En la helada sala de declaraciones de la Audiencia Nacional, en Madrid, hay ahora mismo una docena de personas que esperan la llegada de uno de los hombres más poderosos del Ejército y del Gobierno en los últimos años de la guerra civil salvadoreña. El juez Manuel García Castellón, titular del juzgado Central de Instrucción Número Seis, ha convocado para este día, lunes 4 de diciembre de 2017, a una audiencia en la que se prevé que el exviceministro de Seguridad Pública, coronel Inocente Orlando Montano Morales, rinda una declaración indagatoria por el asesinato de seis padres jesuitas, una adolescente y su madre, en noviembre de 1989, en San Salvador. Es la primera vez que uno de los miembros del Alto Mando del Ejército más cuestionados, en informes desclasificados del gobierno de Estados Unidos, por las violaciones a los derechos humanos cometidos durante la guerra habla ante un juez.
Abogados querellantes y fiscales esperan a Montano, sentados en las sillas para el público. Ahí está Almudena Bernabéu, abogada española del bufete Guernica 37 que, en 2010, cuando dirigía la organización CJA, entabló una demanda en la Audiencia Nacional para que se investigara el caso jesuitas. También la acompaña Manuel Ollé, abogado de la querella y director de la Asociación Pro-Derechos Humanos de España. Ambos, junto a la fiscal española Teresa Sandoval, también presente en la sala, han pujado durante casi ocho años para que el caso jesuitas avance en tierra española, en aprovecho del principio de jurisdicción universal de su legislación. El proceso da a Montano la oportunidad de que brinde –o no- una declaración indagatoria. Él ha decidido declarar pero solo ante preguntas de su abogado, el español Antonio Alberca, que ha representado los intereses de los militares salvadoreños en el caso desde 2011.
Hace cinco días que el coronel Montano está en España, extraditado desde Estados Unidos, pero en su primera comparecencia ante el juez el defensor Alberca pidió suspender todo para poder estudiar todas las actuaciones en el expediente. Ahora que ha decidido hablar, Montano intentará negar el poder que él acumuló hacia los años finales de la guerra por su cargo de viceministro de Seguridad Pública y por pertenecer a la generación más grande, poderosa y corrupta de la Fuerza Armada.
Cuando el exviceministro de Seguridad entra a la sala, vestido con un abrigo de tela jeans, se produce un silencio profundo. Dos policías nacionales lo van empujando sobre su silla de ruedas. No puede moverse mucho, tiene una desviación de disco. Lejos están aquellos años cuando, con sus compañeros de armas de La Tandona, dirigió la Fuerza Armada. Montano fue viceministro de Seguridad Pública, dirigió la Policía Nacional, la Policía de Hacienda y la Guardia Nacional, entre 1989 y 1992. Según, un informe que la fiscalía hizo suyo para extraditar a España a Montano, el coronel y las unidades que dirigió en su historial militar cometieron 65 ejecuciones extrajudiciales, 51 desapariciones y más de 500 torturas.
Coronel Inocente Orlando Montano (M): Gracias
Juez Manuel García Castellón (J): Buenos días. Va usted a prestar declaración solamente a su abogado, según me han manifestado. ¿Es así?
Montano (M): Así es.
J: De acuerdo. Pues si no hay nada que decir por parte de los letrados o del Ministerio Fiscal, al respecto… Muy bien. Pues señor letrado, con la mayor precisión posible, por favor.
Abogado de la defensa (A): Muy bien. Señor Montano, don Inocente Orlando. Vamos a ver, en 1989…
J: Es que rebota…
A: Entonces me alejo, ¿verdad? Así… En 1989, ¿cuál era su cargo en el Gobierno de El Salvador?
M: Viceministro de Seguridad Pública.
A: ¿En qué año fue nombrado y por quién?
M: En el 1989, en junio del 89, por el señor Presidente de la República.
A: El presidente Cristiani, ¿también nombró al ministro?
M: Sí, al ministro y al viceministro de Defensa también.
A: ¿Y al jefe del Estado Mayor?
M: Y al jefe del Estado Mayor.
A: ¿Se obligó al señor Cristiani a nombrarles a usted y a los demás miembros del Gobierno y del Ejército?
M: No, él… fue su voluntad pues nombrarnos.
A: ¿Y quién nombró al señor Cristiani como Jefe de la República?
M: El Pueblo, la ciudadanía votó a través de elecciones democráticas.
A: Y, anteriormente, ¿había otro Presidente también elegido democráticamente?
M: Sí, el Presidente Duarte, Napoleón Duarte.
A: Así que El Salvador era un régimen democrático, gobernado por civiles.
M: Sí, por civiles.
A: Bien. ¿Cuáles eran las funciones del Viceministro de Seguridad Pública, las de usted? ¿Cuáles eran?
M: Mis funciones eran, más que todo, la administración de todo lo que era la seguridad pública. A mí me tocaba comandar, digamos, administrativamente, la Policía Nacional, la Guardia Nacional, la Policía de Hacienda o Policía del Tesoro, y la Policía de Aduana.
A: Pero usted, ¿tenía dirección directa sobre esas personas? ¿Operativa?
M: No, cada uno de esos cuerpos tiene su propio director, y yo solamente, pues, les daba el apoyo administrativo, digamos.
