El organismo dirigencial que durante 31 años impuso las decisiones en el partido Arena, el Consejo Ejecutivo Nacional (Coena), ha perdido gran parte de su poder a raíz de las reformas de estatutos aprobadas hace una semana y cuyos efectos ya han provocado la molestia de la exvicepresidenta de la república Ana Vilma de Escobar, y de fundadores como Gloria Salguero Gross.
Las enmiendas implican que el renunciante presidente arenero, Alfredo Cristiani, en realidad mantendrá una cuota importante de poder al pasar a la Comisión Política, y que en cambio el nuevo presidente del partido de derechas, Jorge Velado, no tendrá tantas atribuciones como las que tuvieron sus predecesores.
Los 15 artículos reformados hacen que el Coena pierda la exclusividad en la toma de decisiones clave como la selección de los candidatos a cargos de elección popular, o qué coaliciones electorales establecer, o la interpretación de los principios y objetivos del partido, así como otra decena de puntos relacionados con la conducción política.
Las reformas también suponen que el Coena, por primera vez en su historia, tendrá que rendir cuentas de su trabajo a una instancia que desde adentro del partido se ve como un tanque de pensamiento y que concentrará a muchos de los políticos más connotados de la institución tricolor. La Comisión Política (CP) impedirá que el Coena tome decisiones por su propia cuenta y que, en algunos casos como para la suscripción de préstamos, hipotecas o mutuos, le dirá al Coena qué hacer. Incluso podrá convocar a los cerca de 500 miembros de la Asamblea General, donde se seguirán aprobando todas y cada una de las grandes decisiones del partido, algo que era de entera exclusividad del Coena.
La CP estará conformada por 15 personas entre los cuales están los expresidentes Alfredo Cristiani, Armando Calderón Sol y Francisco Flores, quienes permanentemente, igual que el grupo de empresarios donantes, influyen en las decisiones que toma el partido desde sus propias estructuras de poder. Por esta influencia es que ya hay voces que están en contra de que los expresidentes se mantengan en este organismo. Una de ellas, de las de mayor trayectoria dentro de Arena, es Gloria Salguero Gross, expresidenta del partido y expresidenta de la Asamblea Legislativa. “No es bueno que haya puestos vitalicios con nombre y apellido en una estructura de poder con supremacía e injerencia permanente”, dijo a El Faro.
La exvicepresidenta y ahora diputada por San Salvador Ana Vilma de Escobar criticó no solo que el partido se quedó corto respecto del cumplimiento que debe dársele a la Ley de Partidos Políticos recién aprobada, sino que también criticó fuertemente el reacomodo de puestos dirigenciales dentro del Coena a raíz de la implementación de las reformas, y del que ella se vio excluida de repente. “No es bueno que haya zancadillazos”, señaló, al tiempo que dijo que era inaceptable que siendo la persona con el segundo capital político más fuerte después de Norman Quijano, candidato a la presidencia, alguien más la vetara en el Coena.
La Ley de Partidos Políticos a la que se refiere no incluyó el desarrollo del mandato constitucional que dispone que los partidos funcionarán con base en las reglas de la democracia representativa. Por el contrario, la normativa, que aún necesita del aval del presidente Mauricio Funes para convertirse en ley, dispone que cada organización definirá según su criterio lo que interprete que es democracia.
La creación de la CP y la opción para que las estructuras ocupen el voto secreto en las decisiones internas son las cambios más importantes de las 15 reformas aprobadas en Asamblea General el sábado antepasado.
Que Cristiani haya renunciado al Coena el martes pasado, 19 de febrero -ha dicho que optará al cargo de coordinador político de la CP- indica que la era del “Coena de transición” que tomó las riendas en 2009 tras la era Saca llegó a su fin, y está por verse cuán consolidado quedó el partido cuando este lunes 25 Antonio Saca se lance como candidato presencial. Cristiani logró respaldo interno desde 2009 para quedarse en el cargo pese a otros cuestionamientos que exigían mayor renovación en el partido.
Los nuevos estatutos obligan a que la Comisión Política apruebe los reglamentos que indicarán cómo elegir a un candidato arenero, según las reformas a los artículos 17 y 108. De haber aprobado el segundo paquete de reformas antes de haber elegido candidato presidencial, Arena probablemente se habría ahorrado la inestabilidad que brotó con la nominación de Norman Quijano. Hasta ahora, cada cinco años, el Coena ha enfrentado una lucha intestina y subterfugia entre militantes y contendientes que aspiraban a la candidatura presidencial o la postulación para la vicepresidencia de la República. No está claro quién redactará los reglamentos, pero la CP debe aprobarlos en función de si se corresponden con los principios y valores del partido, y esa es otra función que tiene: interpretar la ley interna arenera. El Coena mantendrá la potestad de someter a votación de la Asamblea General los nombres de los precandidatos pero la diferencia es que dichos nombres deben salir de un proceso establecido por la CP. La Asamblea General solo deberá votar para aprobar o rechazar y el Coena, en gran parte, se convertirá en un organismo no decisorio, sino ejecutor.
