Sigfrido Reyes, presidente de la Asamblea Legislativa, inauguró la legislatura 2012-2015 con un discurso en el que destacó la importancia de la independencia de poderes, mientras simultáneamente exigía a la Sala de lo Constitucional que cambie su manera de interpretar la Constitución de la República, justo ahora que los magistrados estudian varias demandas ciudadanas por la supuesta ilegalidad con que los diputados nombraron a los nuevos magistrados de la Corte Suprema de Justicia.
Durante su intervención del viernes, dos semanas después de haber decretado la próxima desarticulación de la Sala creada en julio de 2009, Reyes calificó a dicho tribunal como un 'suprapoder' que en ningún caso puede estar por encima del poder legislativo para interpretar la ley más importante del país, la Constitución, por medio de reformas. 'Se le exige así a la Sala que se aparte de los métodos interpretativos universalmente reconocidos en el derecho para que de manera arbitraria y antijurídica descubra un supuesto y etéreo 'espíritu' en el texto constitucional que (ninguno de los constituyentes tuvo) nunca en su mente como consta en los documentos que están en poder de esta Asamblea Legislativa', dijo Reyes, del partido FMLN.
Según Reyes, que hizo su discurso mientras a su espalda lo escuchaba un invitado especial de la legislatura, los constitucionalistas deben ceñirse a lo que dice el papel y no entrar a interpretar. En una de las ocasiones en que Reyes atribuyó un rol de intérpretes de la Constitución a los diputados, el presidente de la Sala de lo Constitucional, Belarmino Jaime, soltó una sonrisa sentado a la mesa que presidía a las espaldas de Reyes la sesión solemne.
Durante la última semana de abril, faltando cuatro días para que terminara la legislatura 2009-2012, los diputados del FMLN, Gana y CN sacaron a Jaime de la Sala de lo Constitucional, mientras nombraban a su sustituto a partir de junio próximo.
Con la remoción de Jaime los diputados destruyen el cuarteto de magistrados que, elegidos en julio de 2009, comenzaron a emitir sentencias detrás de las cuales había la convicción manifiesta de que había que hacer prevalecer los derechos individuales por encima de los de instituciones como los partidos políticos, para hacer respetar la Constitución. Una de esas sentencias, emitida en julio de 2010, habilitó las candidaturas a diputados no partidarias y a la vez dio a los salvadoreños el derecho a votar por personas, en lugar de lo habitual que había sido votar solo por listas de partidos.
Gracias al sistema de votación por listas, los partidos imponían a la ciudadanía quiénes se convertían en diputados, independientemente de la voluntad de los votantes. Esa primera sentencia controversial supuso una reacción de la Asamblea en la que diputados del FMLN, Pes y CN no ocultaron su disgusto e incluso hablaron de su intención de destituir a los magistrados.
Jaime soportó estoico la más de media hora del discurso de Reyes, y solo después de la sesión solemne declaró que la Sala que él preside y sus magistrados son independientes y que las palabras del presidente de la Asamblea eran una intromisión inaceptable en asuntos que solo corresponden a la Sala.
Reyes no hizo mención específica del nombramiento de los nuevos magistrados de la Corte, pero varias organizaciones cívicas ya acudieron a la Sala a demandar a la Asamblea Legislativa por supuesta inconstitucionalidad en la remoción de Jaime y en la elección de la nueva Corte. La Sala admitió la demanda y aún tiene como tarea emitir sentencia.
Jaime asistió a la sesión solemne de instalación de este viernes y escuchó, a escasos metros del diputado Reyes, el sermón que este pronunció y que dedicó en una tercera parte para señalar la manera en la cual, a su juicio, la Sala debe resolver las demandas de inconstitucionalidad interpuestas por la ciudadanía.
El discurso de Reyes al final solo fue aplaudido parcialmente en el pleno. Los diputados de Arena incluso montaron una conferencia de prensa para desmarcarse del mensaje, el cual calificaron de confrontativo. Incluso algunos diputados suplentes del mismo Frente calificaron de inapropiado el discurso. El ex coordinador general del FMLN, Fabio Castillo, y suplente de la jefa de fracción Norma Guevara, comentó que lo que menos le había gustado del discurso había sido la parte en la que habló de la Corte. Castillo, quien iba retirándose del Palacio Legislativo a pie, añadió que esa parte de la disertación le había parecido confrontativa.
