Aquí no falta quien lo vitoree como el próximo alcalde capitalino, como sucede en todo acto al que Jorge Schafik asiste cada semana. Los organizadores lo presentan y lo felicitan como tal, y Jorge Schafik sonríe como agradeciendo una cortesía. Otras veces aplaude o solo se limita a saludar con la mano izquierda levantada. En esta ceremonia del hotel, la jefa de los diputados del FMLN, Norma Guevara, ha dado un discurso de bienvenida a los presentes, más de 500 personas que quieren saber qué es eso de 'Casa Mujer', una de las propuestasinsignias de Hándal para la municipalidad de San Salvador. El entusiasmo es tal que Guevara le dedica palabras al compañero candidato: 'Schafik, que tengas un feliz día 11 de marzo, ¡tu victoria!' Las más de 500 personas gritan y silban en una sonorísima ovación. Pero el candidato parece un poco apagado. Deja de escribir en una libreta, levanta la mirada del mantel rojo que cubre la mesa y aplaude de manera discreta, sentado. Los aplausos no han logrado ponerlo de pie ni arrancarle una señal de uve en sus dedos... ni siquiera una sonrisa por el triunfo que le pronostica Guevara...
Es jueves 1 de marzo por la tarde, inicio del mes dedicado a la mujer, y Jorge Schafik está celebrando junto a decenas de mujeres en un salón del hotel Real Intercontinental mientras el lugar sigue llenándose poco a poco. El mar de gente vestido de rojo, la algarabía, las banderas del FMLN, y los acordes de guitarra no aplacan las conversaciones de pasillo entre periodistas, no militantes y uno que otro correligionario del partido que ya se resignan a identificar a un ganador, no necesariamente del bando rojo. 'Pobrecito, la verdad es que está difícil ganarle a Norman. Aunque bonito, no te lo niego, pero lo que Norman ha hecho en la ciudad es puro maquillaje', dice Yamileth, una empleada de gobierno, una mujer 'que jamás votaría por Arena' y que está aquí para escuchar la propuesta de Jorge Schafik para las mujeres capitalinas. Yamileth es dura con su candidato favorito y con el equipo propuesto para concejo municipal que incluso lleva a un familiar suyo. 'Es que la Violeta la regó y, de ahí, el Frente que no pudo poner a un mejor candidato...', susurra, entre el gentío.
Parece un tema tabú en las filas rojas, pero, ¿cómo compite un político a quien los números parecen dar por derrotado? A lo mejor la estrategia de Jorge Schafik se basa en ignorar lo más que se pueda las preguntas incómodas, como sucedió hace un mes cuando hablaba a una cámara web y a un micrófono desde @fmlnsansalvador, su cuenta de Twitter. Durante ese encuentro virtual, una estudiante le preguntó cómo afrontaba el hecho de estar abajo en las encuestas. Jorge Schafik, consciente de lo espinoso del tema, esquivó la interrogante y dedicó el tiempo para responder otras preguntas de la audiencia, quizás algo que haría cualquier candidato, sobre todo cuando casi el total de las encuestas lo ponen en desventaja.
A Jorge Schafik no le gustan esos números, al menos no para medirse. Si bien hay otros siete candidatos sobre los cuales tiene una clara ventaja, el pulso en las encuestas es de lo que menos opinará en estos días de campaña. Si Jorge Schafik tiene un único enemigo en esta contienda es ese gráfico de barras cuyo nivel máximo de altura nunca ha alcanzado el de su competidor más importante, Norman Quijano, el alcalde del municipio más poblado de El Salvador. En la última gran encuesta la diferencia entre ambos era de más de 45 puntos, con Quijano a la cabeza. Hándal, en un lejano segundo lugar, solo podría enorgullecerse de ganarle a los otros siete candidatos de partidos pequeños.
