Cuando Nayib Bukele comenzó en El Salvador su mandato de facto, el 1 de junio de 2024, había entre los cientos de invitados al acto de inauguración unos recién casados costarricenses que ya soñaban en convertirse en la próxima pareja presidencial en Costa Rica a partir de 2026. Johanna Carolina Bukele Hándal, prima hermana del presidente Bukele, y su esposo José Aguilar Berrocal, un sicólogo y emprendedor de programas sociales, se tomaron una fotografía en el Palacio Nacional y la subieron a Facebook junto con el dibujo de las banderas de ambos países, El Salvador y Costa Rica. Los comentarios a la foto fueron elocuentes: “Próxima pareja presidencial”, decía un mensaje. “Ojalá algún día los podamos ver en el gobierno”, se leía en otro. Johanna Bukele y su esposo dieron “like” a esos y a muchos otros mensajes parecidos que siguieron llegando.
Johanna es ciudadana costarricense, empresaria y diseñadora. Se casó con Aguilar el 24 de febrero de 2024. Aguilar, de 46 años, es un sicólogo y emprendedor de programas sociales que ha hablado con personas de su círculo cercano sobre su plan de competir en las elecciones presidenciales de Costa Rica de 2026. A veces, en las publicaciones de Facebook donde le llaman próximo candidato presidencial, él bromea nombrando a sus amigos en puestos de gobierno. Cuando le han preguntado si sería el abanderado del bukelismo en Costa Rica, ha marcado distancia prudente.
En público, ante periodistas, no ha negado su interés en llegar a la presidencia, pero elude dar más detalles escudándose en formalismos: que para competir primero debe haber un partido que lo ratifique como candidato. Eso debería ocurrir en los próximos meses.
El apellido de su esposa y su participación en la toma de posesión de El Salvador han construido en el entorno de Aguilar la duda sobre si avala o no los métodos autoritarios de Bukele. Aguilar no ha respondido en público al respecto. La población en Costa Rica, a diferencia de en El Salvador, rechaza el autoritarismo y valora positivamente la democracia, según encuestas como el Latinobarómetro.
“Yo hablé con José (Aguilar) en noviembre y le pregunté por su cercanía con Bukele, y me afirmó que es y seguirá siendo una persona con valores democráticos”, dice Eduardo Brenes, un político liberal que conoce desde hace años a Aguilar. Brenes era el secretario general del partido Liberal Progresista, un partido de centro derecha, cuando Aguilar fue el candidato a vicepresidente en la campaña 2021-2022, que ganó Rodrigo Chaves, el presidente actual.
Brenes dice que su conversación con Aguilar surgió cuando vio la noticia de que la esposa de Aguilar estaba creando un partido costarricense. Brenes dice que después de la conversación con Aguilar, cuyos detalles prefirió no revelar, quedó tranquilo. “No lo veo acercándose a posiciones que tengan que ver con dictaduras o presidentes autoritarios”, dijo a El Faro. “Cualquier asesor político le dirá a Jose que es tentador tener el apellido Bukele cerca porque hay mucha gente que lo admira, pero también que es un juego de doble filo. El apellido es sinónimo de seguridad pero también de antidemocrático. Yo le he dicho que es un balance que no sé cómo le va a hacer”, dice Brenes.
No es el único que piensa que Aguilar rechazaría implementar un modelo parecido al de Bukele en El Salvador. Eliécer Feinzaig, el excompañero de fórmula presidencial de Aguilar en el partido Liberal Progresista, convivió con Aguilar por algún tiempo. Cree que es un “demócrata convencido”. “Yo no creo que le hagan gracia estos coqueteos autoritarios de ruptura del orden democrático, de borrar la separación de poderes. Sería para mí muy sorpresivo si se fuera apuntar con un programa de esa naturaleza”, dice Feinzaig.
Durante la campaña presidencial en la que trabajaron juntos, Feinzaig se dio cuenta de lo incómodo que resultaba para Aguilar hablar en términos sencillos, como acostumbra a hacer el presidente Bukele. “Él pensaba que a la gente en una campaña política había que hablarle como si fueran académicos en un aula universitaria con un nivel de detalle y datos. Pero las campañas políticas no se prestan para eso y en alguna ocasión me dijo que pensaba que yo estaba faltando el respeto a la gente por no hablarle con ese nivel de, digamos, detalle académico”.
En agosto de 2022, unos meses después de la elección, Aguilar anunció que se separaba del partido Liberal Progresista porque creía que Feinzaig no estaba aprovechando los aportes de personas valiosas dentro del partido.
