Centroamérica / Política

“Para Trump, Centroamérica no existe y se reduce al tema migratorio”

La expresidenta costarricense Laura Chinchilla y Emily Mendrala, exasesora sénior de Joe Biden, coinciden en que la vocación personalista y unilateral de Donald Trump, así como el endurecimiento migratorio, serán las claves de su política en Centroamérica. “Es un viejo conocido con el que ya convivimos cuatro años”, dijo Chinchilla el sábado 9 en el decimocuarto ForoCAP. “Quienes van a tener más identificación con Trump serán los que tienen un liderazgo más demagogo, conservador y alejado de la protección de la democracia”.

Riccardo Savi
Riccardo Savi

Lunes, 11 de noviembre de 2024
Roman Gressier

Read in English

Tras la victoria de Donald Trump la semana pasada en las presidenciales en Estados Unidos, Centroamérica contiene su aliento. La sociedad civil crítica, que documenta graves abusos contra los derechos humanos bajo el régimen de excepción salvadoreño, o que denunció el año pasado la embestida de la Fiscalía guatemalteca contra el proceso electoral, ve en su regreso a la Casa Blanca sospechas de una mayor sinergia autoritaria en la región: en su segundo mandato, el presidente electo de Estados Unidos ha amenazado con castigar a sus adversarios políticos y purgar del servicio civil a quienes puedan obstruir su agenda. También propone deportar a millones de migrantes a sus países de origen, endureciendo una vez más las políticas de migración hacia comunidades de migrantes —entre ellas, centroamericanas— y mano de obra indocumentadas.

Laura Chinchilla, expresidenta de Costa Rica entre 2010 y 2014 y actor de primera fila hasta hoy en la política regional, lamenta que “hay relaciones totalmente fragmentadas en Centroamérica y eso fortalece la política transaccional de Trump”. Dijo a El Faro, por videollamada durante un conversatorio público el pasado 9 de noviembre, en la decimocuarta edición del Foro Centroamericano de Periodismo, que para Trump “no importa la defensa de una agenda común, sino si los países cumplen con sus intereses estrictamente nacionales”. También anticipa “un efecto de contagio de Estados Unidos hacia América Latina, que sin lugar a dudas va a profundizar todavía más el deterioro democrático en nuestra región”.

Emily Mendrala, hasta hace pocos meses asesora sénior de Joe Biden sobre migración, acompañó a Chinchilla desde el estrado en la Antigua Guatemala. “En el sistema de control migratorio hay una severa falta de recursos”, subrayó. “En los primeros días presentará de manera súper visible lo que está haciendo, pero dudo que vaya a poder hacerlo al nivel que ha prometido”. Mendrala, antes exsubsecretaria adjunta de Estado de Biden con una cartera que incluía Centroamérica, dijo entre líneas que anticipa recortes financieros a la sociedad civil. “Temo que también habrá muchos jubilados”, agregó, en referencia a la diplomacia y otras áreas federales. En la región, señaló, “veremos una política anticorrupción que dependerá mucho de país en país, entre el presidente y sus asesores y cada gobierno”.

¿Dónde queda Centroamérica en el mapa del mundo de Donald Trump?
EM: En una palabra, el efecto en los Estados Unidos de las elecciones hacia Centroamérica será imprevisible. Para entender cómo va a tratar la política exterior el presidente Trump en su segundo período, hay que entender cómo lo manejó en la primera. Se enfocó mucho en la migración, pero de manera transaccional. Si bien Biden también se enfocó en la migración, lo hizo a través de alianzas y socios de la región. En su primer período, el presidente electo hacía amenazas comerciales hacia México y Centroamérica hasta que logró lo que buscaba. Hasta canceló asistencia bilateral con países de Centroamérica para lograr su cooperación. Esto demuestra su manera transaccional de trabajar.

Sus políticas de migración fueron duras e inhumanas: la separación de niños y padres en la frontera de Estados Unidos, los Protocolos de Protección a Migrantes (mejor conocidos como “Quédate en México”) y los acuerdos de cooperación en asilo (de “tercer país seguro”). También redujo las tasas de migración legal hacia Estados Unidos en un 45 % a través del programa de refugiados y el programa de visas para trabajo temporal. También tuvo una relación complicada con la corrupción y la democracia.

¿Qué significa para ese otro territorio centroamericano, las diásporas, la promesa de Trump de llevar a cabo millones de deportaciones? ¿Es siquiera factible para las instituciones estadounidenses y las de Centroamérica?
EM: Es importante saber que él ganó, y con un mandato. Fue el primer candidato republicano en 20 años en ganar el voto popular. Conoce el sistema del gobierno federal y es más capaz ahora de promover su agenda. Ha dicho que quiere disminuir la migración hacia Estados Unidos a nivel cero. Habla de las llegadas en la frontera y de las personas entrando por vías legales. Dice que quiere revocar el estatus de algunas personas en Estados Unidos de manera temporal, como los recipientes de TPS y de parole humanitario. Si la gente en Estados Unidos deja su trabajo, puede afectar la economía. Existe un consenso entre economistas en que la llegada de migrantes que puedan trabajar legalmente ha ayudado mucho a reactivar la economía de Estados Unidos. Quitar su estatus y deportar a tantas personas puede afectar mucho una economía que aún se está recuperando de la pandemia.