A: Operativamente, cada director ¿de quién dependía?
M: Depende, más que todo, del Estado Mayor… la parte operativa. La parte administrativa dependían de mí.
A: ¿Usted podía dar órdenes operativas a algún miembro de la seguridad pública o del ejército?
M: Podía hacer, pero no era mi facultad, digamos, directa. Para eso estaba el Jefe del Estado Mayor y estaban los directores de cada cuerpo.
A: ¿Quién nombraba a los directores de cada cuerpo?
M: El Estado Mayor.
J: Señor letrado, perdóneme, muy bien su interrogatorio, no tengo nada que decir, pero realmente, lo digo por una cuestión de procedimiento, se supone que hoy es la indagatoria. Entonces, no sé si usted lo sabe, pero verdaderamente, el orden sería, le interrumpo…
A: Sí, sí, sí
J: … por lo tanto, le pregunto al señor Montano si usted conoce el auto de procesamiento ¿Lo conoce, letrado?
A: Sí, sí
J: Simplemente, es preguntarle si usted está de acuerdo con lo que ahí se dice o no.
M: No, no estoy de acuerdo.
J: Entonces, al respecto, sobre el paréntesis de la indagatoria, ¿tiene algo que decir en lo que no esté de acuerdo o prefiere seguir ya con su interrogatorio?
A: Bueno, no tengo nada que decir.
J: Decir… bueno, preguntarle sobre el tema de la indagatoria.
A: ¿Sobre la indagatoria? Bueno, no, no, no. Sobre eso no.
J: Entonces, continuamos con el interrogatorio.
A: De acuerdo. Entonces, dependían esos directores, operativamente…
M: …del Estado Mayor.
A: … directores de Seguridad Pública… ¿Podía usted darles órdenes a esos directores para enviarles a hacer un cateo?
M: Podía haberlo… pero normalmente lo hacía el Jefe del Estado Mayor, que es el que tenía a su cargo las operaciones.
A: Vamos a ver, durante la ofensiva de noviembre de 1989, ¿cuáles eran las funciones de las Fuerzas de Seguridad Pública?
M: Bueno, mantener el orden público para proteger… la protección de la ciudadanía, la protección de todo lo nacional también, a través de la Policía de Hacienda, y la parte militar también tenía una unidad de Guardia Nacional que se encargaba, precisamente, del control de las fronteras, de puertos y fronteras.
A: ¿Se dedicaba durante la ofensiva, o incluso en situación normal, a combatir a la guerrilla, la Seguridad Pública?
M: No, no, no (Montano ríe, suavemente). Eso era responsabilidad del Ejército.
A: ¿Y usted podía dar órdenes operativas de cualquier tipo a algún miembro del Ejército?
M: Podía haberlo hecho, pero no tenía por qué hacerlo. Para eso ellos tenían también sus comandantes, ¿no?
A: ¿Formaba usted parte del Estado Mayor?
M: No, era parte del Gobierno.
A: ¿Quién compone el Estado Mayor?
M: El Estado Mayor lo compone el Jefe del Estado Mayor, el Subjefe, los Jefes de conjunto –Conjunto 1, personal; Conjunto 2, inteligencia; Conjunto 3, operaciones; Conjunto 4, logística; y Conjunto 5, operaciones psicológicas y relaciones con la comunidad—.
A: ¿Y el Ministro de Defensa y los Viceministros componen el Estado Mayor, entonces?
M: No, el Estado Mayor es una cosa distinta e independiente. Es la parte operativa, prácticamente, de las Fuerzas Armadas.
Montano pertenecía al Alto Mando, conformado en ese entonces el Presidente Alfredo Félix Cristiani; el Ministro de la Defensa, Rafael Humberto Larios; los dos Viceministros –el de Defensa, Juan Orlando Zepeda, y el de Seguridad Pública, Montano— y el Jefe del Estado Mayor, René Emilio Ponce. Según la Comisión de la Verdad, el 15 de noviembre de 1989, oficiales del Alto Mando y del Estado Mayor se reunieron en las oficinas del Ministerio de Defensa para planificar el asesinato del rector de la UCA, Ignacio Ellacuría. En lo que parece un intento para desentenderse de cualquier responsabilidad, Montano insiste en que el Alto Mando y el Estado Mayor Conjunto eran instancias separadas la una de la otra.
A: ¿Y usted, y los viceministros y el ministro formaban parte del Gabinete Presidencial?
M: Sí, del Gabinete, exactamente.
A: El Jefe del Estado Mayor, ¿tenía que pedir alguna autorización al ministro o al viceministro de Defensa para alguna acción operativa?
M: Podía hacerlo, porque el comandante directo del Estado Mayor es el ministro…
A: Entonces es el ministro…
M: …y luego el Presidente, que es el máximo…
A: Como no formaba parte… ¿estaba usted presente en las reuniones del Estado Mayor?
M: Algunas veces, no todo el tiempo. Este… en este caso… mencionaron, digamos, en el enjuciamiento que se me ha hecho, de que estuve presente en varias reuniones ahí, y es mentira porque yo solamente asistí a una reunión, que fue la del final del día, en la cual estuvo el señor Presidente.