Después, junto con su esposa, comenzó a ayudar en la formación de un nuevo partido: Avanza, de corte liberal, y ese fue el punto de partida con el cual se comenzó a hilvanar la idea de que Aguilar podía ser el futuro candidato presidencial impulsado por Bukele, pero también por Chaves.
La expectativa por un nuevo partido surgió porque el popular presidente Chaves busca un nuevo proyecto político para seguir vigente: su anterior partido desapareció y tampoco puede reelegirse por prohibición constitucional. Sin embargo, según las encuestas, es el personaje con más respaldo popular y cuando Bukele lo visitó en noviembre pasado el mensaje político que se asentó es que el salvadoreño le estaba ayudando a promover un nuevo esfuerzo electoral. En los pasillos dela política tica, eso se sumó al hecho de que había una Bukele en el nuevo partido en formación.
En Costa Rica, desde el fin del bipartidismo en 2002, el sistema electoral se ha caracterizado por el surgimiento de proyectos personalistas. Hoy en día, el “rodriguismo” es solo superado por la enorme cantidad de personas que aún no se decide por quién votará en 2026.
Hay voceros del gobierno de Chaves, como la diputada Pilar Cisneros, que han hablado abiertamente de querer replicar lo mismo que hizo Bukele en El Salvador, y que para ello Chaves podría escoger entre seis o siete partidos para que su proyecto compita en 2026.
Hay quienes descartan la teoría de que Aguilar vaya a retomar la bandera del rodriguismo y que detrás de esta se encuentra el Bukele salvadoreño. “El día que José Aguilar se siente a conversar con el presidente Chaves van a salir chispas. No creo, francamente, que sean personalidades compatibles; son personas con principios y estilos muy distintos”, dice Feinzaig.
Chaves se ha caracterizado por un estilo de gobierno centralista, y tanto él como sus ministros y diputados no han ocultado su deseo de que ese poder debería aumentar, incluso modificando la Constitución. Chaves montó su campaña sobre ataques personalizados y frontales contra figuras de los partidos tradicionales de Costa Rica y también ha conflictuado con los medios de prensa, llamándole “prensa canalla”. Además, ha querido bañarse de bukelismo. Como ejemplo, durante la visita oficial de Bukele a Costa Rica, en noviembre de 2024, mientras el Congreso y el Órgano Judicial rechazaron reunirse con el salvadoreño por sus desmanes autoritarios, Chaves condecoró a Bukele, lo felicitó por los logros en materia de seguridad y pidió su asesoría. Juntos lanzaron “La liga de naciones” e invitaron a más países a sumarse y desafiaron la institucionalidad costarricense cuando Cháves aceptó unilateralmente la llegada de un contingente de rescatistas y militares salvadoreños, y raciones de comida para los damnificados que habían dejado unas inundaciones recientes. Chaves aprovechó el derroche de efectividad de su homólogo para decir que necesita superpoderes similares a los de Bukele para gobernar. La semana siguiente, sus números de aceptación popular habían mejorado.
La popularidad de Bukele rebasa por mucho las fronteras salvadoreñas: inspiró la fundación de un partido en Guatemala y logró contagiar a la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, con planes de seguridad manoduristas, como los estados de excepción focalizados, a pesar de que ella ideológicamente se define como una mujer de izquierda. Algunos estudios han medido el aumento de simpatías en Costa Rica hacia políticas manoduristas como las de Bukele, y otras identifican que el líder salvadoreño tiene muy buena aceptación.
Por eso en la política tica hay quienes han querido aprovecharse del apellido Bukele para beneficios partidarios. “¿Cómo estratega de procesos electorales a quién no le brillan los ojos cuando ven un apellido como el de Bukele?”, dice a El Faro Douglas Caamaño, un experto en ingeniería de datos en redes sociales y exjefe de estrategias en la campaña de Chaves.
En 2021, Caamaño intentó organizar otro partido y para ello contó con la participación de Johanna Bukele. El partido se llamaba Alianza Democrática Nacional (ADN), pero ni siquiera logró inscribirse en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) porque se le agotó el tiempo para cumplir con todos los requisitos administrativos. En ADN participaban también otros miembros de la familia de Johanna en Costa Rica. Entre ellos, sus hermanos y su padre, Humberto Bukele Kattán, quien es uno de los cuatro tíos por parte de papá del presidente Bukele.
En ADN, Bukele era dirigente partidaria en San José, la capital, y luego pasó a ser dirigente en Santa Ana, donde ella reside. En Costa Rica, para poder participar en una elección presidencial, un partido tiene que tener estructura de miembros en los 84 cantones del país.
