Antes de realizar esta entrevista, Bertha María Deleón pensó en un lugar seguro para hablar, donde no se sintiera en riesgo. Está convencida de estar siendo perseguida y acosada por el Gobierno. No es la primera vez que se mueve con cautela. Pero hay agravantes. Asegura que en los últimos días ha sufrido seguimientos como parte de una guerra psicológica que viene desde el bukelismo. Lo que vive le recuerda a la época de zozobra cuando litigaba un caso contra Enrique Rais. Deleón defendía para entonces a Claudia Herrera, esposa de un exabogado de Rais, a quien se le levantó una acusación falsa en complicidad del exfiscal Luis Martínez, para favorecer a Rais en los tribunales.
Deleón cree que la diferencia entre antes y ahora es que, de pasarle algo, no hay garantía judicial que le proteja y mucho menos confía en la Fiscalía General de la República, de la que ahora está al frente su exjefe, Rodolfo Delgado, y que fue impuesto el 1 de mayo por la Asamblea Legislativa dominada por el partido de Bukele, Nuevas Ideas. Para ella, el uso de la Fiscalía para perseguir a detractores del Gobierno es una amenaza inminente: “Es difícil tener que decir: ‘Mirá, hijo, puede ser que vengan a tocarnos la puerta y me lleven presa’”. Deleón cree que la situación es complicada para todos en el país, pero doblemente para ella, que ha recibido tanta atención mediática en el último año. De lo que ha podido confirmar, ella tiene notificación de cuatro acusaciones activas en su contra.
Deleón fue candidata a la Asamblea por el partido Nuestro Tiempo en las elecciones de febrero de 2021, pero no obtuvo una curul.
Araujo anunció el domingo 2 de mayo, justo después de que la Asamblea destituyera al exfiscal y nombrara al suyo, que demandaría a Deleón por haber revelado detalles de un proceso con reserva judicial. La demanda de Araujo tiene tintes absurdos. La reserva busca proteger a la víctima, que en el caso del juicio era Deleón, que llevó a Araujo a los tribunales por expresiones de violencia contra ella. La demanda en su contra le valió a Araujo que la Sala de lo Constitucional suspendiera su candidatura en enero de 2021. Los magistrados de esa Sala también fueron removidos sin seguir el proceso normado en la Constitución en la primera sesión plenaria de la Asamblea que Bukele controla desde Casa Presidencial, el pasado 1 de mayo. Así, en solo un fin de semana, Deleón pasó de ser víctima a ser también acusada por Araujo y ante una Fiscalía dirigida por un hombre a quien eligieron los diputados bukelistas.
Deleón fue abogada particular de Bukele al menos durante cuatro años, contando un caso de calumnia en su contra. Ante esa acusación, Bukele negoció una disculpa pública y terminó pagando $50,000 al efemelenista Eugenio Chicas. Cuando Bukele ya era candidato presidencial, Deleón llegó a manifestar públicamente su interés por el Ministerio de Seguridad, cargo que nunca se le otorgó. Ya desde julio de 2019, cuando Bukele tenía un mes en la Presidencia, la abogada manifestaba críticas contra el Gobierno del hombre al que alguna vez apoyó públicamente. Sin embargo, en aquel momento, ella aún consideraba que tenían 'una relación cordial y de respeto' con el presidente.
Fue con el paso de los meses, según Deleón, que Bukele fue cerrándose ante la crítica y adoptando posturas más intolerantes. Para principios de 2020, Araujo ya atacaba abiertamente a Deleón con mensajes denigrantes en redes sociales. “Estoy clara que tanto Nayib (Bukele) como Karim (Bukele, hermano del presidente) son los que están detrás de toda esta podredumbre”, comenta ahora la abogada.
Pero antes de que arreciaran los ataques de Araujo, ella asegura que recibió un ofrecimiento: ser embajadora en cualquier parte del mundo. Según entendió, solo era cuestión de tomar el teléfono y pedir al presidente Bukele que la ubicara como parte del servicio diplomático: “Necesitaban sacarme, darme la embajada y que yo me callara”.
¿Qué cambió en su vida luego del 1 de mayo?