A: Ahora iremos a eso. ¿La oficina de usted donde estaba ubicada?
M: Está en el Ministerio de la Defensa.
A: Es decir, en un lugar distinto que las del Estado Mayor.
M: Sí. El Estado Mayor y el Ministerio son dos organismos independientes, y están casi a la par de las instalaciones, pero no son las mismas.
A: ¿Formaba usted parte del Alto Mando?
M: Sí.
A: ¿Y quien es el Alto Mando? ¿Cuáles son sus funciones? ¿Y quién lo compone?
M: El Alto Mando lo constituye el Presidente, como Comandante General de la Fuerza Armada, el Ministro de la Defensa, los dos Viceministros –el de Defensa y el de Seguridad Pública— y el Jefe del Estado Mayor. Esos componen el Alto Mando. La función, pues, de este conjunto de personas es, prácticamente, comandar todo lo que es la institución armada.
A: Pero, ¿asesorar o cómo es eso?
M: Asesorar, más que todo, al Presidente, en el concepto de la Seguridad Pública o de la Defensa Nacional.
A: ¿Quién era el responsable máximo del Ejército en la República de El Salvador en aquel momento?
M: El Comandante General, el Presidente.
A: ¿Y es el que podía tomar en último momento las decisiones?
M: Sí, en el último momento.
A: ¿El Alto Mando era el que le asesoraba para que tomase las decisiones, en todo caso?
M: Sí, hace recomendaciones uno, desde el punto de vista militar o desde el punto de vista de la Seguridad Pública.
A: ¿En la República de El Salvador, el Ejército en aquel momento, tomaba las decisiones por consenso o en atención a la cadena de mando, o era un grupo que se reunía y tomaba una decisión?
M: Por la cadena de mando. Nunca se ha hecho por consenso (Montano ríe suavemente). No es el tipo de mando, pues… tenía que ser por cadena de mando.
A: ¿Se le consultaba a usted para tomar alguna decisión operativa del Ejército, siendo usted Viceministro?
M: No.
A: ¿Tenía usted alguna competencia sobre medios de comunicación, como Radio Cuscatlán?
M: No, yo no tuve nada que ver con la Radio Cuscatlán. Este… en el enjuiciamiento aparece ahí como que yo dirigía esa radio, y no, eso es función del Conjunto 5 del Estado Mayor, no depende del Viceministerio de Seguridad Pública.
El defensor pregunta a Montano sobre la jerarquía que existía en el medio de comunicación que tenían las Fuerzas Armadas en aquel entonces, la Radio Cuscatlán. Desde esta emisora, según el informe de la Comisión de la Verdad, se emitieron amenazas de muerte contra los sacerdotes jesuitas, especialmente contra Ellacuría, los días previos a su muerte, en el marco de la ofensiva. Montano se limita a responder que la radio no era una entidad que a él le tocara supervisar. Luego el interrogatorio intenta profundizar en lo ocurrido el día de la ofensiva “Hasta el tope” del FMLN, en noviembre de 1989.
A: ¿El Conjunto 5 es el de operaciones psicológicas?
M: Exacto.
A: ¿Dirigía, en noviembre del 89, el Conjunto 5, don Carlos Armando Salvador Avilés Buitrago?
M: Sí, él era.
A: Existía, además, un Comité de Prensa en las Fuerzas Armadas, ¿no? En el ejército, ¿no?
M: ¿Cómo?
A: Si existía en el Ejército, si recuerda si existía un Comité de Prensa de las Fuerzas Armadas.
M: Sí, así es.
A: ¿Dependía de usted ese Comité?
M: No.
A: Bien. Durante la ofensiva de noviembre del 89, ¿recuerda usted que se hubiesen emitido amenazas, insultos graves contra la Compañía de Jesús o el Padre Ellacuría, o la Universidad?
M: No, en ningún momento.
A: Bien, bien. ¿Estuvo usted en los estudios de radio durante los días previos al 16 de noviembre del 89? ¿Estuvo usted en Radio Cuscatlán?
M: Nunca.
A: ¿Nos puede definir usted cuál era la situación de El Salvador entre el 11 y el 16 de noviembre de 1989? ¿Qué era? ¿Una ofensiva? ¿Qué era lo que había pasado?
M: Entre el primero y el 15 de noviembre de 1989, las Fuerzas Armadas y el FMLN, la organización esta insurrectiva que estaba en ese momento amenazando la seguridad del país, se habían puesto de acuerdo, pues, en celebrar un acuerdo de paz, en el cual el padre Ellacuría era uno de los elementos intermediadores de esa conexión entre ambas partes, pues. Ambas partes supuestamente estábamos de acuerdo en firmar la paz. Claro, cada quién ponía sus condiciones y dentro de las condiciones que había puesto el FMLN al Gobierno era de que desapareciera la Fuerza Armada, cosa que el Presidente dijo que no se podía (Montano ríe suavemente), porque era la seguridad del Estado y del país. También querían que desapareciera La Tandona. La Tandona es la treinticincoava promoción de la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios, a la que yo pertenecía, y un grupo de compañeros que éramos un total en esa época como 30, ya habían fallecido… No, ¡36 estábamos! Habían fallecido ya 10 de esa promoción. Entonces, de esos 36, algunos llegamos a conformar el Alto Mando y otros pues fueron comandantes de unidades superiores, pero eso no es porque nosotros hayamos querido, eh, pasar a eso, sino porque nos tocaba ya como el ascenso normal, digamos que, por el tiempo de servicio.