Lo cierto es que los números nunca se congraciaron con este hombre a quien el partido de izquierdas puso a cargo de recuperar la alcaldía capitalina, perdida en 2009 después de cuatro triunfos al hilo. Los estudios de opinión nunca sonrieron a Jorge Schafik ni cuando hace más o menos un año ya amagaba con lanzarse como candidato. Las encuestas de su partido ni siquiera lo ponían a él como opción en la capital para ponerse los guantes contra un Quijano ganador dentro de un partido de derechas que aún relamía sus heridas por la derrota de 2009 en las presidenciales. Dentro del Frente sonaban otros nombres de personas en puestos de gobierno. 'Jorge Schafik no tiene la fuerza de otros, necesitaría más fuerza', decía en aquellos Roberto Lorenzana, vocero del partido, y el tiempo pareció darle la razón.
'¿Le vas a preguntar sobre las encuestas?', curiosean entre sí los periodistas en esta actividad del hotel. Cuando se lo preguntan, cada vez, Jorge Schafik responde escueto, con casi una declaración de fe, en la que sus palabras son idénticas a como hace exactamente tres años contestaba Quijano cuando quería desbancar al FMLN de la alcaldía. 'El trabajo en el territorio nos está diciendo otra cosa, la gente está descontenta con la administración actual'... Pero la gente, esta vez, también está consciente de la inferioridad en los números. Lo dicen los militantes en el edificio 3 del Mercado Central, en una actividad sobre la Alameda Juan Pablo II, incluso en las comunidades Las Palmas o la Jesús de Nazareth. 'Pues sí, siempre está la duda de si realmente va a ganar, pero la última encuesta es la del día de las elecciones', dice Mirna Elizabeth Chinchilla de Anaya, una de las líderes del movimiento Duarte Vive, y que en esta actividad de mujeres sobresale inevitablemente por su camisa verde. Duarte Vive fue uno de los grupos ciudadanos que apoyó la candidatura de Mauricio Funes en su ruta para la presidencia en 2009, y de donde surgió Napoleón Duarte como ministro de Turismo.
'La diferencia en las encuestas es grande, todo indica que será Arena quien gane', se sinceraba unas seis horas antes Cándido Martínez, cuya organización sindical había logrado sentar en un foro público a cinco contendientes a la comuna capitalina -Quijano envío un candidato a concejal- y sacarles un compromiso firmado para que cualquiera de ellos que llegara a la alcaldía impulsara una docena de medidas en beneficio de los trabajadores municipales. 'Es que en política nunca se sabe quién puede ganar, aunque a decir verdad las encuestas nos dicen que solo hay dos opciones reales, y entre ellas... pues, ya sabe'. Martínez, secretario general de la Asociación de Trabajadores y Empleados de la Municipalidad de San Salvador (ASTEMUSS), simpatizante de izquierdas desde 1984, tampoco está convencido del triunfo de Jorge Schafik.
La estudiante burlada que hace un mes preguntó sobre la desventaja en las encuestas a Jorge Schafik tuvo su revancha el miércoles 29 de febrero durante un conversatorio con estudiantes de la escuela de comunicaciones de la Universidad Dr. José Matías Delgado. La sesión comenzó pasadas las 4 de la tarde y asistieron candidatos a diputados por Arena y por el Partido de la Esperanza. Eran cinco, de los cuales solo Jorge Schafik competía por una alcaldía. Expusieron sus ideas por espacio de dos horas. Gabriela Palomo esperó ese tiempo hasta que comenzara la ronda de preguntas, y fue la segunda en lanzar su interrogante. 'Para el señor Schafik Hándal, todas las encuestas lo ponen abajo...'
Mientras escuchaba la pregunta de la joven morena, pelo negro, delgada, Jorge Schafik sonreía. Miraba a la estudiante, le seguía sonriendo con algún grado de complicidad, mientras permanecía sentado, cómodamente apoyado sobre el respaldo de la silla, como quien escucha algo que ya espera desde hace ratos.
El candidato se levantó de su asiento, acomodó su corbata roja (esta vez vestía de saco), tomó el micrófono con una mano mientras con la otra sacaba unos papeles que traía preparados para explicar su punto. 'Miren, con esto que voy a decir quiero cerrar este tema', dijo, en un tono paternal, como quien repite un refrán para hacer entender algo a un niño. 'Las encuestas no son ciertas: en 2009, toditas, toditas las encuestas decían que Violeta Menjívar iba a ganar... y para qué les cuento, ustedes ya vieron el fin de la historia. Otro ejemplo, para las presidenciales de 2009, también decían que Mauricio Funes iba a perder. Y para qué les cuento, ya vieron el fin de la historia. ¿De acuerdo? Muchas gracias'.
