El partido Arena ha tenido que pagar a líderes de clicas para poder llevar la campaña presidencial de 2019 hasta los territorios controlados por las pandillas. Así lo ha confesado el vicepresidente de organización del partido, Eduardo Barrientos, en una entrevista concedida este 17 de enero a El Faro Radio.
'Hay lugares, y le soy franco, donde para entrar hemos tenido que pagar, yo no sé si a los pandilleros. Pero el jefe de la clica, por ejemplo, nos ha llegado a decir: 'mire, aquí no entra si no tal cosa'. No digo pagar necesariamente en dinero, pero puede ser en otra forma, vea. Aquí no entran si no hacen tal cosa. Y hemos tenido que topar, pues, porque hemos querido entrar', dijo Barrientos.
Fundado en los ochenta, Arena es ahora el principal partido de oposición. Luego de haber perdido la presidencia en 2009, se acerca a una tercera elección presidencial esta vez a a la cabeza de la Alianza por un nuevo país, junto a los partidos (también de derechas) PCN, PDC y Democracia Salvadoreña. Su fórmula está compuesta por el empresario Carlos Calleja y la economista Carmen Aída Lazo. Las casas encuestadoras les auguran una desventaja de entre 15 y 20 puntos respecto al candidato Nayib Bukele, un exalcalde efemelenista que ahora compite bajo la bandera del partido de derechas, Gana.
Dueños de una larga tradición electoral tras 20 años en el poder (1989-2009), Arena es de los partidos con mayor control territorial y con mayor alcance a bases diseminadas en todo el país. Al frente de esa maquinaria ahora está Barrientos, uno de los fundadores del partido y exdiputado, que reconoce sin tapujos una realidad: ni los gobiernos de Arena ni los dos gobiernos del FMLN pudieron frenar a las pandillas, que ahora son capaces de decidir quién entra a sus territorios.
Barrientos rechaza que los acercamientos de los que habla se traten de diálogos o negociaciones, y señala que las pláticas se circunscriben a una realidad: el partido ha tenido que llegar a 'arreglos' con pandilleros para poder ejecutar su campaña electoral en algunas comunidades del país. 'Mire, el gobierno ha perdido el control de ciertos lugares y ahí los que mandan son ellos. Si usted no se pone de acuerdo con ellos de alguna forma, es imposible entrar', dijo. Esta posición coincide con lo que ya expresó en marzo de 2016 el actual alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt: 'si querés ser político en este país tenés que tratar con ellos', dijo en aquella ocasión, en su calidad de vicepresidente de ideología del partido.
El Salvador es el país más violento del triángulo norte y protagonistas de las cifras de violencia son las pandillas, que controlan territorios y están diseminadas a lo largo y ancho del país. En una investigación sobre extorsiones publicada por El Faro (mayo de 2015) se confirmó que su control territorial puede frenar la entrada de productos de grandes transnacionales o de servicios de empresas telefónicas, a menos que se les acepte el pago de una extorsión. En el caso de los partidos políticos, según ha confirmado Barrientos, las negociaciones son similares. Para poder entrar a hacer campaña, hay que pagar. El Faro preguntó a Barrientos por qué no denuncian estas extorsiones. Su respuesta, al igual que el de las empresas, es pragmática: necesitan entrar, están en campaña. 'Imagínese a lo que se arriesga usted, si usted quiere llegar al final de las elecciones, no quedarse a medio camino'.
La violencia de las pandillas, uno de los principales problemas del país, según las encuestas, ha sido uno de los temas que la fórmula presidencial de Arena ha intentado omitir en sus intervenciones. Lo mismo ha ocurrido con el resto de candidatos en contienda. Ninguno ha presentado una propuesta clara que apunte maneras para solucionar un conflicto que ya lleva más de dos décadas permeando y afectando a la mayoría de la población. En el caso de Arena, Carlos Calleja ha hablado de manera escueta sobre prevención y combate al crimen. Luego de que Carmen Aída Lazo mencionara que la apuesta no es buscar 'una guerra de confrontación' con estas agrupaciones criminales, Calleja la desautorizó en septiembre de 2018. Él dijo que ese tema ni siquiera lo habían discutido, según declaraciones brindadas por el candidato a El Faro.
