Es difícil imaginarse al presidente hondureño, Juan Orlando Hernández, caminando por la calle o mezclándose con la gente sin estar rodeado por un ejército, literalmente. El expresidente Manuel Zelaya, en cambio, es un experto en ello. Desde las elecciones de noviembre pasado, en las que el Tribunal Supremo Electoral declaró vencedor al presidente Hernández sobre el candidato de la Alianza, Salvador Nasralla, después de una sospechosa caída del sistema, Manuel Zelaya ha estado caminando junto a los manifestantes. Los militares lo han golpeado, le han arrojado gases lacrimógenos, lo han empujado, y Zelaya parece no inmutarse. Sigue, con su discurso popular y populista, pero de izquierda, opuesto al populismo de derecha que el presidente Hernández parece monopolizar.
Honduras atraviesa hoy su peor crisis política desde el golpe de Estado de 2009, cuando Manuel Zelaya Rosales fue sacado de su casa en la madrugada por militares hondureños y enviado en un avión a Costa Rica.
Ahora Zelaya es protagonista de una nueva crisis, provocada por la cuestionada reelección del presidente Hernández, al que la Alianza Opositora a la Dictadura, que él lidera, acusa de fraude.
Zelaya admite que el presidente Hernández cuenta con el apoyo de Estados Unidos y del Ejército, pero la Alianza, dice, cuenta con el pueblo. Un pueblo que ciertamente está muy molesto por la concentración de poder y la manipulación institucional de Juan Orlando Hernández, que hoy controla los tres poderes del Estado.
A este país dividido, y aparentemente ingobernable que es hoy Honduras, una misión de la ONU ha llegado esta semana para explorar la creación de un equipo mediador, que permita a las partes (Juan Orlando Hernández y la oposición encabezada por Zelaya), alcanzar acuerdos que les permitan seguir conviviendo en el sistema político nacional. Pero Zelaya dice que ningún diálogo será posible si no es vinculante y si no tiene por objeto convocar a nuevas elecciones o a un referendo. Mientras tanto, dice, ellos llaman al pueblo a una insurrección pacífica.
Además de oponerse al actual gobernante, Mel Zelaya ha tenido también que ir enmendando las planas de su candidato, Salvador Nasralla, un “outsider” que toma decisiones espontáneas de las que luego tiene que retractarse. Si Nasralla, el candidato, es un outsider, Zelaya es un viejo zorro de la política.
Denunciaron un fraude y se pusieron de tarea evitar que el presidente tomara posesión de un segundo periodo. Hoy que Juan Orlando Hernández ya tomó posesión, ¿qué sigue para ustedes?
Estamos ante la comisión de varios crímenes o delitos: el primero es la usurpación del poder popular, que es el principio de la democracia. El segundo es la negación a la búsqueda de la verdad que sería determinar quién ganó las elecciones. Para nosotros, y para la gente que ha hecho las evaluaciones del proceso, las elecciones las ganó la alianza de oposición contra la dictadura encabezada por Salvador Nasralla. El tercero es imponer la juramentación de alguien que la misma OEA dice que no hay ninguna certeza de que haya ganado las elecciones. Y hay un cuarto: ya llevamos más de 42 personas asesinadas posfraude electoral y más de cien detenidas por protestar. Hay un pueblo que está en la calle exigiendo justicia.
Estaba en la calle, acompañado por sus liderazgos. ¿Qué plan tienen ahora que Hernández ya tomó posesión?
El pueblo va a seguir en la calle. Siguen las manifestaciones no violentas y seguiremos en forma permanente el tiempo que sea necesario sin ninguna otra condición que la implantación de un sistema democrático en el país.
¿Y su objetivo ha cambiado?
El objetivo general no, porque es un sistema democrático con un Estado de Derecho. Cambian las metas y las tácticas de la lucha política, pero la estrategia y la lucha sigue siendo la misma.
Se lo pregunto de otra manera: ¿Su objetivo ahora es prepararse para ganar las elecciones dentro de cuatro años o su objetivo es que Juan Orlando Hernández no termine su segundo periodo?
El objetivo es la transformación del país. Ahora, tal vez usted me pregunta cuál es nuestra actividad. Pues para cumplir nuestro objetivo necesitamos ganar las elecciones. Ganamos las elecciones en 2013 con Xiomara (de Zelaya, su esposa) y ganamos las elecciones en 2017 con Salvador Nasralla y ellos no entregan el poder. ¿Entonces ahora cuál es el plan? Organizarnos para ganar las elecciones y tomar el poder, pero la orden del día es defender el resultado electoral del 26 de noviembre. Aunque haya un presidente no lo reconocemos y no respetamos su autoridad.