El diputado Reyes dio un giro de 180 grados entre su actitud pública ante la Sala de junio pasado y la de este viernes. Hace 11 meses, cuando la derecha legislativa emitió el decreto 743 para obligar a la Sala a sentenciar inconstitucionalidades por unanimidad de sus cinco magistrados -en lugar de los cuatro votos que establecía la ley hasta entonces-, el presidente de la Asamblea calificó la decisión como un 'golpe a la democracia' que atentaba contra la independencia de poderes.
En aquella ocasión, el decreto 743 fue acompañado por el presidente Mauricio Funes, quien reservó espacio en el Diario Oficial para que aquel mismo día el decreto inconsulto y preparado a puerta cerrada, se convirtiera en ley. Eventualmente, la reforma a la Ley de Procedimientos Constitucionales fue derogada, no sin antes ser la causa de que El Salvador fuera objeto de advertencias internacionales, como cuando la relatoría de Naciones Unidas para la independencia judicial concluyó que el decreto suponía un ataque a la autonomía de los jueces. Gabriela Knaul, relatora de la ONU para la independencia de los jueces, dijo que el 743 atentaba contra el principio de separación de poderes y que el decreto era una imposición de dos poderes del Estado sobre el judicial.
Los redactores del discurso de Reyes escogieron el tiempo condicional como para dar la impresión de que ninguno de los señalamientos del diputado era contra las resoluciones que han venido emitiendo los magistrados sino más bien un llamado de alerta ante la posibilidad de posibles atropellos jurídicos. Pero el mensaje era claro. 'Vale la pena detenerse brevemente a analizar los alegatos de aquellos que impugnan decisiones legítimas, legales y constitucionales de esta Asamblea y que con razonamientos engañosos pretenden llevar a la Sala de lo Constitucional a convertirse, sin tener facultades para ello, en poder constituyente cuando su rol es interpretar la Constitución, nunca reformarla', dijo.
En un acto quizás involuntario, y mientras arengaba en su discurso contra las supuestas arbitrariedades de la Sala de lo Constitucional, Reyes cogió con su mano derecha una edición de bolsillo de la Constitución salvadoreña de 1983. Ese librito azul del tamaño de la palma de una mano correspondía a una 'florentina', una edición de la Carta Magna que desde hace más de dos años uno de los magistrados de la Sala, Florentín Meléndez, ha pasado repartiendo por todo el país con ánimos de que la ciudadanía conozca la ley constitucional.
Pero al margen de las interpretaciones simbólicas, Reyes continuó despotricando contra los jueces constitucionalistas. 'Está en riesgo el mecanismo establecido para una reforma constitucional (dispuesto en) los artículos 131, Ordinal 19, y 186 de la Constitución. Se ha llegado al absurdo jurídico, que una Sala de la Corte Suprema de Justicia, que es resultado de una elección de segundo grado, se autoproclame un poder constituyente, un supra poder mas allá del mismo poder soberano', añadió Reyes.
En todo caso, agregó Reyes, los magistrados de la Sala deben recordar que si están en la Corte es por obra de los diputados. 'Apelamos en este día a la cordura y a la responsabilidad de aquellos que por presiones o por voluntad propia pueden verse tentados a cometer imprudencias y abusos en el ejercicio de la autoridad que esta Asamblea les ha conferido, en relación a decisiones legítimas de este órgano de gobierno. Un principio básico del orden constitucional, que debe siempre imperar es el respeto a la independencia de los poderes públicos', dijo.
Jaime declaró posteriormente que, efectivamente, la Asamblea nombra a los magistrados, pero recordó que eso no obliga a la Sala a ser simplemente un organismo que recibe dictados de otros poderes. 'Es cierto que nos nombran los diputados, pero nosotros no somos amanuenses de nadie', advirtió. 'Me parece contradictorio el discurso porque por un lado comenzó a hablar de la independencia de los poderes y eso que él dijo es una intervención en las cosas internas del quehacer de la Corte, me parece que eso es indebido y además de mal gusto', comentó.
Agregó que tomaba el discurso de Reyes como una opinión más y que respetaba el derecho de este a emitir opiniones. Sus palabras, dijo, no tendrán incidencia en las decisiones de la Sala.
Jaime parecía evocar los días posteriores al 743, cuando los magistrados lo declararon inaplicable y fueron advertidos en público por los legisladores con ser sometidos a destitución. Tanto el presidente de la Sala como los otros tres magistrados que han emitido sentencias que han cambiado el sistema electoral de El Salvador dijeron que las reuniones que tenían con diputados no eran para negociar nada porque ellos no eran presionables. Que se habían reunido con una misión de legisladores solo para escuchar lo que tenían que decirles.
Nunca nadie reveló lo que los diputados plantearon a la Sala en aquellas semanas.
