacto.     

Arévalo entiende eso. En una reciente entrevista a El Faro expresó estar consciente del difícil camino que ha emprendido y del momento histórico que carga en sus hombros. Ha dicho varias cosas que alimentan la esperanza de que un cambio está por iniciar nuevamente en Guatemala: que su principal aliado para las transformaciones que el país requiere es la sociedad civil, y que el gobierno será conformado por funcionarios de diversas formaciones políticas y profesionales.

Ahora toca, sobre todo a los empresarios guatemaltecos, serenar a sus aliados más radicales y hacerles ver que cualquier intento por impedir la llegada de Arévalo a la presidencia desatará una crisis interna y un aislamiento de la comunidad internacional que perjudicará a todos y del que tomará muchos años salir, para llegar inevitablemente a este mismo punto. 

Es un gran aliciente ver que en Centroamérica ha llegado un mandatario comprometido con la democracia y la lucha anticorrupción y que, a pesar de toda la esperanza que la población guatemalteca deposita en él, él se resiste al culto a su persona y habla de un gobierno de equipos. De una historia que se escribirá en plural. Solo eso es ya un aire fresco para la región, consumida en los últimos años por populistas con espejos de caudillo que han desmantelado nuestras débiles democracias. 

En Guatemala, por ahora, ha vuelto la primavera.

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