Emily Mendrala, subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, del Departamento de Estado de EE.UU., testifica durante una audiencia del Comité Senatorial de Seguridad Nacional el 5 de mayo de 2022 en el edificio del Senado en Washington D.C. Foto de El Faro: Kevin Dietsch/AFP.
Emily Mendrala, subsecretaria adjunta de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, del Departamento de Estado de EE.UU., testifica durante una audiencia del Comité Senatorial de Seguridad Nacional el 5 de mayo de 2022 en el edificio del Senado en Washington D.C. Foto de El Faro: Kevin Dietsch/AFP.

También muchas personas han estado en Estados Unidos por décadas. Algunos niños ni conocen el país de sus padres. Recibirlos bien e integrarlos en las sociedades va a costar mucho dinero para los gobiernos de la región y la comunidad internacional. En el sistema de control migratorio hay una severa falta de recursos y vamos a ver con cuáles recursos contará para implementar esta visión. Veremos también cuáles estados ponen resistencia. Vamos a ver dónde pone a las personas antes de deportarlas, y en qué aviones transportarlas por todo el mundo. Hay ciertos países que no reciben a sus connacionales. Vamos a ver qué hará su equipo para negociar acuerdos con esos países que no reciben a la gente. Será muy difícil implementarlo. En los primeros días y meses de su período presentará de manera súper visible lo que está haciendo, pero dudo que vaya a poder hacerlo al nivel que ha prometido.

En 2020, Joe Biden prometió una política más humanitaria. Pero su gobierno continuó expulsando personas durante la pandemia bajo el Título 42 e implementó restricciones al sistema de asilo. ¿Cómo explicar su doble discurso y giro hacia la derecha?
EM: No diría que hubo un giro o doble estándar. Al principio del Gobierno de Biden, recuperamos los valores estadounidenses. Tratamos a los migrantes llegando a Estados Unidos con humanidad, cancelando el programa de separar niños de sus padres en la frontera y otros que vimos como inhumanos. Hubo un aumento tremendo en la frontera y el presidente Biden buscó políticas que pusieran orden en la frontera. Negoció con el Congreso legislación que podría dar muchos más recursos para el control migratorio y una reforma a nuestro sistema de asilo que ha estado sujeto a las mismas leyes desde 1990, cuando venían más que nada mexicanos adultos, solteros, buscando trabajo. Ahora vienen familias de todo el mundo, incluyendo de China, Asia y África. Necesitamos una reforma que realmente tome en cuenta el contexto actual de la frontera.

A la presidenta Chinchilla le pregunto: ¿cómo ve usted el impacto de las elecciones en Estados Unidos para Centroamérica?
LC: Más que impredecible, yo diría que Trump es un viejo conocido con el que ya convivimos cuatro años y no nos fue bien. Hace ocho años, para él Centroamérica no existía, más que como parte del único problema que le sigue obsesionando hoy: el tema migratorio. En 2020, la campaña de Biden dedicó una propuesta —podríamos estar de acuerdo o no con ella— y posteriormente hizo un plan para Centroamérica y fue una subregión relevante dentro de América Latina. En el caso de Trump, Centroamérica simplemente no existe y se redujo al tema migratorio. Se extendió la frontera de Estados Unidos mucho más abajo. La deshumanización llegó a extremos como la separación de familias migrantes y lo más grave es que se ha estigmatizado al migrante frente al resto de la población norteamericana.

Trump suspendió por más de un año la cooperación a los países del Triángulo Norte a través de varios proyectos del Departamento de Estado y USAID, afectando negativamente a grupos y comunidades vulnerables que estaban recibiendo esa asistencia. Se paralizaron los proyectos de combate a la corrupción, como las comisiones especiales en Guatemala, la CICIG, o en Honduras [la MACCIH]. Se irrespetó el multilateralismo cuando, de manera sorpresiva y rompiendo todas las reglas escritas y no escritas, Trump puso a su candidato al frente del Banco Interamericano de Desarrollo.

Laura Chinchilla, vicepresidenta de World Leadership Alliance - Club de Madrid, habla en el escenario durante la Cumbre Anual Concordia 2021, en New York, el 20 de septiembre de 2021. Foto de El Faro: Riccardo Savi/AFP.
Laura Chinchilla, vicepresidenta de World Leadership Alliance - Club de Madrid, habla en el escenario durante la Cumbre Anual Concordia 2021, en New York, el 20 de septiembre de 2021. Foto de El Faro: Riccardo Savi/AFP.

