El Salvador / Política

Merino, exaliado de D’Aubuisson, desiste de viajar a canonización de Romero

Cinco días después de que se anunciara que Francisco Merino viajaría a Roma para la canonización de monseñor Óscar Romero, el diputado declinó aludiendo su compromiso con la política de austeridad de la Asamblea Legislativa. El pecenista, histórico aliado de los asesinos de Romero, es señalado por la CIA como financiador de escuadrones de la muerte.


Martes, 25 de septiembre de 2018
Arysbell Arismendi, Carlos Dada y Daniel Valencia

Francisco Merino ya no viajará a la canonización de monseñor Romero. El diputado del PCN solicitó a la Asamblea Legislativa este martes 25 de septiembre que se derogue el acuerdo de junta directiva donde se aprobó una misión oficial de tres diputados para viajar al Vaticano, el próximo 14 de octubre.

La decisión del pecenista se produce cinco días después que fuese anunciado el viaje, y un día después que otro de los diputados asignados declinara. Numan Salgado, de Gana, informó el lunes 24 que no asistiría al Vaticano debido a las presiones de ciudadanos que consideran que no se debe usar fondos públicos para que los diputados realicen este viaje.

En una conferencia de prensa, Merino presentó un escrito en el que solicita a la junta directiva de la Asamblea que derogue el acuerdo que autorizó la misión oficial a Roma. Según Merino, la Asamblea debe de tomar en cuenta 'las diferentes muestras de rechazo de la población'. Merino también cita una recomendación del arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas. El domingo 23, el arzobispo pidió sobriedad a la representación gubernamental y recomendó a los funcionarios públicos invitados que se pagaran el viaje con su propio dinero.   

Junto a Merino y Salgado fue convocada la jefa de fracción del FMLN, Nidia Díaz. El jefe de prensa del partido dijo a El Faro que Díaz sí mantiene su viaje a Roma en representación del órgano legislativo.   

Al diputado Merino, un grupo de periodistas lo interpeló el jueves 20 de septiembre en la Asamblea Legislativa por su participación en este viaje. 'Yo, el día de ayer (miércoles 19 de septiembre) que entro en junta directiva, me dice el diputado Serafín Orantes (también del PCN) que es quien integraba la comitiva, que no podía ir. Ahí van a conocer después los motivos de él. Y así es como me asignan ayer, a las 2 de la tarde, en ese acuerdo. Y hoy me pegan el porrazo como que yo ando hueseando viajes (...) La decisión es de junta directiva. Ahora, yo estoy en la libertad de que llegue el día de subirse en el avión, y no voy', dijo.

Merino es miembro de la junta directiva de la Asamblea Legislativa y un político con un pasado vinculado a Roberto d’Aubuisson, uno de los autores intelectuales del asesinato de Romero. Fue electo vicepresidente de la República en 1989, en la fórmula de Arena abanderada por Alfredo Cristiani. Fue el primero de los cuatro gobiernos del partido fundado por D’Aubuisson.

Documentos de la Agencia Central de Inteligencia o CIA por sus siglas en inglés ubican a Merino como la carta que D’Aubuisson impuso en la fórmula en 1989. La agencia identifica a Merino como un financista de escuadrones de la muerte y aliado de D’Aubuisson en un complot para asesinar al presidente Alfredo Cristiani poco después de su toma de posesión.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos también lo mencionó en su reporte sobre el caso jesuitas. Merino fue el funcionario de más alta responsabilidad en instigar, a través de cadena nacional, violencia contra los sacerdotes jesuitas de la UCA, asesinados dos días después.

El Estado salvadoreño iba a pagar sus gastos de viaje, transporte y alojamiento para que el próximo 14 de octubre presenciara en El Vaticano la canonización de Romero, un sacerdote que se caracterizó por defender a los más desprotegidos, pero también por plantear una denuncia enérgica desde el púlpito contra la represión del Estado y las violaciones a los derechos humanos.

Los cuestionamientos contra el viaje de Merino se basan en la falta de concordancia entre su figura, y sus andanzas en la política del país, versus la figura de monseñor Romero y su legado. Merino tiene una larga trayectoria de prácticas irregulares que van desde la adquisición irregular de tierras destinadas por el Estado para campesinos hasta el disparo que propinó, ebrio, a una agente de la Policía Nacional Civil. Por este caso, ocurrido hace 18 años, la Asamblea Legislativa levantó una comisión de antejuicio en su contra para retirarle el fuero. En aquella época, Arena necesitaba los votos del PCN para aprobar la dolarización, y en la negociación para conseguir esos votos, Arena protegió a Merino blindando su fuero, con lo cual se estancó la investigación penal en su contra.

