El 9 de junio de 2021, horas después de aprobada la Ley Bitcoin en El Salvador, Gerson Martínez le extendió un poder a una abogada para que constituyera la empresa “Brand New Equity Group El Salvador”. La empresa quedó inscrita en el Registro de Comercio en julio de 2021. 'La fundé con miras a ser la primera compañía de minería bitcoin', dice Martínez a El Faro.
Minar bitcoin, el proceso computacional donde se verifican las operaciones en la criptomoneda, depende de un insumo básico para que sea un negocio rentable: energía barata. “Las computadoras tienen la capacidad de trabajar todo el día, por lo tanto, deben de trabajar todo el día. Así que el minero busca la fuente de electricidad más barata y consistente”, dice Martínez. “Yo soy dueño de las computadoras y alquilo espacio dentro de fincas industriales mucho más grandes. Ese es mi negocio”, explica.
Martínez nació en Easton, Maryland, en 1984. Su padre es de Cojutepeque, su madre es de Soyapango. Sus padres lo enviaron a Soyapango, con su familia materna, durante los primeros cuatro años de su vida, mientras trabajaban cuidando a los hijos y la propiedad de una familia estadounidense. Martínez volvió a Estados Unidos y obtuvo títulos universitarios de matemáticas y economía. Trabajó, entre 2008 y 2013, como analista financiero y luego como corredor de derivados en el banco de inversiones Morgan Stanley, en Wall Street.
Martínez estuvo en el ojo del huracán de la crisis financiera de 2008, cuando los precios del mercado inmobiliario se desplomaron debido a las acciones del sistema financiero. “Fue una crisis económica y la respuesta del gobierno fue rescatar al sistema de bancos, no a la gente”, dice. Finalmente, renunció en 2013, persuadido, dice, por la muerte de su abuelo materno, un pastor evangélico, y la idea de que su vida no estaba teniendo impacto positivo en la vida de otras personas.
Ese halo de conversión y misticismo le llevó a bitcoin, aunque Martínez es más relajado y se desmarca de quienes asumen la moneda como religión. “No creo que sea necesario el vocabulario, la casi religiosidad o el fanatismo de mucha gente para que bitcoin sea lo que siempre va a ser. A mi óptica el valor que tiene es matemático”, dice.
La empresa que fundó en El Salvador es filial de Brand New Equity Group, una compañía que opera computadoras que minan bitcoin en Nebraska, Tennessee, Florida y Canadá. Martínez participó en El Salvador de la conferencia Adopting Bitcoin, en noviembre de 2021. En el país, su empresa tiene tres objetivos: “realizar inversiones de bienes raíces, compra, venta, arrendamiento y comercialización de inmuebles; la compra, venta y distribución de componentes de electrónica y accesorios telefónicos; e inversiones en criptomonedas”. En El Salvador, todavía no mina bitcoin. 'Todavía es muy cara la electricidad en El Salvador, (entonces) es probable que haga inversiones de otros tipos como bienes raíces antes de minar', dice.
En Estados Unidos, Martínez paga una tarifa de entre tres y cuatro centavos de dólar por kilovatio-hora en las fincas donde están sus mineras. Eso explica por qué la minería se aleja de las grandes urbes y zonas residenciales. “Yo no tengo a mis mineros en mi propia casa en Maryland porque yo pago electricidad residencial que es como 18 centavos por kilovatio- hora. No tiene sentido, no es tan rentable”, dice. “Si yo quisiera, podría encontrar un terreno en Nueva York donde me vendan la electricidad necesaria, pero no tiene sentido porque estoy haciéndole más estrés a la matriz energética. Lo que el minero bitcoin hace es buscar fuentes de energía donde no estés creando más estrés sobre la matriz energética y donde podás estar haciendo uso de excesos de energía”, dice.
¿Es lucrativo? Martínez no quiere revelar cuántas computadoras tiene ni sus ganancias, pero habla de porcentajes. “Lo que queda después de los gastos de operación anda por un promedio de 80 %. El costo primordial es la electricidad. Es una industria que no requiere de muchos empleados, no requiere de marketing, ni muchos otros costos variables. Es una industria de manufactura y el producto es bitcoin”, dice.
