El Salvador / Política

Sánchez Cerén celebra éxitos que su jefe de gabinete no reconoce

“Mi gobierno está cumpliendo sus compromisos con el pueblo”, dijo el mandatario del FMLN este 1 de junio en su última rendición de cuentas. Días después que un informe de la Secretaría Técnica, liderada por el vicepresidente Óscar Ortiz, dijera lo contrario: que los resultados de esta gestión no les permiten afirmar que han cumplido con lo que prometieron.


Viernes, 1 de junio de 2018
Arysbell Arismendi y Sergio Arauz

Serafín Orantes, del PCN, Salvador Sánchez Cerén, Norman Quijano y Armando Pineda, presidente de la Corte Suprema de Justicia. Foto de El Faro, por Víctor Peña.
Serafín Orantes, del PCN, Salvador Sánchez Cerén, Norman Quijano y Armando Pineda, presidente de la Corte Suprema de Justicia. Foto de El Faro, por Víctor Peña.

El presidente Salvador Sánchez Cerén ve éxitos en su gestión allá donde Óscar Ortiz ha visto fallos en metas y logros no alcanzados. Este 1 de junio, el presidente llegó a la Asamblea Legislativa con un discurso en defensa a los logros de su plan quinquenal que no reconoce ningún desacierto y que se desmarca de un informe divulgado el 28 de mayo por la Secretaría Técnica, dirigida por Ortiz, reconvertido por  el partido FMLN en una especie de súper ministro que controla al gabinete de gobierno, las políticas económicas y de seguridad, las dos áreas que más preocupan a los salvadoreños.

72 horas antes del discurso de Sánchez Cerén, la oficina dirigida por Ortiz divulgó un documento que hasta este viernes parecía ser la voz oficial del Gobierno, pero que luego de las palabras del presidente pareciera quedar claro que en Casa Presidencial les cuesta ponerse de acuerdo en el grado de honestidad con el que quieren admitir los fallos de la gestión, una de las más impopulares según las encuestas. 'Los resultados obtenidos a la fecha nos impiden ser concluyentes en afirmar que hemos cumplido de manera plena y absoluta las aspiraciones sobre la apuesta planteada de convertirnos en un país productivo, educado y seguro', reza en la introducción del informe de la Secretaría Técnica dirigida por Ortiz. Pero si esas líneas fueron un acto de contrición, el discurso de este viernes pronunciado por el presidente fue un borrón y cuenta nueva, un acto de amnesia temporal. Sánchez Cerén ha intentado matizar ese mensaje bajo un discurso de promesas que están por cumplirse, de 'desafíos'.

'Tenemos muchos desafíos y tareas pendientes para hacer de El Salvador un país más productivo, educado y seguro, con justicia y paz', dijo el mandatario.

A diferencia de lo que hizo hace tres días Ortiz con su informe, en su discurso de cuarto año, quizá la última rendición de cuentas del FMLN si se toma en cuenta el varapalo que le auguran las encuestas para las elecciones presidenciales de 2019, no hubo espacio para reconocer errores o fallos. Ante los diputados, diplomáticos, el presidente de la Corte Suprema de Justicia -no asistieron los otros cuatro magistrados de la Sala de lo Constitucional- y ministros de su gabinete, el presidente afirmó que su plan de gobierno marcha viento en popa: “Estamos cumpliendo con los objetivos y metas del Plan Quinquenal de Desarrollo ‘El Salvador Productivo, Educado y Seguro’”.

El mandatario mantuvo un discurso vencedor. “Mi gobierno llega hoy a su cuarto año de intenso trabajo con la satisfacción de haber cumplido el postulado primordial de nuestra Constitución: poner a la persona humana como el origen y fin de la actividad del Estado”. Dijo que gracias a ese principio, El Salvador avanza fortaleciendo su democracia, la justicia, el crecimiento económico con equidad, la seguridad jurídica y el bienestar de las familias.

