El jueves 2 de diciembre de 1993, el día en el que fue asesinado el capo Pablo Escobar, el presidente salvadoreño Alfredo Cristiani estaba en Bogotá, Colombia. Pero contrario a lo que plantea un paramilitar que ayudó a la ubicación de Pablo Escobar, Cristiani dice que “jamás” tuvo conversaciones ni con Pablo Escobar ni con su familia -para ofrecerles asilo en El Salvador- antes, durante o después de que el capo fuera abatido en el Barrio Los Olivos de Medellín, capital de Antioquia.
“Nunca recibimos ninguna solicitud de asilo político ni de él ni de la familia. De ninguno. Nunca he recibido cartas de agradecimiento de él ni nada. Jamás he tenido nada que ver con el señor este, y lo único que le puedo decir es que de casualidad había sido invitado a una visita oficial a Colombia, y allá estaba el día que el grupo este que había armado el gobierno lo mató”, dice Alfredo Cristiani, desde sus oficinas en la Droguería Santa Lucía, en San Salvador.
El 27 de julio pasado, la Revista Semana de Colombia publicó un extracto del último capítulo del libro Así matamos al Patrón, la cacería de Pablo Escobar, escrito por el paramilitar Fernando Murillo Bejarano (a) “Don Berna”, un reconocido paramilitar y narcotraficante colombiano que cumple condena en Estados Unidos luego de ser extraditado por su país en 2008. Don Berna fue jefe de escoltas del clan de los Moncada Galeano, socios de Pablo Escobar; luego formó parte de bandas criminales como La Terraza, La Oficina de Envigado y LOS PEPES (Perseguidos por Pablo Escobar), y finalmente se convirtió en uno de los máximos comandantes del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Fue, además, uno de los más importantes colaboradores de la DEA y de la Policía de Colombia en la búsqueda y muerte de Pablo Escobar, el 2 de diciembre de 2003. El libro es un relato de la persecución y asesinato del capo de la droga, ocurrido en la tarde del 2 de diciembre de 1993, en el Barrio Los Olivos de la ciudad de Medellín.
Según Murillo Bejarno, en los minutos previos al enfrentamiento en el que moriría el capo, este se comunicó vía telefónica con uno de sus hijos. “A las 2:52 p. m., hizo la segunda llamada a su hijo, pidiéndole que enviara una carta de agradecimiento al presidente Alfredo Cristiani de la República de El Salvador, quien les había ofrecido asilo en su país. El teniente Bolívar logró ubicar el sitio desde donde se realizaban las llamadas y me dijo que lo acompañara con todo mi personal, así que salimos hacia el lugar”, se lee en el último capítulo del libro.
Un día antes del operativo que culminó con el asesinato del capo, el 1º de diciembre de 1993, el entonces presidente salvadoreño Alfredo Cristiani llegó a Colombia en una visita oficial que se extendería tres días. Según su versión, la visita obedecía a una gira de agradecimientos a los países amigos que colaboraron con El Salvador en el proceso de negociación de los Acuerdos de Paz, firmados el 16 de enero de 1992.
“Comenzó visita de Cristiani”, tituló en una nota el periódico El Tiempo de Colombia, el 2 de diciembre de aquel año. Según los reportes de la época, Cristiani viajó acompañado de la primera dama Margarita de Cristiani; el canciller, Miguel Angel Salaverría, y el ministro de Economía, Luis Enrique Córdova. En el marco de su visita, Cristiani fue recibido con un banquete de honor y en su gira habló con el presidente de Colombia, César Gaviria, sobre la integración económica entre ambos países.
El 2 de diciembre, según la agenda divulgada en aquel contexto, Cristiani ofreció una ofrenda floral ante el monumento al Libertador Simón Bolívar en la plaza mayor de Bogotá; recibió las llaves de la ciudad de manos del alcalde; y se entrevistó con directivos del Congreso Nacional e importantes representantes del sector cafetero y empresarial.
La noche de aquel jueves 2 de diciembre, sin embargo, su visita fue opacada por una noticia que robó portadas a nivel mundial. Pablo Escobar había sido asesinado por el Grupo de Búsqueda, que le dio persecución desde que el capo se fugara de la cárcel de Envigado, su ciudad natal. Aquella tarde del jueves 2 de diciembre de 1993, el presidente Gaviria –recuerda Cristiani- dio un discurso a la nación para informar el asesinato de Pablo Escobar. El expresidente salvadoreño recuerda que en la noche, en la ceremonia en la que él se encontraba, se reencontró con su homólogo visiblemente contento y satisfecho.
—Él se mostraba muy contento, por una parte. Muy satisfecho de que el plan o el objetivo de él había tenido éxito. No me acuerdo cuáles eran los gestos exactamente (del expresidente Gaviria), pero que estaba contento estaba contento. Dio una cadena nacional antes de llegar a la recepción. Yo había llegado un día antes, y fui recibido en la Casa de Nariño- dice Cristiani.
—¿Durante su estadía usted ofreció asilo a Pablo Escobar y a su familia?
—Jamás ha habido absolutamente nada de eso. Sonaría raro de que el presidente de Colombia nos diera una condecoración ante semejante cosa. Entonces el fulano este no sabe lo que está diciendo en ese su libro. Es totalmente falso.