Muchas de las atribuciones con las que nace la CP antes eran de exclusividad de la Asamblea General que, pese a ser la máxima instancia de decisión del partido, pasó supeditada a la voluntad del Coena durante los 31 años de vida de Arena. El Coena tiene una enorme capacidad de influencia en la estructura y por ende en la Asamblea General. Las votaciones que ahí se dan siempren han sido mediante votación a mano alzada o a viva voz y eso, según lo reconocen ahora dirigentes y líderes de Arena, se ha prestado a la manipulación. El ejemplo más claro, dicen los areneros en su reciente discurso antisaquista, es que el grupo de poder del expresidente Saca coaccionó a toda la militancia para que validaran a Rodrigo Ávila como carta presidencial para 2009. La aprobación de estas reformas de estatutos fue otro ejemplo del poder de influencia del Coena, pues este dedicó algunas semanas para comunicarlas a la estructura, y aunque hubo espacio para escuchar opiniones, la decisión ya casi estaba tomada. “La votación en la Asamblea General es un trámite, ya las reformas las conoce todo mundo”, admitió el propio Cristiani en la semana previa al acto ocurrido el sábado 16 de febrero. En esa reunión, alrededor de 500 asambleístas llegaron a la sede de la colonia Flor Blanca, y cuando el paquete de reformas se sometió a votación, el 95 % de los presentes levantó la mano, según constató este periódico. No hubo conteo de votos a favor ni en contra, ni hubo tiempo para ello. Quienes levantaron la mano derecha la mantuvieron así por menos de un segundo: el tiempo que dura gritar “¡Presente por la patria!”, el lema del partido. Gloria Salguero Gross, expresidenta arenera, y Roberto Ávila, otro fundador, fueron unos de los que se abstuvieron de votar, pero nadie pareció reparar en ello.
Las reformas también quitan la exclusividad al Coena para impulsar interpretación, reforma o derogación de los estatutos y reglamentos partidarios. Los estatutos son la médula de un partido y los aprueba el Tribunal Supremo Electoral (TSE), máxima instancia electoral en el país. Cualquier decisión o comportamiento que se salga de ellos es ilegal. Ahora solo la CP podrá pedir su reforma o interpretación a la asamblea general arenera. En el proceso, el Coena únicamente podrá ser escuchado, según el nuevo artículo 17, literal b. Asimismo, la CP quitó la exclusividad al Coena para determinar las coaliciones necesarias para cualquier elección nacional. La reforma al literal g del artículo 17 establece que si la Asamblea General aprueba determinada coalición debe ser a solicitud de la CP y del Coena.
Con las enmiendas, la llegada de Cristiani a la coordinación de la CP en realidad se traduce en que el ex presidente de la República logrará mantener un nivel de influencia relevante en las decisiones del partido.
Una vez se aprobaron los cambios estatutarios, y también posteriormente, en declaraciones a la prensa, Gloria Salguero dijo que las últimas decisiones no suponen democracia. La expresidenta arenera tiene años pidiendo que el partido adopte un mecanismo de democracia representativa, que incluya toma de decisiones por voto secreto, para evitar el posible amedrentamiento a los asambleístas.
El martes, cuando se hizo el anuncio de los reacomodos en la dirección arenera, Ana Vilma de Escobar preguntó en su cuenta de Twitter '¿Quién manda en Arena?' La diputada pretendía un puesto en el Coena y ha explicado que eso le habían ofrecido, así que para ella fue una sorpresa desagradable que a última hora su nombre hubiera sido eliminado.
De mayo de 2012 para acá las reformas sufrieron muchos cambios. En un principio, la CP concentraría casi todo el poder que por siempre había tenido el Coena; técnicamente era solo una transferencia de poder. Eso motivó a que algunos fundadores del partido, como Eduardo Larrave, Gloria Salguero Gross o Roberto Ávila, enviaran un documento al Coena en agosto en el que advertían que una CP de esas dimensiones iba a resultar lesiva para el partido y que la inyección empeoraría la enfermedad porque si se estaba tratando de evitar la llegada de caudillos al Coena, lo que se estaba permitiendo era la llegada de caudillos a un grupo dirigencial paralelo. A partir de entonces, Cristiani y los abogados dentro del Coena -el ex presidente del RNPN, Juan José Guerrero y el exministro de la Presidencia, Óscar Santamaría- emprendieron consultas y análisis para lograr que las reformas plantearan una distribución del poder.