Además de energía barata, Martínez dice que el clima es un factor que influye en los costos de operación. “Las fincas de minería se tienen que mantener climatizadas. Las máquinas no se pueden recalentar porque las máquinas se apagan y se dañan, así que hay que controlar esa temperatura. En zonas de Canadá, por ejemplo, no es tan caro el mantenimiento, el enfriamiento de las máquinas, porque está frío. Entre más cerca del clima tropical te vas, más vas a tener que invertir en asegurarte de que esas máquinas no se recalienten”.
En resumen, los mineros buscan: energía barata, alejados de áreas con gran demanda energética y climas fríos. Su distribución geográfica, mayoritariamente en el hemisferio norte del planeta, confirma esa tendencia.
China llegó a concentrar el 60 % de la capacidad de minería, según un informe del Fondo Monetario Internacional, hasta que prohibió la minería, en junio de 2021. Estados Unidos (35.4 %) y Canadá (9.5 %) acaparan desde entonces cerca de la mitad del mercado, según la Universidad de Cambridge. Kazajistán (18 %) acogió parte de los mineros tras el apagón chino y Rusia también tiene un 11 % del mercado. Sin embargo, la revuelta política en Kazajistán a inicio de este año pone en zozobra casi a la quinta parte de los mineros del mundo que están en ese país. Eso supone, claro, una oportunidad de negocios para quien sea capaz de ofrecer energía barata y condiciones favorables a los mineros.
¿El Salvador, hub de minería?
La promesa del gobierno salvadoreño es convertir al país en “el centro financiero del mundo” y ofrecer energía geotérmica exclusiva para los mineros. El minero Martínez admite que hay “mucha curiosidad dentro de la industria sobre El Salvador” pero dice que él no tiene suficiente conocimiento del mercado energético. 'Ojalá si la industria privada se logra desarrollar en El Salvador, allí estaré para ayudarla a avanzar', dice. Pero habría que echar un vistazo a cómo el país consume y produce energía.
La mayoría de la energía en el país se produce de fuentes renovables: hidroeléctrica, geotérmica y otras formas renovables (eólica y solar), y una planta de gas natural prevista a empezar su operación este año. No obstante, una quinta parte de la energía depende de centrales térmicas que operan con búnker, un producto derivado del petróleo. “La energía es cara en El Salvador”, confirma Carlos Martínez, profesor de la Escuela de Ingeniería Eléctrica de la Universidad El Salvador. “En Texas hay precios inferiores a cinco centavos por kilovatio hora. En El Salvador, el sistema lo marginan las centrales térmicas. Para satisfacer la demanda, esas plantas tienen que operar y el petróleo es caro”, dice el profesor Martínez.
El profesor Martínez dice que la minería de bitcoin en El Salvador es ineficiente porque “no tenés energía barata ni clima frío”. Claro, muchas de las posibilidades de atraer mineros dependen de un tuit del presidente Bukele, que en junio de 2021, dijo que se había excavado un “nuevo pozo que proveería 95 megavatios de energía 100 % limpia”. En noviembre, Bukele añadió a esa promesa que se construiría otra instalación geotérmica en La Unión, financiado por bonos emitidos en bitcoin. El gobierno no ha publicado estudios técnicos sobre las posibilidades de generación geotérmica en Conchagua, el hogar de Bitcoin City. Entre los proyectos de inversión de CEL en 2022, no figura ninguno para esa zona. Aparte de la propaganda gubernamental, no hay evidencia aún de que las facilidades mineras en El Salvador puedan ocupar un porcentaje importante en la red global.
Hay expertos que creen que el dato del pozo de 95 megavatios es sencillamente falso. “Los pozos de 95 MW no existen en ningún país del mundo. Hasta donde yo sé, el pozo más productor del mundo debe andar por los 40 MW. El pozo más productor de El Salvador es el TR-18A de Berlín y ese da unos 20 MW”, escribió José Antonio Rodríguez, exgerente de LaGeo, la empresa estatal de electricidad, en una columna en El Diario de Hoy.
