Pocas organizaciones son capaces de paralizar Guatemala sin poner un pie en la capital. Los 48 Cantones de Totonicapán, una autoridad indígena maya k’iche’ y una de las estructuras de gobernanza más antiguas del país, está entre ellas. Cuando los 48 Cantones convocaron a un paro nacional a finales de julio del año pasado para exigir la renuncia del presidente Alejandro Giammattei y de la fiscal general Consuelo Porras, una coalición de autoridades indígenas, asociaciones estudiantiles, colectivos de desarrollo rural y pequeños partidos políticos se les sumaron. Reunieron a miles de manifestantes a lo largo del mapa de Guatemala para cerrar plazas públicas y carreteras en las protestas más grandes desde la primavera chapina de 2015.
Martín Toc, el joven y carismático líder de los 48 Cantones, estuvo en el epicentro de de aquella protesta. Con solo 36 años, cobró fama nacional tras el emotivo discurso con el que dio comienzo al paro. Es gerente de proyectos ambientales, viajó a Japón en 2011 para un intercambio de desarrollo rural con la Universidad Ritsumeikan, y también está cerrando una carrera de mercadotecnia.
En una entrevista con El Faro en su oficina, instalada a la par de la tienda de construcción y el restaurante de su familia en Paxtocá, el cantón rural en el altiplano de Totonicapán, a unos 185 kilómetros de Ciudad de Guatemala, Toc reconoce que está pensando en hacer carrera en la política nacional y no descarta intentar competir en las presidenciales del 2027, después de cumplir los 40 años mínimos por ley para postularse.
En la entrevista aborda también temas de agenda de los principales movimientos y actores indígenas del país, como la creación, a través de una asamblea constituyente, de un Estado plurinacional que establezca un grado de independencia judicial y administrativa para las naciones indígenas en Guatemala. Contrario a la postura de la mayoría de las autoridades ancestrales y asociaciones de campesinos del país, Toc no considera necesaria esa legitimación del Estado.
Han pasado más de cinco meses desde el paro de 2021 y Giammattei y Porras han sobrevivido la tormenta política. Toc descarta la idea de que el paro haya sido un fracaso y argumenta que los 48 Cantones tienen una estrategia de largo plazo que depende de alianzas nacionales. Dice que la coordinación entre las comunidades indígenas de Guatemala, que representan la mitad de la población y abarcan 22 pueblos maya y los pueblos xinca y garífuna, han llegado a un punto de inflexión. “El pueblo se está levantando”, afirma. Desde su punto de vista, la sociedad civil de Guatemala debería enfocarse en promover el cambio político a través de las elecciones del 2023.
Movilizados por sus intereses locales, los 48 Cantones han existido por más de 300 años fuera del marco jurídico de Guatemala, con presencia mínima del Estado. Más de 100 mil habitantes residen en el municipio de Totonicapán, el asiento de un departamento pequeño pero el más densamente poblado fuera de la capital. La autoridad indígena administra el municipio del mismo nombre, incluyendo el sagrado bosque comunal, los ríos, las aguas termales y las calles que se extienden en 260 kilómetros cuadrados, así como obras, registros y cortes municipales.
En octubre de 2012, cuando los 48 Cantones salieron a bloquear la Carretera Panamericana en protesta de un alza en el precio de electricidad, el Ejército mató a seis manifestantes. Ocho soldados y un coronel fueron imputados por los asesinatos extrajudiciales, pero el caso, bautizado con el nombre de la Cumbre de Alaska donde ocurrió, sigue abierto. “Me preocupa que nos estén enseñando que las instituciones del Estado cada día tienen menos relevancia”, dijo Toc. “Nos están enseñando a muchos a irrespetar el estado de derecho, que sí se puede evadir la justicia”.
Por tradición, el liderazgo de los cantones se elige para períodos no remunerados de un año, y se mantiene al margen de la política partidaria, las ideologías dominantes de izquierda y derecha y, regularmente, de conflictos nacionales que no afecten a intereses locales. Cuando llega la hora de defender sus intereses, la organización es un contrapeso político considerable; por décadas ayudó a extinguir propuestas sucesivas para una ley de aguas bajo el argumento de que el Gobierno central arrebataría el poder de suministro de aguas de las manos de las autoridades municipales. No es una coincidencia que Totonicapán sea el único municipio del país que no paga rentas sobre bienes inmuebles.
Desde el paro, Toc se debate entre su rol como una figura pública por su propio mérito y ser cabeza de una organización que exige a sus líderes rechazar protagonismos individuales. El día después del comienzo del paro, los 48 Cantones publicaron un mensaje que negaba que, bajo el liderazgo de Toc, la organización hubiera formado una alianza política con el izquierdista Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), una organización satanizada por el sector empresarial y cuya abanderada, Thelma Cabrera, terminó en cuarto lugar en las elecciones presidenciales del 2019.