Perdone, pero no puedo evitar reaccionar a su aseveración de que ganaron las elecciones en 2013 con Xiomara de Zelaya. Salvador Nasralla está en desacuerdo con usted: él asegura que él ganó esas elecciones, cuando era candidato por el Partido Anticorrupción. En este cúmulo de autoproclamaciones de triunfo a algunos nos cuesta entender qué está pasando, porque todos se declaran ganadores en todas las elecciones…
Bueno, al menos en los números que reconoció el Estado, le dio en 2013 un millón 150 mil votos a JOH. 900 mil votos a Xiomara y 450 mil a Salvador Nasralla. Demostramos que en 3000 urnas había un fraude electoral, pero el estado no lo aceptó. Tenemos seguridad porque tenemos las actas de las 16 mil mesas de las elecciones de 2013 y de las 18 mil mesas de estas.
Ya que mencionamos a Nasralla, en esta nueva etapa él dijo que la Alianza se deshacía y luego se retractó porque él sigue en actividades de la Alianza.
Hicimos una plática después de esas declaraciones y él regresó.
¿Lo que usted llama 'la orden del día' es para su partido Libre, para la Alianza o para quién?
La Alianza se mantiene. No eternamente, porque es una sumatoria de partidos sin que ninguno pierda su identidad. Es una Alianza coyuntural para luchar por unas elecciones y un proceso de transformación nacional que está vigente. Mientras no se cumpla este mandato de defender el proceso electoral, y no haya una salida a la crisis, la Alianza está vigente.
Así como usted lo plantea, Salvador Nasralla es indispensable para la Alianza porque él es el presunto ganador…
En la orden del día sí, claro que es indispensable. Él es el personaje que ganó las elecciones.
¿Y esta orden del día tiene fecha de vencimiento?
No tiene fecha, pero no es eterna porque lógicamente... Defender el triunfo de la Alianza del 26 de noviembre es un concepto eterno. Eso no cambia. Lo vamos a defender siempre. Ahora, la construcción de la Alianza no es eterna.
¿Hasta dónde tiene sentido la construcción de esa alianza?
Eso dependerá de los partidos que la integramos.
Déjeme ver si lo logro preguntándole de otra forma: Se llama Alianza de Oposición a la Dictadura. Su objetivo manifiesto hasta el 26 de noviembre, o mejor dicho hasta la toma de posesión, era evitar, en sus propias palabras, “que el dictador se mantuviera en el poder o se reeligiera”, porque eso era inconstitucional. Eso no lo pudieron evitar.
Se le ganaron las elecciones, pero no entregó el poder.
Ha asumido ya su segundo mandato. Si el objetivo era sacarlo del poder, ¿cuál es ahora el objetivo? ¿Sacarlo del poder?
El objetivo se ganó en materia legal para mí. ¿Pero quién sostiene a Juan Orlando Hernández? Internacionalmente y en forma pública, los Estados Unidos. Y en lo popular, lo sostienen los militares con sus armas, impidiendo que el pueblo tome el poder. Si los militares dejan un solo día de cubrir al presidente, el pueblo toma el poder en todo el país. En un solo día. A él lo sostienen las bayonetas y los gringos.
Vuelvo al punto: si el objetivo era sacar a JOH del poder y él sigue ahí, la Alianza tiene sentido si…
Mientras haya un acuerdo de los partidos políticos. Nosotros somos un partido antidictatorial. Pero la Alianza tiene un acuerdo político suscrito por el PINU y Libre.
Usted dijo hace poco: Vamos a estar listos para las próximas elecciones…
Es que las próximas elecciones pueden ser el otro mes, porque ahora vamos a un proceso de mediación. Y si el proceso de mediación dice 'repitan las elecciones', pues, podemos repetirlas mañana.
¿Y qué le parece a usted ese proceso de mediación?
Nosotros aceptamos un diálogo vinculante y obligatorio. El presidente está pidiendo un diálogo sin condiciones. Eso es un diálogo para hablar de lo que se le ocurra. Nosotros queremos un diálogo que reconstruya el Estado de derecho y que dé una solución dentro del sistema democrático y republicano del país.
¿Quiénes deberían sentarse en esa mesa?
No aceptamos sentarnos en la mesa con el dictador. Los mediadores hablan con ellos y hablan con nosotros, las dos partes que estamos luchando: la Alianza y el gobernante. Esos son los dos sectores que deben tomar decisiones. El mediador puede hablar con quien quiera: con usted, con quien quiera. Pero la gente que tiene que tomar las decisiones son el gobierno que preside el usurpador y nosotros, la Alianza.