El escepticismo está creciendo. Ahora mismo, el gobierno ha instalado un contenedor con 300 computadoras en la central geotérmica de Berlín, Usulután. Un informe del Fondo Monetario Internacional (FMI) sobre El Salvador, publicado el 28 de enero, dice que se trata de “un proyecto piloto de minería bitcoin con energía geotérmica que tiene una capacidad actual de un megavatio por hora y que puede llegar a 15 megavatios por hora durante el siguiente año”, según el informe.
El FMI cree que las posibilidades de escalar la iniciativa son limitadas. “El costo de la energía eléctrica generada por geotermia de nueve centavos por kilovatio-hora excede el precio más alto que es asumible para la minería de bitcoin, de cuatro centavos por hora”, dice el Fondo. El promedio del precio del kilovatio-hora en El Salvador es de 13 centavos.
El profesor Carlos Martínez añade otros dos cuestionamientos a la idea. Una es la ambiental que, de hecho, es una de las principales críticas al modelo de la minería en el mundo, por los altos requerimientos de energía. El impacto a las metas ambientales globales es, de hecho, una de las razones por las que China prohibió la minería. “En torno a la minería de criptomoneda se empezó a ver una mala reputación global en cuanto al uso de energía. Ellos empezaron a hacer campaña de relaciones públicas por energía renovable. El discurso de un volcán con cero emisiones ha encajado perfectamente con esa campaña”, dice el profesor Martínez.
“El concepto de minar con el volcán es atractivo para la comunidad y se encargan de reproducir lo estupendo que son ellos con el tema de cuidar el medio ambiente”, añade. Pero además, podría ser desigual. “Hay un escenario cuando menos cuestionable: dar energía barata producida con geotérmica a ‘inversionistas cripto’ y por otra parte a los salvadoreños les hagas pagar factura cara”, dice el profesor Martínez.
El argumento ambiental de la minería bitcoin
“Quizá el concepto es que a mí no me importa cuánto calentamos el planeta, yo quiero mis máquinas”, ironiza el minero Martínez. “En realidad, la minería puede crear el incentivo para buscar y hacer productivas las fuentes de energía más verdes y renovables y positivas para el medio ambiente”, se defiende.
Esa es de hecho una promesa presidencial. “Construiremos una nueva planta de energía junto a la ciudad y el volcán proveerá energía a toda la ciudad y también a la minería”, prometió el presidente Nayib Bukele en noviembre, cuando anunció la construcción de “Bitcoin City”, en el municipio de Conchagua, La Unión.
“En Estados Unidos, hay estados que tienen desperdicio de energía de gas natural o biocombustibles y, en vez de hacer desperdicio y daño, pueden venderla para estabilizar su matriz energética”, ejemplifica. Pero admite que esta no es una posibilidad para todos los países. “El punto del consumo de electricidad hay que verlo del punto de vista de eficiencia. Para algunos países, municipios y localidades simplemente no va a convenir. Eso es cierto y eso no tiene nada de malo. Cada jurisdicción y cada lugar va a tener que hacer sus propias decisiones para su propia gente”, dice.
La distribución mundial de los mineros es, de hecho, una ventaja para la red, puesto que la operación de bitcoin no depende únicamente de un país. En principio, eso de centralizar es contrario a los principios de bitcoin. “No queremos megacentros que están ocupando gigavatios de electricidad. Eso no es lo ideal para la red de bitcoin. Queremos descentralizar y que el proceso de la minería se haga donde conviene, donde tiene sentido, porque en fin también ese proceso de minería de bitcoin está asegurando la red”, dice Martínez.
La red bitcoin contra Visa y Mastercard
Para entender de qué se trata la minería, hay que entender de qué se trata bitcoin. Es una moneda digital, sin ninguna representación física, que además no cuenta con ningún banco o institución que sirva de respaldo y lleve un registro de las operaciones. La minería suple la función que un banco tiene en el dinero tradicional.