Los aplausos resonaron desde una parte del salón. Gabriela, la estudiante, guardó su cuaderno de apuntes y su rostro no se miraba satisfecho.
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El candidato Jorge Schafik se graduó de ingeniería civil en la Unión Soviética. Tiene también una larga trayectoria en la militancia de izquierda. 44 años de estar en política, dice, una empresa que comenzó a los 14 años como parte de la Asociación de Estudiantes de Secundaria. Luego fue miembro fundador de la Juventud Comunista, fue parte del primer comité central de la Juventud Comunista y cuando estalló la guerra, combatió dentro de las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL), donde llegó al grado de capitán. Después de los Acuerdos de Paz de 1992, fue enviado a San Vicente para organizar el partido, y ahí fungió como delegado del Partido Comunista de El Salvador hasta 1996, año en el que las cinco ramas que conformaron el Frente desaparecieron. En 2000, se hizo diputado al Parlamento Centroamericano y en 2009 llegó a la Asamblea Legislativa, donde ha pedido permiso para dedicarse a la campaña.
Jorge Schafik y su padre, el líder histórico del FMLN Schafik Jorge Hándal Hándal, no solo tienen un pasado común en movimientos antidictatoriales, armados y clandestinos, y en la conformación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Hándal padre compitió dos veces a un cargo de elección popular. La primera vez, por la alcaldía de San Salvador, en 1994, contra Mario Valiente, ahora diputado por Arena, y la segunda, por la presidencia de la República, contra Antonio Saca. Ambas las perdió.
'Miren, una vez mi padre me dijo algo bien cierto. Me dijo: 'Hijo, las decisiones se pueden tomar en uno o dos segundos, pero no es ahí donde radica el carácter de la persona. El carácter se observa al afrontar las consecuencias de esa decisión, cualesquiera que sean, y se asumen como propias'.'
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Febrero terminó con acusaciones de parte de la alcaldía de San Salvador hacia Jorge Schafik y el partido FMLN, en las que les atribuían ser los responsables de la campaña publicitaria que promovía una imagen corrupta de Norman Quijano. Una de las vallas colocadas sobre la alameda Juan Pablo II dice: 'Norman, dame agua del pozo que te construyó Perla', en referencia a Carlos Perla, el expresidente de la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados que fue condenado a prisión por actos de corrupción.
Jorge Schafik se incendia al momento de responder a la acusación de Quijano en ese tema.
-¡Que me lo demuestre, que me lo demuestre, pues!
-¿Usted no ha investigado el origen de esas vallas publicitarias?
-No, lo que sucede es que Quijano es mecha corta, medio le dicen algo o siente un golpecito y ya se suelta a acusarlo a uno sin pruebas. Es un anticomunista que levanta el plato y hasta ahí ve a los comunistas. Si llueve, es culpa de los comunistas. Si hace frío, también es culpa de los comunistas.
Quijano y Jorge Schafik no han debatido en esta contienda electoral. El alcalde capitalino ha explicado que no desea debatir con alguien que lo irrespete mientras que Hándal ha tratado de centrar buena parte de su estrategia en ese rechazo a enfrentar el debate.
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'¡Culeeeeros, culeeeeros!'
Jorge Schafik hace un recorrido por uno de los edificios del Mercado Central el jueves 1 de marzo, mientras un grupo de mercaderes afines a la administración de Arena intenta provocarlo a él y a sus seguidores. Durante toda la visita a los vendedores del pabellón 3 del mercado, que dura más o menos una hora, los militantes areneros gritan consignas, bailan y levantan las banderas tricolor sin cesar. 'Hemos trabajado duro para que llegara Arena a la alcaldía, y ahora lo que buscamos es que todo el mercado esté con Arena', dice una de las señoras que baila encaramada sobre su puesto de venta. Ella dice llamarse Tencha y mientras ondea una bandera dice que representa al 'Partido Pipí'. Sus compañeros estallan en risas y al menos el cometido de hacerse notar lo logran. Los efemelenistas tratan de ignorarlos.