Caamaño asegura que el apellido Bukele es un buen recurso electoral que hay que saber explotar. “Con alguien que tenga el apellido Bukele tenés una oportunidad interesante de hacer mercadeo, o programación neurolinguística (en redes sociales) de forma adecuada si sabés utilizar lo que tenés a mano, eso es obvio”, dijo a El Faro a través de una llamada telefónica.
Caamaño asegura que él ha medido la influencia del apellido político en las preferencias electorales. Dijo en 2022 que el 84 % de los votantes menores de 34 años (que representan seis de cada 10 votantes) estaba a favor de figuras como Bukele. “Por eso desde la óptica de un estratega es relevante tener un elemento como el apellido Bukele”, dice.
Dijo que conoció a Johanna Bukele porque un polémico estratega de comunicación de nombre Federico Cruz Saravanja se la presentó como alguien que le podía ayudar a levantar la estructura de ADN en San José. Cruz Saravanja ha sido vinculado con una campaña de comunicación que en Costa Rica se conoce como “de mano izquierda”, que significa que tiene como objetivo atacar a través de desinformación y ataques a través de troles.
Tras el proceso infructuoso de inscripción de ADN, Caamaño dijo en diciembre de 2022 a La Nación que siguió en comunicación con Johanna Bukele para intentar crear otro partido que pudiera retomar el estilo de gobierno del presidente Chaves. “Ese esfuerzo ya no siguió, ahora ella está con otro esfuerzo creando otro partido. A veces nos texteamos, es una excelente persona”, dice Caamaño sobre Johanna Bukele.
El Faro llamó a Johanna Bukele para preguntarle sobre el nuevo partido que están creando junto con su esposo y si estaban en sintonía con el estilo de gobierno de su primo, el presidente salvadoreño o con el de Chaves, pero dijo que por el momento no estaba interesada en brindar declaraciones. En la breve llamada, que duró menos de dos minutos, solo hizo una precisión: dijo que es “falso” —“y los medios lo saben”— que el presidente salvadoreño estuviera relacionado con aquel esfuerzo de creación de ADN en 2020.
Fórmula conservadora
Aguilar entró a la política de la mano de Javier Quirós, propietario de Purdy Motor SA, una de las distribuidoras de vehículos más grandes de Costa Rica. “Gracias a Javier Quirós por haberme convencido en un inicio”, escribió Aguilar en un post de Facebook en febrero de 2022, la noche electoral en la que terminó en cuarto lugar. El mensaje lo acompañó de una fotografía en una escuela de La Carpio, una comunidad marginal a la que Aguilar le ha dedicado años en proyectos de fortalecimiento comunitario. Quirós donó 196,535,200 colones costarricenses (387,180 dólares) a la campaña de Aguilar en 2021, según información del TSE, que representa el 64 % del total de donaciones que ha hecho desde 2006.
Quizás por esa relación y por su propia historia personal —proveniente de una familia hacendada y de políticos, con formación especializada en Londres, bilingüe, casado con una Bukele— hay quienes ven en Aguilar el delfín político de un sector elitista de la sociedad. Se muestra conservador en asuntos morales y religiosos (rechaza la diversidad sexual, por ejemplo), y en temas económicos parece más anclado en el centro derecha: ha insistido en entrevistas y escritos que cree en las iniciativas público privadas y en la igualdad de oportunidades como complemento de un esfuerzo individual. Implementó en Costa Rica, de la mano de especialistas europeos, el sistema de medición de la pobreza multidimensional, desplazando el antiguo modelo que solo medía los ingresos.
Aguilar también ha mostrado simpatía por el mensaje de Monseñor Romero, el arzobispo asesinado por escuadrones de la muerte en 1980, y los jesuitas salvadoreños asesinados en 1989. Eso lo hace parecer el representante moderado de una élite empresarial.
El partido que Aguilar podría usar para lanzarse se llama “Avanza” y, aunque aún está en formación, todavía está a tiempo para competir en 2026. La fecha límite para que los partidos tengan todo en regla, incluyendo la designación de sus candidatos, es agosto.
En el acta constitutiva de “Avanza”, Johanna aparece como una de las 104 personas que ayudaron a fundar el partido en la tarde del 27 de julio de 2024, según una copia que el TSE entregó a El Faro tras una solicitud de información. Bukele también es tesorera suplente en el comité cantonal de Santa Ana, a una media hora del centro de San José. Aguilar, por su parte, es tesorero propietario en el cantón Escazú, la localidad donde vivía y que suele relacionarse con la élite y clase alta del país. Ahí funciona, por ejemplo, The Country Club, el lugar donde Leyla Bukele, otra prima hermana del presidente salvadoreño, se casó en 2023.