Desde que en marzo de 2012 el primer gobierno del FMLN instauró La Tregua, una política de diálogo y negociación con las pandillas que permitió beneficios carcelarios a cambio de reducción de homicidios en la calle, el acercamiento de los políticos con las pandillas se convirtió en un tema proscrito. El segundo gobierno del FMLN dio un giro a su política, y desde 2015 le ha apostado a un combate frontal. Esto ocurrió un año después de que ese mismo partido buscara a las pandillas para la campaña presidencial de 2014, y les ofreciera un pacto electoral a cambio de una promesa de 10 millones de dólares para microcréditos.
Para esa elección, pandilleros grabaron a dirigentes tanto de Arena como del FMLN en reuniones. En el caso de Arena, el actual alcalde de San Salvador, Ernesto Muyshondt, llegó a consultar a pandilleros, por ejemplo, sus opiniones sobre quién podía ocupar el cargo de ministro de Seguridad, en un eventual gabinete de Norman Quijano.
Para esa misma elección, El Faro también confirmó la partipación de pandilleros sirviendo como guías electorales para Arena y el FMLN.
La tradición de dialogar con las pandillas bajo la mesa incluso llevó al actual candidato que lidera las encuestas a pactar con ellas. En su gestión como alcalde de San Salvador (2015-2018), Nayib Bukele pactó para llevar a cabo sus apuestas en la municipalidad. En una de las negociaciones, la comuna concedió a la facción revolucionaria del Barrio 18 la asignación de puestos en el proyecto del Mercado Cuscatlán.
El acercamiento entre políticos y pandilleros en tiempos electorales no es nuevo. En 2005, el productor de la BBC, Thomas Long, que pasó más de un año realizando un documental para la cadena británica sobre las pandillas salvadoreñas, aseguró en un artículo de opinión publicado en El Faro que varios pandilleros participaron activamente en la campaña de ARENA a favor de Saca.
Esta es la primera vez, sin embargo, que un alto dirigente de un partido político reconoce de manera abierta -y en plena campaña electoral- que el proselitismo en los territorios es imposible sin el aval de las pandillas.
En sondeos de opinión pública, cualquier opción que favorezca el diálogo con grupos criminales como parte de una política de seguridad tiene altos niveles de desaprobación. También es incongruente con políticas represivas, como las medidas extraordinarias, que Arena como el resto de partidos han aprobado en la Asamblea. En tiempos de campaña, sin embargo, lejos de ratificar el discurso de persecución, Barrientos reconoce que se necesita resolver para llegar a los votantes. 'No queremos entrar en contrapunto con nadie', dice.
Si hay segunda vuelta en esta elección, tendrán que buscar una estrategia respecto al que no entre en la segunda vuelta. ¿Los fundadores del partido participan en la decisión de estos asuntos?
No tenemos una voz predominante, pero sí estamos en los organismos más importantes como el COENA y la Comisión Política. Ahí estamos presentes, tenemos opinión y alguna fuerza, pues, tenemos que tener ahí. No creo que vayamos a llegar a una alianza con el FMLN. Nuestras ideologías son tan distantes que lo veo muy pero muy difícil. Quiero recordarle lo que nos pasó en las elecciones presidenciales pasadas. En la primera vuelta nos dieron una buena penquiada, en buen salvadoreño. Pero en la segunda, con solo que Arena se movilizó, con solo que los areneros vieron que estamos en la posibilidad de perder, nosotros dimos una remontada escandalosa. Tenemos el firme consentimiento que esas elecciones las habíamos ganado y terminamos perdiéndolas por la pequeña suma de seis mil votos. O sea, cuando Arena se propone, se logra. Y creo que tenemos un voto duro suficientemente fuerte que nos va a ayudar. Y además la gente está realizando que el candidato más capaz, que ha demostrado que puede hacer algo bueno por El Salvador lo llevamos nosotros. Y la gente no es boba, la gente es consciente. Ellos saben quienes lo han hecho mal, quienes no están diciendo la verdad, y quien está centrado en lo que está diciendo. Creemos que ese candidato es el nuestro.
Para la segunda vuelta presidencial en 2014 medió un episodio que dimos a conocer en El Faro: la negociación del FMLN y Arena con pandillas. Específicamente Ernesto Muyshondt y el exalcalde, ahora fallecido, Salvador Ruano, con voceros de las pandillas. ¿Ese fue un factor relevante en la remontada que usted alude?