Cuando Jorge Schafik y su comitiva abandonan el edificio repleto de ventas de verduras, carnes, productos enlatados y cereales, los militantes de Arena comienzan a gritar: '¡Culeeeeros, culeeeros!' Muchos siguen de pie sobre sus puestecitos de venta, otros ya se han puesto la camisa de apoyo a Norman Quijano, pero sus rostros y miradas no se dirigen hacia los efemelenistas que ya van en retirada sino a alguien en el extremo opuesto del recinto. Los gritos, no obstante, son sonoros y la gente del FMLN cree que es con ellos el insulto. Mientras los gritos '¡culeeeeros, culeeeeros!' siguen resonando, los innumerables puestos de venta que se interponen entre areneros y efemelenistas hacen imposible el contacto visual.
Shafick, no obstante, quiere dejar claro algo: '¡Aquí no va Norman!', grita. Schafik sonríe mientras otros en su séquito le celebran la hazaña.
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Jorge Schafik no solo hace campaña en San Salvador, el municipio de más de 325 mil habitantes que pretende gobernar. El candidato suele aparecer en días de campaña, como hoy, vestido de rojo y con un séquito de correligionarios en las calles de los municipios aledaños. Hoy, jueves 23 de febrero, está en Santa Tecla, el municipio gobernado por su compañero de partido Óscar Ortiz quien, además, busca la reelección. Jorge Schafik no ha perdido la brújula. Muy por el contrario, ha acordado reunirse con Ortiz y el edil de Soyapango, Carlos 'el Diablito' Ruiz, en la intersección de la 5a. Avenida Norte y la calle José Ciriaco López para llevar adelante un acto proselitista. Ellos lo definen como 'un acto para mostrar los proyectos para el Área Metropolitana'.
El paso vehicular está cerrado, como suele suceder los fin de semana en esta nueva zona turística. Pero esta vez la luz del sol todavía ilumina las calles tecleñas. El cierre con conos anaranjados obedece a la actividad de los candidatos del Frente quienes ya posan de pie junto a un tubo metálico que normalmente sirve para colocar señales de tráfico vehícular. Hoy, sin embargo, del tubo solo cuelga una de las luminarias que Jorge Schafik y sus aliados quieren dar a conocer para la población votante del Área Metropolitana. El proyecto que está vendiendo dice que revolucionaría el alumbrado público en la capital y en los municipios aledaños a la capital.
Jorge Schafik es el primero en tomar la palabra en el micrófono ante una treintena de correligionarios y personas que van cruzando la calle en ese momento. El anfitrión tiene que esperar. El diputado, mientras tanto, habla de los beneficios de las luminarias LED para utilizarlas en el alumbrado público. Que su bajo costo, que el menor daño al ambiente, que los esfuerzos en materia de seguridad ciudadana para evitar las zonas oscuras en las calles... Al cabo de unos minutos, Schafik presta la guitarra. 'No sé si le estoy quitando los temas a Óscar', bromea, al momento de compartirle el micrófono a su colega.
Óscar repite un discurso similar, enmarcado igual en la plataforma metropolitana de los alcaldes del FMLN, un plan conjunto con el que se supone se han identificado las siete grandes necesidades de las 14 municipalidades del Gran San Salvador y por las cuales están pujando todos los candidatos a ediles metropolitanos: la seguridad, la gestión de riesgos, la productividad, los espacios públicos, el fortalecimiento institucional, el transporte y los espacios familiares. 'Es que si tenés gente de tu partido que ya tiene avances en el proyecto, ¿por qué no vas a aprovechar el espacio?', responde Jorge Schafik, cuando alguien pregunta si es cierto que ha venido a Santa Tecla a aprovecharse de la imagen de Ortiz, un hombre cuyo éxito al frente de la cabecera en La Libetad incluso hizo que su nombre sonara como precandidato para disputar la comuna de San Salvador. 'Lo que aquí estamos haciendo es materializando la idea junto a los compañeros'.