Es difícil esperar algún cambio en la política exterior de Trump. Existen tres líneas fundamentales que no presagian ninguna buena noticia: una es el nacionalismo y el aislacionismo; todo lo que vaya en detrimento al multilateralismo golpea a las naciones pequeñas como las centroamericanas. La segunda es el proteccionismo: de lo poquito de bueno que tiene Centroamérica, es la subregión más abierta [al comercio] de toda América Latina. Tercero, la xenofobia. Además está su estilo transaccional: no importa la defensa de una agenda común, sino si los países cumplen con sus intereses estrictamente nacionales.

También podría haber mayor fundamentalismo permeando su política exterior: un elemento religioso y dogmático impregnó la campaña de Trump. Y eso podría hacer que sus relaciones con varios líderes de América Latina vayan en la dirección de promover alianzas fundadas en fundamentalismos conservadores. Trump parece hoy un líder imbuido de una misión religiosa, hablando como si fuese un profeta, que tiene que guiar no solo a su pueblo, sino también a otros del mundo. Un liderazgo mesiánico, más conservador, menos apegado al estado de derecho y despectivo del papel de los medios de comunicación. Un liderazgo profundamente antiético. En América Latina vienen ganando terreno algunos credos religiosos como parte de la guerra cultural y nos preocupa que él se convierta en un vehículo para facilitar la penetración de ese pensamiento. Hay un efecto de contagio de Estados Unidos hacia América Latina, que sin lugar a dudas va a profundizar todavía más el deterioro democrático en nuestra región.

¿Cuánto peso regional tendrán las personalidades de los presidentes centroamericanos y sus relaciones personales con Trump?
LC: América Latina está muy dividida. Ya dejamos de caminar juntos hacia agendas regionales sobre problemas comunes, como la necesidad hoy de negociar los términos de endeudamiento frente a los organismos internacionales, o enfrentar el crimen organizado, que sigue siendo un tema de primera línea. Tenemos también la migración desde otros continentes. Hay relaciones totalmente fragmentadas en Centroamérica y eso fortalece la política transaccional de Trump.

Su política exterior se regirá también por elementos personalistas. Vuelve con mayores elementos de poder: el control de las dos cámaras del Congreso y la Corte Suprema. Y anunció que hará cambios importantes en la administración federal sacando a burócratas de servicio civil y poniendo cuadros políticos. Ahí es donde entra el riesgo de que las decisiones estén guiadas por simpatías personales entre líderes. Quienes van a tener más identificación con Trump serán los que tienen un liderazgo más demagogo, conservador y alejado de la protección de la democracia.

Ric Grenell, uno de los principales candidatos a secretario de Estado, llegó a Guatemala hace unos meses y prometió castigar a funcionarios estadounidenses por su política de sanciones el año pasado contra los esfuerzos por revertir el resultado electoral. Emily, ¿dónde podría estar la corrupción en la agenda de Trump en Centroamérica?
EM: Bajo el presidente Biden, Estados Unidos ha usado las muy limitadas herramientas que tiene de manera enfocada para crear espacio para que los actores democráticos defiendan su democracia. Ha revocado visas tratando de llegar al eje de la corrupción. El equipo entrante podría continuar usando estas herramientas, pero son mejores en alianza con otros países y, como bien dice la presidenta Chinchilla, tendrá una agenda transaccional y personalista. Sus asesores con quienes he hablado dicen que creen que seguirá haciendo lo mismo que antes. Así que creo que veremos una política anticorrupción que dependerá mucho de país en país, entre el presidente y sus asesores y cada gobierno.

La exasesora de Joe Biden sobre migración, Emily Mendrala, en conversación con Roman Gressier, editor de El Faro English, el 9 de noviembre de 2024, a cuatro días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, durante el decimocuarto Foro Centroamericano de Periodismo en la Antigua Guatemala. Foto de El Faro: Gabriel Adderley
La exasesora de Joe Biden sobre migración, Emily Mendrala, en conversación con Roman Gressier, editor de El Faro English, el 9 de noviembre de 2024, a cuatro días de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, durante el decimocuarto Foro Centroamericano de Periodismo en la Antigua Guatemala. Foto de El Faro: Gabriel Adderley

El presidente Trump quiere ser parte de la historia. A él le gusta make a deal [hacer un trato]. Ha dicho que, más que nada, quiere quebrar el sistema en Estados Unidos y eso tiene un impacto hacia el exterior también. Por eso mucha gente votó por él; tratará de hacerlo, además de eliminar puestos de servicio civil. Ha dicho hoy que en su primer día firmará una orden ejecutiva sobre la desinformación para buscar a todos los actores en el sistema federal que han trabajado en calificar información en las redes sociales como desinformación, para despedirlos de sus puestos. Está hablando con Elon Musk sobre estudiar el presupuesto federal para identificar posibles ahorros — no solo en la política exterior, sino en el despido de equipos que han trabajado durante años y forman la memoria institucional. Son fundamentales en una transición también. Temo que también habrá muchos jubilados.