Eso es lo que se ha dicho. No me consta que eso haya sido así.
¿No vio el video?
No, pero es que lo que sucedió realmente, y esto he platicado con Ernesto Muyshondt, él no les fue a pedir el voto a las pandillas. Él fue a tratar de arreglar con ellos que nos permitieran llegar a las comunidades que desafortunadamente las pandillas controlan. Esa fue la plática que se tuvo. No fue a pedirles el voto a ellos y a su familia. Había lugares, y todavía existen, donde no podíamos entrar porque las pandillas dominan. El gobierno ha sido incapaz de mantener eso abierto.
¿Y cómo han hecho en esta campaña para entrar en esas comunidades, Eduardo? Porque eso, como usted dice, sigue existiendo.
Ah, es que hoy posiblemente ya no nos están cerrando tanto las puertas.
¿Los pandilleros?
Sí, si a ellos les conviene también un buen gobierno. Eso le conviene a todo el país, no solo a unos y a otros. Ha habido problemas. Hay lugares, y le soy franco, donde para entrar hemos tenido que pagar.
¿A pandilleros?
Yo no sé si a los pandilleros, pero al jefe de la clica, por ejemplo, que nos ha llegado a decir: 'mire, aquí no entra si no tal cosa'. No digo pagar necesariamente en dinero pero puede ser en otra forma, vea. Aquí no entran si no hacen tal cosa. Y hemos tenido que topar pues porque hemos querido entrar.
¿Eso es una práctica recurrente?
No tan recurrente, pero sucede.
¿Nos está diciendo que Arena ha tenido que pagar, dice que no necesariamente con dinero, para entrar a comunidades a hacer campaña?
Sí.
¿No cree que eso se pueda confundir con una ayuda económica para coaccionar el voto?
No, no es eso lo que ellos nos están pidiendo. Lo que pasa es que, mire, el gobierno ha perdido el control de ciertos lugares y ahí los que mandan son ellos. Si usted no se pone de acuerdo con ellos de alguna forma, es imposible entrar. Lo que tratamos de hacer es lograr entrar a hablar con las personas. No queremos dificultades, pleitos. No queremos estar en contrapunto con nadie. Ni siquiera con los otros candidatos, mucho menos con estas personas que a la fuerza controlan territorios. ¿Por qué nos vamos a pelear? Tenemos que buscar la forma de hacerlo sin pleitos y no tener mayores problemas.
¿Están dialogando con pandilleros en la campaña?
Que yo sepa no.
¿Han pagado pero no están dialogando?
Es que no me le dé vuelta a la cosa porque no es así. Le voy a poner un ejemplo para que usted me entienda: íbamos con una brigada médica a un cierto lugar aquí en la zona metropolitana. Para entrar a esa zona, a nuestra brigada médica, uno de los jefes de ellos nos dijo: 'miren, está bien, entren. Pero les voy a pedir un favor: traigánme de esas piscinas plásticas, me las llenan de agua para que los niños que vengan se puedan divertir'. Ese tipo de cosas. Eso está pasando. Eso no es una extorsión, pero es algo que nos piden para dejarnos entrar.
¿No es un diálogo eso también?
Yo siento que no es un diálogo, es un arreglo. Fuera diálogo si siguiéramos conversando sobre eso. Pero no. Dijimos 'cómo no, te traemos'; llevamos tres piscinas, llevamos unas mangueras, las llenamos de agua, los niños se bañaron, se hizo la jornada médica, le dimos servicio a la gente. Y san se acabó. No dialogamos nada.
Me sorprende, porque los políticos no son tan francos para admitir esto. Siempre se maneja como algo debajo de la mesa.
Bueno, yo se lo admito. Ha sucedido.
Mire, ¿y no han puesto la denuncia? Eso a mi sí me suena a extorsión.
Es que fíjese que es bien difícil poner la denuncia, ja. Imagínese a lo que se arriesga usted, si usted quiere llegar al final de las elecciones, no quedarse a medio camino.
En esta entrevista, el dirigente del Coena habla, además, del descrédito que le da a las encuestas que ubican a Arena en segundo lugar de preferencias; de la supuesta renovación del partido; y de por qué cree que Arena no tiene que hacer investigaciones interna respecto a los fondos que ingresaron al partido en las administraciones presidenciales de Francisco Flores y Antonio Saca.
Escuche la entevista completa aquí: