En el pleno todavía no se discutía el tema de la noche, pero el ambiente ya estaba cargado: el mezanine del Salón Azul estaba inundado este miércoles con estudiantes de los colegios La Floresta y Lamatepec, una veintena de manifestantes pro diversidad sexual circulaban en los pasillos de la Asamblea y los periodistas correteaban a los diputados en busca de declaraciones para construir sus notas sobre la batalla por los matrimonios gay. En esta atmósfera, dos personas hablaban por aparte en la zona trasera del Salón Azul. Un joven de jeans y saco azul sostenía una cámara de vídeo mientras entrevistaba a un diputado arenero sobre la posición de su partido en favor de que la Constitución establezca que no puede haber matrimonio entre personas del mismo sexo. Cuando terminó la entrevista, el joven apagó la cámara y le hizo una última pregunta al diputado: 'Como hombre de derecha y hombre homosexual me gustaría entender por qué están aprobando esto...' El diputado Guillermo Ávila Qüehl se quedó callado unos segundos, como quien medita bien lo que va a responder, y finalmente encontró qué responderle a Nicolás Rodríguez, director de El Salvador G, un portal web que dice buscar la tolerancia hacia la diversidad sexual. 'Estamos tratando de reforzar algo que ya está en el Código de Familia', le respondió.
Esta conversación sucedió horas antes de que se frustrara la prohibición del matrimonio gay por medio de la ratificación de la reforma constitucional que aprobó la legislatura pasada en abril de 2009. Una carta de la fundación Sí a la Vida, que amenazaba con boicotear la campaña de quienes no apoyaran la ratificación, sentó las bases para que la sesión plenaria de este miércoles fuera algo parecido a un mitin de campaña electoral.
La organización Sí a la Vida montó un espectáculo con pancartas, camisas impresas con el mensaje “ratifiquen la reforma”, y estudiantes de colegios católicos. Los diputados de derecha, especialmente los de Arena, aprovecharon los aplausos de los visitantes para meter eslóganes de campaña electoral entre frase y frase.
Después de tres horas de discusión el pleno votó la moción de los diputados de Arena, pero el intento de ratificar la reforma se quedó corto: con 48 votos de Arena, CN, Pes, CD y PP no lograron confirmar la enmienda a tres artículos de la Constitución para definir matrimonio como la unión entre un hombre y una mujer así nacidos y para prohibir que parejas de personas de un mismo sexo puedan adoptar menores de edad. En ese momento la propuesta de reformar la Constitución había muerto porque la Constitución ordena que solo puede modificarse si dos legislaturas consecutivas así lo aprueban, pero la segunda aprobación debe hacerse con el concurso mínimo de 56 de los 84 diputados. La Constitución, además, dice que si no se logra los votos suficientes para aprobar un dictamen este se enviará a archivo y el tema no podrá ser discutido durante seis meses. Sin embargo, la derecha legislativa hizo una maniobra de último momento para resucitar el tema y tratar de proponerlo posteriormente: pidieron reconsideración de la votación y esta se aprobó para que la moción de Sí a la Vida volviera a la Comisión de Legislación.
Las tres horas de discusión comenzaron a las 4:25 de la tarde, cuando el legislador Alberto Romero, quien entonces estaba presidiendo la sesión plenaria, pidió modificación de agenda para que el punto cinco de la agenda se adelantara para que fuera discutido de inmediato. Fue entonces cuando el espectáculo empezó. En el momento en que el diputado Ávila Qüehl empezó a leer el dictamen, un coro de aplausos y “sí se puede” le acompañó. Mientras leía el dictamen los visitantes del Salón Azul levantaron sus pancartas. Manifestantes en pro como en contra de la ratificación compartían un pasillo detrás de las curules de los diputados, mientras escuchaban la lectura del dictamen. Después de la lectura, llegó el momento en que los legisladores hacen su discurso. Solo de Arena pidieron la palabra 10 de los 19 diputados. Arena es el partido que también se jacta de haber impulsado la reforma al Código Electoral para que los salvadoreños puedan votar por rostros de candidatos a diputados y no solo por bandera el próximo 11 de marzo.
El primero en pedir permiso para hablar fue el diputado arenero Roberto d'Aubuisson que decidió que no quería dar su posición desde su curul en el panel de la junta directiva, sino que solicitó utilizar el podio central del Salón Azul. Para entonces ya era el legislador Guillermo Gallegos quien presidía la sesión. 'Autorizado', le dijo. D´Aubuisson se levantó y se dirigió al podio. Al inicio de su intervención sobre cómo él honraría su palabra de hace tres años, se preocupó por repetir su estribillo de campaña: “Yo digo las cosas como son”.
La intervención de d'Aubuisson inició en medio de un coro que gritaba “ratifiquen la reforma” y terminó con vítores y aplausos de los visitantes que observaban su discurso detrás del vidrio del mezanine del Salón Azul. Cada vez que un diputado decía que daría su voto para apoyar la ratificación, el público gritaba en apoyo del legislador.