¿Dónde quedan actores que uno supone determinantes en el sistema político, como el Partido Liberal?
El Partido Liberal tiene que opinar. Pero las decisiones las va a tomar la Alianza y el gobierno ilegal de Juan Orlando Hernández.
Planteado así, parece que ustedes proponen un diálogo para resolver…
El problema del Estado de derecho. Lo dijo la OEA, que repitamos las elecciones. Nosotros queremos que se nos respete el triunfo. La OEA dijo hagan nuevas elecciones porque no podemos reconocer quién ganó. Solo hacemos eco de un hecho, no es un invento.
Es decir, resolver el Estado de derecho pasa por revisar el resultado electoral…
Es que es lo más importante. Mire, la concepción del derecho surge efectivamente del concepto de que la soberanía corresponde al pueblo. Si eso se viola el Estado de Derecho ya no existe.
Me cuesta mucho imaginar al presidente Hernández, después de todo lo que ha hecho para mantenerse en el poder, admitirle a un mediador que se hagan elecciones el próximo mes.
Ya dijo Ebal Díaz que ellos van a aceptar un diálogo vinculante. Ya lo dijo el gobierno.
¿A quién le gustaría de mediador?
Como su nombre lo dice, el mediador media. Trata de buscar un punto de equilibrio entre las partes. El tema no es quién es el mediador sino si se podrá hacer el diálogo vinculante. Estamos hablando de la posibilidad de que sean tres personas.
¿Y cómo se está decidiendo quiénes son esas tres personas?
Mire, esto es importante. Salvador firmó una carta con Luis Zelaya pidiendo un mediador a Naciones Unidas. Yo no conocía esa carta. Ni siquiera me di cuenta. ¿Pero qué me ha quedado? Apoyarlo. No lo puedo dejar ensartado en ese esquema. Entonces estoy apoyando que sea la ONU la que mande una misión para definir quiénes serán los mediadores. Para mi ese no era el camino porque tengo mis propias ideas sobre ONU y OEA. Pero ya que el candidato la firmó, pues, yo la he aceptado para respetarlo.
Perdone pero creo que es tercera vez que Nasralla hace algo sin que la Alianza lo sepa…
No, mucho más. Muchas más veces. Pero es que Nasralla no es el político tradicional, pues. Él muchas veces da respuestas con respecto a la pregunta. No es su posición, pero usted sabe, en política la prensa recoge taxativamente lo que usted dice. Salvador es un outsider. La gente lo ha aceptado así.
La pregunta es cómo lidia usted con esos eventos
Cuando hay declaraciones así, hablamos y volvemos a construir la cosa. Es un outsider, no es un político tradicional.
¿No le ha sugerido tener esa conversación antes y no después?
Sí, pero así son las cosas. Él firmó aquel compromiso con la OEA. Yo no me di cuenta. Cuando vio su error retiró su firma. Ahora firmó con la ONU. Ahora yo hice al revés: en vez de pedirle que retire la firma fui a apoyarlo.
El presidente Hernández en su discurso de toma de posesión los acusó a ustedes de ser los generadores de la violencia en las calles.
Nosotros somos un partido pacífico. No usamos armas ni actos de sabotaje ni terrorismo. Utilizamos las garantías que nos da la constitución. La Constitución autoriza al pueblo hondureño, cuando hay usurpación de sus poderes, al uso de la fuerza. Dice que el pueblo tiene derecho a la insurrección, que es la sublevación violenta del pueblo contra el Estado. Nosotros estamos autorizados a usar la fuerza, sin embargo no la usamos. Lo único que hacemos es una insurrección no violenta. La violencia la está utilizando el Estado contra nosotros.
Lo que es innegable es que hay actos vandálicos, choques, destrucción de propiedad…
Esos son actos delincuenciales. Eso no son actos políticos. En el marco de las protestas incluso hemos descubierto a gente infiltrada, que los mandan a hacer actos vandálicos para criminalizar las protestas.
Yo estuve en el INFOP cuando usted llegó a llamar a los manifestantes a que derribaran la puerta del lugar donde se custodiaban las urnas, en noviembre. ¿Usted no cree que actos o declaraciones suyas o de Nasralla han estimulado violencia?
La Constitución lo permite. Nosotros estamos declarando al pueblo en insurrección total. Eso no es un delito.
¿Y quién decide si se dan o no las condiciones para ese apartado de la Constitución?