Para mí, el 1 de mayo es un antes y un después en el ejercicio profesional. Yo soy litigante particular desde el 2016, estuve en la Fiscalía, en los juzgados, en la misma Sala de lo Constitucional y creo que esto marca un antes y un después para todos en el país. Ahora, ya se controla desde Presidencia a la Fiscalía y la Sala de lo Constitucional. Lo que hace que nadie tenga garantías judiciales y eso es grave. Realmente es grave y para mí creo que es doblemente grave…
¿Ha recibido amenazas o intimidaciones recientemente?
Sí, he tenido seguimientos. En cuestión de minutos me falsearon la chapa de mi carro, hurtaron la laptop que mi hija usaba para sus clases virtuales. Es parte de esta guerra psicológica, de hacerle sentir inseguro y que ya la he vivido cuando defendía a Claudia Herrera, en el litigio contra Enrique Rais, hacían este tipo de prácticas. Por supuesto que hay miedo. Hay momentos en los que uno se pregunta si se puede seguir aquí o mañana me van a desaparecer y van a decir que los mareros me desaparecieron como es usual, y va a quedar en la impunidad la desaparición como queda el 90 % de las desapariciones. Sin embargo, no soy de evadir. Quiero afrontar esto con dignidad, como toda persona merezco vivir tranquila, segura, trabajar. Eso es todo lo que quiero. Que me siento insegura, sí, que sé que no hay garantías judiciales, también.
¿Habla de que ahora se puede abrir la puerta a la persecución política? ¿Por eso es doblemente grave para usted?
Primero, la Fiscalía siempre ha sido usada con fines políticos, de persecución. Pero creo que, antes, el hecho de que no tuviera control una sola persona en la Sala Constitucional ni de la Fiscalía, daba cierto margen de defensa o balance. Pero, ahora, yo que vengo haciendo crítica al Gobierno, participé como candidata buscando una curul en la Asamblea, obviamente estoy expuesta. Y ya no es algo que solo yo me imagino o es una especulación, es una amenaza real del uso de la Fiscalía a través del fiscal impuesto por Bukele, Rodolfo Delgado. Ya tengo una constancia de la Fiscalía, un documento oficial, fechado 30 de abril, que establece que tengo tres casos penales activos. Es decir, que tengo calidad de imputada en esos casos, más el caso que abrió Walter Araujo la semana pasada, por desobediencia de particulares. Está claro que hay una estrategia de uso de la Fiscalía para atacar a adversarios políticos o a personas opositoras. Es una amenaza para mí y creo que para varios.
Antes de pasar a los otros tres casos, hablemos del proceso contra Walter Araujo. De no haber ocurrido lo que pasó el 1 de mayo, ¿cree que Araujo la habría acusado?
No, él no hubiera aparecido. Él no se caracteriza por jugar limpio, eso es clarísimo y eso es histórico. ¿De dónde viene él? De su participación política en Arena. No es una persona a quien le gusta moverse bajo. Si él no estuviera seguro de que están controlando la Fiscalía, no hubiera puesto esa denuncia. Realmente es un absurdo para cualquier abogado. Él me está acusando de desobediencia de particulares. Dice él que por haber hablado de mi caso, donde yo soy la víctima por expresiones de violencia, y él es el agresor, yo estoy poniéndolo en riesgo o estoy perjudicando sus derechos. Sin embargo, creo que se atreve a hacer este señalamiento... Bueno hasta hizo una conferencia de prensa primero, como parte de esa matonería y de querer demostrar: “bueno, ahora yo controlo. Ahora yo voy a usar la Fiscalía para aplastarte, para callarte, para humillarte”. Eso es típico de él, solo que ahora tiene más poder del que tenía hace un año, y está dispuesto a usarlo en mi contra.
¿Por qué no tiene fundamento la denuncia de Araujo?
No tiene fundamento jurídico, porque, primero, no he roto la reserva; segundo, la reserva es una garantía de la víctima. De acuerdo a la Ley Especial Integral para una Vida Libre de Violencia, lo que se busca es proteger la integridad de la víctima, los datos personales de la víctima, para no ponerla más en riesgo, no busca proteger al agresor.
¿Ha tenido la posibilidad de conocer más detalles sobre el caso?