Toc ha logrado de momento esquivar esas aversiones. Múltiples fuentes confirman que durante la segunda mitad de 2021 asistió a reuniones privadas con el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF), el mayor y más poderoso consorcio empresarial de Guatemala y que se ha pronunciado en defensa de Giammattei y Porras, para discutir sus diferencias en temas de coyuntura del país. Toc no quiso hacer comentarios al respecto.
El día de Año Nuevo, Toc trasladó la presidencia a su sucesor, un locutor de radio llamado Geovany Rosales. Es temprano para afirmar si el traspaso de liderazgo es para él una pérdida de influencia o una liberación. En un país sin nuevos liderazgos, hay quienes ven en Toc un presidenciable capaz de aglutinar los votos de las comunidades indígenas, la juventud urbana y progresistas de clase media. Y él lo sabe. Dice que escribirá un libro sobre su año como punta de lanza de la organización y no evita referirse al encanto y a los desafíos que suponen liderar un país polarizado en el futuro. “Eso de querer ser presidente de un país no va a ser una tarea de, ‘qué bonito, yo ya soy presidente y tengo el poder absoluto’”, dice. “Eso es solo mentirme a mí mismo”.
Para los 48 Cantones, ¿qué significa ejercer el poder?
Nosotros aprendimos que la verdadera autoridad es la Asamblea de las comunidades y que el pueblo es superior a la ley. La Asamblea Comunal decide abolir o remover cualquier norma para nuestra convivencia comunitaria. Podemos instalar una norma hoy pero mañana la Asamblea la puede revocar. Como dice la palabra, el poder sí es del pueblo.
En la Guatemala que buscan, ¿cómo debería interactuar un gobierno local con instituciones nacionales?
Ha habido respeto donde hasta en el Ministerio Público del Organismo Judicial ha habido una línea tratando de no interferir mucho en nuestras decisiones porque las decisiones que se toman aquí salen de las Asambleas Comunales. Ahora es un desafío más de consolidarnos como autoridades comunitarias. Si el gobierno y las instituciones del Estado nos quieren apoyar, que lo hagan, pero que no sea bajo condiciones. Lo bueno es que en la propia comunidad tenemos nuestros recursos. En la alcaldía de mi comunidad tenemos logros, pero gracias a los recursos de la comunidad.
¿Cuáles han sido algunos de esos proyectos?
Se compró un pozo, un nuevo motobomba de agua, se están haciendo reparaciones de tuberías de agua, algunos mejoramientos de camino, la maquinaria que se usa para limpiar las calles. Hay sectores que están aportando 300 quetzales [alrededor de $40 USD] por persona o familia. No dependemos de algún ente externo que nos sostenga, porque tampoco somos una institución legalizada. Nosotros mismos nos auditamos y nos organizamos dentro de nuestra comunidad. La comunidad está pendiente de que uno les aporte y eso hace a veces que no seamos tan activos constantemente en la incidencia nacional y política. Cuando se logra hacer la cohesión es cuando salimos para las manifestaciones y movilizaciones. Pero nos hace un poco más lentos porque somos una máquina grande.
Dentro de ese consenso, ¿cuáles han sido los asuntos de interés local pero que también tienen alcance nacional?
Nos presionan mucho el tema de los altos costos de la energía eléctrica y el seguro obligatorio para el transporte. O, por ejemplo, la famosa ley de aguas, que no entra. Aunque algunos aspectos de la ley serían beneficiosos, para Toto no. Yo fui electo para ver el desarrollo de mi comunidad. Si uno descuida esa parte, podría correr el riesgo de que la comunidad me diga, ‘no se validó su servicio’. Y ahí sí mi familia me va a decir ‘y nosotros soportando un año sin que tengás ingresos, en que nos sacrificaste, solo para que te lo anulen’. A veces me pongo a pensar en qué hacer para que las cosas sean de beneficio nacional. El problema está en que a veces es un desgaste tan fuerte que uno se cansa y se dedica a su servicio comunitario. No hemos sido muy radicales. Pienso que si fuéramos radicales tal vez tendríamos logros nacionales.
¿Radicales en qué sentido?