El público presente en el pleno, y a quien los diputados dirigían sus discursos, estaba conformado, en su mayoría, por menores de edad que dijeron llegar de los colegios La Floresta y Lamatepec, ambos centros educativos católicos que dicen proveer información 'con el espíritu del Opus Dei'. Algunos de los estudiantes manifestaron abiertamente pertenecer a estos colegios, pero otros trataron de negar que llegaban en grupo, acompañando a la fundación Sí a la Vida.
A la cabeza del grupo que llenó el mezanine de la Asamblea iba la presidenta de la Fundación Sí a la Vida, Julia Regina de Cardenal, quien intentó matizar la advertencia que incluyó en su petición de la semana pasada a los diputados para que ratifiquen la reforma. En su carta, Cardenal amenazó con hacer campaña en contra de los diputados que buscan la reelección y que no apoyen la enmienda constitucional; además, dijo que apoyaría la campaña de reelección de quienes sí votaran en favor. Este miércoles negó el contenido de la carta que ella firmaba. “Nosotros no nos hemos comprometido a apoyar a ningún candidato, solo queremos que la población abra sus ojos y que no dé sus votos a cualquier diputado, sino que vote por los que velan por el bien del país, por los que sostienen su palabra y los defienden a la familia”, dijo.
En la disputa sobre una reforma que impediría los matrimonio gays, los que decidieron guardar silencio fueron precisamente aquellos a los que se les podría vulnerar sus intereses. La comunidad LGBTI (Lesbianas, Gay, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales) decidió que no iba a dar declaraciones a los medios hasta después de las elecciones. El director de El Salvador G. y miembro de la comunidad LGBTI, Nicolás Rodríguez, explicó que la comunidad valoró que comentar sobre el tema era propiciar un debate meramente electoral. “Antes de las elecciones no vamos a dar declaraciones para no ser parte del circo”, concluyó Rodríguez.
A medida avanzaba la plenaria más diputados solicitaban la palabra en el Salón Azul, mientras que aquellos en cuyas manos estaba la clave de la ratificación, los del FMLN, guardaban silencio. Mariela Peña Pinto, diputada de Arena, pidió la palabra para reforzar el planteamiento de su partido. Luego aprovechó el micrófono y las cámaras para hacer un guiño a los votantes: “Soy Mariela Peña Pinto y di mi voto por la ratificación”, cerró su participación, mientras la televisión legislativa le hacía una toma cerrada. Peña Pinto es candidata a la reelección por el departamento de San Salvador.
La discusión seguía y en pleno debate El Faro interceptó al diputado Ávila Qüehl, quien además de explicar que la Corte Europea de Derechos Humanos estableció que no es discriminación prohibir matrimonio gay, se refirió en más de una ocasión a la comunidad gay como un “moda”. 'Esas son cosas de modas, hay homosexualismo por moda, por andar en drogas y por andar diciendo que eso es la moda, eso es así', dijo el diputado.
Minutos después de que El Faro publicara en las redes sociales la postura del legislador y en su página en internet, el legislador alegó en el pleno que un periódico digital había sacado de contexto sus palabras. El Faro tiene en su poder el audio de la conversación con Ávila Qüehl.
Los argumentos respecto a la postura de Arena continuaron surgiendo en la plenaria. Llegó el turno de Marco Salazar, quien dijo que la homosexualidad es un pecado y que fue la principal razón por la cual Dios destruyó las ciudades de Sodoma y Gomorra, tal como menciona la Biblia.
Cuando la Comisión de Legislación decidió el lunes emitir dictamen favorable para la ratificación de la reforma, los diputados de derecha argumentaron como justificación lo que la Biblia dice sobre el matrimonio. Este miércoles, Ávila Qüehl dijo que él iba a dar argumentos jurídicos en favor de la reforma, y fue cuando explicó lo del Código de Bustamante, que según él permitiría que matrimonios entre personas del mismo sexo válidos en otros países tuvieran que ser admitidos como tales en El Salvador.
Solo hasta el final de la discusión y después de casi tres horas una diputada del FMLN, Margarita Velado, intervino. Después de decir que su partido no iba a votar por la ratificación y tras recibir abucheos del público, desvió su discurso hacia asuntos tan ajenos al debate como el asesinato del cantautor Facundo Cabral, ocurrido en Guatemala el año pasado. Cerró su intervención acusando a Arena y a los grupos de derecha de usar la reforma constitucional como cortina de humo para hacer campaña electoral faltando semana y media para las elecciones de diputados.
Al finalizar la discusión en el pleno y después de un intento fallido por ratificar la reforma por falta de votos, el jefe de la bancada tricolor solicitó al presidente en funciones, Guillermo Gallegos de Gana, que la discusión se votara una vez más, de forma que el dictamen no se llevara al archivo sino que pasara nuevamente a la comisión donde volvería a ser analizado. La solicitud se aprobó con 45 votos favorables.
Fotos: Mauro Arias