El partido Avanza autodefine su ideología como de “pensamiento liberal (…) que defiende la libertad individual, la economía de mercado, la vida y la propiedad privada como pilares esenciales del desarrollo y el bienestar humano”. El partido dice que busca crear límites al poder estatal al tiempo que crea oportunidades para todos. Lo de limitar el poder estatal es contradictorio con la forma de hacer política de Bukele, cuyas acciones en seguridad y hasta en economía (con las amenazas de control de precios y sanciones y las centrales de abasto) muestran un Estado fuerte y manejado por un solo hombre. Para rematar, y pese a los rumores de cercanía política con Bukele, los estatutos de Avanza intentan zanjar el tema: “el partido no subordinará su acción política a las disposiciones de organizaciones o Estados extranjeros”, dice.
Hay quien también ve en Avanza la incursión en política del sector evangélico. En los estatutos aparece explícitamente que uno de los valores partidarios es “la defensa del derecho a la vida desde la concepción”. También hay personas, como el exdiputado Jonathan Prendas, que está asesorando la creación del partido, y que tienen un pasado en el sector religioso.
Prendas fue asesor y jefe de comunicación de Restauración Nacional, el partido de inspiración evangélica que llegó a segunda vuelta presidencial en 2018 de la mano del predicador Fabricio Alvarado. Para Ilka Treminio, politóloga de la Universidad de Costa Rica, no es sorpresa que Avanza tenga vínculos con el sector evangélico debido a la creciente influencia de estos grupos: “ganaron experiencia en los procesos negociadores con los partidos tradicionales durante los gobiernos pasados, en los que fueron aliados estratégicos”. Entre un 22 % y 28 % de la población tica, dice Treminio, se cataloga como evangélica frente a casi la mitad que se considera católica.
Aguilar y Johanna Bukele son cristianos evangélicos. Ella, según sus conocidos, ocupa incluso un cargo pastoral en una iglesia. Su núcleo familiar asistía hace al menos unos años a Theos Place, de acuerdo a una persona que convivió con ellos en aquel tiempo. Theos Place es una iglesia de élite, donde asisten influyentes personas como Keylor Navas. “A primera vista Theos Place parecería ser una asociación con características neopentecostales, no obstante, la carencia de información, imposibilita asegurarlo”, dice Mónica Ulloa-Gómez, investigadora de la Universidad de Costa Rica del fenómeno religioso en historia política. En Theos Place, las prédicas suelen tratar temas sobre cómo las personas ricas pueden ayudar a los pobres desde las enseñanzas de la Biblia. Aguilar compartió uno de esos videos en 2024.
Aguilar tiene una óptica conservadora en otros temas. En una entrevista con Prendas, habló sobre su concepto de familia. “Hoy hay una interpretación contraria a la definición de familia nuclear como la entendemos como personas creyentes: papá, mamá, hijos. Está seriamente cuestionado por diferentes agrupaciones que tienen una presencia política fuerte y además son muy hábiles en las redes sociales”, dijo. También mencionó que la inclusión de mujeres en el sector laboral ha conllevado a que haya desequilibrios en los hogares y que por eso los jóvenes necesitan programas para adaptarse socialmente.
En El Salvador, con mucho menos sigilo que Aguilar, Bukele ha mencionado a Dios en cientos de ocasiones. Una de las escenas autoritarias más elocuentes del autoritarismo de Bukele ocurrió cuando en febrero de 2020, antes de controlar la Asamblea Legislativa, usurpó ese órgano de Estado aduciendo que hablaría con Dios para pedirle consejo sobre si disolverlo o no. Tras unos minutos en los que se tapó el rostro mientras ocupaba la silla del presidente de la Asamblea, rodeado de militares y de sus empleados de comunicación que lo filmaban, Bukele dijo que Dios le pidió paciencia. Decretó oficialmente el Día de la Oración en cuatro fechas distintas entre 2020 y 2022. En junio de 2021, un mes después de haber obtenido mayoría en la Asamblea, respondió en su cuenta de X a una afrenta que según él venía de la oposición: 'Luego se preguntan por qué los arrasamos en las elecciones. Tontos. No entienden que Dios pone siempre las cosas en su lugar.'
Aguilar aún no ha ocupado a Dios en su discurso. Douglas Caamaño, quien ayudó a Johanna para formar ADN en 2021, cree que lo que probablemente utilizará es el apellido Bukele. “Capitalizar el apellido Bukele tiene sus bemoles, porque el salvadoreño y el costarricense son regímenes diferentes operativamente hablando y además ella no es la candidata. Lo importante es que el candidato a promover cumpla con el arquetipo que la gente espera y tiene definido. A la gente le gusta el arquetipo como Nayib Bukele o Rodrigo Chaves”.