—¿Nunca platicó al respecto con el presidente Gaviria?
—Jamás ofrecí asilo a la familia. Nunca le ofrecí al presidente Gaviria asilarlo, y jamás hubiera hecho nada sin que él hubiera preguntado. Y él nunca preguntó nada. No pidió nada al respecto y nunca se ha hablado de eso con Gaviria.
El viernes 3 de diciembre de 1993, los periódicos El Tiempo de Colombia y El País de España hicieron eco de unas declaraciones tomadas el 2 de diciembre en torno a la noticia de la muerte de Pablo Escobar. Según esos reportes, Cristiani habría ofrecido un asilo para la familia del capo, en virtud de que la presencia de la familia Escobar en Colombia podría provocar una escalada de violencia en Medellín.
En una nota titulada “Temor en Colombia a una venganza de los narcos”, El País escribió: “Oferta de El Salvador. Otra lección, distinta pero también tendente a poner fin a tanta sangre derramada, ha sido el anuncio del presidente de El Salvador, Alfredo Cristiani, de que está dispuesto a acoger en su país a los familiares del narcotraficante si así lo desean. Cristiani, que viajó a Colombia esta misma semana de visita oficial, no ha podido hacer este anuncio sin la anuencia del presidente colombiano, César Gaviria. Medios políticos no descartan que Gaviria y Cristiani estimaran conveniente que el asentamiento de la familia Escobar durante algún tiempo en El Salvador permitiría reducir los previsibles ánimos de venganza desatados tras la muerte. El Fiscal General del Estado, Gustavo de Greiff, aseguró en este sentido que la viuda y los dos hijos de Escobar abandonarán pronto el país, pero no precisó fecha ni destino. De Greiff añadió que varios países se han ofrecido para acoger a la familia del fallecido narcotraficante”.
En una nota titulada “Satisfacción en toda América Latina”, El Tiempo de Colombia escribió: “EL SALVADOR El presidente, Alfredo Cristiani, abrió la posibilidad de que ese país centroamericano le brinde domicilio a la familia del narcotraficante colombiano Pablo Escobar. Si esto puede resolverle un problema tan serio a Colombia, creo que hay que ayudarle , dijo el mandatario, subrayando que nosotros hemos visto tantas veces que dictadores son aceptados en tantos países y creemos que aquí no es de ayudarle al involucrado en las drogas, es de ayudarle al país a resolver un problema”.
La noticia divulgada en Colombia, y en la que se cita la frase de El Tiempo fue retomada en El Salvador por La Prensa Gráfica, gracias a los cables de las agencias Reuters y AFP. “El Salvador ofrecería asilo a la familia de Escobar”, tituló el 3 de diciembre. En esa nota se reseña que el ofrecimiento de asilo habría sido una respuesta de Cristiani a una pregunta lanzada por Radio Caracol de Colombia. En El Salvador, esa versión fue desmentida por el vicecanciller Rafael Alfaro. En la nota, sin embargo, se señala que en Colombia se daba por hecho que serían sujetos de asilo María Victoria Henao (esposa de Pablo Escobar); los hijos Juan Pablo y Manuela; y la novia del primero. La agencia Reuters incluso conversó con Juan Pablo Escobar, hermano del capo, quien se mostró agradecido en nombre de su familia por el ofrecimiento. “Es una voz de aliento que recibimos luego de haber sido rechazados por varios países del mundo. Es una persona comprensiva y bondadosa que nos juzga como familiares y no como narcotraficantes”.
La Prensa Gráfica, en esa misma fecha, también publicó una reacción del Procurador General de El Salvador, Simón Isidro Rivera, quien dijo que no se oponía a la “decisión” del Ejecutivo de ofrecer asilo a la familia Escobar, viendo el caso desde un punto de vista humanitario. Rivera incluso comentó que, si esas personas venían al país, y traían dinero, la situación era mucho mejor, “ya que aquí necesitamos inversión. Si es así, bienvenidas sean”.
—Todas esas son ‘panflinadas’-dice Cristiani, luego de que El Faro le detalla esos reportes de prensa de la época-. Ahí no hubo absolutamente nada... en todo caso, si alguien preguntó allá, en los medios que lo publican, como era la noticia del momento, tal vez me habré limitado a decir que si el presidente Gaviria solicitaba lo podríamos analizar. Pero hasta ahí. Eso de que habíamos ofrecido asilo es totalmente falso. Completamente falso.
—Según usted, todos estos periódicos…
—Nunca ofrecí asilo ni a la familia ni a él. Pude haber mencionado que si el presidente Gaviria solicitaba algo que lo analizaríamos. Pero asilo jamás. Nunca ofrecí asilo. ¡Jamás! Y si alguien lo puso así es completamente falso. Y allá no sé quiénes eran el montón de prensa...
—¿Antes, durante y después del operativo en el que asesinaron a Pablo Escobar usted nunca se comunicó con él o su familia?
—¡Jamás! Yo jamás ofrecí asilo para Pablo Escobar. Es más, si lo mataron. ¿Para qué iba a ofrecerle asilo si lo mataron ahí?
*Con reportes de Fátima Peña