Hasta que nos lo den no nos vamos. Por ejemplo el tema de la electricidad, bajarle el costo. O la reforma constitucional que hubo hace años. Ahora la idea es incidir en el tema del presupuesto nacional. Nosotros no somos expertos en materia fiscal pero necesitamos encontrar aliados que sí sean expertos y que tengamos una línea de confianza. Ahí es donde entiendo la importancia de una cohesión real nacional donde nos juntemos y que el que sea experto en cada materia lidere los procesos. Pero mientras, sigamos consolidando nuestros pueblos. Al ir al Ministerio Público o al Congreso, es que todavía creemos. Yo les digo a las autoridades que si no creyéramos en esas instituciones, ni siquiera les hacemos caso en nuestros territorios, punto. Ahí llegamos todavía a tocar la puerta del Ministerio Público, pero ¿si algún día viéramos que no es necesario?
¿Qué cambios harían al presupuesto nacional?
Primero, el punto que nos interesa es el seguro escolar obligatorio. Deberían de eliminarlo. Deberían de enfocar el presupuesto en la vacuna, el tema de la pandemia como un eje de inversión. También la deuda. ¿Cómo es que la deuda interna es más cara que la externa? Hay préstamos que no se han ejecutado pero pagamos los intereses. ¿Por qué obligatoriamente tenemos que aumentar el presupuesto? No está respondiendo a una estrategia nacional. No me dice que el país se esté preparando para exportar mangos, por ejemplo. No me dice que vayan a reinventar la educación por la demanda global. No veo dónde en el presupuesto va a estar la punta estratégica de la infraestructura del país.
¿Hasta qué punto buscan los 48 Cantones la fundación de un Estado plurinacional?
Resulta que ya somos un Estado plurinacional. Yo sé que vamos a debatir con los hermanos que están luchando por el concepto y quizás ellos lo están usando más como una bandera política. Creo que el mensaje es para que cada pueblo, cada individuo se conecte con sus raíces y se sienta cómodo dentro de su comunidad. Si cada comunitario fortalece su comunidad, entonces ya tenemos el Estado plurinacional. Ya cuando nos juntamos, nos juntamos pueblos. No hay de otra. Cuando tú le pides un derecho propio a alguien, en ese momento tú le estás dando tu libertad.
Para ustedes, ¿qué significa el desarrollo?
Lo concebimos desde el beneficio colectivo. Hace que todos vivamos en orden y que nos ayudemos a salir adelante, pero dentro de la colectividad también se respeta la persona individual. La estructura de la comunidad le ofrece seguridad al emprendedor. Por ejemplo, tú caminás aquí y no ves policías. La autoridad comunal brinda la seguridad comunitaria. Para nosotros, ese es el concepto de desarrollo: un espacio donde vos te sintás parte de un sistema. El próximo paso del desarrollo es que las propias comunidades empiecen a generar sus propios recursos: energía, alimentos. Ese es el futuro.
¿Cómo conciben la política partidaria? ¿Hay movimientos actuales con los que se sienten identificados?
Por norma, no debemos identificarnos con partidos políticos. En Paxtocá vivimos en dos sistemas: el sistema propio de nosotros y la libertad individual de que si quiere hacer partido político, que lo haga. Se ha intentado replantear la posibilidad de que 48 se meta en el tema político pero la gente piensa que eso no es sano para nosotros. ¿Qué haga yo el próximo año? Eso ya es Martín Toc. Ya no seré 48 Cantones. Que yo decida emerger en un aspecto político, pues ya es decisión propia. La representación es muy conservadora y por algo los abuelos lo han mantenido así.
¿Se identifican con otros movimientos indígenas del hemisferio?
Lo único que tenemos es una línea de coordinación con autoridades indígenas que nos enseñan cómo han mejorado su desarrollo comunitario. Puede que en un futuro cercano haya reforma. Hay alcaldes que han hecho una mención: ¿por qué 48 no promueve un partido político? Eso es paso a paso. Corremos el riesgo de que si no estamos consolidados no nos vaya bien. El sistema es fuerte para desaparecer las cosas que le inquietan.
¿En qué sentido?
El sistema absorbe o destroza a los líderes cuando aprovechan la coyuntura y se posicionan a ellos mismos. Cuando ya estamos en el sistema, caemos a las prácticas del sistema. Muchos ahora caen en la trampa de hacer campaña pero como lo hace la política convencional, donde solo vivimos de fachada. Si a pesar de que me conozcan como soy, aun así vayan a votar por mí, eso se me hace bien.
Si llegáramos a la presidencia como indígenas, me preocupa que generemos un concepto erróneo y fracasemos cuando estemos en frente. Por eso cuando me dicen a mí por presidente, cuando vamos a los territorios con las autoridades indígenas, ellos están en resistencia. Llegás como presidente y el otro sector aquí habla de desarrollo económico y de que necesitamos un país competitivo que fomente la inversión extranjera. Pero resulta que aquí no queremos eso. ¿Cómo voy a manejar esto si esos dos polos son contrarios? Ahí piensas, eso de querer ser presidente de un país no va a ser una tarea de ‘qué bonito, yo ya soy presidente y tengo el poder absoluto’. Eso es solo mentirme a mí mismo.