A: Sí, mire pero entre el 11 y el 16 de noviembre ¿qué pasó? ¿Hubo ofensiva de la guerrilla?
M: La guerrilla montó una operación grandísima. Digamos que sorprendió no solamente al Gobierno sino a mismo pueblo también, porque se tomaron los guerrilleros la vivienda y hogares de muchas personas que viven en el contorno de la ciudad capital, en las áreas suburbanas. El problema de que ¿qué se podía hacer para…? Nosotros podríamos haber empleado toda nuestra fuerza, digamos, y haber resuelto el problema. Pero, eso era precisamente lo que buscaba la subversión, este… ponernos en contra de la población civil, entonces, nosotros no mordimos el anzuelo, sino que, este… promovimos una reunión con el Presidente para informarle de cómo estaba la situación y qué es lo que podíamos hacer como institución.
A: Sí, pero eso lo hablamos más adelante. ¿Era la UCA un enclave estratégico, la situación de la universidad?
M: Este… la Universidad Católica es un complejo educativo que está exactamente enfrente de lo que es la colonia militar donde residimos más de 200 familias de jefes y oficiales. Estamos calle de por medio, digamos. Nunca tuvimos ningún problema con la Universidad ni la universidad con nosotros. Este… en esa reunión del 15 informaron al Estado Mayor que había guerrilleros en la Universidad Católica, por lo cual el Jefe del Estado Mayor le ordenó al Jefe del área esa, que tenía la responsabilidad, pues, de seguridad en esa zona… era el director de la Academia Militar. Pero el director de la Academia Militar solamente tenía cadetes, que no podían ser empleados en combate ni… es una unidad de entrenamiento, nada más, entonces, el Comandante de esta escuela, director, pidió al Jefe del Estado Mayor que le diera personal para efectuar un cateo. El Jefe del Estado Mayor le dijo, “mira tú tienes ahí una sección de un batallón de reacción inmediata, el Batallón Atlacatl. Utiliza esa sección” y lo cual, fue eso lo que utilizó él. No mandó cadetes, ni mandó...
A: ¿Se corrió el riesgo de que se pudieran producir ataques desde la Universidad a la colonia?
M: Sí, está a distancia de tiro de piedra.
A: Y ustedes… la colonia donde vivían las familias de los militares, ¿no?
M: Sí.
A: ¿Y estaban ustedes en esos momentos en esas casas?
M: Estábamos en nuestras guarniciones, todos los jefes y oficiales, nadie estaba en sus casas.
A: No podían proteger a la…
M: Estábamos en, este…en estado de sitio en el momento, entonces en ese momento tenemos que estar dentro de los cuarteles, dentro de nuestras oficinas…
A: ¿Tenían miedo de lo que pudiera pasarle a sus familias?
M: No, claro, estaban como le digo, bien cerca de la… En cualquier momento podían haber invadido la Colonia los terroristas y haber producido un gran daño a la población militar.
El abogado ha aludido a importantes comandantes del Ejército que tenían puestos claves durante la ofensiva. René Emilio Ponce, el jefe del Estado Mayor; Juan Rafael Bustillo, comandante de la Fuerza Aérea; Juan Orlando Zepeda, el viceministro de Defensa; y Guilermo Alfredo Benavides, director de la Escuela Militar. El abogado luego pregunta a Montano si participó en otras reuniones a lo largo del 15 de noviembre. El informe de la Comisión de la Verdad establece que a las 6:30 pm, miembros del Estado Mayor y del Alto Mando se reunieron para adoptar medidas frente a la ofensiva. El jefe del Estado Mayor, René Emilio Ponce, “autorizó la eliminación de cabecillas, sindicalistas y reconocidos miembros líderes del FMLN”. Ante preguntas de su abogado, Montano niega haber participado en reuniones con oficiales antes de las 11:00 p.m.
A: Mire, vamos a ver, le voy a preguntar ahora sobre las reuniones del 15 de noviembre del 89, ¿acudió usted a una reunión a las 10 de la mañana en la Escuela Militar con el señor Ponce, Bustillo, Zepeda o Benavides?
M: No.
A: ¿Sobre las 12 horas estuvo usted en una residencia particular situada en Calle la Reforma, número 133?
M: No, tampoco.
A: ¿Sobre las 14 horas en la escuela militar con Bustillo, Larios, Cepeda y Ponce?
M: No, yo no he estado.
A: ¿Entre las 18 y las 22.30 horas?
M: Tampoco.
A: Y ahora, ¿y sobre las 23 horas estuvo en alguna reunión?
M: Ahí sí. Participé yo.
A: ¿En el Ministerio de Defensa fue?
M: En el Ministerio de Defensa.
A: ¿Cómo transcurrió la reunión? ¿Usted llegó? ¿Cómo es eso?
M: Sí, este… el Ministro promovió la reunión para… a nivel de todos los jefes de las unidades que estaban empleadas en la ciudad capital, y nosotros, por supuesto, como viceministros teníamos que acompañarles.