No, por el momento, no. He presentado ya cuatro escritos, porque son cuatro casos los que me han abierto. He presentado escritos nombrando a mis abogados defensores y pidiendo tener acceso a las denuncias o los avisos que se han puesto, como parte de mi derecho de defensa y espero que no me pongan obstáculos.
¿Cómo tomó las notificaciones de los cuatro casos abiertos en la Fiscalía?
Lo tomo como una amenaza latente del uso del sistema de justicia, para acabarse a alguien que consideran incómodo, que consideran molesto; como una herramienta de venganza política. Nayib, sus allegados, y Walter Araujo se caracterizan por eso: por promover odio, por querer aplastar a sus enemigos. Es una amenaza para mí, me pone en riesgo mi libertad. Creo que después de la vida, el derecho a la libertad de tránsito es fundamental. Es una amenaza sobre mi familia. Soy mamá, tengo dos hijos. Mi hijo de 16 años ya está enterado de esta situación y por supuesto que le trae un daño pensar que puedo ir en algún momento detenida. Es difícil tener que decirle a él: “mirá, hijo, puede ser que vengan a tocarnos la puerta y me vengan a llevar presa”. Es muy duro y no soy la única.
¿Recuerda cuándo identificó que ya no solo se trataba de críticas de seguidores a Bukele, sino de que usted se convertía en un blanco de ataque gubernamental?
Desde que Araujo comenzó, pasaba todo el día atacándome. Eso fue hace más de un año, justo cuando comencé a criticar la estrategia de seguridad del Gobierno. Eso es claro: Araujo hace el trabajo sucio de Bukele, de Karim y de toda esta élite del Gobierno de Bukele.
Hay un divorcio entre usted y Nayib Bukele, imagino que es ese punto de quiebre del que usted me está hablando.
Sí, cuando yo comienzo a criticar públicamente el proceder de Nayib como presidente.
¿Cuándo consideró que había suficientes elementos de prueba para acusar a Walter Araujo?
Decidí denunciarlo porque quería detener esa denigración. Tuve tres clientes que prescindieron de mis servicios debido a este ataque, y justamente son clientes que él mencionó en su cuenta de Twitter al terminar la audiencia inicial. Claro, la gente se siente expuesta. Él comenzó a difundir información falsa sobre mi salida de la Fiscalía. Él dijo que yo había salido de la Fiscalía porque me habían sorprendido teniendo relaciones sexuales con mi jefe. Mi jefe en la Unidad de Crimen Organizado fue Rodolfo Delgado, el actual fiscal, el que ahora tienen de la mano ellos. Mi salida de la Fiscalía fue porque yo conseguí un interinato en la Sala de lo Constitucional y eso yo lo puedo demostrar. Me hicieron tendencia en Twitter como tres días, diciendo que por eso yo había llegado tan alto. Me perjudicó mucho a nivel profesional. Como mujer, es una forma de denigrarte. Digamos que ese era mi principal objetivo: detener la violencia, porque yo también estaba considerando participar como candidata a diputada. Ese ruido, esa falsedad no me iba a hacer bien. En general, era importante reivindicar el derecho a una vida libre de violencia en todos los espacios, incluidas las redes sociales.
¿Cree que esto se trata de Walter Araujo contra Bertha Deleón o es Bukele contra Bertha?
Estoy clara que tanto Nayib como Karim son los que están detrás de toda esta podredumbre. Eso yo lo vi. Cuando yo trabajé en el equipo jurídico era normal ver a Walter Araujo en el despacho de Nayib cuando era alcalde. La conexión Walter-Nayib, Walter-Karim Bukele es natural. Él, desde la campaña, desde antes, está trabajando con ellos y haciendo ese trabajo sucio de atacar a los opositores de Nayib. Lo ruin y lo podrido de Bukele y de Karim, que no pueden sacar ellos en sus redes, lo hacen a través de las manos y la boca de Araujo. Araujo es el reflejo de lo que son los Bukele. De hecho, gente cercana a ellos, cuando Walter comenzó a atacarme, me escribieron y me dijeron: “nosotros no estamos de acuerdo que Araujo te ataque, pero Araujo ya le pidió permiso a Nayib para atacarte y Nayib dijo que estaba vergón, que como vos lo atacabas en redes y cuestionabas su papel como presidente, que estaba vergón que te agarrara de base”. Esas fueron las palabras de la misma gente que trabaja con ellos.