¿Quiere usted ser presidente de Guatemala?
En el 2021 siempre me enfoqué en el servicio comunitario. Ya en el asunto político todavía estoy pensándolo bien, si ese es el camino que debo de llevar. Entiendo que la coyuntura, la parte mediática me posicionó y la gente ha generado algunas expectativas en mi persona, pero tengo que realmente pensarlo porque entiendo que eso significa un sacrificio y también recursos, algo que no tengo. Después del servicio ad honorem de un año, uno queda sin recursos y tiene familia. Por eso es importante tomar una decisión real. Si en algún momento yo tomara alguna decisión de participar, el desafío sería la formación del equipo alrededor, de la gente que esté dispuesta a la posibilidad. Estos días a principios de 2022 son una etapa para meditar y pensar en lo que venga para mí después.
A título personal, ¿tiene ideas preliminares de con quién haría alianza?
Por el momento solo estoy en la fase de indagar, conocer quiénes son los movimientos actuales. Lo más importante es ver cómo esa fuerza va aglutinando no solo a partidos políticos, sino a periodistas, empresarios, indígenas. En la construcción del país, la parte política es un eje importante, pero es importante también sumar todos los sectores -también pensar en los científicos, matemáticos, ingenieros, ambientalistas- para diseñar un plataforma de gobierno que responda a las necesidades tanto de la crisis climática que vivimos actualmente como del tema de la globalización. Estamos en una tendencia de un desarrollo económico dónde estamos muy rezagados, pero también empezar desde la base, de la desnutrición y el fortalecimiento de la identidad de los pueblos indígenas. Tenemos una oportunidad histórica de sentirnos libres de sentarnos en la mesa con una identidad propia, pero también sabiendo que somos parte de un país.
¿Cuál es la perspectiva de los 48 Cantones de la lucha contra la corrupción e impunidad?
En los 48 tenemos la consigna de siempre elevar la voz e insistir a lo que debe de ser. En nuestras comunidades nos exigen cuentas y no nos pagan. Entonces como a mí me auditan tanto, ¿qué pasa con el país? Si en la comunidad se logra hacer cosas con los propios recursos de la comunidad, ¿qué más se puede hacer con los recursos del país? Hoy, como vemos lo que está pasando con el pueblo Q’eqchi’, qué triste mandar al Ejército y antimotines. Nos toca levantar cabeza y entrarle con todo por este país que queremos todos. Por más que el liderazgo de 48 tenga el objetivo de no incidir, las fuerzas de la población te obligan a seguir siendo ese ente. Los pueblos se están levantando. Hay una cohesión y no queda de otra que seguir insistiendo.
Respecto a esa lucha contra la impunidad, ¿qué debemos de esperar en el Caso Alaska?
El discurso de los 48 Cantones es que cierren el capítulo. No queremos que nos favorezcan, simplemente que hagan valer la ley. Me preocupa que nos estén enseñando que las instituciones del Estado cada día tienen menos relevancia. Nos están enseñando a muchos a irrespetar el estado de derecho, que sí se puede evadir la justicia. Si el sector más conservador del país no se está percatando, solo puedo decirles que esto como va es muy peligroso para la gobernabilidad. Si se perdiera la gobernabilidad, a ninguno le va a ir bien.
En términos de gobernabilidad, ¿el Gobierno de Biden ha jugado un papel positivo en Guatemala?
Hemos generado una dependencia al acudir a los Estados Unidos. Y si no hacen nada, nos quedamos asustados, nos sentimos muy vulnerados. Lo que haga Estados Unidos lo agradeceremos, pero es responsabilidad de los guatemaltecos sacar adelante a este país. Acordate que no hay vacuna gratis. Les quitaron la visa, sí. Todo es diplomacia. Habría que preguntarles por qué sostienen al gobierno. Tampoco voy a meterme con la superpotencia y no me van a escuchar antiimperialista. Sería bueno que el Gobierno de Estados Unidos nos diga con claridad qué es lo que quieren a cambio: ‘Estamos cuidando las inversiones de la gente de Estados Unidos’. Mi gran deseo es que este país deje de depender de la ayuda externa. Le dije al embajador [Popp]: ojalá un día nosotros podamos ayudar a su país. Como dijo Martin Luther King, sería un gran sueño para mí.