Columnas / Política

Apuntes sobre el descaro


Domingo, 2 de diciembre de 2018
Óscar Picardo Joao

I. Ahora resulta que Jorge Hernández, vinculado a gravísimos casos de corrupción y lavado de dinero, y quien estaba en arresto domiciliar, se fue a Estados Unidos para acompañar a un hijo en un tratamiento médico en Michigan. Hernández pasó de presentador de noticias a magnate de las comunicaciones por arte de magia, y ahora goza de una visa especial por un año y tratamiento VIP. Nadie sabe nada, ni fiscales ni jueces ni el vocero de la Embajada. Todo está en “reserva”. ¿No es que Estados Unidos lucha contra la corrupción? Como que la Embajadora nos debe una explicación. Menos mal que existe El Faro…

II. Nuestro sistema judicial está en permanente “reserva”, pero se paga con fondos públicos. A las autoridades no les interesa que se conozcan con transparencia los delitos de cuello blanco, y todo lo esconden en la reserva, un espacio inmoral de nuestro marco legal. Tenemos muchas instancias de transparencia e información pública, pero se utilizan para tapar las diarreas de nuestra clase política. Desde otra perspectiva, según el Diario Oficial Tomo Nº 418, la Corte de Cuentas de la República tiene un presupuesto de US$ 40,899,195. ¿Tanto dinero para qué? Frente a sus auditores pasaron dos expresidentes que han desfalcado más de 600 millones, pero la Corte los dejó ir con un finiquito debajo del brazo. Agreguemos que también entregamos 2,560,580 de dólares para la Secretaría de Participación Ciudadana, Transparencia y Anticorrupción, que no vio pasar ninguna irregularidad en la gestión de Mauricio Funes. ¿Duermen bien? ¿No tienen remordimiento de conciencia?

III. No tuvimos Sala de lo Constitucional por más de cien días debido a los intereses mezquinos partidarios y cuotas de poder y, al final, Importó más el blindaje partidario que la institucionalidad del país. En efecto, los magistrados salientes revelaron el significado de una Sala independiente dedicada a ordenar nuestro sistema político corrupto. Pese a las sentencias controversiales, los “Cuatro Magníficos” permitieron a la sociedad descubrir el valor y aporte de una Sala de lo Constitucional muy distinta a las predecesoras. Ojalá ahora, la nueva Sala, no llegue a diseñar una inconstitucionalidad perversa, tomando en cuenta que se logró una Sala casi a la medida. Pero demos el beneficio de la duda: Ya veremos cuánta independencia y criterio tienen los nuevos magistrados; debemos esperar, pero no podemos pasar por alto algunas primeras declaraciones. ¿Qué no hacían falta baremos o que no se podía medir inteligencia emocional? No sean ridículos, una hoja de vida para el cargo que ostentaban parte de principios muy sencillos: grados académicos de universidades prestigiosas (al menos Master o Doctor), especialidad en Derecho Constitucional, publicaciones que demuestren idoneidad, con solvencia ética y sin filiación a ningún partido.

IV. Por primera vez en la historia política contemporánea un Fiscal General se anima a poner los puntos sobre las íes. Pese a que en su caso estelar (el caso de corrupción contra el expresidente Antonio Saca) decidió pactar con el principal acusado (de hecho, consiguió más años de cárcel para un empleado de Casa Presidencial que para el mismo presidente, cerebro de la corrupción), es innegable que en su gestión emprendió una cruzada sin precedentes. Ha tocado algunas entrañas de la corrupción: exfiscales, expresidentes, empresarios, políticos, como debe ser: todos somos iguales ante la ley. El fiscal llega a la elección con otras deudas en la investigación (como no haberse animado a procesar a los “creadores de la Tregua”; solo a los operadores; o promover débiles acusaciones por las violaciones a los derechos humanos en la PNC); y aunque también llega con errores y exabruptos mediáticos, su gestión ha sido demasiado buena para ser real. Aquellos que se han sentido incómodos seguro querrán cambiarlo. Ahora tenemos una lista larga de candidatos y hay de todo en la viña del señor, desde candidatos de primer nivel hasta impresentables; veamos cómo se negocia esta otra elección.

V. El expresidente Mauricio Funes sigue exiliado en Nicaragua y se considera perseguido político… ¿Pero perseguido por quién, si en El Salvador gobierna la izquierda? Mientras, carga en sus espaldas una acusación por un desfalco de 351 millones de dólares. Si san Óscar Romero era su guía espiritual, si con su lapicero firmó todo con transparencia y la Constitución de la República era su principio y fundamento, ¿por qué pedir exilio? Lamentablemente el peso de este caso lleva en picada las estadísticas del partido; hay mucho por aclarar y rendir cuentas, no debemos olvidar que fue el presidente del cambio.

VI. Casi al final del quinquenio, el Gobierno toma dos decisiones importantes: 1) Abrir relaciones con China –y romper relaciones con Taiwán-; y 2) Cambiarle el nombre al Ministerio de Educación por Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología. Son dos decisiones tan importantes como inoportunas, que le dejan un paquete muy pesado al nuevo gobierno, sin un mapa claro sobre el rumbo de estas disposiciones. La asimetría con el mercado chino es abismal, y ampliar las posibilidades de un Ministerio o visibilizarlo sin recursos no tiene mayor sentido.

VII. La gente se va en caravanas, un fenómeno extraño y desconcertante, pero con cierta lógica: se van hartos de la violencia, la pobreza, de la falta de empleo y oportunidades y del robo descarado de la clase política. Algunos dicen que hay factores geopolíticos interviniendo; que conviene ver esa amenaza… Lo cierto es que la gente se va porque no hay esperanza. Debe ser muy difícil dejar todo y salir a caminar hacia la incertidumbre. Lo más extraño es lo poco que hicieron los gobiernos para detener este drama.

VIII. La campaña política sigue su curso con eslóganes e ideas vacías; los partidos continúan erosionando la confianza de la gente; discursos sin asidero fiscal, debates sin sentido ni propuestas; más de lo mismo. Nadie toca las fibras de los principales problemas que aquejan al país en materia de empleo y seguridad. Ahora las malas de la película son las encuestas. Paradójicamente la campaña no está impactando en los resultados, la gente no les cree, y los partidos agudizan la crisis.

IX. Delegaciones amplias al Vaticano viajaron para la canonización de San Oscar Romero –son muy católicos o peregrinos- y a China –para consolidar inversiones. Decenas de miles de dólares fueron pagados con fondos públicos en esos viajes. En realidad, estar en el gobierno es como estar asociado a una buena agencia de viajes; muchos no se imaginaron todos los destinos que iban a conocer en cinco años.

X. Así las cosas, seguimos navegando al garete, sin rumbo en las encrespadas aguas de la realidad nacional. Mientras los pobres emigran, la campaña fluye, el tráfico cada vez peor y la PAES se mantiene en 5.66… Nada cambia ni mejora al mejor estilo de la indeterminación de Anaximandro o de la inmovilidad de Parménides. Seguimos esperando una visión de país de largo plazo, políticas de Estado y funcionarios con instrucción notoria que no llegan.

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