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Cara a cara con Tony Saca, estudiante le dice que falló el Súper Mano Dura

200 alumnos del colegio evangélico Ladislao Leiva fueron testigos de una pregunta aguda que un estudiante de segundo año de bachillerato le lanzó al candidato presidencial de Unidad, Antonio Saca. El expresidente cuyo plan de gobierno se llamó 'País seguro' no negó nada, cuestionó la actual tregua entre pandillas propiciada por la administración Funes y habló de crear un “plan integral” de seguridad.

Lunes, 1 de julio de 2013
Daniel Valencia Caravantes

Antonio Saca, al fondo, responde la pregunta de un estudiante del liceo Ladislao Leiva. Foto Daniel Valencia
Antonio Saca, al fondo, responde la pregunta de un estudiante del liceo Ladislao Leiva. Foto Daniel Valencia

En el auditorio había 216 sillas, y encima de cada silla un disco compacto con tapa azul en la que se ve el perfil de Antonio Saca y las palabras “Reflexiones – Tony Saca”. En las paredes había cárteles con citas bíblicas, y en la tarima, el equipo de un conjunto musical. No había la tradicional 'mesa de honor', pero sí cuatro sillas al frente del público. Los asistentes entraron ordenados, se adueñaron de los regalos y el acto arrancó con una oración a Cristo, con un agradecimiento y con un error en la bienvenida al invitado estelar de la mañana, quien ingresó, bañado en aplausos, luego de un efusivo anuncio de un locutor radial.

'¡Tenga muy buenos días, señor presidente Tony Saca! ¡Gracias por estar con nosotros!', dijo Eduardo Umanzor, director administrativo del Liceo Ladislao Leiva, un colegio de corte evangélico de San Salvador. Un colegio privado para jóvenes de clase media.

El público, compuesto en su inmensa mayoría por estudiantes de bachillerato, estalló en risas, y murmuró como lo hacen los alumnos en medio de un acto adentro de un auditorio: generando una onda sonora expansiva que lo interrumpe todo. Por eso, olímpico, Umanzor alzó la voz y se corrigió cuando se percató del error. Antonio Saca, a su lado, lo miraba con ojos serios. 'Le digo presidente porque la costumbre en nuestros países es decir expresidente. Pero los presidentes continúan aún posterior a sus legados…", se excusó.

La verdad es que quizá Umanzor no tenga culpa de nada. Si no fuera porque Antonio Saca dejó la silla presidencial hace más de cuatro años, uno pensaría que sigue siendo el mismo Saca-Presidente de antaño. Es algo innegable. ¿O alguien puede negar que Saca ha estado en las noticias desde que dejó el poder? Primero con la acusación de corrupción que le lanzó su expartido, Arena; luego con el finiquito que le dio Hernán Contreras, el pecenista otrora sempiterno presidente de la Corte de Cuentas; luego en el imaginario colectivo como futuro-posible-candidato; luego como una voz off hablando bien de El Salvador desde su docena de radios; luego como la sombra detrás de la escisión en Arena; luego como la sombra de Gana, luego como candidato del movimiento Unidad, que aglutina a Gana, PCN y PDC. La estrategia mediática, si es que la planeó así, le ha salido muy bien.

Y bueno, hoy que es candidato, allá por donde se mueva, una corte de seguidores le prepara el terreno para sus apariciones públicas o las extrañas inauguraciones de las 'casas de Unidad'. Entre esa corte destacan dos de los principales miembros del que fuera su protocolo, cuando todos compartían techo en la Casa Presidencial; su cuñado, el exdiputado Óscar Mixco Sol; y también lo acompaña el asistente y chófer de siempre, uno al que todos llaman “Tito”, un pequeño y moreno tipo de brazos recios que -amén de que no exista otro salvadoreño con su misma cara-, recientemente se lanzó al estrellato en un anuncio de televisión en el que interpreta a un padre de una familia muy feliz.

Uno ve este montaje y retrocede en el tiempo, creyendo que al que ve entrar con camisa blanca, con seguidores en la espalda, es el otrora presidente Saca. Solo la marcha presidencial hace falta: ¡tan tarán tan tarán tan tarán tarara-rara-rán...! Uno regresa a eso, y al ver estas caras, recuerda que hace más de cuatro años, la relación entre Saca y sus empleados fue duramente cuestionada, cuando, según murmuraron algunos funcionarios de esa época, el expresidente se llevó a la mayoría, Tito incluido, a un viaje ostentoso por Egipto. De eso ya pasó tanto tiempo, que quizá ni recordarlo valga la pena, pero lo cierto es que la Corte de Cuentas, la que presidía el sempiterno Hernán Contreras, amigo de Saca, nunca dijo nada; y ese viaje, esa misión oficial, quedó en el olvido de aquellos que asistieron, de aquellos que posaron para la foto, con las pirámides de fondo, sonrientes. Esos mismos exfuncionarios luego regresaron quejándose de la multitudinaria representación oficial en la que habían participado.

Nada de lo anterior tiene que ver con esta nueva historia, pero vale la pena ponerlo de ejemplo para explicar que Saca no ha perdido las maneras: sabe rodearse de mucha gente antes de cada acto público. Saca sigue siendo mediático. “Algunos me siguen llamando presidente, y lo agradezco. Pero yo soy Tony Saca, el mismo de siempre, y me gusta que me llamen así”, dice. “Soy Tony Saca”, repite su marca, esa que él mismo potenció con más de 80 millones de dólares en publicidad en su quinquenio, según los datos de la actual administración. ¿Y para qué gastó tanto en publicidad un presidente? Nadie sabe para qué gastó tanto en su nombre, pero lo cierto es que ahora Saca le está sacando rédito a todo eso. No ha de ser difícil hacerlo, sobre todo si se tiene, como tiene y presume él, 14 emisoras radiales, 17 repetidoras, “el grupo radial más fuerte del país”.  

Repito: Saca es un hombre mediático y poderoso. Solo alguien así, después de una gestión como la suya, es capaz de buscar la reelección cinco años después, acuerpado por un grupo de partidos con un común denominador: canjear sus votos en la Asamblea Legislativa a cambio de lazos políticos fuertes con el gobierno que esté de turno. PCN y PDC negociaron muy bien con la administración Saca y con los anteriores gobiernos de Arena. Ahora Gana los ha desplazado, convirtiéndose en la tercera bancada más fuerte en el primer gobierno de izquierdas, el del FMLN; que ahora también hace con Gana y los demás lo mismo que tanto le cuestionó a Saca y a Arena. Hasta mayo pasado, según la más reciente encuesta de LPG Datos, Saca ya aparecía a solo ocho puntos y medio del candidato arenero Norman Quijano, y a solo 2.9 puntos del del FMLN, Salvador Sánchez Cerén. A nivel de partidos, la distancia era mayor, pero también era evidente el salto desde febrero, cuando Saca oficializó su candidatura presidencial para 2014.

Saca no llegó al Ladislao Leiva a hablar de nada malo de su pasado ni de lo contradictorio del presente político de El Salvador. En la mañana del viernes 28 de junio, presentó “Reflexiones”, un show sencillo, pero quizá eficaz, en el que Saca habla de historias de vida de otra gente, y termina diciendo que hay que hablar bien de El Salvador. Con ese estribillo ha inundado al país desde hace más de tres años. Pero en público, Saca y su corte ofrecen un nuevo formato.

'He venido a hablar un poco sobre la historia de un salvadoreño que creyó en el sueño salvadoreño', dijo.

El show, que aparenta ser una entrevista, consiste en las preguntas simples de un entrevistador, José Calderón, mejor conocido en la farándula salvadoreña por servir de modelo en algunos programas de la Telecorporación Salvadoreña. O, quizá más, por ser el hermano de otro modelo, Billy, un joven y atlético moreno que corre sin camisa, junto a un odontólogo amigo, casi todos los mediosdías, por la avenida Jerusalén y el Paseo General Escalón. Por hacer eso, correr sin camisa, Billy alguna vez dijo a la sección Fama de La Prensa Gráfica que ganaba un buen salario, más los patrocinios de algunas marcas deportivas. Al programa Ahora, de Canal 21, los atletas dijeron que corrían sin camisas porque se les irritaban las tetillas.

Pero regresemos al nuevo formato de “reflexiones”. José Calderón, empleado de Saca, locutor de la radio Súper Estrella, simula una entrevista de perfil a Saca el candidato.

'Queremos conocer un poco más de la vida de nuestro querido Tony Saca. Hay preguntas que de repente pasan desapercibida a la hora que alguien llega a ser presidente de El Salvador. A veces sabemos poco de la vida personal de nuestro expresidente y futuro presidente de El Salvador. Tony: ¿queremos saber cómo fue su niñez, cómo fue la vida en el colegio?'.

Saca, después de esas preguntas simples, se echó un discurso de éxito. El éxito de su vida. De un niño inquieto de “Shulton City”, cómo él dijo, a un joven que se convirtió por azares del destino en locutor radial, a dueño de una radio, a locutor deportivo, a presidente de la ANEP, a dueño de Grupo Samix, a presidente del país, a expresidente, a candidato que aunque lo disimula, lo que fue a hacer aquella mañana fue –lo diremos como ellos, con sutilezas legales: a fomentar la participación de los jóvenes en el libre ejercicio del sufragio-. Nunca, para nada, a pedir el voto antes de tiempo. Eso, en este país, es ilegal.

“Los jóvenes jugamos un papel importante en el país. Tenemos la oportunidad de votar el próximo año; y es importante empadronarnos antes del 2 de agosto”, dijo José Calderón, antes de terminar el show y dar paso a las preguntas del público. Y es aquí cuando el cara a cara con Tony Saca se puso interesante.

Una chica de 18 años le preguntó que cómo haría, de llegar a la presidencia, “de nuevo”, para conseguir que los jóvenes se puedan desarrollar al terminar sus estudios. Y Saca, para salvarse, dijo que creará alianzas con la empresa privada para generar plazas de empleo. Habló de una tarjeta que se llamara “CrediJoven” para financiar a jóvenes emprendedores, prometió aumentar el presupuesto de la “universidad nacional”, aumentar las becas presidenciales… Hoy, cuando Saca promete algo, es como si las palabras que salen de su boca desdoblaran la realidad, convirtiendo el espacio y el tiempo en una copia exacta de El Salvador de 2003, ese país que necesitaba todo lo que prometió en esa época… y que ahora promete de nuevo.

Saca y la chica coincidieron que el problema con los jóvenes es que al salir de su bachillerato o de una carrera universitaria no encuentran empleo. Según Saca, el problema es que el gobierno no es una fábrica de empleos, y que el país no da las oportunidades para que se creen nuevas empresas con nuevas plazas. Tuvo suerte que ninguno de los jóvenes sabía, o quizá no recordaron, que en su gobierno algunas dependencias del Ejecutivo, como el Centro Nacional de Registros, daban empleo a activistas o familiares de funcionarios y exfuncionarios del partido Arena.

Luego otra chica le preguntó cómo haría para resolver los problemas que hay en el sistema de salud, que llevan a los adultos a quejarse, siempre, de la mala atención en el Instituto Salvadoreño del Seguro Social o en los hospitales públicos. Y Saca respondió que la salud era prioridad, que le apostaría a la salud… Tuvo suerte, que quizá ninguno de estos jóvenes sabía que durante su gestión se desvanecieron millones de dólares para la construcción de hospitales, aunque los hospitales nunca se construyeron. Por esa desaparición, hasta su ministro, Guillermo Maza, fue enjuiciado, aunque hace poco fue absuelto de los cargos, no así algunos de sus mandos medios, que continúan con procesos judiciales abiertos.

'La gente siempre se queja, siempre se va a quejar y uno no puede hacer nada… solo escuchar e intentar corregir los errores', dijo Saca.

Y bueno, la pregunta estelar de la mañana la hizo un joven de las primeras filas. Un moreno y rellenito joven que usaba lentes. Se paró sin miedo, tomó el micrófono y le soltó una pregunta que provocó una bulla, esa bulla que hacen los jóvenes para decir que entre una y otra persona se ha planteado un desafío:  “¡Uhhhh!”.

'Ya que en su último mandato el plan mano dura y súper mano dura han fallado, si le fuera posible ser presidente de nuevo, ¿cómo haría para contrarrestar a las pandillas, ya que han mutado en formas más peligrosas que antes, con la extorsión y cosas así?', desafió el joven. Saca se tardó un par de segundos antes de responder.

En su gestión, el expresidente lanzó el plan Súper Mano Dura, la versión legal del inconstitucional Mano Dura de Francisco Flores. La mejor expresión del plan, tildado de represivo por organismos de derechos humanos, consistía en la utilización de la fuerza represiva policial para capturar, en redadas masivas, a miles de jóvenes, presuntos pandilleros todos.  En definitiva, el Plan Súper Mano Dura, lo único que hizo fue empeorar el balance de seguridad.

Saca cerró su gestión en 2009, año que registró 4 mil 365 homicidios, el más sangriento de la última década, con un promedio diario de 12 homicidios. La tasa de homicidios por cada 100 mil habitantes se elevó de 55 a 71, es decir siete veces el nivel que la Organización Mundial para la Salud (OMS) considera epidemia (más de 10 por 100 mil). 

Para junio de 2004, cuando terminó el gobierno de Francisco Flores, El Salvador registraba un promedio de 7.4 homicidios al día. Al terminar el quinquenio Saca, el promedio ya superaba los 10 diarios. Para 2005, el país ya era el más violento del continente.

El estudiante que le hizo la pregunta algo sabía, y Saca no pudo negarlo. Para salvarse, prometió que lanzaría pronto un nuevo plan, “integral de cinco puntos y cuatro componentes”. Un misterio que, según dejó entrever, se alejará de la tregua entre las pandillas negociada junto al gobierno de Mauricio Funes.

'Mi plan de seguridad no es solo hablar de tregua. La seguridad no es solo hablar de tregua', dijo. 

El acto terminó, con estudiantes que aplaudían, y otros que ya estaban desesperados por la hora y veinte minutos que estuvieron reunidos frente a Saca. A la salida, algunos lo buscaron para una foto de recuerdo. “No todos los días viene un expresidente a nuestras instalaciones”, había advertido la directora académica, Marta de Medrano, que también posó junto a Saca.

Al finalizar el acto, apresurado, renuente a hablar con los medios, llegó Guillermo Gallegos, el diputado de Gana, mejor conocido por ser líder del primer grupo de areneros disidentes; por sus viajes a España en misiones oficiales; por ser amigo del desaparecido Adolfo “Chele” Tórrez y del exdiputado pecenista Roberto Silva Pereira; preso este último en Estados Unidos, acusado en El Salvador por lavado de dinero y condenado en Guatemala – en ausencia- por planificar el asesinato de tres diputados de Arena al Parlamento Centroamericano. Gallegos y Saca prestaron un salón y se reunieron en privado durante un buen rato, mientras los estudiantes de bachillerato se quedaron disfrutando un merecido recreo.






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