Arena nunca lo aplaudió. Su bancada y el tren ejecutivo sí lo hicieron, pero no en todo. Cuando dijo que lograron reducir la inseguridad en los 50 municipios priorizados, aplaudieron. Cuando dijo que entre 2009 y 2017 habían reducido la pobreza en 10 puntos, también lo hicieron, aunque esta y otras aseveraciones hayan sido dudosas o falsas, según las mismas estadísticas del Gobierno.  Cuando dijo que habían creado el primer centro nacional de radioterapia y el primer módulo del seguro social en San Miguel, lo volvieron a hacer. También cuando dijo que su gobierno había logrado prestar atención a todos los salvadoreños que están bajo la protección del TPS en Estados Unidos; un programa que ha sido suspendido por la administración de Donald Trump, pero cuya finalización fue matizada por Cancillería.

Los aplausos se detuvieron cuando el presidente dijo una frase desafortunada, cuando celebró y agradeció el “trabajo valiente y con pleno respeto a los derechos humanos” que la Policía Nacional Civil y las Fuerzas Armadas habían realizado en la prevención y disminución de la criminalidad. No podían. Que la Policía y la Fuerza Armada trabajan con pleno respeto a los derechos humanos es una falsedad que no puede aplaudirse. Esta frase incluso ha sido catalogada como 'preocupante' por un organismos de derechos humanos no gubernamental y un procurador adjunto de derechos humanos.

Se le olvidó al presidente que su gobierno ha estado en tela de juicio, y ha sido cuestionado hasta por la comunidad internacional por los abusos, denuncias por violaciones a los derechos humanos y ejecuciones sumarias realizadas por agentes de estos cuerpos de seguridad. 'Las condiciones espantosas que he presenciado no pueden explicarse solamente por consideraciones de seguridad. Esto me lleva a la conclusión de que su principal finalidad es la deshumanización de los detenidos. Dichas medidas ilegales deben cesar inmediatamente', sostuvo la relatora de la ONU para ejecuciones extrajudiciales, Agnes Callamard, en su visita de febrero. Y ella solo se refería a las condiciones inhumanas en las cárceles del país. Sobre las ejecuciones extrajudiciales, Callamard dijo que hay 'patrones de comportamiento' en la PNC que deben erradicarse. 

Los presentes tampoco lo respaldaron con aplausos cuando calificó la reforma de pensiones como una de las mejores decisiones que habían tomado durante los diálogos que sostuvieron con diferentes actores nacionales. “Este esfuerzo permanente nos ha permitido tomar las mejores decisiones para el progreso del pueblo salvadoreño. La reforma de pensiones es uno de los frutos de esa política, aunque sabemos que todavía falta mejorar este sistema previsional”. De la lista de logros, en este último fue otro en el que una falla es planteada como un desafío: 'todavía falta mejorar'. El presidente omitió señalar que la reforma de pensiones dejó como ganadores a las AFP, aseguradoras y gobierno. No a los cotizantes. Los trabajadores resultaron como los perdedores de la jornada, porque de ahorrar 10.8% en sus cuentas de ahorro individual van a pasar a ahorrar el 8.1% de su salario mes a mes, aunque en el decreto el gobierno se compromete a complementar.

Contrario al discurso sin parches del presidente, el informe de la secretaría técnica señala que de las 44 metas que el gobierno se propuso en los cinco años de gobierno, se ha logrado avanzar un 77%. Según esta unidad del órgano ejecutivo, habría 34 metas con un comportamiento positivo y sostenibles, y otras diez con un desempeño insuficiente. “Se han sentado las bases estratégicas del cambio”, se han reducido a decir en el documento. Por el contrario, Sánchez Cerén dijo: “Mi gobierno está cumpliendo sus compromisos con el pueblo”.

El presidente también ignoró que, según datos de la propia secretaría técnica, no han logrado disminuir la tasa de desempleo juvenil en un 10% o incrementar el presupuesto para turismo a un 6.6% del PIB; que tampoco han logrado incluir a cerca de 500 mil jóvenes y adultos a través de modalidades flexibles al sistema educativo. Eso está en el informe de la Secretaría, pero el mandatario lo omitió. Ni el presidente ni el vicepresidente señalaron, por ejemplo, que desde que llegaron al poder no han llevado el presupuesto de educación a la meta del 6.6% del PIB. Se ha mantenido con una variación incluso a la baja: de 3.5% del PIB en 2014 al 3.2% en 2017.