¿Había un objetivo más allá de denigrarla o supo si se quería desviar la atención a través de estos ataques? ¿Esto no se lo comentaron sus contactos?
No, porque la gente tiene miedo. De hecho, no tengo ningún contacto con nadie de ellos. Pero, por eso, yo realmente afirmo que Araujo y Bukele son lo mismo. No sé qué tipo de información tiene en su poder Araujo que lo hace tener tanto poder con ellos. Qué es lo que les sabe. Eso también encaja dentro de la violencia de género de la que estoy siendo víctima, porque hay una desproporción de poder total y eso lo ve usted en todos los aspectos. El otro hecho es tener al presidente de la República de la mano. Y ahora que controla a la Fiscalía con este fiscal impuesto no hay ninguna garantía para mí como víctima.
¿Ya no existe ningún canal de comunicación directa con el presidente?
No hay ningún canal de comunicación, ni quiero que exista. Para mí, Nayib es un corrupto y yo no quiero tener con él ningún trato. Ni considero que yo haya fallado o que yo haga mal en criticarlo. Soy una ciudadana y tengo derecho a expresar lo que pienso.
Con estos ataques de Araujo, ¿tuvo la intención de acercarse de nuevo a Bukele para decirle “sé que estás detrás de esto”?
No. La última vez que hablé con Nayib fue el 9 de febrero, cuando se hizo aquel show tembloroso en la Asamblea. Yo puse tuits bien fuertes criticando esa acción. Bueno, pero él me mandó a Porfirio Chica. Porfirio Chica es también un personaje oscuro que trabaja con Nayib. Me escribió el año pasado, antes de la pandemia. Me dijo que fuéramos por un café. Yo me había reunido por cuestiones de comunicación cuando yo trabajé un par de veces con ellos. Acepté y de entrada me dijo: “yo no estoy de acuerdo con lo que aquellos están haciendo. No estoy de acuerdo con lo que está haciendo Araujo. No soy parte de eso, quiero que sepás. Estoy consciente de que pagaste tu derecho de piso y que vos merecías un puesto en el Gobierno. Yo he hablado con aquel, le he dicho que por qué te dejaron fuera”. Entonces, me dijo: “mirá, todavía hay embajadas disponibles. Y eso es solo que vos tomés el teléfono, le escribás a aquel y nos reunimos en Los Sueños (donde está la casa de Bukele) y vemos qué embajada te pueden dar”. Bueno, yo lo dejé hablar, porque realmente tenía curiosidad de saber qué quería. De entrada, le dije: “Mirá, Porfirio, yo te agradezco que querás ayudarme para que no me sigan atacando, pero yo no tengo carrera diplomática, ni tengo formación diplomática ni interés de ninguna embajada, y lo que me estás ofreciendo es corrupción”. Todavía nos reímos y me dijo que yo era demasiado cerrada y que así era difícil ayudarme. Le dije: “Yo no te he pedido ayuda. Me contactaste y todo. Yo voy a seguir litigando”. Él insistía con que “yo sé que estás cansada, sé que tenés dos hijos. Sé que estás vos sola”. Él también haciéndome ver que tenían información mía. Eso, para mí, también es una amenaza, porque es que no solo me están atacando en las redes, haciéndome leña, sino que andan pendientes de mi entorno, de qué es lo que hago, cómo vivo. Me dijo: “Mirá, pensalo, en una embajada te vas a descansar con tus hijos un tiempo, mientras esto pasa, se les olvida”. Como yo iba a correr a la cancha de la UCA, y a la cancha de la UCA me mandaba drones, me dijo: “Veo que a vos te gusta correr y que te gusta el senderismo. ¿Por qué no nos vamos a hacer senderismo a Barcelona?”. Esa reunión con Porfirio fue lo más nefasto, porque no somos amigos para que me dijera “hagamos senderismo”. Me escribió un par de veces más por Whatsapp, pero yo ya no volví a contestarle. Me pareció de lo más bajero y me pareció que a ellos les importaba mucho la crítica que yo hacía y les dolía.
Y necesitaban sacarla.
Necesitaban sacarme, darme la embajada y que yo me callara.
¿Nunca hablaron de qué embajada?