Alguien parece haberle susurrado a los estrategas del FMLN lo que un estudio de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas revelaba sobre el partido: que el voto del FMLN es sumamente homogéneo, más que cualquier otro partido, y que un militante del partido marcará la bandera roja tanto para alcaldes como diputados en la mayoría de ocasiones. Por eso había que aprovecharlo, como bien lo admite Manuel Melgar, exviceministro de Seguridad Ciudadana y miembro dirigencial del Frente. 'Nuestra campaña es complementaria, sabemos que el militante nuestro es fiel y consecuente y votará lo mismo para alcaldes y diputados'.
Por eso es que hay actividades conjuntas como las de esta mañana de miércoles frente a la emblemática Plaza Minerva de la Universidad de El Salvador (UES) donde el FMLN ha citado a las 6:30 de la mañana y donde, en teoría, también habrá candidatos a diputados y diputadas por San Salvador. La batucada intenta calentar los ánimos de los otros miembros de la cuadrilla proselitista. En total son alrededor de 20 muchachos y muchachas, y han llegado a la hora y al lugar señalados equipados con banderas y a bordo de cuatro vehículos, tres panelitos y un pickup que recuerda a esos que cobran por hacer viajes.
Son casi las 7:30 de la mañana y Jorge Schafik no da señales de vida. Karina Sosa y Ana Daysi Villalobos, candidatas a diputados por el FMLN, ya están aquí repartiendo calendarios, plataformas y lapiceros a los transeúntes. Sosa atrae las miradas de los automovilistas. Una mujer incluso detiene el vehículo para tomarse una foto con ella. La diputada no puede evitar la broma: 'Una vez una muchacha me pidió una foto y me dijo que era un encargo. ¿Y sabe quién se la había pedido? ¡Su novioooo!'
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Cuando Hándal por fin llega a la Plaza Minerva, una apresurada periodista del diario El Mundo lo aborda y se entretiene con él en una entrevista de 17 minutos. La entrevista ocurre en los triángulos que están en medio de las calles y que separan la calle San Antonio Abad, 25a. Avenida Norte y Bulevar de los Héroes. Hándal se queda de espaldas a los automovilistas que transitan de sur a norte mientras responde a las preguntas y, acto seguido, el candidato abandona la escena. Fue una visita relámpago que provocó doble malestar en parte del equipo de campaña: uno, por lo pronto de su retiro, y otro, porque lo poco que estuvo la pasó de espaldas a los ciudadanos. Jorge Schafik alcanzó a repartir unos cuantos regalos de campaña y firmar un par de libros. Pero hasta ahí.
Eduardo Linares, candidato a concejal y exdirector del Organismo de Inteligencia de Estado (OIE) se queda preguntando por quien se convertiría en su jefe si gana la elección del 11 de marzo. '¡Ve! ¿Y aquel ya se fue?'. La mayoría de veces Jorge Schafik es puntual, pero en otras ocasiones ni siquiera llega al lugar donde tiene programado visitar. A veces pareciera que el equipo proselitista no se entera de la decisión que ha tomado Hándal junto a su equipo más cercano por pura estrategia, para que los militantes, esos que ondean banderas, gritan consignas, cantan y bailan con el mismo estribillo de campaña una y otra vez, mantengan su espíritu elevado.
Es martes 28 de febrero, una de las brigadas que siempre acompaña al candidato llega a la comunidad Las Palmas, contiguo al Centro Internacional de Ferias y Convenciones. Esta vez se trata de una actividad donde repartirían dos libras de frijol, dos de arroz, una de azúcar y una de sal a cada líder de familia. Aquí en Las Palmas, los habitantes son 9 mil 500. De nuevo, en el lugar están los brigadistas, los tres panelitos con altoparlantes y propaganda del FMLN, el camioncito de viajes y un par de vehículos sedán. Quien falta es Jorge Schafik, ese a quien los muchachos de comunicaciones del partido están tratando de ubicar ante preguntas de los medios de comunicación. La jornada de entrega de granos inicia sin él y a las familias eso parece importarles poco. Hacen fila disciplinadamente para recibir el ticket que luego canjearán por el paquete, pero cuando los últimos tres tickets están en juego y faltan decenas de familias, la crisis estalla. '¡Solo quedan tres compañeros, ayudémosle a estas ancianitas, démosle la oportunidad a ellas!' El aluvión de manos y gritos parece indicar que no están de acuerdo: todos quieren un paquete de granos, y en un santiamén, los tickets han desaparecido.
