El ministro de Seguridad Pública, Manuel Melgar, dejó el cargo este lunes, después de dos años y cinco meses en el cargo, durante los cuales la epidemia de homicidios alcanzó récords históricos en la era post acuerdos de paz.
'El ministro presentó su renuncia al presidente este día', dijeron vía telefónica fuentes de Casa Presidencial. 'El presidente Funes le dio su voto de confianza siempre, pero el ministro tomó esa decisión para facilitar al presidente la posibilidad de un recambio en el área de seguridad pública', explicaron las fuentes.
La renuncia, según diversidad de fuentes del gabinete consultadas por El Faro, en realidad solo fue un formalismo, pues la presión que recibía la administración se volvió insoportable y Funes tuvo que ceder pidiendo a su ministro el cargo.
Antes de la confirmación de Casa Presidencial, un miembro del gabinete que también ha sido durante años un dirigente del partido FMLN, había soltado una escueta oración que corroboraba una versión que sonaba desde inicios de octubre: 'Manuel Melgar renunció al Ministerio'.
Melgar, un amigo de Funes y a la vez un ex comandante guerrillero y miembro del partido FMLN, al tomar el cargo en junio de 2009 asumió la responsabilidad de revertir la tendencia alcista en asesinatos que llevaron a El Salvador a convertirse en el más violento del continente a mediados de la década pasada. No pasó mucho tiempo para que los cuestionamientos comenzaran a llover sobre el papel de Melgar, ya que en el mismo año de la toma de posesión de Funes los homicidios alcanzaron un récord todavía vigente: un promedio de 12 asesinatos diarios.
Una diversidad de fuentes del área de Seguridad Pública o cercanas a ella aseguraron que Funes le pidió el cargo a Melgar producto de una decisión que estaba tomada al menos desde hace un mes. 'Es que había demasiada presión de todos los sectores', dijo un funcionario. Algunos otros, destacados en el Ministerio de Seguridad Pública, dijeron que Melgar sacó este lunes sus objetos personales del despacho. 'Varios empleados observaron cuando Melgar sacó algunas cosas personales de su oficina, aunque a nosotros no nos han comunicado nada oficialmente', dijeron.
Todas las fuentes coinciden en la salida forzosa de un ministro cuya caída añoraba y pedía Estados Unidos desde el inicio de este gobierno. En lo que no concordaban era en el momento de la salida. Algunas sostenían hasta el fin de semana que Melgar tendría el cargo hasta diciembre, mientras que otras anunciaban un despido para esta misma semana. Y esto último fue lo que ocurrió.
Con excepción de dos funcionarios de nivel ejecutivo del área de seguridad pública, nadie se atrevió a exponer con precisión las razones del despido. 'Estados Unidos puso como condición sine qua non que se destituyera al ministro para firmar el Asocio para el Crecimiento', aseguró una de estas fuentes. Cuando El Faro le consultó cómo es que sabía ese detalle, explicó que fue el mismo Melgar quien se lo dio a conocer.
Las fuentes de Casa Presidencial consultadas vía telefónica negaron que esa fuera una razón. 'El presidente le dio siempre su voto de confianza y el presidente Funes me dijo este día que él no iba a ceder a la presión de Estados Unidos', dijeron.
Pero hubo una segunda fuente cercana al ministro despedido que no solo dijo que la presión de Washington había sido decisiva, sino que no hubo una sola consideración interna que motivara la destitución. 'Descartá temas internos, como por ejemplo la capacidad del ministro... el presidente solo ha tomado en cuenta las presiones externas. Considerá que en política las cosas son así: quién es más fuerte que quién. Esta salida no estaba dentro del guion'.
Según esta fuente, el partido FMLN lo entendió perfectamente y aceptó, resignado, la decisión. 'Esta decisión la había tomado semanas antes el presidente para tener alguna consideración con el ministro, y lo anunció a los directores del Ministerio esta tarde'.
Varios de los funcionarios consultados coinciden en que la decisión estaba tomada al menos desde inicios de octubre, y que entonces iba a anunciarse la salida de Melgar. 'Pero la emergencia por las lluvias obligó a posponerla', dijo un ejecutivo del gobierno.
Melgar tomó en junio de 2009 las riendas de Seguridad Pública y justo ese ha sido hasta ahora el año más violento en términos de asesinatos: 4,382, para un promedio de 12 diarios. Aunque el gobierno de Antonio Saca (2004-2009) había llevado a El Salvador a convertirse en el país más violento de América en el año 2005, en 2007 y 2008 comenzó a revertir la tendencia y logró una reducción del máximo de 10.8 homicidios diarios de 2006, a 8.7 en 2008.
