La Universidad de El Salvador (UES) acaba de vivir un episodio más de ocupación de parte de un grupo de jóvenes que, alegando derecho a la educación, intentaron forzar su ingreso aunque en el examen de suficiencia que rindieron para buscar los casi 10 mil cupos disponibles obtuvieran notas de 4.5 o incluso menos en una escala de 10.
La nota promedio de los 23 mil 298 estudiantes que se examinó a finales del año pasado para ingresar a la UES este año fue de 3.63 sobre 10 puntos posibles, según revela un estudio de la casa de estudios.
El informe preliminar del ingreso 2011 a la Universidad, realizado por la Vicerrectoría Académica de la UES, muestra que, con la excepción de 2009, las notas del examen de ingreso han venido en caída desde 2001 y que el nivel correspondiente a la puja por convertirse en universitario este año fue el más bajo.
Entre 2004 y 2008, el promedio de notas de ingreso no superó el 4.50 sobre 10, y a partir de 2010 cayó por debajo del 4.0 de nota promedio. Está claro que hay bachilleres que obtienen notas sobresalientes, pero son una muy marcada minoría. El grueso de estudiantes está entre los que obtienen apenas lo suficiente para lograr un cupo en la UES y los que ni siquiera logran mínimos como 4.5.
Las autoridades de la UES, aunque cada año acceden a dejar ingresar a cientos de alumnos con notas cada vez más bajas, están conscientes del bajo nivel académico con que los colegios privados y -sobre todo- instituciones nacionales otorgan el título de bachilleres a sus estudiantes. “Tocó fondo en este año con el 3.63 de nota... son datos preocupantes pero es lo que tenemos, lo que nos envían desde la educación media”, dice Miguel Ángel Pérez, vicerrector académico del alma mater. De entrada atribuye la continua caída de la nota en el examen de ingreso a la reforma en el bachillerato que se hizo hace seis años, cuando al bachillerato general se le suprimió un año. “Un sistema educativo que surge con la deficiencia de quitarle un año de estudios, nos da como resultado esto. Se ha buscado cumplir con indicadores de matrícula y no mejorar la calidad del sistema”, piensa.
Y no es que el examen de admisión sea una gran selección de dificultades, sino que debería ser accesible para cualquier persona que se diga bachiller, asegura.
El incremento de la matrícula a nivel básico y medio en los últimos años produjo un aumento de la demanda de educación superior. La UES pasó de poco menos de 12 mil aspirantes al año, en 2002, a más de 20 mil en 2009. Según el informe, 21 mil 600 aspirantes en promedio se han examinado buscando un cupo en la UES en los últimos cinco años.
Para el proceso 2011, 24 mil 878 bachilleres retiraron la carpeta de nuevo ingreso de la Universidad de El Salvador. De ellos, el 96% se presentó a los exámenes de admisión, y sólo 1 mil 647 lograron ser seleccionados en la primera opción de carrera a la que aspiraban. A los estudiantes se les pide que indiquen cuál carrera desean cursar prioritariamente, y también se les pide que indiquen una segunda opción. A las mejores notas se les concede entrar a la carrera de su preferencia. A las notas más bajas se les distribuye en las alternativas que indicaron.
La nota mínima de ingreso de cada facultad se define de acuerdo con el promedio que obtengan los aspirantes, y por eso es que la nota mínima de ingreso puede variar según la especialidad que escojan los alumnos. Por ejemplo, en la carrera de Medicina, de mil 537 aspirantes, sólo uno de cada siete (224) fue capaz de sortear el piso propuesto en el primer examen, que alcanzaba el 6.0. La gran mayoría, mil 111 (el 72%), sacaron notas entre 3.0 y 5.0, y con eso ya tenían ganado el boleto para ir a una especie de repechaje, a una segunda prueba. Hubo otros 202 estudiantes que no lograron siquiera el 3.1 y quedaron definitivamente fuera del proceso de selección.
A nivel de toda la Universidad, el 75% de los examinados fracasó en calificar en la primera prueba. Tres de cada cuatro bachilleres no pudieron sortear los pisos que estableció la UES para el primer intento. Por eso, 17 mil 485 aspirantes que obtuvieron notas entre 3.0 y 5.0 ganaron el derecho a hacer un curso de preparación para la segunda prueba.
Aunque no son la misma prueba, la nota promedio del examen que registra los logros de educación media (PAES) fue de 5.14 el año pasado. ¿Por qué darle oportunidades de estudiar en la UES a personas con notas tan mediocres? Según el vicerrector académico, porque no se les puede negar la oportunidad de demostrar si tienen la capacidad o no para ingresar a la UES. “En segundo lugar, trabajamos en su mayor parte con gente de escasos recursos que vienen del sector público, con todas sus deficiencias, y que ven en esta universidad la única posibilidad de estudiar a nivel superior. Esa es la realidad que tenemos”.
Efectivamente, cerca del 65% (dos de cada tres) de los estudiantes que ingresaron a la UES en el último quinquenio provenían del sistema de educación público. Aún así, el 3.63 de nota promedio es menor al 4.94 obtenido por los bachilleres del sector público en la PAES 2010.
Desde afuera hay quienes creen que es un error que el máximo centro de estudios estatal de El Salvador se resigne a recibir en sus aulas a bachilleres tan deficientemente preparados. “Que entren estos muchachos a la Universidad es un espejismo y que puedan ir navegando entre materias durante años con esos estándares solo termina haciendo un daño al país”, dice Óscar Picardo Joao, especialista en educación superior y ex asesor del Ministerio de Educación en el área de la educación universitaria.
Con base en los resultados del segundo examen, según se conoció durante los días de la toma de las instalaciones de la UES, otros 6 mil 748 personas obtuvieron cupos en la universidad. Adicionalmente, hasta el pasado 9 de marzo y bajo la presión de las diferentes organizaciones estudiantiles exigiendo más cupos, las autoridades accedieron a dar ingreso a otros 676 estudiantes.
-¿Por qué admitir a estudiantes con niveles académicos bajos, vicerrector?
-Tenemos que luchar con eso. Somos la Universidad de El Salvador y tenemos la obligación de atender la demanda que se nos presenta. Obviamente, no podemos con toda la demanda.
-Algunas universidades privadas, no todas, no se dan el lujo de admitir gente con tan bajos niveles académicos.
-Otras universidades pueden decir “si quiero acepto o no acepto más estudiantes” o hasta cerrar carreras, porque trabajan por la ley de oferta y la demanda pura. Nosotros, no. Nosotros tenemos una obligación con el Estado.
-¿La obligación de la UES no es proveer una educación superior de alto nivel?
-Sí, y es lo que hacemos.
-¿Ponerle 100 alumnos con bajo nivel académico dentro de un salón a un docente no va en contra de la calidad de la educación que se puede dar?
-Obviamente sí hay una relación entre el número de alumnos y la calidad. Pero no es el único referente a tomar en cuenta. Sí, los alumnos se someten a un estrés adicional por no estar bajo las mejores condiciones en las aulas.
-¿Y eso no es un problema?
-Pero la cuestión de la calidad no tiene que ver con que haya más alumnos. Se necesita analizar desde diferentes variables, se necesita una fórmula multivariable.
-¿Influye o no influye?
-A veces sí. El que haya un mayor número de estudiantes afecta algunos componentes de calidad, pero otros te los mejora: hay mayor competitividad, tienes mayores relaciones humanas...
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