Aliado del mayor D'Aubuisson

La cercanía de Merino con D’Aubuisson habla ya de los círculos que frecuentaba en los años ochenta, previo a su nominación como vicepresidente del partido Arena.

Un cable de la CIA de 1990 revela que Merino fue la carta de D’Aubuisson para ocupar la vicepresidencia en 1989 y que Alfredo Cristiani la aceptó solo para no confrontar con el ala dura del partido.

Un año antes de que dejara la vicepresidencia, en 1993, y presionado por la publicación del informe de la Comisión de la Verdad, el presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, ordenó la desclasificación de miles de archivos de inteligencia sobre El Salvador. La aparición de su nombre en esos archivos lo puso en primera plana en los periódicos de Estados Unidos. El New York Times y el Washington Post, o la revista The Nation, dedicaron amplios espacios a informar sobre la participación del entonces vicepresidente Merino en escuadrones de la muerte, consignadas en los archivos recién desclasificados.

Por ejemplo, un reporte secreto de la CIA fechado en 1990, describe a Merino así: “El Señor Merino y otros salvadoreños con poder económico pagan a miembros de escuadrones de la muerte y cubren sus gastos. La lista de objetivos proviene de un ex fiscal general, que intercambió información sobre supuestos izquierdistas por la ayuda de D’Aubuisson para desvanecer cargos de corrupción en su contra”. El reporte no aclara quién era ese exfiscal.

Otro reporte de la CIA coloca a Merino en 1989 complotando con D’Aubuisson para asesinar al presidente Cristiani. La CIA describió a D’Aubuisson como un hombre “egocéntrico, temerario y tal vez mentalmente inestable”.

El mayor ya había muerto, de cáncer, cuando los documentos fueron revelados. Merino, entrevistado por el New York Times, negó las acusaciones en su contra. Después agregó: “El trabajo del mayor D'Aubuisson en El Salvador ha sido un gran aporte al desarrollo de la democracia en el país”.

Merino también fue cercano al grupo de ‘los Maneques’, mencionados en varios reportes disponibles como operadores y protectores de Escuadrones de la Muerte. A mediados de los años noventa, participó junto a este grupo en una revuelta interna por el control de Arena. Tras este episodio salió del partido y se convirtió en diputado del PCN.

Desde el pasado viernes 21 de septiembre, un día después de la plenaria donde se confirmó el viaje de los diputados a Roma, El Faro intentó contactar a Merino vía telefónica, por mensaje de texto y directamente en la instalaciones de la Asamblea Legislativa, para preguntarle sobre sus razones para aceptar la misión oficial, sobre estos señalamientos y sobre la ironía que hay detrás de su viaje, dada la cercanía que tuvo con el mayor D'Aubuisson sus afinidades con los asesinos de Romero. Finalmente, el lunes 24 de septiembre, el diputado dijo a El Faro que no respondería ninguna pregunta y que daría un nuevo pronunciamiento sobre su participación en el viaje, el martes 25 de septiembre. 

Merino ya no participará en la misión oficial que verá, en primera fila, la canonización del hombre a quien el mayor planeó matar. Así se lo atribuye el informe de la Comisión de la Verdad, un juicio en Estados Unidos y la confesión del capitán Álvaro Saravia y otros involucrados en el asesinato.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos también hizo público, en noviembre de 1999, su reporte sobre el asesinato de los seis sacerdotes jesuitas y dos mujeres, perpetrados en el campus de la Universidad Centroamericana 'José Simeón Cañas' por el Batallón Atlacatl. La Comisión estableció no solo las responsabilidades materiales del crimen, sino también el contexto en que fue cometido y el hostigamiento de parte de oficiales del gobierno salvadoreño. El de más alto rango en unirse al linchamiento de los sacerdotes jesuitas fue el entonces vicepresidente Francisco Merino.

En el informe se describe que el 11 de noviembre de 1989, cinco días antes de la masacre, Merino visitó el Batallón Atlacatl, que sería desplegado dos días después para operativos durante la ofensiva lanzada por el FMLN sobre San Salvador. No hay detalles de su reunión con los asesinos, pero salió de allí hacia la Radio Cuscatlán, entonces lugar de origen de la cadena nacional de radio ordenada por el gobierno. La radio llevaba ya varias horas instigando expresiones contra la UCA y la Compañía de Jesús, transmitiendo llamadas de radioescuchas que pedían “eliminarlos”.