Para Saca, sin embargo, 2009 empezó mal. En sus últimos cinco meses obtuvo un promedio diario de 11.5 asesinatos. En los restantes siete meses, ya con Funes en el cargo, las cifras crecieron un poco y escalaron hasta los 12 diarios, y por primera vez los asesinatos superaron la barrera de los 4,000. Octubre de ese año fue el mes más complicado para las estadísticas de homicidios, pues registró 14 diarios en promedio.
2010 fue ligeramente menos violento que 2009, pero también superó los 4,000 asesinatos, y 2011 lleva un ritmo superior incluso a 2009.
En su afán de detener los asesinatos, el gobierno ha ensayado algunas medidas novedosas y otras que ya habían fallado en administraciones anteriores. Tal como hicieron los gobiernos de Antonio Saca y de Francisco Flores, ha implementado despliegues focalizados de refuerzos policiales y el uso del ejército en tareas complementarias de seguridad pública. Lo novedoso fue el uso de los militares para blindar los centros penitenciarios del país, y un esfuerzo de ordenar los penales y de retomar paulatinamente el control de ellos.
Sin embargo, los asesinatos no se han detenido. Melgar, cuestionado repetidas veces durante los últimos dos años, al principio decía que las cifras de criminalidad iban reduciéndose poco a poco, y los últimos meses optó por defenderse alegando que la situación sería peor si las autoridades no hubieran actuado como hasta ahora lo hicieron.
Por ahora, en Seguridad Pública queda el viceministro Henry Campos, y aunque hay quienes mencionan dos nombres como posibles sustitutos de Melgar, las fuentes de Casa Presidencial dijeron que aún no hay nada certero.
Varios funcionarios aseguran que los nombres que Funes ha considerado hasta ahora como posibles relevos son el del ministro de Obras Públicas, el ex diputado Gerson Martínez, y el del ministro de Defensa, general David Munguía Payés.
Munguía Payés ha sido un funcionario hasta ahora muy privilegiado en el gobierno de Funes. Fue un militar clave en el movimiento Amigos de Mauricio que fraguaron la candidatura presidencial de Funes, y el presidente no solo lo puso al frente de la Fuerza Armada, sino que también le concedió un cuestionable ascenso al grado de general. Asimismo, en mayo de 2010 anunció que no solo iba a mantener las operaciones del ejército en apoyo a la Policía Nacional Civil, sino que -aunque no tenía resultados positivos, pero la gente aplaudía el uso de los militares contra la delincuencia- iba a ampliarlo.
Martínez, al igual que Melgar, fue comandante de nivel medio de la guerrilla y ha sido dirigente del partido FMLN, algunas veces muy crítico hacia el interior de la organización, lo que le valió algún distanciamiento a inicios de la década pasada.
Un ejecutivo del área de seguridad pública dijo a El Faro que aunque se ha mencionado los nombres de Martínez y de Munguía Payés como posibles sustitutos, él no cree que Funes se atreva a nombrar a un militar al frente de la cartera y tampoco ve factible el nombramiento del ministro de Obras Públicas. Sostuvo, sí, que la presión de Estados Unidos ha sido tan grande que también ha cuestionado la permanencia del director de la Policía Nacional Civil, Carlos Ascencio.
El ministro saliente resultó siempre un funcionario desagradable para Estados Unidos, país que considera que tiene las manos manchadas de sangre debido a que la organización guerrillera PRTC, de la que Melgar era comandante durante la guerra civil, perpetró una masacre en la Zona Rosa en la que el blanco fueron un grupo de marines estadounidenses que andaban de licencia.
Una fuente del Ministerio de Gobernación que pidió el anonimato aseguró que la administración de Barack Obama advirtió al gobierno de Funes que no iba a firmar el crucial Asocio para el Crecimiento si Melgar continuaba en el gabinete. Este acuerdo está considerado por el mismo Funes como un parteaguas en la historia del país, que podría ayudar a El Salvador a reflotar su economía y a resolver su problema de inseguridad.
Melgar también era cuestionado por la oposición y por la Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP), que decía no ver resultados y -todavía más preocupante- tampoco planes claros para resucir la criminalidad. Por esa razón los empresarios rechazaban la pretensión del gobierno de Funes de crear un impuesto al gran capital para financiar el combate a la delincuencia.
Hace una semana, un informe divulgado por Naciones Unidas y que se elaboró con datos correspondiente al quinquenio 2004-2009, calificó a El Salvador como el país más violento del mundo. El presidente Funes salió a descalificar el informe alegando que si acaso las cifras aluden a solo unos primeros meses de su gobierno, tildó el documento como 'anacrónico' y dijo que contenía datos desactualizados. 'En todo caso el país más violento será la hermana república de Honduras', dijo el gobernante.
En 2010, efectivamente, Honduras tuvo una tasa de homicidios superior a la de El Salvador: 77 por cada 100 mil habitantes contra 66 por cada 100 mil habitantes.