A: Pero porque era del Alto Mando la reunión, ¿no?
M: Exacto.
A: O sea, era consultiva.
M: Sí, era consultiva. Y también, pues, darnos cuenta de qué lo que estaba pasando. Mucha de esa información pues la desconocíamos nosotros porque fue muy rápido esa acción de la subversión en el país. Tres días para tomarse todo lo que era el contorno de la ciudad capital, fue una acción bastante rápida. Pero ya estaba todo planificado desde hacía mucho tiempo.
A: En esa reunión, es decir, ¿llegó usted? ¿Ya estaban allí el Ministro y el Presidente de la República? ¿Se habló en algún momento de los jesuitas o del padre Ellacuría en esa reunión?
M: No, no no. En ningún momento se mencionó a los padres jesuitas en esa reunión. Este… la intención de esa reunión era, precisamente, informarle al Presidente de parte de los comandantes de esas unidades, que tenían a su cargo la seguridad de la ciudad capital, informarle pues de cómo estaba la situación, qué era lo que estaba haciendo la subversión y qué era lo que nosotros podríamos hacer.
A: ¿Tomaron allí algún acuerdo, alguna decisión o…?
M: No, el acuerdo fue este… porque…
A: ¿O tomaba las decisiones el señor Presidente?
M: Nosotros le sugerimos al Presidente que podíamos resolver el problema de una forma rápida, pero si ocupábamos la violencia extrema… ¿va?
A: ¿Cómo se ocupaba…? ¿Qué podían acabar de forma rápida si ocupaban la violencia extrema?
M: Sííííí, rápido… podíamos haber utilizado fuerza aérea, artillería, fuerzas especiales… y eso significaba pues una mortandad grande dentro de la población civil, y eso también era el propósito de la subversión. Bueno, nosotros intuíamos que por eso era que habían promovido ese ataque a la ciudad capital, para provocarnos a nosotros como guardia armada y que nos fuéramos entonces en contra del pueblo.
A: Pero la decisión la tenía que tomar el Presidente en la forma en la que se va a combatir la…
M: Nosotros no podíamos, este… comenzar a disparar, digamos, a lo loco, ¿no? porque…
A: ¿Usted hizo algún comentario, o en algún momento usted recuerda, de ese día o a lo mejor que lo hiciese otro, de que el padre Ellacuría estaba ya de regreso en El Salvador o en la universidad?
M: No, no no.
A: ¿Usted lo sabía?
M: No, no, nunca. Yo no sabía ni que estaba fuera ni que estaba dentro del país.
A: No sé si lo tendrán aquí, pero si no, se lo digo, mire, las cosas que yo le llevé el otro día, es un manuscrito, entre los folios 2727 a 2732, es un manuscrito que ahí se habla como de unas reuniones o de un… no sé, ¿usted ha estado en esas reuniones? ¿Eso es cierto o no?
M: No, es mentira.
A: Además, ¿sabe cuáles el origen de ese documento? ¿Quién lo ha escrito? ¿O es una…?
M: No sé realmente.
A: Mire, además, coinciden las graduaciones que aparecen ahí… que aparecen allí… aparece el general Montano, General Ponce... perdón, coronel Montano, General Ponce. En ese momento, en noviembre de 1989, ¿eran… tenían esa graduación, o no?
M: Sí, éramos coroneles.
A: Eran coroneles, pero no generales... Zepeda no era…
M: No era general, ni Ponce tampoco.
A: En cambio, en ese manuscrito aparecen como generales. Bien, vamos a ver, ¿se tomaban actas de las reuniones del Alto Mando? ¿Usted recuerda que se hubiera tomado algún acta?
M: No, no, no.
A: ¿Había estado usted anteriormente en alguna reunión en que se hubiese discutido o acordado catear la universidad?
M: No, tampoco.
A: ¿Dio usted alguna orden a la Policía de Hacienda, o a alguna otra policía o a algún otro cuerpo de seguridad pública para catear la universidad?
M: No tampoco. Y el saqueo lo celebraron soldados de la unidad de ahí de…
A: De acuerdo. ¿Se puso usted de acuerdo con el coronel Ponce, con el coronel Zepeda, Bustillo o Elena Fuentes para que se matase a Ellacuría o a cualquier otra persona?
M: No.
A: En ese acta… no, perdón, en ese documento autógrafo en el que se habla de un grupo, que toma las decisiones, del que usted formaría parte, en el que llaman a Bustillo ¿no? y le dice Ponce que tiene que matar a Ellacuría. ¿Es eso cierto?
M: Noo (Montano ríe, suavemente)
A: ¿Usted lo ha presenciado o ha estado allí?
M: No, para nada.
A: Oiga, pero el Departamento de Estado de EEUU, ¿le implica a usted en estos hechos o…?
M: ¿Cómo?
A: Si el Departamento de Estado de EEUU… ¿usted tiene conocimiento de si el Departamento de Estado de EEUU le implica en estos hechos o no es así?