Son casi las 7 de la noche, y los brigadistas se transportan a toda velocidad a la última actividad de la jornada. Repartirán 150 bolsas de granos en las comunidades La Mascota y Jesús de Nazareth que están alrededor de las Fuentes de Beethoven. El equipo logístico de la brigada asegura en el lugar que el candidato Hándal no llegará por la misma razón que no asistió a Las Palmas: reuniones de emergencia. Las familias, las más necesitadas del lugar, hacen fila disciplinadamente a la espera de la entrega de los alimentos cuando de pronto Jorge Schafik irrumpe en la escena. Los brigadistas se espabilan, las banderas se agitan con más fuerza y la formación humana que a veces parecía perdida ahora sí ya vuelve a establecerse. Hay gritos de '¡ahí viene, ahí viene!' Suena la música otra vez y las mujeres en la fila estiran sus cuellos para verlo de cerca. 'Tuviste suerte', me dice uno de los brigadistas.
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Jorge Schafik es un candidato que se sorprende de su propia popularidad. Por momentos en la campaña pareciera que olvida los números a su favor, o cuánto respaldo tiene.
'Primero que nada, quiero pedir disculpas a las personas que no han podido sentarse debido a que no hay sillas', dice Schafik, en una declaración espontánea, al momento de inaugurar la ceremonia con motivo de inaugurar el mes de la mujer en el hotel capitalino. Las sillas dispuestas en el salón no han dado abasto y ahora los empleados del hotel corren de arriba abajo con más sillas y que, de todas maneras, siempre terminan siendo insuficientes. Los empleados del hotel reciben la orden de habilitar un salón contiguo porque de pronto ya la gente no cabe ni de pie. 'La verdad es que se nos fue', dice Jorge Schafik a buena parte del auditorio que permanece de pie. Le aplauden su sinceridad.
Dos días antes, durante la repartición de víveres a la que llega sorpresivamente, Jorge Schafik desliza una oración con la que parece decir que él no cree que haya tantos militantes efemelenistas en San Salvador. Pero eso ocurrirá al final de la entrega de víveres, y por ahora, Jorge Schafik está junto al pick up, micrófono en mano, y comienza a dar las indicaciones y a explicarle al medio centenar de familias presentes por qué en esta ocasión solo les está brindando el pescado... 'Esto es nada más una ayuda de un ser humano a otro, porque la verdadera ayuda que yo quiero darles es desde la alcaldía, a través del financiamiento de sus propios proyectos, a través de capacitaciones'.
En la fila se supone que están los representantes de las familias más necesitadas de la zona pero en realidad en esa misma cola las madres han logrado colar a sus hijas, sobrinas, nietas... Las familias, que en teoría solo recibirían una bolsa de ayuda, terminan recibiendo dos, tres, cuatro... Pero a Jorge Schafik eso parece tenerle sin cuidado. 'Que lo disfrute', repite varias veces. Al final, un grupo de brigadistas alerta a Jorge Schafik que de continuar con ese ritmo en la entrega de víveres, estos no alcanzarán para satisfacer a todos, y que es mejor cambiar de estrategia y repartir las bolsas casa por casa.
Jorge Schafik se sincera de nuevo y explica por qué cree que la donación de víveres que un empresario le regaló pidiéndole el anonimato no escaseará. 'No'mbre, ustedes no se preocupen', dice a los militantes, en voz baja, cuando ya casi no queda nadie sobre la Plaza Beethoven. 'No creo que en San Salvador tengamos 15 mil militantes'.