Aun así, los cambios implementados no fueron suficientes, a juicio de Salguero Gross. Ella asegura que desde sus puestos vitalicios los expresidentes seguirían influyendo en la toma de decisiones del partido, algo que, según dijo, no es democrático ni liberal. En una carta enviada al Coena el jueves 14 de febrero, 12 fundadores pidieron que se reconsiderara la fecha de la aprobación de las reformas por que ello afectaría la unidad del partido. También solicitaron que en vez de incluir a los tres expresidentes Cristiani, Armando Calderón Sol y Francisco Flores en la CP, que estos formaran parte de un “consejo consultor” y que nombraran a uno de ellos como su representante en la Comisión Política. Sin embargo, el Coena no admitió esas recomendaciones y solo aceptó que se incrementara el número de los representantes de los sectores en que está ordenado el partido y de los fundadores en la CP, como estos lo habían pedido. Salguero cree que la injerencia de los expresidentes en Arena desde una instancia de mando puede ser desmedida, porque “incluso cuando estábamos todos en el consejo asesor del partido había arenas movedizas”.
Denuncias de 'zancadillas'
La semana pasada, Salguero dedicó por televisión unas palabras a Armando Calderón Sol en las que le recordaba que los puestos vitalicios en una instancia de mando no son democráticos. ¿Por qué a él?, preguntó El Faro. “Porque a Francisco Flores nunca lo he conocido como democrático, republicano, representativo, etcétera. Es que con Armando nos conocemos desde hace mucho tiempo, fuimos compañeros diputados durante tres años, en la época en la que de verdad se tenía que trabajar con patriotismo, nacionalismo, entre el 85 y 88.”
Otras críticas vinieron por partida doble de parte de la diputada Ana Vilma de Escobar. Por un lado, señaló que las reformas a los estatutos, pese a ser un avance, no profundizaron en temas que ya ordena la Ley de Partidos Políticos aprobada por la Asamblea hace unos días. “Arena pudo haber ido más allá y reformar sus estatutos para dar líneas más claras de cómo elegir a sus candidatos y de cómo va a transparentar a la ciudadanía el origen de los fondos que recibe”, dijo la diputada.
Pero las críticas más fuertes las hace a lo que la dejó fuera del Coena. El mismo nuevo presidente del partido, Jorge Velado, aseguró días antes de que ocurrieran los relevos que se estaba barajando la posibilidad de que De Escobar fuera la nueva directora de información, en sustitución de Ernesto Muyshondt, nuevo vicepresidente de ideología y segundo al mando. Sin embargo, el día del anuncio, el martes 19 de febrero, Velado señaló que la nueva vocera del partido era la diputada Margarita Escobar, quien ya estaba dentro del Coena como directora de asuntos legislativos.
Ana Vilma De Escobar dice que no se siente molesta y que tampoco le interesa seguir en una discusión eterna sobre el asunto, pero califica lo que le hicieron como “zancadillazo”.
Cuando El Faro le preguntó qué quería decir con aquel '¿Quién manda en @ARENAOFICIAL ?' que publicó en Twitter, explica que era un reclamo. “Era una denuncia, un reto, una provocación a mi partido para que asuma las responsabilidades políticas que estaban planteadas en las reformas de estatutos, que sea consecuente”, dijo. “Si queremos promover la democracia y ser más transparentes, apliquémoslo en la práctica. ¿Qué es lo que yo sentí? Soy la diputada más votada de todo el país, dentro de mi partido tengo un capital político superado solo por Norman Quijano, tengo militancia, además, de 12 años, tengo experiencia, trayectoria, y he demostrado mi lealtad al partido y sin embargo, no he podido hasta ahora ocupar una posición de dirigencia dentro de la cúpula partidaria aunque eso no significa que el partido no me haya ofrecido ocupar cargos honrosos como el de la vicepresidencia del país”.
De Escobar también dijo que la decisión de poner a Margarita Escobar como directora de información puso en juego la predictibilidad del partido. “La política es dinámica, las acciones políticas no necesariamente se pueden predecir, pero sí necesitamos que sean predecibles las reglas del juego al interior de un partido político, ya sea para entrar al partido, para participar en el partido, para optar a cargos dentro de un partido”.