No, porque yo de inmediato le dije esto. Solo me dijo que habían varias embajadas disponibles. Yo creo que, si no había embajada, lo que querían era mandarme a pasear. Lo que él me quería decir es “nos estorbás, pues, andate”, ja, ja, ja.
Una manera amable de decir “te queremos fuera del juego”.
Sí, porque yo también habría podido decir: “qué bueno, Porfirio quiere ayudarme para que yo tenga mi embajadita y allá esté tranquila”. Eso no tenía nada digno. En mi vida he pensado en eso, en una embajada. Y, obviamente, era un tema de la repartición de puestos a unos para callarlos, a otros de premio, sin andar pensando si esta es capaz o no.
Bueno, usted ha dicho que su interés estaba en seguridad.
Ese era el único interés que yo tenía, porque yo realmente quería un puesto de decisión y para el que yo tengo conocimiento y experiencia. No estaba buscando otro puesto solo porque quiero guardaespaldas y celular, como mucha gente lo ve.
Volviendo un poco atrás, de lo que hablábamos sobre la persecución que se vive desde la Fiscalía, usted misma afirmó en algún momento que Bukele había sufrido persecución fiscal y judicial. ¿Acaso las acusaciones que él vivió y que usted defendió no tenían asidero?
Eso yo lo afirmé en el marco del ciberataque, que realmente lo que habían hecho fue cuentas parodias de esos periódicos y en aquel momento eso no estaba tipificado como delito. Entonces, La Prensa Gráfica había logrado, a través de presiones indebidas, a pesar de que la conducta no era atípica, no era delito, que procesaran a varias personas. De hecho, hubo una persona que estuvo presa seis meses por ese caso. Detuvieron al “payaso sin gracia”, detuvieron a Sofía Medina, que ahora es secretaria de Comunicaciones. En ese marco fue que yo hice ese señalamiento y lo sostengo. Realmente fue el uso de la Fiscalía para fines políticos. Al final, ese caso se cerró. Fue absuelto por atipicidad.
Tengo la curiosidad de saber, entonces, cuál es la diferencia entre lo que estamos viendo ahora con lo que ha solido ser la Fiscalía. Es decir: por años, ha habido una Fiscalía que no ha seguido el debido proceso, señalada de levantar casos, sin prueba alguna. Bueno, usted ha defendido casos de mujeres criminalizadas por partos extrahospitalarios. ¿Qué la hace diferente ahora?
Lo que estamos viviendo ahora no tiene precedentes. Es clarísimo para mí, y en la práctica también, que el presidente controla la institución que decide a quién persigue por un delito y a quién no, y también controla la cabeza del Órgano Judicial. Porque hay que decirlo: la Sala de lo Constitucional es la cabeza del Órgano Judicial. Si pudo destruir sin problema, sin cargo de conciencia, con facilidad, la cabeza del Órgano Judicial, ¿qué queda de lo demás, de la independencia judicial que es una garantía para todo? Esa conexión es maquiavélica, porque a pesar de que existe el caparazón, la estructura del sistema, que todavía estamos en un Estado de derecho, eso es solo un cascarón. Todo lo demás lo controla Bukele, y lo va a usar como él quiera, como ha usado todo en el Estado.
¿Cuáles son los otros tres casos que tiene abiertos en Fiscalía?
El primero es un caso de 2015, que me abrió el juez que ya falleció, Levis Italmir Orellana. Él lo abrió con la finalidad de intimidarnos, de que nosotros, que éramos abogados de organizaciones de sociedad civil, renunciáramos de la querella que teníamos con Francisco Flores. Él dijo que nosotros habíamos filtrado una información, y de hecho el delito es desobediencia de particulares, el mismo que está usando Walter Araujo. Dijo que nosotros habíamos dado el Reporte de Operación Sospechosa a los medios. Obviamente fue mentira, porque ese reporte nunca estuvo en el proceso.
El que filtró Mauricio Funes...
