En un pasaje de la colonia Las Margaritas, Soyapango, un grupo de hombres forcejea para subir a otro en una camioneta. Lo toman de los brazos, del cuello y de las piernas, pero se resiste, es evidente que no se quiere ir. Segundos después, a pesar del intento del hombre por zafarse, logran subirlo al vehículo. Desde otro carro, ubicado a pocos metros de aquella escena, una mujer graba con su celular. Su acompañante le pide llamar a la Policía, pero la mujer sigue grabando. Minutos después, el grupo de hombres sería detenido por la Policía Nacional Civil y pasarían más de una semana detenidos en la subdelegación de Soyapango.
El video se viralizó desde una cuenta en X que se encarga de difundir material sobre operaciones de la PNC. Desde la cuenta, lo manejaron como un posible secuestro, pero algunos comentarios echaban luz en otro sentido: “Drogo violento, llevándoselo para que se rehabilite, buenos amigos’”.
Aquellos hombres no eran secuestradores. Se llevaban a ese hombre contra su voluntad, eso es evidente, pero su objetivo no era pedir un rescate. De hecho, todos ellos fueron liberados después de que la familia del hombre capturado, junto con el hombre mismo, llegaron a explicar a la Policía que se trataba de un “rescate”, debido a una adicción al alcohol. “El rescate” lo realizaban miembros de un centro de rehabilitación que opera en el barrio Santa Anita, del Centro de San Salvador, bajo el nombre de El Brit, una palabra hebrea que significa “pacto”. El lema del centro es 'hijos del caos'.
El centro funciona desde el 2020 y, según sus miembros, trabaja en la prevención, tratamiento y reinserción de las personas que padecen de la adicción al alcohol o las drogas. Y sí, en ocasiones, como queda evidenciado en el video, su método es forzar al auxiliado.
Cuando una familia llama a El Brit, el centro envía un equipo para dialogar con la persona. Con la experiencia de haber sido adictos al alcohol y a alguna droga, los colaboradores de El Brit conocen el comportamiento de un adicto. Primero le advierten que su familia está sufriendo e intentan convencerlo. Antes de eso, los parientes firman un documento donde autorizan a El Brit a llevarse, por voluntad propia o a la fuerza, al que está padeciendo una adicción. Pero eso solo ocurre en casos muy puntuales. La mayoría de personas llegan voluntariamente tras padecer los estragos físicos y sociales de sus adicciones.
Según datos oficiales del Informe Nacional 2023 sobre la situación de las drogas, los primeros seis meses de ese año se atendieron 5,942 emergencias por intoxicación aguda y sobredosis en El Salvador. Siendo las intoxicaciones por alcohol la mayor cifra de casos atendidos, seguido por el tabaco, marihuana, cocaína, sedantes, anfetaminas, opioides y alucinógenos. El mismo informe revela que en el año 2022 hubo 291 muertes relacionadas con trastornos mentales y del comportamiento debidos al uso de alcohol. El 94 % de las personas fallecidas eran hombres.
En El Salvador, hasta 2022 existían siete centros de prevención y tratamiento en sedes del Fosalud, además de diez centros de rehabilitación aprobados con sello de buenas prácticas por la Comisión Nacional Antidrogas. También, fuera del sistema de salud, hay instituciones privadas y oenegés no aprobadas como El Brit. Actualmente en El Brit están en proceso de rehabilitación 80 hombres. Algunos de ellos son de la zona rural del país o fueron deportados de Estados Unidos y no tienen a ningún familiar en El Salvador. Muchos sufrieron abandono en la infancia a causa de la migración. La mayoría perdió su empleo debido a su adicción.
En El Brit, la actividad inicia desde temprano. Unos cocinan, otros hacen limpieza. Los más débiles a causa de la abstinencia guardan reposo. Los enfermos son llevados al hospital. Por las tardes, se juega cartas, se hace ejercicio físico y se tienen charlas grupales. Allí convergen trabajadores de call center, campesinos, deportados y estudiantes universitarios. Así inicia un largo camino de hasta seis meses de internamiento para tratar de rehabilitarse.
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