El presidente Mauricio Funes rechazó el decreto que obligaba la lectura diaria de la Biblia en todos los centros escolares del país tras casi un mes de debate nacional, al inicio del cual él mismo se había manifestado entusiasta de la idea.
El presidente argumenta que obligar a leer textos bíblicos va en contra de la Constitución porque viola el derecho de libertad de culto que establece la carta magna.
Además, dice el mandatario en un documento de seis páginas, veta por respeto al derecho de los padres a elegir la educación de los hijos y por respeto a la libertad de culto de los maestros, padres y alumnos. “Los Órganos de Estado no pueden tener injerencia alguna en la creencia religiosa que cada persona haya decidido adoptar”, dice uno de los párrafos del veto presidencial.
Como sustento a su argumento, incluye la cita textual del artículo 25 de la Constitución, que garantiza la libertad de culto. El mismo artículo había usado la Iglesia Católica como argumento para rechazar tal medida: 'Se garantiza el libre ejercicio de todas las religiones,sin más límite que el trazado por la moral y el orden público. Ningún acto religioso servirá para establecer el estado civil de las personas', dice la ley primaria. Según el presidente, el decreto legislativo aprobado por los partidos de derecha (Arena, Gana, PCN y PDC) “es una clara violación al derecho fundamental de la libertad de culto”.
Como propuesta alterna, la presidencia menciona que en iniciará un debate para incluir en el currículo escolar una materia de urbanidad, moral y cívica y la posibilidad de que se instruya sobre la Constitución de la República a los alumnos.
Los diputados, cuando aprobaron el decreto a última hora del jueves 1 de julio, lo emitieron como una ley de seguridad pública, pues el origen fue la conclusión de que las medidas represivas y preventivas del delito habían fracasado y, por lo tanto, hacía falta enseñar moral en las escuelas. A partir de eso, el siguiente paso fue que esa moral sea la que enseña la Biblia.
La “Ley para autorizar la lectura de la Biblia en el sistema educativo” puso de inmediato en línea de colisión al presidente de la República, Mauricio Funes, con el vicepresidente, Salvador Sánchez Cerén, quien antes del decreto había dicho a los diputados que se oponía a tal medida por considerarle inconstitucional.
Funes no tardó en reaccionar entusiasta con el decreto, anunciando que con gusto iba a sancionarlo si eso iba a ayudar a reducir los índices delincuenciales. 'Yo estoy de acuerdo con la lectura de la Biblia en las escuelas', dijo, para añadir que no vacilaría en firmarlo si eso iba a ser útil en el propósito de reducir la criminalidad. Inmediatamente la Iglesia Católica, por medio del arzobispo de San Salvador, monseñor Luis Escobar Alas, pidió el veto, al igual que el pastor protestante del Tabernáculo de Avivamiento Internacional, Carlos Rivas.
Posteriormente, otros religiosos, como el pastor Edgard López Bertrand, del Tabernáculo Bíblico Bautista, demandaron al gobernante que lo respaldara.El decreto incluía un considerando en el que la Asamblea Legislativa declara insuficientes las medidas preventivas y represivas de las autoridades para frenar la violencia.
El 6 de julio pasado, Funes aseguró que empezaría un proceso de consultas con las iglesias antes de tomar una decisión.
Ahora, la Asamblea Legislativa podría intentar insistir en el decreto, pero para superar el veto requeriría el apoyo de al menos dos tercios de los diputados. Sin embargo, sin el apoyo del FMLN no podrían llegar a los 56 votos y no hay nada que haga pensar que el Frente cambiaría de posición.