El discurso de Reyes fue escuchado también por el presidente de la República, Mauricio Funes. Este no se inmutó durante toda la sesión plenaria y, posteriormente, se limitó a comentar que a él no le parecía que producto del discurso se pudiera concluir que había choque entre poderes. El mismo Jaime pareció coincidir con esta versión. 'La Sala no es un poder, sino parte de la Corte Suprema de Justicia', corrigió a un periodista, cuando este le preguntó si consideraba que lo que había era un enfrentamiento entre poderes del Estado.
La sesión plenaria comenzó pasadas las 10:30 de la mañana cuando por fin la mayoría de diputados e invitados pudieron entrar al Salón Azul de la Asamblea Legislativa. El ingreso al recinto legislativo no había sido fácil. Desde una hora antes, una fila de al menos 200 metros delataba que el estacionamiento en la Asamblea había colapsado. Muchos legisladores, familiares de diputados, asesores, funcionarios e invitados tuvieron que caminar –o correr, como Rodolfo Parker, del Pes- para llegar a tiempo al Salón Azul, o al menos antes de la entrada del presidente Mauricio Funes quien fue de los últimos en entrar a ocupar su asiento.
Afuera del Salón Azul había una veintena de mesas con manteles blancos y listones azules en donde se serviría el coctel que le costó a la Asamblea 20 mil dólares. Desde temprano, los diputados bromeaban con los periodistas presentes respecto de las declaraciones del jueves de Sigfrido Reyes cuando dijo no entender por qué había periodistas que criticaban los banquetes que se daba el Órgano Legislativo cuando al mismo tiempo aceptaban 'bocadillos y refrescos' durante las sesiones plenarias.
Después del ingreso del pabellón nacional y del canto del himno nacional, Reyes pasó al púlpito y comenzó su discurso. Cuando ya llevaba media hora hablando sobre el primer diputado salvadoreño y la primera Constitución que rigió en territorio salvadoreño, el diputado cambió el tono paternalista de su disertación y adoptó un semblante que más parecía el de un militante partidario con todo y brazos al aire y dedos acusadores. Reyes invocó de nuevo a los tambores de una guerra entre órganos del Estado.
'La legislatura que inicia ventilará elementos en la coyuntura nacional que demandan, sabiduría y sensatez política en medio de intenciones de desatar una crisis institucional que busca, por parte de ciertos actores económicos y políticos que la promueven, que se produzca una confrontación entre órganos del Estado, atentando contra la gobernabilidad democrática, la estabilidad del país, la seguridad jurídica y el estado de Derecho', dijo. Y a partir de entonces, sus palabras fueron una batería contra la Sala.
'Es preocupante, el momento que vive el país pues el ejercicio arbitrario del poder nunca ha conducido a nada bueno en la historia patria. Con propósitos inconfesos y bajo argumentaciones políticas antojadizas disfrazadas con la tela de razonamientos jurídicos se pretende empujar al país a un inmerecido y peligroso choque de poderes', dijo Reyes, una frase que arrancó aplausos entre los diputados del FMLN.
Cuando Reyes mencionó que había “agentes desestabilizadores” que atentan contra la independencia de poderes del Estado, el diputado de Arena, Mario Valiente, alzó la voz en el pleno y señaló al presidente de la Asamblea: “(Ese discurso) es un ataque a la independencia de poderes)”. La frase no causó ningún revuelo entre cientos de miradas que parecían clavarse en el rostro de Jaime, quien parecía escoltar al diputado Reyes mientras este hablaba desde el púlpito. Jaime se mantuvo impávido, miraba brevemente al techo del Salón Azul y se cruzaba de brazos. Al final, algunos colegas lo felicitaron por guardar la compustura.
Cuando ya algunos invitados soñolientos llevaban el enésimo bostezo por las palabras del diputado, entre ellos, el diputado Guillermo Gallegos, de Gana, el reloj marcaba casi las 12 del mediodía. Reyes concluyó su discurso con un llamado expreso a los magistrados constitucionalistas: “Con el mayor respeto planteamos que una Sala de lo Constitucional y oportunamente una Corte Suprema de Justicia en pleno deberían de actuar con una sana combinación de mesura, apego absoluto a la legalidad, prudencia y total independencia de los grupos de presión.'