En El Salvador, Trump mantuvo una relación cercana con Bukele. Llegó Biden y al inicio prometió que la democracia y la lucha anticorrupción serían ejes de la relación. Pero cuatro años después, Biden mantiene su cooperación con instituciones violadoras de los derechos humanos y ha callado frente a la reelección inconstitucional. ¿Cómo leer ese giro en la política hacia El Salvador y qué debemos esperar de Trump?
EM: Vimos anteayer un resumen de la llamada entre el presidente electo Trump y el presidente Bukele, donde el presidente salvadoreño dijo que está muy preocupado por cómo se manejan los fondos de USAID en Centroamérica. También señaló fundaciones que están defendiendo los derechos humanos y la democracia. No sé cómo lo vio el equipo de Trump, pero hablando de la política personalista, eso podría ser un caso puntual.

Para la administración Biden, ha sido súper difícil. Siempre en público y en privado, los funcionarios de Estados Unidos han dicho que la protección de los derechos civiles es importante, que el estado de excepción debería ser excepcional, que lo más importante es el debido proceso. También entiende que cada país tiene el derecho de manejar su situación de seguridad y que el trauma de los salvadoreños es real. Pero nosotros no podemos manejar la política en El Salvador y hemos buscado ejes de colaboración. Por ejemplo, El Salvador acaba de enviar soldados a Haití para apoyar la misión de paz. También firmaron un acuerdo de ayuda para la naturaleza, que fue parte de DFC (la Corporación de Financiamiento al Desarrollo Internacional) en Estados Unidos. Pero es súper difícil. Espero que haya cambios bajo una administración de Trump, pero no sé.

Presidenta Chinchilla, ¿qué importancia podría tener el factor ideológico en las relaciones de Trump con Honduras y Nicaragua?
LC: Ya se han vuelto muy irrelevantes los conceptos de izquierda y derecha en la región y a nivel global, pero uno podría decir que la izquierda populista tiene un poco más de presencia en los gobiernos de Honduras y Nicaragua por sus alianzas con Venezuela y Cuba, por ejemplo. Podría ser un factor que los distancie de Trump, pero a la vez se reencuentran en sus estilos de liderazgo. Por supuesto que Trump no es Daniel Ortega, pero tampoco tiene un liderazgo que pueda hablar con total contundencia de los problemas que tienen algunos países con gobernantes antidemocráticos, porque Trump ha venido debilitando algunos de los balances que garantizan que no avancemos hacia escenarios autocráticos. Aquí retomo el elemento de lo impredecible de su gestión: no depende solamente de líneas ideológicas, sino de una mezcla de factores en donde el estilo de liderazgo va a contar.

El gremio de periodistas de Centroamérica reunido aquí sufre exilios, represión policial, espionaje ilegal, asfixia económica. Por no hablar de la sociedad civil. ¿Qué significa la elección de Trump para la libertad de expresión y de prensa?
EM: Son tiempos difíciles respecto a la incertidumbre de si habrá un cambio de política y estrategia para quienes reciben fondos de USAID. Veo en esta comunidad la oportunidad de motivarse y aprender estrategias. Alguien dijo ayer que el periodismo centroamericano es una luz brillante a los más altos niveles. Espero que pueda seguir contando con el apoyo de Estados Unidos en los años que vienen.

LC: Parte del deterioro democrático en el mundo pasa por el debilitamiento del alcance e incidencia de la sociedad civil. Los gobiernos han empezado a replicar leyes, como las de Nicaragua, que buscan impedir que sectores de la sociedad civil reciban fondos de cooperación internacional y en muchos casos se les califica como grupos terroristas o desestabilizadores y se procede a desinscribirlos y despojarlos de su identidad jurídica. Resulta difícil pensar que se pueda ir a un extremo, en el sentido de que la política exterior de Estados Unidos termine cohonestando este tipo de medidas contra la sociedad civil, pero estamos experimentando cambios tan abruptos y drásticos que nunca imaginamos.

Estamos viendo a la democracia más antigua de nuestra región, que era en otra época —con todo y sus imperfecciones— un ejemplo a seguir, involucionar de tal manera que mi llamado es que la sociedad no puede bajar la guardia. Hay que fortalecer todas las redes de apoyo, porque en algunos de los países lo único que se convierte en esperanza hoy es el trabajo de la sociedad civil.


*Puede ver el conversatorio completo, incluyendo el segmento de preguntas y respuestas de la audiencia, en la transmisión en vivo publicada en la cuenta de X de El Faro.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.