EF Foto / Desigualdad

Una montaña de vendedoras informales

Víctor Peña

Miércoles, 29 de marzo de 2023
Víctor Peña

“El Calvario va a quedar más bonito y nosotros más pobres”, dijo un revendedor de ropa usada mientras buscaba mercadería al final de la calle Gerardo Barrios. Frente a él había un volcán de camisas, zapatos, cinchos, vestidos, chamarras, calzonetas y blusas multicolores, y unas 20 mujeres encaramadas en el promontorio intentando encontrar algo que revender. En este puesto informal, que aún queda en la calle cerca de los desalojos de finales de marzo alrededor alrededor de la iglesia El Calvario, todo vale una cora ($0.25), a excepción de los zapatos, que pueden venderse hasta a $0.50, si alguien tiene suerte de encontrar el par. Un hombre buscó por más de una hora y colocó diez zapatos diferentes sobre un estante. No encontró el par de ninguno. Un hombre amenizaba y promocionaba la ropa a través de los parlantes, en medio de un repertorio de Vicente Fernández. El negocio abarca la acera, y sobre la misma calle hay quienes venden insumos para el hogar, comida, golosinas, cervezas y sodas, y otros negocios más pequeños de ropa usada. La mayoría cree que pronto serán desalojados.

El rumor de otro desalojo es fuerte entre el grupo de vendedores. Según censos municipales de 2015, en el Centro capitalino había casi 9,000 vendedores con puesto en las calles y 10,000 carretoneros y buhoneros (que andan con la venta en los brazos). La Alcaldía actual, del partido Nuevas Ideas, el instituto alrededor del presidente Nayib Bukele, ha asegurado que desalojó a cerca de 2,000 vendedores desde abril de 2022. La vox populi de las calles dice que han sido muchos más.

En el marco de la pandemia de 2020, el equipo país de Naciones Unidas hizo un documento de 'evaluación rápida' de la situación de El Salvador, y explicaban que el coronavirus llegó al país cuando ya alrededor del 70 % de las personas trabajadoras eran del sector informal, como quienes venden en las calles del Centro.

A cien metros de la montaña de gente y ropa, la Alcaldía de San Salvador desalojó las champas, locales y comerciantes que permanecían sobre las calles que rodean la iglesia El Calvario, que ahora decoran para las festividades de Semana Santa. El plan inició tras la aprobación, a finales de marzo de 2022, del régimen de excepción que ya lleva un año de vigencia y resta derechos ciudadanos a los salvadoreños. “El desalojo lo hicieron detrás del régimen, porque nos ata las manos. Estamos de acuerdo con un reordenamiento, que nuestros puestos se vean, pero estuvimos desamparados y seguimos abandonados”, dijo Marta, una vendedora de agua que advierte que se han quedado sin apoyo ni acercamientos de la Procuraduría para la Defensa de Derechos Humanos. Sobre el volcán de ropa, una mujer llenaba un pequeño saco por $5. Espera revenderlo por $15. “Si quitan este negocio, ¿de qué vamos a vivir?”, preguntó. Cerca de ella, alguien más dijo que todos los vendedores informales tienen miedo, que es normal que los amenacen con el régimen de excepción.

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