Este es un foro especial porque marca los veinticinco años de El Faro y porque lo hacemos en un momento de ebullición histórico en Guatemala.
Apenas hace unos días recibimos mensajes preguntándonos si tendríamos foro o no. Les comunicamos que creíamos que esta situación volvía más urgente continuar con este encuentro, como una manera también de mostrar nuestro apoyo a las colegas de Guatemala. No somos ajenos a lo que aquí sucede.
Invitamos para esta edición al presidente electo, Bernardo Arévalo, y seguimos trabajando para contar con un espacio en este foro para abordar directamente la situación. Guatemala atraviesa una crisis que nos atañe a todos, porque su desenlace tendrá repercusiones en todo el istmo centroamericano.
Este foro, como saben, marca los primeros 25 años de El Faro. En 1998, recién retornados de largos exilios, Jorge Simán y yo fundamos El Faro más como una declaración de intenciones que como un proyecto concreto. Queríamos crear algo nuevo, distinto al periodismo que se hacía en los medios tradicionales, con el que no nos identificábamos. El Salvador venía saliendo de una guerra y apostaba a la construcción de un nuevo país. Pensamos que ese nuevo país, en democracia, necesitaba también un nuevo periodismo. Jorge y yo pusimos la primera piedra, pero la casa que tenemos hoy es resultado de una construcción colectiva.
Los años de la democracia, que permitieron el nacimiento y desarrollo de nuestro periódico, están terminando en Centroamérica y en consecuencia la libertad de prensa se ve seriamente amenazada. El Faro se ha visto obligado a establecerse en Costa Rica y operamos hoy en un ambiente hostil para las voces críticas.
No somos un caso único. Esta mañana aquí, en la reunión de la Red Centroamericana de Periodistas, escuchamos los reportes de la situación de la prensa en la región. Los costos por ejercer el periodismo han aumentado considerablemente. Cierre de información pública, linchamientos en redes, amenazas, acoso, exilios, encarcelamientos. Cada día hay más periodistas que deciden abandonar el oficio por cansancio o temor.
En Honduras, 99 comunicadores han sido asesinados en lo que va del Siglo y desde la llegada de la presidenta Xiomara Castro al poder, y de una nueva Corte Suprema, no hay ninguna sentencia condenatoria por estos crímenes, mientras se desbarata el sistema de protección a periodistas.
Asistimos en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua al retorno de los militares a la vida política y al control institucional, utilizados como brazo estratégico para sostener proyectos antidemocráticos de concentración de poder.
Incluso en Costa Rica, el faro de la democracia latinoamericana, el ejercicio periodístico ha sido criminalizado por el gobierno populista del presidente Rodrigo Chaves.
Aquí, en Guatemala, es urgente recordar que José Rubén Zamora continúa encarcelado a pesar del reconocimiento judicial de que su proceso fue viciado. Hay más de una docena de periodistas exiliados.
Nicaragua es el paradigma de periodismo bajo dictadura, con decenas de medios cerrados y cientos de periodistas ejerciendo valientemente el oficio desde el exilio. En El Salvador, nuestro país de origen, las agresiones a la prensa se han multiplicado mientras el presidente Nayib Bukele engrandece con gran efectividad su proyecto autoritario que está a un paso de convertirse formalmente en una dictadura.
Estamos aprendiendo a hacer periodismo bajo estas circunstancias. Intentamos responder con más periodismo. El Faro English ha crecido sustancialmente y hemos desarrollado nuevos productos digitales para llegar a un público más grande e informar sobre la crisis política que atraviesa Centroamérica.
No es que no hayamos tenido problemas con gobiernos anteriores. Hacemos periodismo desde una posición crítica con el poder, y eso no suele ser bien recibido por quienes lo ejercen. Eso nos ha valido el mote de 'Los incómodos'. Hacemos un periodismo incómodo para el poder.
Pero los proyectos autoritarios no toleran la crítica. La dictadura se ha instalado ya en Nicaragua y está iniciando en El Salvador. Y bajo dictaduras, el periodismo no puede ejercerse de otra manera que no sea en resistencia.
Estamos llamados a ser un obstáculo para quienes pretenden perpetuarse en el poder mediante proyectos absolutistas, que pasan necesariamente por cancelar los derechos ciudadanos y las libertades fundamentales. Estamos llamados a resistir a la supresión de la pluralidad de voces necesaria en sociedades sanas. A resistir a los embates de quienes no toleran otra narrativa que no sea la oficial. Somos periodistas en resistencia.
Resistencia al atropello de nuestros derechos, a la reserva de información pública, resistencia al ejercicio del poder sin límites. Hicimos periodismo en democracia durante un cuarto de siglo. Esa etapa terminó. Hoy somos un periódico en resistencia.
Nos están pegando duro, es cierto. Y estamos cansados. Pero no estamos paralizados del miedo. Si hace dos años contábamos que 22 miembros de El Faro habíamos sido intervenidos con el malware israelí Pegasus, a finales del año pasado varios miembros de El Faro presentamos en un tribunal federal de California una demanda contra NSO, la empresa israelí fabricante de sistema de espionaje. Hemos desarrollado nuevos mecanismos para comunicarnos con nuestras fuentes y, lo más importante, continuamos produciendo periodismo de alta factura. No estamos paralizados ni solos. Ahora mismo en El Salvador nos sentimos más acompañados por valientes colegas de otros medios que nunca antes en nuestro camino.
Hoy estamos también en constante e intensa conversación con colegas en toda la región, algo inédito. Aquí nos damos cita hoy más de 250 periodistas centroamericanos buscando respuestas en conjunto a los ataques que enfrentamos.
Hay, pues, en medio de estas turbulencias, suficiente margen para la celebración de un periodismo centroamericano muy vivo y vibrante. El periodismo centroamericano pasa por un mal momento, pero también por un magnífico momento que está ya forjando una tradición. Somos periodistas en resistencia. Pero la resistencia se hará en compañía. Estamos listos para los siguientes veinticinco años.
Quiero cerrar agradeciendo a nuestros invitados, muchos de ellos maestros, maestras, cómplices en este cuarto de siglo que celebramos hoy. Este foro es en parte un homenaje a ellos y ellas, y también es suyo. Doy por inaugurado este Foro Centroamericano de Periodismo 2023. Celebremos el periodismo en resistencia.