M: Sí, todos los días la embajada informaba a la…
A: Bueno, sí, pero no de que usted había formado parte de estas reuniones…
M: No, este… ahí, según el informe de la Verdad, en los comentarios que hace la doctora Clark, me menciona, como que participé en reuniones, una serie de mentiras ahí, las cuales fueron desechadas, hoy que estuve en espera de la extradición, por mi abogado defensor. Y una especialista en investigaciones…
A: Y no constaba que usted que…
M: …consta en más de 1000 páginas que se analizaron durante un mes, que no había ninguna relación de mi persona en ese tipo de…
En este punto del interrogatorio, el abogado Alberca pregunta a Montano sobre las instancias que debían investigar el crimen. La primera entidad que comenzó a indagar fue la Comisión de Honor de la Fuerza Armada, una unidad que tenía como función investigar a los malos elementos del Ejército. La Comisión de la Verdad determinó que fue la Comisión de Honor la que alteró las primeras evidencias de que el Ejército era el responsable del crimen.
A: Bueno, lo aportaremos. Después de los hechos del 15 por la noche o el 16 por la mañana, en donde aparecieron Ellacuría y sus compañeros muertos, y la señora y su hija, ¿usted intervino de alguna forma para investigar u ocultar esos hechos?
M: No, de ninguna forma. Yo participé en el sentido de que para darle más credibilidad a la información que se iba a obtener, pues que solicitaran el apoyo de Scotland Yard, FBI, Policía Montada de Canadá e incluso de España, a quien pedimos apoyo en ese sentido…
A: ¿Pero usted propuso eso?
M: Sí, lo propuse al señor Presidente. Yo no podía hacer ese requerimiento, tenía que hacerlo relaciones exteriores.
A: ¿Quién nombró a la Comisión de Honor?
M: La comisión de honor la nombra el Comandante General pero en base a recomendaciones que él recibe de los diferentes niveles de la Fuerza Armada: oficiales, subalternos, oficiales intermedios, y oficiales superiores.
A: La comisión de honor que investigó en El Salvador a los militares, porque la función era que se investigara a militares que hubieran cometido o no un posible ilícito, ¿no?
M: Sí.
A: Bien, ¿esa comisión que investigó estos hechos estaba nombrada con anterioridad al 16 de noviembre de 1989?
M: Es que esa comisión se nombra cada año, en diciembre, digamos, para comenzar el año en enero, ya debe estar nombrada esa comisión. La Comisión la nombra el Presidente, pero en base a recomendaciones también del mismo Alto Mando, escogen a las personas más adecuadas, pues para… como su propio nombre indica, “de honor”, pues que sean personas que tengan una reconocida capacidad para…
A: ¿Estimó la Comisión de Honor que usted tenía alguna implicación para prestar declaración?
M: Para nada. Ni la Fiscalía General de la república, ni la comisión de honor, ni nadie este…me han convocado a mí para dar declaraciones. Consideraron pues que yo no tenía mayor injerencia en ese momento.
Pese a la lucidez con la que Montano responde al interrogatorio –una lucidez reconocida hasta por los querellantes del caso-, su declaración por momentos llega a ser confusa. En su intento de desafiar el informe de la Comisión de la verdad, parece confundido sobre el documento del que se está hablando. Montano dice, por ejemplo, que el informe de la Comisión se escribió en la UCA, que no está de acuerdo con lo que ahí se dice porque, entre otras cosas, en él se le acusa de haber perpetrado más de mil violaciones a derechos humanos… La Comisión de la Verdad nunca dijo tal cosa de Montano, y el único documento que sí perfila al coronel de esa manera es el informe elaborado por la testigo experta Terry Karl que fue utilizado durante el proceso de extradición. Karl, una profesora de la Universidad de Stanford, es probablemente la académica que más ha estudiado el conflicto salvadoreño. Ella, que ha sido consultada tanto por el gobierno español como el estadounidense sobre los crímenes de guerra en El Salvador, determinó que Montano y las fuerza de seguridad bajo su mando son las responsable de más de mil violaciones a derechos humanos.
Contrario a lo que dice Montano, el informe de la Comisión de la Verdad fue escrito por tres expertos internacionales. Fue una idea que nació el 27 de abril de 1991, como parte de las negociaciones de paz entre la guerrilla y el Gobierno y cuyo nombre, “Comisión de la verdad”, nació de un mutuo acuerdo entre la guerrilla y el Gobierno, contrario lo que ocurrió con otras instancias, como la comisión encargada de investigar y depurar la Fuerza Armada que terminó siendo apodada “Comisión ad hoc” por la alergia que producía en la clase militar su sola pronunciación, según dice el propio informe de la verdad.
A: ¿Le llamó a usted alguna vez la Comisión de la Verdad para contrastar alguna información o para que declarase?
M: No, no
A: Nunca. ¿Quién intervino redactando ese informe? ¿Quién lo redactó realmente?
M: Ese informe lo redactaron en la Universidad Católica. Ahí está la comisión de derechos humanos.
A: ¿Del Doctor Cuéllar?
M: Sí, del Doctor Benjamín Cuéllar y esta doctora Clark [¿Karl?]… formó parte de esa elaboración del documento… y algunos personajes de la misma universidad católica.