Una de las principales funciones que cumple un banco es garantizar las transacciones. Es decir, se cerciora de que cuando uno hace un pago con una tarjeta, esta tenga dinero disponible para completar esa transacción. El sistema Bitcoin, al ser descentralizado, prescinde de una institución que haga esas operaciones de verificación. Esa función la cumple una red de computadoras. Las mineras.
Las computadoras mineras no son como las que uno tiene en casa. “No estamos hablando de una laptop con pantalla”, explica el minero Martínez. Una computadora minera es simplemente un CPU que tiene el programa ‘Bitcoin core’, que es un código: un programa abierto y gratis. Cuando un nodo tiene ese programa, tu computadora es una de las millones que está verificando transacciones. Solo se necesita una conexión de Internet”, explica Martínez.
Esto es lo que sucede cuando se hace una transacción en bitcoin. Uno toma su billetera digital y decide enviar un dólar a otra billetera. “Cuando vos le pones quiero mandar un dólar y se lo quiero mandar a esta otra billetera de bitcoin, vos estás difundiendo una señal electrónica a la red de bitcoin de que tu billetera quiere mandar un valor de un dólar”, dice Martínez. “De inmediato, esa transacción la comienzan a verificar computadoras (nodos) que están distribuidos alrededor del mundo. Media vez uno de los nodos en la red confirme que yo tenía el dólar en mi cuenta para mandártelo, entonces esa transacción ya está finalizada”, explica.
¿Cómo se verifica? Todas las transacciones en bitcoin, desde 2009, están almacenadas en un libro de contabilidad digital del que todas las computadoras de la red bitcoin tienen una copia. “Si mi nodo está queriendo verificar una transacción, está viendo la billetera que está intentando mandar y va a chequear todo el historial, hasta el principio del 2009, para asegurarse de que la suma de las transacciones de esta billetera me confirme que tiene el balance que dice que tiene”, dice Martínez. Cuando se confirma, esa transacción se agrega a ese libro de contabilidad. El historial de transacciones se agrupa en bloques y a ese historial se le llama blockchain.
“Cuando vos querás mandar el dinero a otra persona, entonces otro nodo va a tomar tu billetera, a chequear la historia desde el principio y asegurarse que tiene los fondos que dice que tiene y ahora estos bitcoin se van a un tercero”, dice Martínez. “En el caso de Visa o MasterCard hay una entidad centralizada que verifica: ah sí, este tiene dinero en su cuenta, por lo tanto esta cuenta ya está cancelada”, dice. “En la red de bitcoin, cuando yo anuncio que te voy a mandar dinero, esa transacción le va a todos los nodos del mundo y se va verificando una, dos, tres, cuatro, cinco, mil veces y está permanentemente programada en un bloque de un blockchain. Por el resto de la historia, podemos regresar a ver el bloque en el cual yo te mandé dinero y ahí está la transacción por siempre. Ese blockchain, el historial, no se puede cambiar. Por lo tanto, eso es lo que hace muy fuerte el sistema”.
El creador de Bitcoin lo programó para emitir una cantidad fija de 21 millones en bitcoin, de los que ahora mismo están en circulación unos 18 millones y medio. Alcanzada esa cifra, no se podrá imprimir más, lo cual es uno de los argumentos más fuertes de los bitcoiners contra la devaluación de otras monedas. El código de bitcoin emite esa moneda según un horario predeterminado y otorga fracciones de bitcoin a los mineros, en compensación de sus servicios de verificación. Aproximadamente cada 10 minutos un minero “descubre” un nuevo bloque de bitcoin. Así se “crea” la moneda. El nuevo bitcoin creado entra en circulación a través de los mineros. “Yo entré a la minería porque determiné que esta es la mejor manera si mi meta es tener un poquito más de bitcoin mañana que hoy”, dice Martínez.
Y ahí es un asunto de matemáticas: mientras más computadoras se poseen haciendo ese proceso, más probabilidades de verificar más transacciones, y más ganancias.