“Yo no pedí el cargo, me lo ofreció Norman Quijano, y no es conveniente que haya zancadillas políticas como siento que ocurrió”, dice De Escobar, en referencia al candidato presidencial. “No me interesa confrontar, y eso me gustaría que lo deje planteado, a mí me interesa la institucionalidad. Si hay una propuesta del futuro presidente quien dentro de unos meses no va a estar nombrando miembros del Coena sino que va a estar decidiendo por un gabinete presidencial, si le vamos a poner en sus manos la decisión de manejar un país, estoy segurísima de que tiene el suficiente criterio como para llevar una propuesta que no sea cuestionada al interior del propio partido. El tema aquí es: ¿quién veta a quién y con qué legitimidad política? ¿Qué me impide a mí optar al cargo?”, agrega. La diputada mencionó que si alguien la vetó al interior del Coena esta persona no tenía el mismo respaldo político que ella, que obtuvo 135 mil votos en la última elección.
Consultado por El Faro, Quijano explicó que “en ningún momento dije yo que iba a promover a ninguna persona, esto se ha discutido ampliamente a nivel del Coena. En el caso de la licenciada Ana Vilma, yo estaría muy contento si ella se incorporara al equipo de campaña en el comité que habremos de formar para estructura las líneas gruesas de acción para la campaña. Hemos quedado de platicar más detenidamente para planteárselo con más detalle”.
La diputada Margarita Escobar rechaza que se trate de un zancadillazo lo que ocurrió con De Escobar, pero sí confirma que hubo una propuesta que la mencionaba. “Yo estoy adentro, tenemos altos niveles de deliberación, Ana Vilma es una pieza valiosísima, yo la estimo, la respeto mucho. Las próximas elecciones quizás son las más serias, el país está en juego, y para mí que todos debemos decir basta ya al odio, al despilfarro, al desgobierno, es hora de que los salvadoreños nos ocupemos de los salvadoreños”.
La exvicepresidenta se pregunta quién logró sacarla del cargo que ella daba por descontado que tendría. “¿Quiénes son los que han vetado mi ingreso al Coena por cuarta vez?”, se pregunta Ana Vilma. “No podemos replicar las actitudes de otros partidos. Lo que a mí no me cuadra es que me vete alguien que sea menos popular que yo, nadie tiene más votos que yo”.
El Faro conoció, por uno de los directores del Coena y de dos personas cercanas a la dirigencia, que una de las razones por las cuales De Escobar no ingresó a la cúpula fue porque está casada con Patricio Escobar, ejecutivo del Grupo Poma. “Que en el Coena haya dos personas cercanas al Grupo Poma no da un buen mensaje ante la sociedad”, dijo una de las fuentes, en alusión a que el nuevo presidente del partido, Jorge Velado, es un ejecutivo de una de las empresas pertenecientes al grupo.
De Escobar cree que quien expone ese argumento “tiene influencia de Saca”. “No soy Poma, soy Albanez, si no ha quedado clara mi independencia en todo sentido, estamos complicados. Esa fue la excusa política de tiempos de Tony Saca, ese fue el mote con el que les encantaba excluirme sin ningún fundamento. El que repita eso dentro de mi partido tiene influencia de Tony”.
Asegura que la razón por la que aceptó la oferta de Quijano no era por el interés en promoverse como figura política de cara a próximas elecciones, sino para seguir trabajando porque ha estado colaborando en la mesa comunicacional de campaña del alcalde capitalino para las presidenciales desde hace más de dos meses, a solicitud del candidato. El Faro preguntó a la diputada si creía que el Coena la había apartado debido a que su discurso ya ha causado incomodidad en algunas ocasiones al partido, como cuando denunció mesa desnivelada en la precampaña de 2009, o como cuando se quejó de la forma en que fue ungido Quijano. La diputada respondió que había que preguntarle al Coena. “Probablemente se escogió a Margarita por su trayectoria diplomática”, agregó, y ante la repregunta de si consideraba que su compañera de bancada legislativa tenía un discurso público más cómodo para el partido, Ana Vilma de Escobar respondió: “Posiblemente”.
—Vimos una foto de usted, el martes, en la Hacienda de Los Miranda, antes de un acto del partido con el sector femenino. En la foto estaba reunida con Norman Quijano, Cristiani y Ernesto Muyshondt. ¿Le explicaron algo? ¿Le pidieron disculpas?
—De nada me sirven las disculpas.
—¿Se las pidieron?
—No viene al caso dar disculpas.