Montano ha caído en tres grandes imprecisiones. La primera, cuando dice que el informe de la Comisión de la Verdad se redactó en la UCA. En realidad el informe recopiló testimonios de víctimas en todo El Salvador, y se redactó en Nueva York, por las amenazas de muerte que recibieron los autores: el colombiano Belisario Betancur, el venezolano Reinaldo Figueredo y el estadounidense Thomas Buergenthal. Montano también insinúa (porque no lo dice con su nombre correcto) que quien redactó el informe fue el Instituto de Derechos Humanos de la UCA (Idhuca), una de las organizaciones querellantes del caso, cuyo director era Benjamín Cuéllar. Además, Montano parece insinuar que detrás del informe de la Comisión de la Verdad fue también Terry Karl, profesora de Stanford University que ha sido citada como testigo experta por la Audiencia Nacional en el caso debido a su conocimiento sobre la guerra civil salvadoreña. Lo que sí redactó Karl es un informe que fue usado en Estados Unidos para extraditar a Montano a España.
A: Así que en realidad es un documento de la misma universidad católica…
M: Sí.
A: Que al final firmaron tres presidentes, se los dieron…
M: Sí, se lo pasaron a ellos para que avalaran.
A: Expresidentes, ¿no?
M: No, el expresidente nos leyó ese informe al cual nosotros respondimos de que no podíamos aceptar esas condiciones en que nos ponían. A mí, por ejemplo, me acreditaban 1,111 delitos: robos, secuestros, asesinatos, violaciones a mujeres, una serie de… y todo el listado de compañeros de promoción…
A: Sí, pero no vamos a hablar de eso porque usted no está procesado por esos temas, o en teoría, no se le ha podido… no se le ha podido… entonces no vamos a entrar ahí.
M: (inaudible)
A: Vamos a ver… ¿Y la Comisión americana se puso en contacto con usted alguna vez para alguna información o algo así? La Comisión Interamericana de Derechos…
M: ¿De derechos humanos? No
A: Bien, antes hemos hablado un poco, por encima, de La Tandona. Nos ha dicho que es una generación…
M: Una promoción de la Escuela Militar…
A: ¿Es una institución jerarquizada? ¿Era un grupo? ¿Hay que obedecer a uno que dirige La Tandona? ¿No es una organización?
M: No, no, no…
A: Bien. ¿Controlaba La Tandona el Gobierno o el Ejército en noviembre de 1989?
M: Nunca.
A: ¿Cuándo empieza a ocupar puestos de responsabilidad civil en el Ejército? ¿A la llegada de Cristiani?
M: No, ya con el expresidente Duarte comenzamos a tener mando de las áreas departamentales, comandancias departamentales donde hay cuarteles. Y nosotros pues ya estábamos en el nivel de comandantes.
A: Pero en un lugar intermedio, porque todavía hasta junio no…
M: Estaba… el Alto Mando en esa época lo constituían… digamos, jefes de alto nivel, pero que no eran de esa promoción.
A: Eran de otra promoción.
M: Eran mayores que nosotros.
A: O sea, que entonces, era un poco por edad, coroneles que han ido ascendiendo en el Ejército.
M: Hasta que en el 89 el comando, digamos de…
A: ¿Y por qué son tantos La Tandona? ¿Por qué en vez de ser una tanda son una tandona?
M: Porque normalmente la Escuela Militar producía un número de gente entre 15 y 20 oficiales por año. El pensum de estudios de la Escuela Militar cambió, porque antes aceptaban de tercer curso, que le llamábamos, o noveno grado, pero cuando nosotros entramos, ya había cambiado y solamente se aceptaban bachilleres. Entonces, nosotros entramos en una cantidad bastante grande, porque hubo un año que no hubo ingreso, en el 62 no hubo ingreso, hasta el 63, que entramos nosotros. Entonces, prácticamente ocupamos el espacio de dos promociones, y salimos egresados 46, un número que nunca se había visto en la Escuela Militar, pero todos éramos bachilleres ya, en esa época. ¿Va terminando, verdad?
A: Ya voy terminando, ¿eh? Vamos a ver, ¿a usted le tienen que echar a la fuerza del Gobierno o del ejército cuando terminaron…? Usted, ¿cuándo terminó de estar en el Gobierno?
M: Un poquito antes de cumplir yo mi tiempo de servicio, 30 años de servicio. Yo me retiré en el 93.
A: ¿Usted no hizo ningún acto de resistencia para que no le echaran del ejército?
M: No, para nada. Es que la Fuerza Armada es esencialmente obediente.
El abogado ahora pregunta por una de las facciones dentro de Arena que presionaban al presidente Cristiani para que no firmara la paz con la guerrilla. Esta facción representaba al ala más radical del partido. A este grupo pertenecía Víctor Antonio Cornejo Arango, que había sido mano derecha de Roberto D´Aubuisson, el fundador del partido. De hecho, a él le llamaban “El Maneque”. También fue miembro del grupo quien terminó siendo el compañero de fórmula de Cristiani, el vicepresidente Francisco Merino, devenido en diputado del PCN. La división en la Fuerza Armada era tal que cuando asumió Cristiani el Ejecutivo, una parte de la misma presionaba para que fuera nombrado como ministro de Defensa René Emilio Ponce. La otra facción pujaba para que el comandante de la Fuerza Aérea Rafael Bustillo fuera nombrado en el puesto. Cristiani optó por una tercera carta, Rafael Humberto Larios para no profundizar la división. El expresidente de la República y expresidente de Arena Armando Calderón Sol (ya fallecido) dijo a El Faro que aquella decisión de nombrar a Larios le costó a Cristiani el amotinamiento de la Fuerza Aérea . Cristiani lo negó.