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Jorge Schafik avanza en medio de los puestos de venta de carnes, mariscos, juguetes, ropa y verduras por los estrechos pasillos que separan una hilera de ventas y otra. No caben muchos en este espacio reducido. Regalar documentos con la plataforma municipal, lapiceros y pulseras nunca fue tan complicado. Pese a la abundante compañía, siempre hay alguien -una anciana, un vendedor de lotería, un niño- que logra colarse entre la gente y colocarse justo a la par de Schafik para pedirle obsequios de campaña. Las más solicitadas son las camisetas y las pulseras, pero estas son las que más escasean, y las que los brigadistas y candidatos de campaña guardan con más celo. Cuando alguien se queda sin implementos, alguien vuelve a surtirlo con más material de regalo.
A los vendedores, a esos que tienen atiborrados sus puestos con calendarios, calcomanías, vasos de otros candidatos y de otros partidos, Jorge Schafik los saluda, les extiende la mano, les pregunta si votarán en San Salvador y en seguida les explica dos o tres aspectos de su plataforma municipal. Casi nadie se muestra escéptico. Parece que Schafik tiene buen tino para ver quién de los 350 vendedores está dispuesto a escucharlo y quién no. Incluso hay alguien que le regala un reloj de pared con el escudo de El Salvador.
María del Carmen Morales, una vendedora con más de 30 años de tener su puesto de juguetes en el edificio 3, aprovecha la visita del candidato.
-Quiero que me saque de la duda de cómo votar para diputados...
-Vaya, mire, para la alcaldía es igual que siempre. Y para diputados, lo primero que tiene que hacer es marcar la bandera del partido, FMLN, y de ahí, para abajo, marque las caritas que quiera, eso sí, sin salirse de la fila.
La vendedora Morales se queda tranquila, envuelve en una bolsa de plástico el documento con la plataforma municipal que le obsequiaron, lo mete en un maletín. Dice que quiere llevarlo a su casa para que lo vea la familia. 'En la casa somos ocho, y todos vamos a votar así. Es que tenemos un nieto y un sobrino estudiando en Cuba, Medicina y Educación Física en Cuba, gracias al partido'.
-Doña María, ¿Jorge Schafik le explicó cuántas caritas tiene que marcar en San Salvador?
-Mmmm, no, verdad, ahí sí que no me dijo nada.
La estrategia del FMLN parece clara.
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Jorge Schafik ya se enteró de que hay un grupo de areneros tratando de boicotearle su visita, pero él sigue imperturbable. El séquito efemelenista avanza por otros pasillos y con otros vendedores. Pero también ahí le deparan sorpresas...
-Vaya, vaya, ¡circulen, no me tapen la venta! -dice a la comitiva que va pasando un joven vendedor de pescados. El joven también avienta guacaladas de agua sobre su producto, y las gotas salen chispeando a todo el que pase enfrente. El vendedor de pescados no quiere a nadie frente a su puesto. Francisco Linares, candidato a concejal, se le queda viendo atónito, como sorprendido por la actitud retadora del vendedor. Atrás de él, viene Jorge Schafik y antes de que pueda alertarlo, el candidato le extiende la mano. El joven lo ignora, sigue sacándole las tripas al pescado que tiene entre manos mientras frunce el ceño.
-No, yo no creo en el gobierno del cambio.
Jorge Schafik se esquiva el desplante. 'Va, no quiere, sigamos por aquí', murmura, como si nada hubiera pasado.
Jorge Schafik suele visitar el mercado Central no solo en tiempos de campaña. Ya lo han visto pasar con su bolsa de mercado mientras hace las compras. Más de algún vendedor, como Marco Tulio que vende cebollas afuera del edificio 3, recuerda haberlo visto hablando con la gente, o mientras regala un par de dólares a algún necesitado. Schafik sale del pabellón, mientras da un apretón de manos a un empleado de la alcaldía que por ahora dirige su contrincante.
--¿Qué tal? ¿Todo bien? --le pregunta al agente del Cuerpo de Agentes Metropolitanos
¿Todo bien?, le preguntó.