Cuando el vicepresidente llegó, el clima de hostigamiento se había ya adueñado de la radio. Francisco Merino, de acuerdo con el informe de la Comisión, acusó en cadena nacional al rector de la UCA, Ignacio Ellacuría, de “haber envenenado las mentes de los jóvenes de El Salvador”. Cinco días después, Ellacuría había sido asesinado por el Batallón Atlacatl.

Diputado de Arena declinó invitación

Merino era uno de los diputados que representaría a la Asamblea Legislativa en la comitiva del Estado, pero no era el único. En principio, también asistirían los diputados Numan Salgado, de Gana, y la jefa de fracción y excomandante guerrilera, Nidia Díaz, pero Salgado declinó el lunes 24 de septiembre. “Voy a declinar a esta misión oficial el día de mañana (martes 25 de septiembre), pero he escuchado los argumentos que la población expresa de que este no es un trabajo parlamentario el que se va a hacer, es una misión oficial de carácter religioso y la población tiene razón a la hora de expresar de que no debe de irse con fondos públicos a estas misiones', dijo. Gana, según confirmó una fuente del partido, no llevará a otro legislador al viaje.

Ahora solo Nidia Díaz mantiene su plaza en sustitución del presidente de la Asamblea Legislativa, Norman Quijano, de Arena, quien inicialmente declinó la invitación de la Presidencia de la República, dirigida a él como autoridad máxima del órgano parlamentario. 'Yo recibí invitación quizá por mi condición de presidente de la Asamblea. Expresé que tenía muchas responsabilidades, que estamos aquí con el tema de los magistrados y ha sido política mía viajar lo menos posible. No es cómodo viajar con algo tan grave que tenemos pendiente como es la elección de magistrados', dijo Quijano a El Faro. La Asamblea Legislativa lleva dos meses sin elegir a cinco nuevos magistrados a la Corte Suprema de Justicia, cuatro de los cuales son necesarios para completar la Sala de lo Constitucional.

Desde que el Vaticano anunció la beatificación de Romero en 2013, y la celebró en San Salvador en 2015, el partido Arena ha debido enfrentar el dilema que supone ensalzar la figura de su fundador, el mayor D'Aubuisson, y al mismo tiempo hablar en positivo de Romero, históricamente cuestionado y rechazado por dirigentes de ese instituto político.

En noviembre de 2014, el propio Quijano, cuando era alcalde de San Salvador, tuvo que salir a defender un homenaje que la comuna dio a D'Aubuisson en la víspera de 35 aniversario del asesinato de Romero. Quijano y su administración celebraron el bautizo de una calle capitalina con el nombre del mayor. 'No tengo nada contra monseñor Romero, pero es importante el legado del mayor Roberto d'Aubuisson como fundador de Arena', dijo en aquel momento. Cuatro años más tarde, consultado sobre si su rechazo a la invitación -y sobre la no participación de ningún arenero en la comitiva oficial- respondía a este dilema, Quijano descartó que fuera una razón para haber declinado el ofrecimiento.

'No ha sido motivo. Al interior de nuestro grupo parlamentario no ha habido ningún comentario ni nada. Ha pasado, diría yo, desapercibido. No he escuchado comentarios ni a favor ni en contra', dijo Quijano.

El presidente de la Asamblea no quiso responder directamente si en otras condiciones de trabajo en el órgano legislativo hubiese aceptado la invitación, pero expresó que para él era un evento de importancia para el país. 'Considero que el tema es eminentemente religioso, no político. Es el primer salvadoreño que es declarado santo. Sí es un acto que tiene trascendencia y tiene importancia social', respondió.

Nidia Díaz, del FMLN, aseguró que cada fracción había postulado a su diputado para la misión oficial al Vaticano y que en el caso de Arena, ninguno de los legisladores mostró su interés en ir. 'Para mí es un privilegio porque soy muy devota de él', dijo el jueves 20 de septiembre.

Rodolfo Parker, diputado del PDC, otro de los diputados convocados a participar de la comitiva legislativa, tampoco aceptó. Parker fue señalado por el informe de la Comisión de la Verdad por alterar declaraciones para favorecer a los militares acusados por el asesinato de los sacerdotes jesuitas.

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