A: O sea que no se rebelaron. Dígame, ¿qué son los Maneques?
M: Los Maneques es un grupo de civiles que se supone que son los que crearon el partido este, Arena, en compañía de un mayor del Ejército en esa época, que era el Mayor d’Aubuisson.
A: ¿Es una organización criminal o terrorista?
M: No, eso son civiles. Un grupo de gente adinerada, digamos, gente que tiene cierto poder económico.
A: ¿Utilizan esvásticas nazis o emblemas parecidos?
M: No.
A: ¿Usted ha pertenecido a este grupo?
M: No.
A: Ya voy terminando. Vamos a ver, ¿por qué dice René Valecillos… por qué hace esas supuestas confesiones achacando que fueron ustedes los que ordenaron los asesinatos?
M: Me imagino, ellos, en primer lugar, tenían este…una responsabilidad del cateo de toda la universidad católica. Y entonces, claro, su salida al problema fue echarle la culpa al Alto Mando. Uno. Y segundo, no sé por qué ellos mencionan como que estuvieron en unas reuniones en las cuales solo participábamos los altos jefes, no había ningún mayor, ningún teniente coronel ni nada.
Hacia el final del interrogatorio, el abogado Alberca pregunta a Montano por uno de sus excompañeros de tanda, René Yusshy Mendoza Vallecillos, subteniente del Batallón Atlacatl. La mención de este excompañero es importante porque Mendoza dejó de estar acusado en la Audiencia Nacional. Los abogados defensores de los militares han asegurado que Mendoza Vallecillos delató a sus compañeros militares a cambio de beneficios procesales.
A: Entonces, no estuvo en ninguna reunión, ninguna, nada.
M: Y mencionó él de que el director de la escuela había salido de una reunión de esas, a informarles a ellos qué era lo que estaba pasando. Eso es falso también. Él inventó una serie de cosas, incluso que yo había tenido una charla con la esposa de él.
A: ¿Conoce usted a su esposa o al padre de ella?
M: No, no los conozco. No los identifico pues, ahorita.
A: Pero ¿usted le ha dicho por qué habrían hecho lo de los jesuitas?
M: Esa fue la declaración que dio Yusshi Mendoza que le había…
A: ¿Pero eso es cierto?
M: No.
A: Pero, ¿conoce usted a su padre?
M: No sé si lo conoceré. Yo en ningún momento le, le… me he conjuntado con ellos.
A: ¿Cuánto tiempo ha estado preso en EE.UU. usted?
M: Permanecí un año y medio por un delito de…
A: Fraude migratorio, ¿no?
M: … de, de… ¿cómo se llama?
A: Fraude migratorio.
M: De fraude inmigratorio. Pero después del fraude migratorio estuve dos años y ocho meses a la espera de la extradición.
A: ¿Cuál es su actual estado de salud?
M: Pues bastante delicado porque yo vengo de padecer una operación de vejiga por un cáncer en 2009 y desde 2009 hasta la fecha, pues…el problema del cáncer se resolvió, pero capturé una bacteria en la sala de operaciones, me contaminé con una bacteria, la cual me da problemas cada tres meses, me dan unas fiebres pero tremendas.
A: ¿Puede valerse actualmente por sí mismo o necesita de…?
M: No puedo. Eso no es tanto producto del problema del cáncer, sino que hace cinco meses yo tuve un desmayo, no sé por qué… iban a pasar la lista de los prisioneros allí en esa cárcel y de pronto me desmayé y pegué en una mesa y me golpeé, pues. Yo desperté en el hospital, y ya con el daño en la columna. A ese problema no le han puesto atención. Ni allá en EEUU, ni aquí, porque hoy que vine les dije que yo tengo problemas de movilidad, no puedo mover los brazos, no puedo mover las piernas, tampoco puedo a consecuencia de eso.
A: Transporta también bolsas de orina y eso, y no puede caminar ¿verdad?
M: Sí, eso.
A: ¿Puede usted huir a algún sitio si lo dejan en libertad?
M: No, no puedo.
A: ¿Tiene usted documentación, el pasaporte, identificación, tarjetas bancarias, dinero, teléfono?
M: Nada.
A: ¿Se comprometería usted a no salir de España a la espera de si hubiese un juicio?
M: Sí.
A: No hay más preguntas.
Terminada la indagatoria, el juez interviene:
J: Tiene usted un problema de espalda por el que no está siendo tratado.
M: Tengo problemas de espalda, en la columna.
J: ¿Es la razón por la cual usted está en silla de ruedas?
M: Tengo un disco desviado que me está presionando un nervio que es el que me tiene…
J: Le pregunto si es lo que le impide levantarse de la silla de ruedas.
M: Sí.
J: Y ese problema dice usted que no está siendo tratado.
M: No, no.
J: ¿No le ha visto ningún médico?
M: No, para nada.
J: Yo le voy a mandar ahora a un médico para que lo vea, y en su caso, si va a seguir usted o no en la cárcel, pero si sigue en la cárcel, que pueda ser atendido. Muy bien. Pues hemos acabado este acto.