El pueblo. El pueblo es el soberano, no el gobierno ni los militares. Si Juan Orlando dice que ganó, retémoslo. Hagamos un referendo revocatorio mañana. Que vuelva a convocar a elecciones con un referendo revocatorio. En una consulta popular, que el pueblo diga si ganó. El pueblo es el soberano. No es la Corte ni el Congreso.
Me parece, por los últimos hallazgos de la Maccih, por las declaraciones de narcotraficantes en Nueva York, lo de Berta Cáceres… que el problema en Honduras no es uno o el otro político, sino un sistema...
El sistema está podrido. El sistema es corrupto. El sistema capitalista en sí mismo, que privilegia el dinero por sobre todas las cosas, corrompe a la sociedad. Los jóvenes que no tienen salud ni empleo les provoca ser delincuentes. El Estado es el violento.
¿Cómo se transforma eso?
Tenemos un planteamiento sobre eso, que implica una nueva constitución. Vamos a calificar la pobreza como un delito del Estado. Favorecer solo a ciertos sectores sin tomar en cuenta a las grandes mayorías es una crueldad. Nosotros planteamos refundar el Estado.
¿Bajo qué sistema, si el capitalismo le parece corrupto?
No. El capitalismo es una acción económica. El sistema es democrático, donde el pueblo es el soberano. Republicano, donde el que gobierna, el que administra no hace leyes y el que administra no aplica la justicia. Ese es el sistema que queremos reconstruir. La empresa privada es el motor de la economía, pero una empresa privada sin monopolios, sin oligopolios. Sin que exprima y explote a la sociedad. Esa es la empresa privada a la que aspiramos.
Cuando usted dice que el capitalismo es corrupto, tal vez son este tipo de declaraciones las que asustan mucho a la embajada que manda en este país…
Si ellos apoyan la corrupción sí se asustan. Si no, no. Lo que Juan Pablo Segundo llamó el capitalismo salvaje es aquel que oprime y excluye. No queremos eso. Creemos en la competencia, en la inversión, en el libre mercado y en el desarrollo, pero en ninguno de estos países hay esto.
¿Y por qué cree que Estados Unidos apoya a un régimen que según usted es contrario a estos principios?
Porque tienen un acuerdo y consideran que en este caso un régimen duro, como el que tiene JOH, le favorece a sus transnacionales y a sus ejercicios militares y le tienen miedo a un planteamiento honesto como el de Salvador, que dice que se acabó la movida. Si usted le dice a todos esos grandes capitales que viven de la especulación que se acabó la movida, se preocupan.
¿No cree que para Estados Unido habría sido más fácil reconocer el triunfo de Salvador Nasralla si usted no hubiera estado en la foto a lado de él?
Es que si yo no hubiera estado en la foto no hubiera ganado tampoco la Alianza. Era parte de un complemento. Él jaló a la derecha y yo jalé a la izquierda. Si yo no hubiera estado en la foto desde el principio… la alianza era una iniciativa de nosotros. Nosotros le cedimos la candidatura.
Nasralla me dijo que hay que replantearse la Alianza porque nunca se plantearon qué hacer si les robaban la elección. Me sorprendió porque llevan meses hablando de un fraude.
Él tal vez confió en Estados Unidos y confió en la OEA. Yo desde el principio le dije que ese no era el camino. Hace poco me dijo que yo tenía toda la razón. Él ahora entiende. Yo sí tenía un planteamiento, él creía que lo iban a poner desde Washington, pero Washington está con JOH.
¿Usted en algún momento de verdad creyó que se podía revertir la proclamación de Juan Orlando Hernández?
Mire, con Xiomara ganamos en las urnas, pero perdimos en las actas. Con Salvador ganamos en las actas, pero perdimos en el Tribunal, en el conteo del sistema. Sí revertimos el fraude, pero no pudimos bajar del poder a este señor. Para eso nos vamos a preparar.
¿Y por qué cree que no pudieron?
Porque no usamos la violencia.
¿Y a eso se refiere cuando dice que se van a preparar para la próxima?
Insurrección no violenta. Ese es un sistema de lucha. No es violenta, pero es insurrección.
¿Y eso no lo intentaron esta vez?
Lo intenté yo, pero algunos asesores de Salvador se opusieron a eso. No podemos tampoco estar luchando contra quienes tienen un rifle y están preparados para eso. Nosotros nos preparamos para ganar elecciones, no para ese tipo de lucha. Ahora estamos en una insurrección no violenta. Antes estábamos en una movilización pacífica. Ahora estamos en una etapa de insurrección.