Los aplausos llegaron por segunda vez. Algunos hasta se pusieron de pie como los diputados del FMLN y Gana. Los legisladores del CN estuvieron divididos en el gesto: mientras Roberto Angulo se mantenía sentado pero aplaudiendo, diputados como Mario Ponce y Antonio Almendáriz mantuvieron sus brazos y manos quietas. Rodolfo Parker, del Pes, y Douglas Avilés, de Cambio Democrático, tampco aplaudieron aunque este último sí llegó a ponerse de pie. Cuando El Faro le preguntó a Ponce del CN por qué se había abstenido de validar el discurso de Reyes con un aplauso, este se quedó en silencio unos segundos para luego responder: 'sin comentarios'.
Al regresar a su puesto, Reyes fue recibido por los diputados de la junta directiva con un saludo y apretón de manos. El presidente del Ejecutivo Mauricio Funes, quien ocupaba uno de los puestos de honor, también le dio la mano. Jaime esperó su turno y correspondió al saludo del diputado pero fue más distante y breve que los gestos previos.
Los areneros se resistieron a ovacionar un discurso que más tarde, en una conferencia de prensa en la quinta planta del edificio de comisiones legislativas, tildaron como un discurso que generaba “una confrontación directa entre poderes del Estado”. El jefe de la bancada arenera, Donato Vaquerano, aclaró que su partido se desvinculaba del mensaje de Reyes dado que ese no era más que un mensaje nocivo para construir patria. “Arena se desvincula de ese discurso. Él (Reyes) solo se exaltó a sí mismo y se refirió a refirió a acciones de la legislatura pasada que fueron nefastas. Fue un discurso que no dio ninguna esperanza, fue una confrontación directa entre poderes del Estado”, concluyó.
Gallegos, de Gana, pese a haber aplaudido el discurso, dijo a los medios de comunicación que el discurso de Reyes no coincidía con la postura de su partido a pesar de que los diputados de la bancada se habían levantado a aplaudirle. Roberto Angulo, diputado de CN, dijo que coincidía en muchos puntos con lo expresado por Reyes en el discurso, incluyendo la declaración de que los magistrados de la Sala se han sobrepasado en sus funciones, pero cuestionó el que Reyes haya dado esas palabras en una sesión solemne. Cuando El Faro preguntó por el aplauso dividido de CN, Angulo respondió que no era una cuestión de postura de bancada. 'Cada quien aplaude espontáneamente. No nos ponemos de acuerdo'.
Jaime salió del recinto legislativa caminando junto a Funes y a Reyes pero al llegar a la boca de la alfombra, donde se terminaba el área reservada para funcionarios y los periodistas por fin lo tenían a su alcance, se separó y se fue sin despedirse a atender a los medios.
Jaime prefirió no opinar sobre los señalamientos del presidente de la Asamblea en cuanto a que es juez y parte en las demandas de inconstitucionalidad que han sido presentadas ante la Corte y que pretenden revocar los nombramientos de magistrados hechos en 2006 y en abril pasado. Dijo que lo hacía para evitar adelantar criterio. Cuando se le preguntó su opinión en cuanto a la supuesta pugna entre poderes, Jaime respondió: “Yo lo que sentí es que la amenaza la lanzó él, no es que la Sala de lo Constitucional esté amenazando a nadie, nosotros no escogemos las demandas que nos presentan, los ciudadanos tienen el derecho de presentar las demandas que quieran cuando sienten que se ha violado su derecho.”
Jaime dejó de hablar cuando su jefe de comunicaciones le sugirió que ya había hablado demasiado. El magistrado dijo “muchas gracias”, dio media vuelta, y comenzó a caminar en dirección a la Corte, un edificio contiguo a la Asamblea. Antes de que Jaime abandonara la alfombra roja, el diputado de Arena Mario Valiente lo alcanzó en una carrera y le extendió la mano en busca de un saludo. “Lo felicito, doctor Belarmino Jaime, por su entereza. Si yo hubiera estado en sus zapatos me levanto y me voy ante semejante discurso, yo me hubiera ido, se lo digo”, dijo Valiente. Jaime sonrió como intentando ser cortés, le dio un apretón de manos, musitó “bueno, bueno” y siguió bajando la alfombra roja que conducía al estacionamiento afuera del Salón.
Lo escoltaron otros magistrados de la Corte, entre ellos Nora Montoya, quien junto a otros jueces comenzaron a bromear. “Usted sí que tiene paciencia”, le decía uno. “Ya veo que está muy bien entrenado en tolerancia”, comentaba otro. “No sé cómo hizo para aguantar”, expresó alguien más, mientras Jaime seguía caminando en dirección al portón norte de la Corte Suprema. “Estoy bien entrenado”, dijo.
*Con reportes de Patricia Carías y Jimena Aguilar