Después de una lista de logros y logros, respaldados con carteles en las curules de la bancada roja, fue que el gobierno hizo mención de las diferencias respecto a las administraciones de Arena. “Después de 20 años de gobiernos neoliberales, iniciamos en el 2009 un cambio en la gestión de la economía nacional. Rompimos con el uso patrimonial del Estado, frenamos el avance de las privatizaciones y mantenemos una posición firme en resguardo de los recursos del pueblo salvadoreño. Protegemos la economía familiar con un crecimiento económico inclusivo; diversificamos la matriz productiva con mayores niveles de competitividad”. Todas las anteriores, son frases cuestionables. 

Sánchez Cerén habló de su principal adversario, Arena, apenas con el apelativo de 'neoliberales'. Un discurso tibio contra su eterno rival, contra quien el Frente descargó baterías antes de las elecciones municipales y legislativas de marzo pasado, acusándolo de dinamitar el diálogo y obstaculizar el trabajo del gobierno con la negación de votos para empréstitos. Ahora no es tiempo de enfrentarse de esa manera a este adversario, quizá una decisión a tono con la realidad parlamentaria. Por primera vez en sus cuatro años de gestión, este 1 de junio -antes de pronunciar su discurso- el presidente ocupó la silla del centro de la junta directiva acompañado a la derecha por el PCN y a la izquierda por Arena. Tras los resultados electorales de marzo, la derecha ha vuelto a conquistar la mayoría de los escaños en el Salón Azul. Antes de este cierre de cuarto año, Sánchez Cerén llegaba a sentarse en medio de la exdiputada y expresidenta de la Asamblea, Lorena Peña; y del diputado y líder de Gana, Guillermo Gallegos, el partido aliado de este gobierno. 

Sánchez Cerén dijo la frase que más se acerca a un reconocimiento cuando se refirió a los resultados electorales. “Nos debemos al pueblo y aceptamos el mensaje expresado en las pasadas elecciones, por lo que decidimos acelerar nuestro trabajo para dar respuesta inmediata y efectiva a las demandas de la ciudadanía”. Inmediatamente a las 13 palabras, el presidente anunció las nuevas promesas y las frases esperanzadoras para enfrentarse a 2019. Dijo que ejecutarán de manera “intensiva” el plan 10 que pusieron en marcha después de la derrota del 4M y que se enfoca en diferentes áreas económicas y sociales. Un plan liderado por Ortiz y que busca lograr en un año lo que no se ha podido hacer en cuatro. 

“Avancemos con optimismo, alegría y confianza, continuemos construyendo El Salvador donde todos podamos vivir en paz y con  dignidad. Sigamos creando futuro”. Así terminó un discurso de Sánchez Cerén después de la peor derrota electoral en la historia de su partido y a nueve meses de celebrar elecciones presidenciales con Arena y el exefemelista Nayib Bukele como favoritos. Los aplausos finales vinieron de su bancada y la de Gana (menos el diputado Numan Salgado, que no asistió; y Guillermo Gallegos, que está en un viaje personal a España). En el PCN, el diputado Reynaldo Cardoza se levantó y aplaudió.

El presidente salió del Salón Azul escoltado por su gabinete y la bancada. Se tomaron una foto juntos afuera del palacio y abandonaron las instalaciones. La jefa de fracción del FMLN, Nidia Díaz, interrumpió a los periodistas que intentaban preguntarle a Sánchez Cerén por qué su discurso fue diferente al discurso de su vicepresidente. '¡Qué viva el presidente!', gritaba Díaz.

Mientras el gabinete se dispersaba, El Faro alcanzó a Óscar Ortiz. '¿Por qué el discurso del presidente no coincide con el informe de la Secretaría Técnica que usted dirige?', se le consultó. El vicepresidente guardó silencio. Sus guardaespaldas bloquearon el paso, su encargada de comunicaciones abordó a los periodistas y les pidió las preguntas dirigidas al vicepresidente, mientras este aprovechó para escabuirse, a toda velocidad, hacia su camioneta, dejando incluso atrás a su esposa.

A diferencia de los dos últimos años, en las calles aledañas al centro de gobierno no había ni simpatizantes ni empleados de gobierno movilizados para simular una fiesta; esta vez no hubo mitín ni fiesta del buen vivir. La Diagonal Universitaria estaba vacía. Salvador Sánchez Cerén, que podría ser el último presidente en el Ejecutivo por el FMLN, dio su última rendición de cuentas sin el acompañamiento de sus fieles.

*Con reportes de María Luz Nóchez y Nelson Rauda. 

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