Incubación de la precariedad
Ricardo Valencia / Fotos: Mauro Arias
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Julio Molina, Comunidad Ecológica Gerardo Barrios, Soyapango.
Nuestra comunidad tiene 575 familias y nació a través de una asociación de ex patrulleros llamada Gerardo Barrios. Esa asociación se tomaban tierras en ociosidad, pero los ex patrulleros nos dejaron solos a nosotros. El día del nacimiento de nuestra comunidad es el 1 de diciembre de 2007.
¿Cómo nos organizamos? Un asociado le decía a otra persona que se tenía en la mira tomarse determinada propiedad, una acción que hacíamos hasta que teníamos mil personas. Como teníamos necesidad de vivir, armamos nuestras viviendas de palo, trapos y cartones. Antes vivía en Ciudad Delgado. Cuando mi papá se murió, hace 18 años, nosotros creíamos que nos dejaría de herencia su casa, pero esta ya estaba hipotecada en el banco. Pasamos 16 años alquilando hasta que un día no tenía dinero y me sacaron las cosas a la calle. Alguien me dijo que había un espacio en la asociación, justo cuando no podía pagar más el alquiler. El 1 de diciembre sembré las primeras varas de bambú de mi casa. A dos días de llegar me eligen secretario de la asociación porque tengo conocimientos de computación y diseño gráfico. Por el momento, la directiva no está reconocida por el Ministerio de Gobernación.
Tras instalarnos, nos conectaros sin permiso a la electricidad y fuimos en búsqueda de postes abandonados. Empezamos con dos postes de luz y ahora tenemos más de 120. Hace algunos meses le mandamos una carta a CAESS de que queríamos legalizar el servicio eléctrico servicio y nos lo denegó, pero después se nos fue aprobado pagando un tarifa comercial y no residencial. Un 90% de nuestros vecinos tienen luz eléctrica y agua potable.
Una cosa similar hicimos con el agua potable. Nos conectamos, el 15 de marzo pasado, a una mecha de agua potable de una colonia colindante. Le construimos 600 metros de tubería y después desligamos los ramales a cada casa. Todavía no pagamos agua, aunque ANDA amenazó con quitárnosla.
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Dagoberto Ulloa, Comunidad Madre del Salvador, Santa Ana.
Llegamos a nuestra comunidad a través de una asociación de ex patrulleros. Tenemos siete años de estar ahí. Al principio no nos dijeron que el lugar sería ilegal, sólo nos explicaron que a los patrulleros les habían prometido un lugar donde vivir. Al estar en el lugar, nos dimos cuenta de que usurpábamos tierra ajena y fuimos a los tribunales. Cuando llegamos a la comunidad, queríamos huir de los mesones para tener un lugar donde sembrar árboles y los niños pudiera jugar.
Aunque no tenemos títulos de propiedad, paradójicamente conseguimos que la asociación de la comunidad tuviese personería jurídica del Ministerio de Gobernación. Seguramente no leyeron nuestra solicitud.
Tuvimos agua y luz, pero CEPA y Femadesañ no las quitaron a los tres meses. Hemos tratado de hacer las cosas legales, pero no hemos podido. En la comunidad vivimos 120 familias.
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Santos Lovato, cantón San Isidro, municipio de Verapaz, San Vicente.
Soy originario de una comunidad que se llama San José Borja, pero para el tiempo de la guerra llegamos al cantón San Isidro. En el conflicto murió gente de mi familia. Primero nos mantuvimos en casa alquilada, que después un señor nos vendió. En el 95 creamos una asociación para ayudarle a toda nuestra comunidad. Luego de habernos organizado en la asociación, solicitamos un proyecto a AID y nos donaron 65 mil dólares. En nuestro primer proyecto, un vicepresidente se robó 18 mil dólares.
Dejé la asociación por un tiempo pero ahora he vuelto. Queremos más transparencia en nuestra comunidad para que mejoren las vidas de 922 personas.