Dos días después de que el gobierno de Salvador Sánchez Cerén y el partido FMLN le confiaran rescatar el quinquenio tras la debacle de los resultados electorales del 4 marzo, el vicepresidente Óscar Ortiz desistió de su aspiración presidencial para 2019, con un anuncio sorpresivo que reconfigura el escenario para las internas del Frente. El discurso de salida de Ortiz, lejos de despejar el camino, reta la nominación del exministro de Obras Públicas, Gerson Martínez.
Con el anuncio de este 21 de marzo, esta es la segunda vez en 15 años que Ortiz se aparta de la carrera por una nominación como candidato presidencial, aunque en el 2003 sí llegó a participar en unas elecciones internas contra el líder histórico de la izquierda, Schafik Hándal, fallecido en 2006.
“He decidido no participar en las elecciones internas para la candidatura presidencial del año 2019”, dijo Ortiz, en una conferencia de prensa, en el aeropuerto internacional de El Salvador. “Como saben, este servidor había mostrado un interés legítimo para aspirar a esa candidatura presidencial. Hoy quería decirlo porque no podemos estar con un pie acá y el otro allá”, agregó.
El lunes 19, el presidente Salvador Sánchez Cerén entregó a Ortiz el control del gabinete de gobierno y de las políticas económicas y de seguridad, las dos áreas que más preocupan a los salvadoreños según las encuestas. En la práctica, Ortiz asumió como un mariscal que buscará rescatar al gobierno -y por ende al partido- en un año en el que la campaña no oficial por las presidenciales ya ha arrancado, y en el que el FMLN necesita un giro de timón lo suficientemente convincente para superar el trauma que supuso el retroceso de 15 años en su número de votos en los comicios del 4 de marzo.
Contrario a lo que se esperaba, y que su nombramiento como principal responsable de las políticas públicas del gobierno lo reforzara en la competencia interna que se celebrará en abril, contra el ex ministro de Obras Públicas, Ortiz anuncia que se aparta de esa contienda. El vicepresidente atribuye su decisión a las responsabilidades que le ha dado Sánchez Cerén. “Aceptar el cargo como secretario técnico va a demandar tiempo completo”, dijo.
Ortiz es, ahora mismo, una suerte de primer ministro salvadoreño: jefe del gabinete económico, coordinador del área de seguridad, y con voz de mando sobre el gabinete social, como él mismo lo reveló. “Ya me reuní con los ministros de Educación y Salud para establecer cuál será la nueva dinámica”, dijo Ortiz. En un discurso, Ortiz prometió mejorar la calidad de los servicios y garantizó que revisará 'el sistema de subsidios para mejorar la economía familiar este año', además de las tarifas de agua y energía 'en corto plazo'.
Hace solo dos meses, el 15 de enero, Ortiz emplazaba al FMLN, cuya máxima dirigencia había ungido a Gerson Martínez como un candidato único para la presidencia en 2019. En medio del cambio de postura, ocurrió el desastre electoral del FMLN y el empoderamiento de Ortiz en el Órgano Ejecutivo.
Esta no es la primera vez que Ortiz se hace a un lado en medio de una nominación presidencial del FMLN. En 2003, él encabezaba un movimiento reformista en el FMLN y participó en unas reñidas elecciones internas contra Shafick Hándal, líder histórico y figura de culto del partido. Fue la última vez que se tuvo noticias de reformistas o elecciones internas competidas en el FMLN. Esas elecciones se zanjaron así: Ortiz y la cúpula se reunieron en privado en el hotel Holiday Inn. Mientras duró la reunión, bases de militantes de ambos grupos cantaban consignas a favor de sus candidatos en el lobby del hotel. Al filo de la medianoche del 27 de julio, Ortiz salió de la reunión y reconoció que había perdido la candidatura presidencial por unos mil votos. El partido anunció la misma versión. Sin embargo, muchos entendieron ese desenlace como un pacto.
Al año siguiente de perder la carrera por la presidencia, Ortiz buscó dirigir al FMLN, pero perdió el cargo de secretario general contra Medardo González, el líder del FMLN que lo llevó dos veces a la presidencia, pero que este 4 de marzo también llevó al partido al peor resultado electoral de su historia democrática. Ahora, por el tono de sus declaraciones, Ortiz parece buscar el mismo camino. “Estoy convencido que el FMLN tienen que haber profundos cambios”, dijo el vicepresidente. “Hemos recibido la señal de los electores y hemos comenzado este gran viraje como gobierno nacional. Quiero decirle a mi partido -el FMLN- que es importante también captar estas señales de la manera más abierta”. Para Ortiz, la primera gran muestra de esta apertura debe suceder de inmediato: en la construcción de la fórmula presidencial del FMLN, que se decide este abril.
Ortiz esbozó un perfil de cómo debe ser esa candidatura que remonte en un año la gran derrota que sufrió el FMLN el 4 de marzo pasado. Sus palabras ponen en aprietos la unción que la cúpula del partido le había dado al exministro Gerson Martínez, en un escenario en el que esa misma cúpula que lo ha ungido es la que ha llevado al partido a la derrota.
“La construcción de esa fórmula tiene que ser pensando en (...) una izquierda abierta, cada vez más moderna, que conecte cada vez más con la aspiración y los sentimientos de los jóvenes, capaz de dejar viejos paradigmas por nuevos paradigmas”, dijo Ortiz. El vicepresidente aboga por una izquierda “que mantenga sus principios y sus valores sin perder la capacidad de flexibilizar” y dijo que era imperativo “refrescarse y renovarse”.
Por un momento, las palabras de Ortiz parecen guiñarle el ojo a Nayib Bukele, el alcalde saliente de San Salvador, posicionado en las encuestas como el más popular del país. Aunque el FMLN lo expulsó en octubre de 2017, dirigentes del FMLN como José Luis Merino ya han coqueteado con la posibilidad de una reconciliación. 'No sentimos que Nayib Bukele sea nuestro enemigo', dijo Merino en la entrevista Focos del canal 33, el 11 de marzo. 'Creo que hay que discutir. Nosotros creemos que es importantísimo que todas las fuerzas políticas, entendamos que es importante profundizar y fortalecer la democracia, nos juntemos', dijo Merino.
Sin embargo, Ortiz también lanzó un mensaje contra la retórica antipartidos en la que se ha encumbrado Bukele, aprovechando la información que producen las principales encuestas sobre el hartazgo contra los partidos tradicionales. Una información que además fue confirmada en las urnas. 'El mensaje del electorado está claro y lo hemos asumido con mucha humildad', dijo Ortiz.
'Necesitamos una izquierda fuerte. Una derecha fuerte. Partidos políticos fuertes para seguir mejorando y perfeccionando nuestra democracia en los próximos años', dijo Ortiz. 'Pero necesitamos partidos más abiertos, capaces de conectarse de mejor manera con los ciudadanos, partidos de avanzada, que interpreten los nuevos tiempos', puntualizó.