Ajá, el que sacaba Funes. Ese caso todavía está activo. Los otros tres casos los han abierto gente allegada a Bukele, de Nuevas Ideas. Son casos de este año, casualmente. Un caso que abrió Rafael Hernán Cortez Saravia, que es uno de los abogados de Enrique Rais, que es un personaje bastante oscuro, que le pidieron la renuncia de la Fiscalía porque era notario de un narcotraficante de oriente. El otro tiene que ver con un reportaje que sacaron en La Página, que reportaba una supuesta violación en un evento de periodistas de El Faro. Yo representé a esta persona que mencionaban y que estaban revictimizando con falsedades en la Fiscalía. Ahora, ellos me han denunciado por fraude procesal, por coacción y otros delitos totalmente ridículos, porque yo actué en nombre y representación de esta persona, que tiene clave de protección. No puedo dar mayores datos, pero yo actué bajo el ejercicio profesional normal.
Detengámonos en Enrique Rais. La semana pasada vimos que sus abogados dijeron que buscarían demandar a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que fueron destituidos. ¿Qué significa para usted que ellos aparezcan en este preciso momento?
Enrique Rais es uno de los financistas de Nuevas Ideas desde la campaña presidencial. Él, como otros empresarios, muy cuestionados en el país, han hecho lo que siempre han hecho con otros partidos políticos: meterse a financiar para tener su cuota de poder. Ahora va a comenzar a pasar su factura, porque sí, también es otra situación que me pone en riesgo, porque yo en el 2016 representé a Claudia Herrera, que fue esa mujer que criminalizaron injustamente. La saqué, porque estuvo un año presa. Al final, fue absuelta de los cargos, pero estuvo detenida un año. Esto me coloca en una posición de vulnerabilidad, porque Rais, que hasta ahora estaba prófugo, que tenía orden de captura internacional, logra controlar otra vez el sistema, como lo controlaba en la Fiscalía de Luis Martínez. Ya están activos los abogados, están pidiendo que se resuelvan hábeas corpus que tienen en la Sala de lo Constitucional. También es importante decir que están pidiendo que resuelvan una inconstitucionalidad del artículo 23 de la Ley de Intervenciones Telefónicas. El caso corruptela, que Douglas Meléndez dijo que está basado en escuchas telefónicas, la gran estrategia de los abogados de Enrique Rais ha sido invalidar esas escuchas. Por razones de tiempo, ellos dicen que una vez vencidos los seis meses de los archivos de escuchas ya no pueden ser utilizados. Ese litigio estaba pendiente en la Sala de lo Constitucional, que la Sala decidiera si era inconstitucional o no usar más allá de seis meses este material de escuchas. Ahora que controla Nayib la Sala de lo Constitucional está próxima a salir esa resolución y no me extrañaría que sea para favorecer a Enrique Rais, y eso va a impactar en el proceso penal contra Enrique.
¿Qué supo de estas donaciones de Rais a Nuevas Ideas?
De cantidades no sé, pero de que estaba en comunicación con Bukele, sí. Eso sí lo sé. Enrique Rais es muy generoso cuando quiere lograr controlar, y eso lo dicen las investigaciones y las escuchas en el caso de Luis Martínez.
Usted menciona que no es la única en su situación. Así como usted, también Wilson Sandoval, de la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde), que es una voz disidente, que está exigiendo transparencia, fue demandado por la diputada Dania González por expresiones de violencia contra la mujer. Para usted, ¿lo que Dania ha denunciado tiene fundamento basándonos en lo que dice la ley?
Bueno, soy abogada de Wilson... Y por el intercambio de tuits no se determina violencia de género. Si hay desigualdad de poder, la que está arriba es Dania, porque es diputada y Wilson es un ciudadano. No hay misoginia, no hay denigración, no hay burla. Simplemente es un llamado a “mirá, leé la Constitución. Vas a tener consecuencias por lo que estás haciendo”. Lo cual es sentido común. Sin embargo, me parece que ella es de las mujeres que está siendo bastante útil para la estrategia de los Bukele. Ella se está prestando a esto y también está recurriendo a la matonería para usar la Fiscalía contra aquellos que los critiquen.
¿Tiene miedo de personajes como Rodolfo Delgado, Enrique Rais, Walter Araujo o Nayib Bukele?
Son gente que no tienen principios ni escrúpulos. Da miedo y es un riesgo real o, como dicen en derechos, “un peligro inminente”. Es como ser un pececito y estar nadando entre tiburones. Pues sí, da miedo, pero la otra es ¿qué queda? ¿Qué hacemos?