A pesar de tener todo en contra, desde las severas advertencias de los gobiernos de Guatemala y México, hasta las presiones del presidente Donald Trump para evitar nuevas migraciones masivas de centroamericanos, una nueva caravana de migrantes le planta cara al camino y a fronteras cada vez más hostiles. En noviembre de 2018, la primera caravana de todas, que salió de San Pedro Sula (Honduras), se estrelló con el muro estadounidense al llegar a Tijuana. Esta última, 5,000 kilómetros antes de llegar a esa meta, se enfrenta con un límite diferente: México y Guatemala han ofrecido a Estados Unidos detener a esas avalanchas humanas. Con todo en contra, una nueva multitud humana lo intenta.
Según el gobierno de Guatemala, 3,543 personas ingresaron a su territorio entre el miércoles 15 de enero y el jueves 16. En su mayoría, entraron a través de la frontera de Agua Caliente, en el departamento de Chiquimula. Sin embargo, ese número refleja sólo a aquellos que eligieron realizar el trámite migratorio en las aduanas.
Este nuevo movimiento migratorio –casi en su totalidad conformado por hondureños– está mucho más fragmentado que sus antecesores. Una parte de los caminantes siguió la ruta de todos los intentos anteriores: la frontera de Tecún Umán, en el departamento de San Marcos (Guatemala), fronterizo con el municipio de Ciudad Hidalgo, en Chiapas (México). Sin embargo, la mayoría eligió un destino por el que, hasta ahora, no había transitado ninguna caravana: el punto fronterizo de El Ceibo, en Petén.
Esta ruta, más cerca del Atlántico que del Pacífico, por el que optaron las otras caravanas, bordea la reserva natural Sierra del Lacandón, una selva espesa y remota, completamente desconocida para la mayoría de migrantes.
México ha cerrado sus portones de entrada y ha reforzado su seguridad. Justo un año después de que el Gobierno mexicano de López Obrador abriera los portones a una de las caravanas, ahora el escenario está en las antípodas. Las autoridades de ese país han dicho que no permitirán el ingreso de este éxodo. Los migrantes siguen acumulándose en esta esquina de América Central. El muro de esta caravana no está en el norte de México, sino en el de Centroamérica